¿Monogenismo o poligenismo?

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José Ángel  Gª Cuadrado en el libro de Antropología teológica publicado por Eunsa tiene un capítulo consagrado a la Evolución y un párrafo en el que responde a nuestra pregunta sobre el monogenismo (en la página 222.2).

Allí dice que hay que conservar las fórmulas por prudencia (fórmulas de Pío XII en la Humani generis), pero que si un día la ciencia prueba que el hombre viene de varias parejas, se podría salvar la herencia común del pecado original.

Dice así : Los documentos magisteriales no han llegado a definir como de fe el monogenismo, aunque esta interpretación concuerda más fácilmente con una interpretación literal de los libros revelados.

Concretamente, en un documento publicado en respuesta a algunos errores contenidos en el Catecismo holandés se lee lo siguiente : “Si algún día la ciencia probara el poligenismo, habría que concluir que la verdad de fe, expresada en fórmulas cuyo sentido obvio es monogenista, tendría que ser despojada, como de una escoria, de ese sentido aparente”.

No obstante, la formulación monogenista explicaría de una manera más fácil la verdad de la transmisión del pecado original; por esta razón en ese mismo documento se afirma:
“La Iglesia se mantiene adicta a la perspectiva monogenista, y esta actitud es prudente".

En efecto, los enunciados tradicionales sobre Adán y Eva, y sobre el género humano caído en Adán (aunque en su forma no tengan que tomarse al pie de la letra), la Iglesia sabe que contienen una verdad perteneciente a la historia de la salvación, verdad que el Magisterio tiene la misión de salvaguardar.

No podría decir lo mismo, en estos momentos, de las fórmulas poligenistas. Por consiguiente la Iglesia conserva y pide que se conserven los enunciados tradicionales, considerando que son los únicos que con certeza salvaguardan lo que la fe nos ha dado.

Pero la Iglesia lo hace sin cerrar los ojos ante los problemas que suscitan los descubrimientos científicos.

De hecho los últimos documentos magisteriales no han tratado explícitamente la doctrina del monogenismo como necesaria para la comprensión cristiana de la realidad del pecado original.

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¿Qué es el dolor?

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El dolor es la ausencia “vivida” del bien.

El sufrimiento es la ausencia de sentido abierta ante el ser humano.

El sufrimiento es lo oscuro que aparece ante la persona.
El sufrimiento es lo oscuro que aparece ante la apertura que la persona es.

El sufrimiento es un vacío ante el que la capacidad dialógica humana no encuentra ninguna palabra.

El sufrimiento es el enigma por antonomasia.



Hablamos del mal en la etiqueta 6.2.10
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¿Necesita la persona humana de su esencia para completar su estructura donal? 44

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Para entender la estructura donal de la persona humana, debemos tener en cuenta que el cuarto trascendental personal, el amar donal, es una tríada amorosa (aceptar, dar, don) que se resuelve en tres estructuras donales:

 

Estructura primera. Dios da el acto de ser a la persona. La persona lo acepta. El Don es precisamente su acto de ser.

Estructura segunda. La persona da a Dios su vida, esperando que sea aceptada. El don es la vida humana o esencia, constituida por la persona.

Estructura tercera. La Salvación o Juicio final. Dios acepta el don, incorporándolo a su Amor. Es lo que llamamos Don-don.

La clave para entender la importancia "esencial" de la esencia, se encuentra en la estructura segunda: la persona debe constituir su don. Dicho de otra manera, debe hacer crecer su vida.

La persona es dar. Y da también a Dios.

No puede dar su ser si no es a través de sus dones esenciales.

 

De ahí que afirmemos que necesita de su esencia para completar su estructura donal.

 

Acepta de Dios, constituye el don, da a Dios.


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Veamos lo que dice Adam en su punto clave n.44:

 

PP44. La persona humana no se limita a la actividad trascendental aceptante, a acoger dones. La persona humana es orientada a dar dones propios. El hombre da dones a su Creador (en tanto que Él es Aceptación divina) a través de las propias facultades esenciales: la persona necesita de su esencia para completar la estructura donal. La persona vehicula el dar personal a través de su esencia.

 

 

Cfr. POLO, L., Antropología trascendental, I, p. 251.


¿Pertenece el don humano al orden trascendental? 45

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El don de la persona humana es “esencial”.

 

La persona humana constituye su don como respuesta al Don (su ser trascendental) que Dios le otorga.

 

El don constituido es “esencial”, su esencia.

 

Don esencial que la persona ofrece a Dios, esperando Aceptación.

 

El don de la persona humana será trascendental cuando sea aceptado por Dios (en el Juicio).

 

¿Qué he de hacer para alcanzar la vida eterna?, pregunta el joven.

Cumple los mandamientos.

Este cumplir no es otra cosa que constituir el don esencial.

 


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Veamos lo que dice Adam en su punto clave n.45:

 

La segunda tesis acerca del amar donal es ésta: el don humano no pertenece al orden trascendental, sino que está en el nivel esencial.

Dar dones trascendentales significa crear, donar existencia, y lo hace sólo Dios.

La persona humana es capaz de dar dones esenciales, con lo que el dar humano tiene siempre sentido de devolución: la iniciativa donante primordial arranca de Dios, y al hombre corresponde devolvérsela de acuerdo con su ser y con su esencia45.


45  Cfr. POLO, L., Antropología trascendental, I, p. 250-251; 


SOŁOMIEWICZ, A., “La filosofía del dar divino ad intra y ad extra según Ignacio Falgueras”, en Contrastes. Revista Internacional de Filosofía, 26/1 (2021), pp. 123-137.


El cuerpo humano, ¿es intracósmico o extracósmico?


No somos entes o esencias intracósmicas: estrictamente no lo somos. 
 Parece que entonces problematizamos el sentido físico del cuerpo humano, como si nuestro cuerpo fuera sólo una idea, o un sueño, ajeno a la persona que somos. 
 Por eso debemos aclarar inmediatamente que el cuerpo humano no es estrictamente “independiente” del cosmos. 

 Para entender cómo el cuerpo humano es a la vez intracósmico y extracósmico debemos comprender bien la noción de naturaleza en sentido poliano. 

 Las naturalezas en sentido poliano son físicas, son tricausalidades.
Son propiamente intracósmicas, sin embargo, la naturaleza humana, siendo también física (pues recibimos un cuerpo físico de nuestros padres, capaz de imaginación, como los perros también imaginan), siendo también física, digo, la naturaleza humana, es personalmente esencializable (por eso es humana, si no, sería animal). 

La persona puede esencializar, hacer suya, la naturaleza física que es su cuerpo. 
Es un cuerpo "humano" porque es potencialmente esencializable

 Cada persona humana (que es extracósmica) puede hacer suya la naturaleza física humana en la que subsiste, la suya concreta, esencializándola, sacándola del universo e insertándola en su "mundo" humano. 

 Entendámonos. El cuerpo humano, el embrión humano o el cigoto humano, no empiezan a ser personas cuando aparece la inteligencia, sino que pertenecen, desde la concepción, a una persona humana concreta, y por eso son potencialmente esencializables

Son vida humana de una persona concreta, desde el momento de la concepción. 

 En definitiva, y para responder a la pregunta, el cuerpo humano es intracósmico en cuanto que es un ente físico y es extracósmico en cuanto que es el cuerpo esencializado de una persona humana libre.

La esencia de la persona humana. Notas sacadas de la conferencia dictada el 25-XI-1994 en el salón de grados Mª Zambrano de la facultad de filosofía y letras de la Universidad de Málaga. (Miscelánea poliana nº 4, p.36). Citamos las páginas según la recopilación titulada "Antropología y trascendencia" publicada por I. Falgueras y Juan A. García. .

¿Es la persona humana un dar puro? 47

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La naturaleza del hombre es limitada y siempre puede crecer (eso es precisamente su esencia).
De ahí que el dar humano da solamente lo que su naturaleza le permite. 

Aunque sean inseparables, la esencia siempre puede crecer más. La persona, en tanto que amar donal que es, da, pero no es solamente dar, da algo.
Ese algo limita el dar.
No podemos dar todos los bienes que podríamos dar.
Amar, amamos.
Amamos el Bien.
Pero no damos todo lo que podríamos dar.

 
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Veamos lo que dice Adam en su punto clave 47:
 
La persona humana no es un dar puro pues sería Dios.
El dar trascendental humano siempre es un dar con pérdidas.
Y tiene su coste a nivel de la naturaleza del hombre.
 
El amar donal siempre requiere en esta vida alguna renuncia: la renuncia de bienes inferiores para el Bien mayor.
 
De esto habla don Ignacio Falgueras en Studia Poliana 15, 69-108 “El dar, actividad plena de la libertad trascendental”.


¿Cuándo el dar personal humano es un dar “trascendental”? 48

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Veamos lo que dice Polo:

“Lo que el hombre otorga es insignificante. Pero la aceptación divina dota a la ofrenda humana de un valor superior al que de suyo tiene. Por eso, aceptar es el refrendo del don humano, sin el que no significaría apenas nada” (Antropología trascendental, I, p.251)

 

Y Adam Solomiewicz en el punto 48 de su comunicación alCongreso poliano de 2021 dice:

El dar personal humano es dar trascendental verdadero en virtud de su referente: el Dios personal que lo acepta.

El Aceptar divino otorga el valor trascendental al don humano según su infinita Bondad y Misericordia. La persona humana no es capaz de darse, pero se da en Dios.

 

Y yo añado:

El don de la persona humana es esencial.

Es “manifestación” de la persona que somos, otorgamiento de la parte de la persona que somos.

Pero si la Aceptación divina se suma, entonces es, al mismo tiempo, sin confusión y sin separación, trascendental.

Es un don-Don o un Don-don.


¿Es la antropología poliana un mero humanismo? 50


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No.
La persona humana sólo se puede comprender en tanto que es relación en orden al Dios personal.
Por eso la antropología trascendental poliana no se justifica como un mero humanismo, sino como teandrismo.
 
En Dios la persona humana es elevada y hasta divinizada.
 
Polo dirá: 
«Tras hablar de la antropología clásica, que es constitucional, de la moderna, que es dinámica, y de la reciente, de cuño existencialista, que es trágica, porque no logra dotar de sentido al dolor humano, habría que abordar una antropología teándrica, para resolver suficientemente este problema». POLO, L., Epistemología, creación y divinidad, p. 264.
 
Asíse expresa Adam Solomiewicz en el punto 50 de su comunicación al Congreso poliano de 2021.
Aquí está el enlace : https://www.leonardopolo.net/wp-content/uploads/2021/12/MP73-6.pdf


¿Es el hombre naturalmente social?

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Los animales no son naturalmente sociales.

Los animales conviven. Los tigres son seres enteramente finalizados por la especie, por eso mantienen una pura convivencia intraespecífica.
Su fin es mantener la especie.

La sociedad humana es una convivencia que va más allá del interés de la especie.
No se trata de que "la humanidad" subsista, sino de que cada persona humana, cada tipo (que es superior a la especie) responda, libremente, a su destino.

El hombre es naturalmente social pues cada tipo sabe que no posee todo lo que necesita para conseguir su destino.

Lo básico de la convivencia humana es el respeto de los tipos, el respetarse mutuamente, el reconocer que el otro nos supera, al menos "en algo" que yo no tengo todavía.

Teniendo en cuenta los tipos se organiza la sociedad y se aprovechan las diferencias típicas para que cada uno consiga, con los otros, la felicidad, el orden del amor.



Para saber más ir a las etiquetas:
7.6.0 la sociedad humana;
4.6.1 distinción hombre -animal;
6.1.0 especies y tipos.

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Espiritualidad del alma humana.

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Otra tertulia interesante de Juan Fernando Sellés. Esta vez sobre la espiritualidad del alma, inmortalidad y algo más.
 
Aquí está el enlace :

Rápidamente ¿qué es el alma?

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El alma es, a la vez, forma del cuerpo y  manifestación de la persona.

Tertulia sobre la filiación

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En octubre 2020, el profesor Juan Fernando Sellés animó una tertulia por Zoom sobre la Filiación en Antropología trascendental.
 
Vale la pena seguirla
 
Pueden ustedes seguirla en el enlace siguiente :
https://www.youtube.com/watch?v=kgGUJXKrvQY&t=3686s

¿Qué ventaja tiene en antropología el enfoque poliano sobre la distinción entre esse y essentia?

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Lo que caracteriza al enfoque poliano es el equilibrio entre esencia y acto de ser.
La prioridad del acto de ser no elimina, sino que respeta la naturaleza de la esencia.

Permitiendo a la vez distinguir con claridad la actividad del ser del universo de la actividad del ser personal.

En efecto, por un lado el esse del universo es mera persistencia sobre el tiempo: su seguir de antes a después. Mientras que su essentia es la tetracausalidad física, que se despliega gracias a ese "seguir" no contradictorio.

Noten cómo el freno de la esencia permite que el universo físico sea habitable

Y por otro lado el esse personal, actividad libre de la persona humana, es además, es el coexistir libre, que se manifiesta en el "disponer" que es la esencia humana.

Noten cómo así somos libres en el tiempo.



Me he inspirado de, y copiado, algunas ideas de Juan A. García, en su blog sobre Polo, del día 4 de abril 2010, donde hice varios comentarios.
Si quieren ustedes leer una síntesis de la distinción real esencia – acto de ser, vayan al principio de este blog, a la página (en rojo) ""Esencia – Ser. Su distinción"

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Hábleme de la realidad extramental y de la realidad humana.

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La temática de la 1ª y 2ª
dimensión del abandono del límite mental es la realidad extramental.

La temática de la 2ª y 4ª dimensión del abandono del límite mental es la realidad humana.

- un león es una realidad extramental;
- una mujer es una realidad humana y extramental (lo extramental en ella es la materia de su cuerpo);
- el alma de una persona humana es una realidad humana;
- el alma de un perro es una realidad extramental;
- pensar es una realidad humana;
- lo pensado es irreal;
- la esencia humana es una realidad humana;
- el método del abandono es una realidad humana;
- el conocimiento objetivo (realidad humana) no versa sobre las dimensiones superiores de la esencia humana (por ejemplo, la inteligencia o la voluntad), pues el conocimiento objetivo parte de la iluminación de lo sensible (lo sensible es extramental), pero la iluminación es humana, versa sobre las formas físicas (realidades extramentales).

- El acto de pensar es realidad humana, el objeto pensado es irreal, la forma física es realidad extramental.




Glosa a Polo, Antropología trascendental I, p. 111,3
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¿Necesitamos maestros?

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Ricardo Yepes, en su artículo “Aún no es primavera” advertía que en la época actual nos faltan maestros.

Sobre todo necesitamos que nos muestren el camino del conocimiento.