Je rarquía
¿Qué debemos tener en cuenta al inicio del
estudio de la jerarquía?
Al empezar a estudiar la jerarquía nos
servirá tener en cuenta lo siguiente:
Una jerarquía está formada por miembros
escalonados.
Pues bien, “el miembro inferior sirve al
superior y el superior favorece al inferior”.
Esta distinción nos ayuda a comprender que
en una jerarquía los dos miembros son igualmente importantes y necesarios.
No
se trata de ser más o de ser menos, sino de servirse los unos a los otros.
Un ejemplo para abrir boca: ¿La mujer es superior
al hombre según el aceptar? Sí. Pero quizá el hombre es superior a la mujer
según el dar.
Aunque los dos acepten y den, hay una doble jerarquía, que nos hace
complementarios. El hombre solo (o la mujer) es un absurdo.
¿Quién es el superior?, el que sirve. (Dicho de otra manera, el que está
más cerca de Dios).
Otra idea a tener en cuenta: Todas las dimensiones del hombre son duales.
La persona humana es un ser dual. Y esas dualidades son múltiplemente
jerárquicas. El hombre es un ser jerárquico. Es, radicalmente, hijo.
Cinco enunciados de Juan Fernando Sellés que nos
ayudarán a comprender la jerarquía.
He aquí cinco enunciados que tendremos en cuenta:
1. La persona no es la esencia del hombre, ni el cuerpo humano. (Siempre
tendremos que distinguir entre jerarquías de los actos de ser, de las esencias
e incluso jerarquías biológicas o físicas).
2. La persona y la esencia son crecientes. (Punto importantísimo: la vida
es crecimiento, pero el acto de ser también crece).
3. Las dimensiones de ambas son plurales, distintas jerárquicamente y
aunadas según dualidades.
4. Todas las dimensiones de la persona y de la esencia son elevables
(gracias a las jerarquías). Desde lo más algo, a cada una de ellas eleva un don
divino distinto. (Imaginen una sala llena de pantallas. En cada una se ve la
vida de una manera. ¡Cuántas combinaciones y dualidades posibles. Cuántas
jerarquías!).
5. Inconformidad respecto de lo sabido (lo sabido se sabe en primera
persona). (Este enunciado puede ayudarnos a comprender que del mismo modo que
los actos de conocimiento son jerárquicos, ¡y la historia de la filosofía
también!, las personas estamos unidas jerárquicamente.
A partir de estos enunciados, pienso que se puede asentar que las personas somos distintas jerárquicamente.
La mayoría de las veces somos dualmente jerárquicos entre nosotros. Nos
servimos unos a otros.
Pero la jerarquía más alta es la que nos hace depender de Dios.
La persona que crece dependiendo libremente más de Dios, es más alta que
la que depende menos de Dios.
La persona más cercana, hacia Dios, es María.
¿Es unívoca la
jerarquía?
No.
La jerarquía es unívoca en cuanto que siempre el miembro inferior sirve
al superior y el superior favorece al inferior.
Pero la jerarquía no es unívoca porque se dice de muchas maneras.
No es lo mismo la jerarquía en Dios, que la jerarquía angélica, que la
jerarquía de las personas humanas, o la jerarquía en el universo físico.
No todas las jerarquías son iguales.
Debemos distinguir entre la jerarquía en Dios, en las personas creadas y
en las relaciones entre distintas dimensiones humanas, biológicas e inermes.
Mejor que hablar de “más o menos”, convendrá decir “miembro superior e
inferior”, idénticos en Dios, libres en las personas creadas, providencialmente
dispuestos en el resto de la creación.
La Creación es como una gran orquesta, como una gran coral, cada uno en
su sitio, elevando una sinfonía excelsa a la Gloria de Dios.
La jerarquía no es solamente del orden de las esencias. Viene dada por el
destino. (Que las criaturas libres deben aceptar).
Veamos mi propuesta de
tipos de jerarquía:
1. Jerarquía divina o de Comunión idéntica.
2. Jerarquía angélica o simplemente libre.
3. Jerarquía humana o crecientemente libre.
4. Jerarquía física o necesaria.
¿Qué les parece?
Los ángeles crecen libremente ayudándose unos a otros. El superior
favorece al inferior y el inferior sirve al superior. Tienen un crecimiento
jerárquico, aceptando, libremente, la misión personal con la que Dios los crea.
Por el contrario, las personas humanas crecemos, jerárquicamente también,
pero con un crecimiento abarcantemente libre. Me explico : según nuestro
“querer”, podemos amar a más personas (abarcar más relaciones, libremente) o,
dicho de otra manera, la misión personal con la que Dios nos crea, puede
crecer.
La misión de los ángeles no crece. Es la que es. La nuestra sí mientras
vivimos en este mundo. Nuestra misión crece, según nuestro querer.
Esta libertad temporal supone que la persona humana puede superar a los
ángeles, como es el caso de María y de José.
Las dimensiones del universo físico, sin embargo, son también,
necesariamente, lo que son, se sirven unas a otras tal como la ley natural
determina para ellas.
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La realidad es jerárquica.
El ser, en su más alto nivel es el Acto puro, Dios.
Identidad.
Las personas (ángeles y hombres) somos de un nivel
ontológico inferior. Aunque somos capaces de Dios, somos inidénticos (somos
relaciones subsistentes en el orden del Origen).
El descenso ontológico se formula, pues, diciendo
que somos inidénticos. Dependeremos siempre, libremente, del Origen.
Más abajo, por decirlo así, nos encontramos,
ontológicamente, con el ser del universo, que
es un ser “sencillo”, no tiene vida íntima, como las personas. No crece
propiamente, sino que se despliega. De ahí que una planta o un animal sean de
un nivel ontológico inferior.
Hay pues jerarquía ontológica. Dios, – persona
creada –, ser del universo.
Pero atención, los niveles de la realidad no forman
un "todo". No se tocan. No son las teselas de un mosaico. No existen
en un único plano.
Es impropio decir Dios “y” la criatura. Más
bien habrá que decir la criatura “en” Dios. O mejor, el mundo en cada persona.
Cada persona en Dios.
¿Hay distinción jerárquica entre las Personas
divinas?
Las Personas divinas son idénticas. El Amor las identifica.
Pero siendo el Amor vivo, siempre hay paternidad y filiación, siempre hay
amor. Dios es crecimiento Originario.
La jerarquía entre las personas divinas sí que es de un nivel ontológico
absolutamente distinto. Es el Acto puro.
Es la que podríamos llamar Jerarquía Originaria.
¿Tenemos todas las personas el mismo nivel
ontológico? No.
Todas las personas humanas somos hijas de Dios. Todas tenemos la dignidad del hijo. (Es en
esta jerarquía “paternidad de Dios – filiación” donde se encuentra nuestra
imagen de Dios).
(Hay también una imagen de Dios en el amor entre hermanos, el Espíritu
Santo, que aúna el más alto con el más bajo, el hermano mayor con el hermano
menor).
Todos hermanos pero cada hermano o hermana es distinto de los otros,
mayor y menor. Incluso entre gemelos, uno es Esaú y otro Jacob.
Esto es así porque el nivel ontológico viene dado por el acto de ser.
Y como cada persona es un acto de ser distinto, cada persona es más o menos que
las otras, según su destino. (Según su vocación).
En antropología no podemos
abandonar la jerarquía.
¿Cuál es la jerarquía más alta?
La jerarquía más alta es la jerarquía en el orden del Amor.
Dicho de otra manera, las personas más altas son las que más cerca están
del Amor.
(En la Jerarquía divina, las Personas se identifican en el Amor).
Todas las personas somos eslabones de la misma cadena. Los de arriba
sostienen a los de abajo.
Jerarquía no supone superioridad, sino servicio.
Caben también jerarquías según naturalezas y esencias, pero la más alta
es la que distingue a las personas según la intensidad de su acto de ser. Según
la intensidad del Amor, según el servicio.
Polo dirá que entre los seres humanos la jerarquía pura no cabe, porque
los eslabones inferiores sirven también al superior para que sirvan más.
El miembro superior favorece al inferior y el inferior sirve al superior.
María sirve a Dios y es Mediadora de todas las gracias.
¿Son
entonces jerárquicas las personas creadas? Sí.
Pero propongo considerarlas no en dos niveles
ontológicos, en un nivel los ángeles y en el nivel inferior los humanos.
Pues tanto las personas angélicas como las humanas
pertenecen al segundo nivel ontológico :
– 1. Dios
– 2. personas creadas (ángeles y hombres)
– 3. ser del universo físico.
No todos los ángeles son superiores a los hombres.
María y José son el mejor ejemplo. María es Reina de
los Ángeles.
Cada persona creada es un tipo distinto.
Hay mujeres superiores a los hombres y hay hombres
inferiores a los ángeles y otros santos que superan a los ángeles.
Cada acto
de ser personal es un tipo distinto.
Y todos nos servimos y nos favorecemos según nuestra
relaciones libremente aceptadas.
Dicho de
otro modo: aunque la jerarquía principal es entre los actos de ser, hay también
jerarquía en las esencias de cada persona, en la vida de cada persona.
Recapitulemos.
La jerarquía del acto,
según el ser, es a varios niveles:
-Identidad (Dios).
-actos de ser personales.
-acto de ser del universo.
Los actos de ser
personales (de los ángeles y de los hombres) son jerárquicos según su
intensidad.
Su intensidad no es otra
cosa que su semejanza, en libre
dependencia, de Dios.
Dios conoce eternamente la
jerarquía de sus posibles semejanzas y las atribuye a cada persona (le da su
misión o vocación) teniendo en cuenta su libre aceptación. (Es interesante
notar esa cierta anticipación de la esencia).
El acto de ser personal
más alto es el de hija, madre y esposa de Dios, que está en el centro de la
Trinidad. Esta semejanza se la atribuye a María de Nazaret, Esposa fiel del
Espíritu Santo. Teniendo en cuenta la humildad de su esclava.
Los ángeles superiores
(como Miguel) se asemejan (si libremente aceptan) más de Dios que los
inferiores, pues Dios les ha dado una misión más alta, teniendo en cuenta su
fidelidad.
La misión de las personas
humanas está abierta según la esencia personal de cada uno. Nuestra vida está
aún por crecer.
Es aquí donde aparece la
“aceptación” de la vocación, de la llamada o misión de cada persona.
Aunque el acto de ser es
más o menos intenso según el destino que Dios le da, ese destino tiene que ser
aceptado esencialmente. Entonces diremos que el acto es más o menos intenso,
por un lado, según destino, y por otro lado, según su esencia, compuesta de una
pluralidad de actos.
En Dios, la intensidad es
el Fuego del Espíritu Santo. Identidad Viva.
En cuanto al acto de ser
personal humano, el disponer, manifestar, iluminar, otorgar, (que son distintos
modos de designar la esencia humana) son actos por los que la persona humana
acepta, amplía o reduce la misión que la Providencia le otorga.
La Jerarquía depende pues
del Origen.
Pero el Origen tiene en
cuenta la aceptación libre de cada persona.
¿Por qué todo acto de ser personal humano es
distinto de los otros, según jerarquía? ¿No es ello contradictorio, sabiendo
que todos los humanos somos de la misma especie?
Probablemente usted está pensando que cada ángel agota su especie, y
entonces sí que se entiende que la especie de un ángel sea superior a las
otras, jerárquicamente.
Pero si los humanos somos de la misma especie, entonces no habría
jerarquía entre nosotros.
Juan Fernando Sellés comenta:
“D. Leonardo decía que no somos tan distintos de los ángeles como la
gente piensa, y que incluso podemos ser superiores a ellos, porque, según San
Pablo, los juzgaremos...”
La noción de especie es “lógica” con un fundamento en la realidad. Pero
las especies no se pasean por la calle. Los que se pasean son los humanos.
Cada persona humana es distinta, según su destino. Que además, siendo
libre, está en sus manos.
Juan Fernando Sellés: De hecho la Virgen ya era superior a todos los
ángeles desde la primera célula.
¿Es injusto Dios cuando crea a las personas
jerárquicamente?
Vaya aquí una consideración de Juan Fernando Sellés: “A mí me parece que
todo acto de ser personal creado es distinto,
según jerarquía, de otro. Lo cual no me suena a injusticia divina,
puesto que todo acto de ser creado puede ser elevado irrestrictamente. Tal vez
la parábola de los talentos o la de las minas vaya por ahí...”.
Además, me parece a mí, (J. Kabamba) todos crecemos juntos, somos
eslabones de la misma cadena. Y el eslabón más alto es María. Cuanto más sube
ella, más subimos los que estamos abajo.
¿Es la mujer superior al hombre?
La dificultad para responder a esta pregunta se encuentra en nuestra
manera de pensar.
No debemos olvidar que cada persona es un tipo distinto.
Una mujer es distinta del hombre radicalmente por su acto de ser, y el
acto de ser no es ni masculino ni femenino.
Será masculino o femenino según la naturaleza recibida de sus padres.
Decir que el “género” femenino es superior al “género” masculino es una
suposición. Estamos pensando los géneros, pero en la realidad los géneros no se
pasean. Las que se pasean son las personas
Hay mujeres superiores a los varones (María) y hay hombres superiores a
los ángeles (José) y hay varones superiores a las mujeres.
¿No será que la jerarquía está en la esencia?
El hecho de que todos los humanos tengamos la dignidad de hijos de Dios
no debe hacernos pensar que todos los hijos seamos iguales.
¿Dónde está la distinción? ¿Solamente en la esencia?
No olvidemos que la esencia humana es el manifestarse, el disponer, el
iluminar y el otorgar (según los cuatro trascendentales personales) de cada
uno. Y ese “cada uno” es el acto de ser personal, que es jerárquico según su
cercanía hacia Dios.
Porque estamos más cerca de Dios, manifestamos, disponemos, iluminamos y
otorgamos mejor. Si queremos
La esencia humana aclara la jerarquía, pero su raíz es la distinción
personal.
¿Es el orden del amor superior a la distinción
jerárquica?
Sí.
Como bien dice Beto Vargas, ante la perplejidad que puede producir la
jerarquía, cabe concentrar la atención en el ordo amoris.
En la familia humana, para los padres, cada hijo es distinto, y esa
distinción es en el orden del amor.
Se les quiere a todos y ninguno debe faltar. Pero cada uno es distinto.
Cada uno es un don distinto.
El amor no excluye la jerarquía.
Ciertamente hay también una
jerarquía en el amor.
Y conviene llamar
"amor" al analogado principal: el Amor (la comunión en Dios).
Los grados del amor, (y
de la comunión interpersonal) no los establece la voluntad (amando más o menos)
sino el objeto de la voluntad (el otro).
La jerarquía del amor la da la cantidad de
«otro» que es posible.
La superioridad del amor viene dada por el
“referente” de la comunión personal (puedo casarme por dinero, por los hijos,
por Dios…)
Me explico.
Si yo quiero beber una cerveza, por rica que sea,
no puedo poner suficiente cantidad de «otro»; porque la cerveza (o cualquier
otra cosa parecida) es muy poca cosa. Aunque siendo como soy
"además", me añada a la cerveza. No es lo mismo añadirse a una
hormiga que añadirse a un gigante.
Nuestro disponer, nuestra libertad esencial, se mide
por la importancia de la realidad a la que apunta.
Los grados del amor tienen su escala en aquello para
lo cual manifestamos nuestro querer.
Quien pretenda agotar su libertad en la elección
que puede hacer entre cerveza alemana y cerveza española, está abocado al
fracaso.
Lo que frustra la libertad y el amor es la ausencia
de un referente adecuado. (El referente es mi Réplica).
Yo no puedo amar más de lo que algo permite ser
amado.
No confundamos el amor con los sentimientos. Entrar
en comunión con un caracol puede ser altamente satisfactorio, pero en lugar de
elevarnos nos degrada.
El único amor que puede ser réplica de una libertad
sin límites, de una libertad radical, es el amor de Dios.
De ahí que Polo muestre la existencia de Dios a
partir de la libertad trascendental.
¿Existe jerarquía en los ángeles?
Sí, no hay dos ángeles
de la misma especie.
Pero, sobre todo, cada
ángel es una persona distinta.
Los hombres y las
mujeres somos también, cada uno, cada una, personas distintas, entrelazadas
jerárquicamente.
Ángeles y hombres
tenemos la misma dignidad de hijos de Dios.
Sin embargo, hombres y
mujeres pertenecemos a la misma especie humana.
Cada hombre, cada
mujer, tipifica la especie humana a su
manera. De ahí que nuestras vidas tengan un entrelazamiento mayor que las vidas
de los ángeles, pues nos une la especie.
Hay siempre algo
"humano" en el otro, que yo no tengo.
Necesitamos de los
otros para crecer. Jesús también necesitó de María y José.
Juan Fernando Sellés nos dijo un día que D. Leonardo decía que no somos
tan distintos de los ángeles como la gente piensa, y que incluso podemos ser
superiores a ellos, porque, según San Pablo, los juzgaremos...
¿Son los Ángeles jerárquicos?
Cada persona es absoluta novedad. Cada persona es irrepetible.
Además, en el caso de los Ángeles, como cada uno agota su propia especie,
su jerarquía está asegurada incluso desde su naturaleza.
En el caso de las personas humanas, tenemos la misma naturaleza, pero somos
distintos porque nuestros actos de ser son más o menos intensos.
Los actos de ser más intensos pueden esencializar, si quieren, más la
capacidad de nuestra naturaleza común.
La persona humana más perfecta es María, que siempre crece más que todos
sus hijos.
Nuestra naturaleza humana nunca se agota pues es irrestrictamente
creciente. El ser que somos cada uno la hace crecer, esencializándola, para
ofrecer su don a Dios. A más don, más amor, más intensidad de ser.
La naturaleza de cada Ángel tampoco se agota en el orden del Origen.
Se agota, en sí misma, en
el momento de la aceptación de su creación, pero desde ese momento crece
irrestrictamente hacia Dios, queriendo.
Es interesante darse cuenta que las operaciones cognoscitivas
se distinguen jerárquicamente.
Las operaciones cognoscitivas conocen más o menos
intensamente la realidad. Para conocer realidades superiores necesitamos actos
de conocer superiores.
Para conocer a Dios necesitamos actos de
conocimiento superiores a los actos que necesitamos para conocer a las demás
personas.
Y para conocer a las personas necesitamos actos
superiores a los actos necesarios para conocer el universo.
La realidad del universo la conocemos también con
actos jerárquicos.
Así concebir intelectualmente un perro es superior a
imagina un perro, o percibir un perro, u oír a un perro, u oler a un perro.
Entender lo que es un perro es más que imaginarlo,
percibirlo, verlo, oírlo y olerlo.
La noción de perro, el concepto de perro no es el
conocimiento de una totalidad, Como si las dimensiones del perro fueran
las teselas de un mosaico. Hegel se equivoca cuando dice que el concepto lo
abarca "todo", y unifica precipitadamente la realidad.
Los actos superiores de conocimiento son distintos
jerárquicamente. No es que conozcan "todo", sino que conocen más y
mejor.
Las distintas operaciones son jerárquicas. Es lo que
dice el axioma B de Polo.
Y terminemos pensando la Historia de la Filosofía.
La Filosofía avanza en la medida en que alcanza más Verdad.
Cada tiempo tiene una altura histórica.
El tema de la Jerarquía nos envía al tema del
Crecimiento.
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