¿Cuándo el don de la persona humana será trascendental?

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El don de la persona humana será trascendental cuando sea aceptado por Dios (en el Juicio).
 
¿Qué he de hacer para alcanzar la vida eterna?, pregunta el joven.
Cumple los mandamientos.
Este cumplir no es otra cosa que constituir el don esencial.
 
Don esencial que la persona ofrece a Dios, esperando Aceptación.


¿A qué llama Polo "docilidad" de la persona?



Agradezco a Juan A. García Gonzáles su comentario, que me permite afinar la noción de docilidad. 

La persona es dócil porque se abre inherentemente al mundo, al propio cuerpo, para constituir su don con el que busca destinarse a Dios. 

El intelecto personal se desdobla gracias a la sindéresis. Que es una voz interior, que le impele a obrar: ¡haz el bien!, ¡lo tuyo es obrar! 

El yo (hábito de sindéresis) impele: lo tuyo es actuar. De ahí nace, trascendentalmente, nuestro sentido del deber. La persona, desde el ápice de su yo es siempre "dócil", se abre inherentemente, irremediablemente, para responder al amar de Dios. Hélas!, nuestra mala sombra nubla el noble impulso y metemos la pata.

Ligero apunte a lo que Juan A. García González dice en : Existencia personal y libertad. Anuario filosófico nº 95. 2009, p. 347-349 .

¿Cómo ilumina la persona el “vehicular” de su vida?

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La persona vehicula su dar trascendental constituyendo el don esencial y ofreciéndolo a Dios.
 
E ilumina ese “vehicular” a través de los hábitos innatos de su intelecto personal.

Profundidad. Generosidad. Docilidad

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Profundidad de la persona.
La apertura interior de la persona humana (co-existencia – libertad) se abre hacia adentro, gracias al hábito de sabiduría.
 
Generosidad de la persona
La apertura interior de la persona humana (co-existencia – libertad) se abre hacia el exterior, gracias al hábito de los primeros principios.
 
Docilidad de la persona
La apertura interior de la persona humana (co-existencia – libertad) se manifiesta hacia afuera, gracias al hábito de sindéresis.