Lo dice hablando no de una verdad cualquiera, sino de la verdad
personal, mi verdad trascendental.
Al encuentro con esa verdad, Polo lo llama enamoramiento. Que no es
sentimental, sino íntimo.
Platón habla del amor como "deseo" de engendrar en la
belleza. Ese "deseo" apunta más bien a una motivación, a una idea que
mueve.
Aquí estamos en otro contexto. Estamos en el contexto del desvelamiento
de mi co-ser, siempre más. Enamorarse lleva consigo la aparición de actos de
homenaje a la verdad encontrada, y sólo a ella. Actos que antes no se podían
ejercer o expresar de ninguna manera.
No se trata de un "sujeto" aislado que conoce "verdades"
o motivos para su realización. Es un encuentro entre el Creador y su hijo.
Es la novedad de la libertad creada, filiación, que busca y encuentra
el sentido de su vida: cantarle a su Creador.
Esta novedad toma cuerpo, o se manifiesta, en nuestra vida, arrancando
enteramente de la inspiración que el encuentro trascendental provoca.
Lo que da sentido a mi vida es el desvelamiento de mi ser. La verdad
personal es el contexto en el que me enamoraré, siempre más.
Para saber más leer: Polo, "La verdad como inspiración", en La persona humana y
su crecimiento, pp. 197-206
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1 comentario:
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Lo que se desata es el canto.
Piensen, por ejemplo, que se honra a la esposa cantándole.
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