APERTURAS

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¿Qué son las Aperturas en la Antropología Trascendental? Etiqueta 5.8.0 aperturas

Las Aperturas en la Antropología Trascendental son eso, aperturas, puertas.

 

Puertas que permiten a la persona humana ser enganchada y engancharse en relaciones con Dios, con los demás y con los dones que vamos a ofrecer a Dios, a los demás y a nosotros mismos, creciendo.

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La primera aproximación al tema de las aperturas de la persona nos la la puede proporcionar el profesor Juan A. García González en la conferencia que sostuvo el 16 de marzo de 2021, al participar en Hápax, hablando de "Persona humana: coexistencia y carácter de además"
  

 Allí nos facilitó enormemente el estudio de las aperturas reduciéndolas a tres:



Apertura interior. (etiqueta 5.11.0 del blog Preguntas polianas)

 

Apertura hacia adentro. (etiqueta 5.11.4)

 

Apertura hacia afuera. (etiqueta 5.12.0)

 

 
Aquí tienen ustedes el enlace de la conferencia:  https://www.youtube.com/watch?v=z3JX3ZEeYRk&t=3465s



En esta “página” del blog me propongo el estudio de esas tres aperturas e intento profundizar en su conocimiento.

Como verán, las iré ampliando hasta llegar a proponer 6 aperturas.



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Permítanme ahora presentarles seis aperturas de la persona humana. Más abajo desarrollaré cada una de las aperturas.

0. Apertura transcendente (etiqueta 5.13.0)

1. La apertura interior (etiqueta 5.13.0)

2. La apertura hacia adentro (etiqueta 5.11.4)

 La persona busca la aceptación de Dios, su destino.

La persona humana busca saber quién es (Intelecto  personal) y quién la aceptará (Amar donal).

 

3 y 4. La apertura hacia afuera. (etiqueta 5.12.0)

Con dos dimensiones que llamaremos

3. apertura "exterior" (etiqueta 5.12.1) y

4. apertura "manifestativa" o inherente) (etiqueta 5.12.5)


5. Apertura esencial. La esencia dual (etiqueta 5.12.6)


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Hago ahora dos aclaraciones que pueden ayudarnos a entender lo que venimos diciendo.

 

1ª aclaración: la noción de intimidad

¿A qué llamamos "intimidad" teniendo en cuenta el carácter de apertura?  (Etiqueta 5.11.0 intimidad).

 

Polo llama "intimidad" a la persona humana.

 

Y lo hace para señalar que el ser humano está abierto por dentro. Es “intimidad”.

La persona humana o lo que es lo mismo el acto de ser humano, está abierto por dentro y es dual en todas sus dimensiones.

 

La dualidad radical más íntima es la dualidad nacer-destinándo.se (el nacer-destinar de Adam Solomiewicz)

 

Polo habla, sin embargo, de otra dualidad íntima entre dos aperturas:

la apertura "interior" y la apertura "hacia adentro".

 

La apertura interior es la dualidad entre dos trascendentales personales: la coexistencia (co-ser) y la libertad.

 

La apertura hacia adentro es la dualidad entre los otros dos trascendentales personales descubiertos por Polo: el conocer personal y el amar personal.

 

Abarcamos así la complejidad del ser humano, pues los cuatro trascendentales personales (coexistencia, libertad, conocer y amar personal) son íntimos, están abiertos, son "duales".

 

Dicho esto, Polo no tiene reparo en llamar “intimidad” también al trascendental "coexistencia", co-existir trascendental, o "co-ser". Al fin y al cabo los trascendentales personales se convierten, y mejor que los metafísicos.

Jorge Mario Posada también propone llamar “intimidad” al trascendental co-existir.

 

Es decir, a veces Polo llama "intimidad" al trascendental personal "co-ser" y otras veces al conjunto de dualidades íntimas del ser personal.

 

Este conjunto está formado por:

 

Coexistencia + Libertad trascendental: apertura interior.
Intelecto + Amar personal: apertura hacia adentro.

 

Y así tenemos la doble dualidad de los trascendentales propuesta por Salvador Piá como dualidad radical de la persona humana:

apertura interior + apertura hacia adentro.

 

Adam Solomiewicz rechaza esta doble dualidad y propone como dualidad radical de la persona humana el nacer – destinarse.
Prefiero decir nacer-destinándo.se
Nace de Dios para destinarse, libremente, a Dios.

 

Pienso que tanto Salvador como Adam tienen razón si no insistimos en la radicalidad, aceptando que la dualidad radical propuesta por Adam necesita de la doble dualidad de Salvador.

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2ª aclaración :

La creación “primera” (etiqueta 5.14.0) es la creación del universo físico.

 

La creación “segunda” (etiqueta 5.15.0) es la creación de cada persona humana, que denominamos "llamada inicial" porque al ser libre, la persona humana debe ser creada a modo de llamada. 

 

Comprender lo que es la llamada inicial nos permite entender lo que son las aperturas transcendentes, indispensables para captar la aportación de Polo a la Teología.

 

Dios "abre" el ser personal humano al crearlo, al llamarlo.

Lo abre con una apertura interior (co-ser + libertad).

Así la persona humana puede abrirse hacia adentro (intelecto + amar) y hacia afuera.

 

Y al llamarlo abre también las cuatro aperturas transcendentes (etiqueta 5.13.1)

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Expliquemos ahora con calma cada apertura.

 

1. Apertura interior.

Los cuatro trascendentales personales se convierten entre sí y conforman lo que es la Intimidad de la persona.

 

En la apertura interior rigen el primer trascendental (Co-ser) y el segundo (Libertad).

Co-existencia libre (como gusta llamarla Juan Fernando Sellés).

 

Dualidad pues entre el primer trascendental personal, la Co-existencia (que es un acompañarse o tener intimidad) y el segundo trascendental personal, la Libertad trascendental en tanto que Libertad nativa (posesión de futuro).

Juan A. García hace corresponder esta apertura con la definición de la libertad trascendental como posesión de futuro no desfuturizable. La persona humana está siempre abierta por dentro.

 

La persona humana, gracias al tercer trascendental personal (Intelecto) sabe de sí, sabe de su apertura interior, gracias al hábito innato de sabiduría.

Hay “transparencia”, como solidaridad, entre el Intelecto y el hábito de Sabiduría. Ambos se desbordan en “además”.

Sabemos que somos “intimidad”.

 

La persona humana, gracias al cuarto trascendental personal (Amar personal) acepta la apertura interior del propio ser, creado por Dios.

Ese “aceptar” es solidario con su “dar”. Aceptar el ser es una donación. Es la “transparencia” a nivel del amar.

 

El ser personal creado por Dios se sabe además, y es además de Dios.

Además de Aquél que lo ha creado  y que le podrá decir “quién” es. Y que podrá aceptar su “don”.

La respuesta o referencia de la persona humana a Dios es su Réplica de Dios.

El Co-ser no tiene réplica en su interior. Debe buscarla. Y debe buscar la Réplica que sea aceptada por Dios.

 

 

La actuosidad de la persona humana exige que la persona se continúe hacia afuera y hacia adentro.

La apertura hacia adentro es la profundidad de la persona.

 

La apertura hacia afuera es la generosidad y la docilidad de la persona.

 

 

2. Apertura hacia adentro.

 

La apertura hacia adentro es la dualidad de la criatura humana que busca a su Creador. No es otra cosa que la profundidad de la persona.

En la Comunión con Dios la persona alcanzará su culminación, su destino.

 

Los cuatro trascendentales personales se convierten entre sí y se abren a Dios. Sin embargo, la profundidad es regida por el tercero (Intelecto que busca saber quién es) y el cuarto (Amar que busca aceptación).

 

Veamos cómo se abren los cuatro trascendentales personales al Creador:

 

La Co-existencia al no tener la Réplica en su interior, debe buscarla. Su carácter es la Humildad transcendental.

 

La Libertad es aquí libertad de destinación y va a comunicar su apertura al intelecto y amar personales, animando la búsqueda de la Réplica.

Juan A. García hace corresponder esta apertura con otra definición de la libertad trascendental: la inclusión atópica en el ámbito de la máxima amplitud.

Su carácter es la Fidelidad transcendental.

 

El Intelecto personal  busca la Réplica, depone su saber en busca de otro saber superior.

Encontramos aquí de nuevo la transparencia de hábito de sabiduría e intelecto, ambos, solidarios, se desbordan en además.

Su carácter es la Filiación transcendental.

 

El Amar personal es el dar que busca aceptación. De nuevo hay transparencia dar-aceptar, pero carece de don.

Su carácter será la Comunión transcendental.

 

La carencia de don exige la continuación del ser personal hacia afuera para poder constituirlo y poder ofrecerlo a Dios, en su Réplica.

 

Se me ocurre que la apertura interior y la apertura hacia adentro podrían llamarse aperturas “profundas”.

 

Y, como veremos a continuación, en la apertura hacia afuera se incluirían la apertura “generosa” (apertura exterior) y las aperturas “dóciles” (la apertura inherente o manifestativa).

 

 

3 y 4. Apertura hacia afuera.

La persona se abre hacia afuera porque, para que su ser, que es libre, sea aceptado por Dios, debe otorgar a Dios un don que no posee en su interior. 

 

De ahí que deba abrirse hacia afuera, (hacia el mundo y hacia las demás personas), para constituir su don.

 

Juan A. García la hace corresponder con otra definición de la libertad: novedad históricamente situada.
 
Lo curioso de la apertura hacia afuera es que es “inmanente o interior”. Se produce “dentro”.

Lo que conocemos hacia afuera es inmanente a la persona y constituye la interioridad de la persona.
La apertura se produce “dentro”, extendiendo el ámbito de su interioridad.
Nuestra interioridad crece al entrar en contacto con el exterior y con las demás personas.

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Esta apertura hacia afuera tiene dos dimensiones:

 

Hacia el exterior (hacia el universo físico) que Polo llama "generosidad" de la persona.

 

y hacia las demás personas, "manifestativa", que Polo llama "docilidad" de la persona).

 

La generosidad de la persona depende del hábito de los primeros principios.

La docilidad de la persona depende del hábito de sindéresis.

 

Decimos "depende" porque para ser generosa y dócil, la persona necesita conocer el universo (para dejarlo ser generosamente) y su yo (para manifestarse en él).

Y ese conocimiento es proporcionado respectivamente por el hábito de los primeros principios y el hábito de sindéresis que son dos hábitos innatos del Intelecto personal. 

 

Por el hábito de los primeros principios la persona conoce el ser del universo.

Por el hábito de sindéresis conoce su manifestación cuyo culmen es el "yo".

 

La apertura hacia afuera  tiene, pues, insistimos, dos dimensiones.

Una es la apertura directamente hacia el ser del universo (que también podemos llamar apertura exterior).

Otra, apertura manifestativa o inherente, es la apertura de la esencia de la persona hacia la esencia del universo y hacia las esencias de otras personas humanas.

 

3. La apertura exterior se corresponde con la generosidad de la persona.

Es la dualidad de la persona con el ser del universo, gracias al hábito de los primeros principios.

Veamos cómo se abren hacia el exterior los cuatro trascendentales personales:

La Co-existencia se abre al ser del universo, el ser extramental. Es lo que se llama alteración.

 

La Libertad nativa se extiende, favoreciendo la apertura exterior, al omitir o suspender la búsqueda, por eso hablamos de generosidad.

 

El Intelecto  amplía su saber con el hábito de los primeros principios.

 

El Amar se olvida de sí, y recibe recompensa al encontrar los primeros principios. Aquí es un dar sin don, renunciando a la aceptación. Es un dar generoso pues deja ser a los primeros principios.

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La apertura hacia afuera tiene otra dimensión, la apertura que podemos llamar 4. apertura inherente o manifestativa: la docilidad de la persona.   

No es otra cosa que la apertura de la persona humana hacia la esencia del universo y hacia las esencias de otras personas humanas.

 

Veamos cómo se abren dócilmente los cuatro trascendentales personales, hacia afuera, a través del yo, gracias al hábito de sindéresis:

 

La Co-existencia se abre dócilmente a la esencia extramental (la tetracausalidad del universo), y a las esencias de las demás personas con las que coexiste. Se manifiesta hacia afuera.

 

La Libertad  se extiende, llegando hasta la propia naturaleza (hábitos adquiridos) para poder constituir el don (la vida añadida a la vida que viene de afuera). Dispone hacia afuera.

 

El Intelecto  amplía su saber con el hábito de sindéresis (ver-yo lo de afuera, y querer-yo lo de afuera). Ilumina hacia afuera.

 

El Amar  aporta dones, la vida añadida, a la naturaleza o vida recibida (que viene de afuera). Aporta hacia afuera.

 

 

Ya hemos visto cómo la persona se abre al ser del universo (trascendental metafísico) con el hábito de los primeros principios. Es lo que hemos llamado alteración.

La verdad del universo (trascendental metafísico), es conocida con la esencia (inteligencia) de la persona.

El bien del universo (tercer trascendental metafísico), es querido con la esencia (voluntad) de la persona.

 

Y la persona se abre también hacia afuera, con su esencia, a las esencias de otras personas.

 

Se entiende así que la apertura hacia afuera sea la dualidad y apertura del ser personal hacia afuera a través del yo, que es el ápice de la esencia humana.

 

 

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El profesor Juan A. García González en Miscelánea poliana nº 57,

https://www.leonardopolo.net/docs/MP57-D.pdf nos ofreció un esquema, excelentemente trabajado, de las aperturas del ser personal.

 

Aperturas

1. Apertura interior <íntima, conocida gracias al hábito de sabiduría>

2. Apertura hacia adentro <hacia Dios, conocida gracias al hábito de sabiduría>

3. Apertura al exterior <con el ser del Universo, conocida gracias al hábito de los primeros principios reales>

4. Apertura hacia afuera <es el manifestarse esencial, sindéresis >

5. Esencia dual.

 

Y yo añadí al esquema : 0. Apertura transcendente.

 

Orden de las aperturas según Juan A. García:

1 a 2  : La profundidad de la persona humana: el hábito de sabiduría

 

1 a 3  : La generosidad de la persona: el hábito de los primeros principios

 

1 a 4  : La docilidad de la persona : el hábito de la sindéresis

 

4 a 5  : Le esencia del hombre; la duplicidad del yo: ver y querer; mundo e historia

 

 

La persona humana carece de réplica en su interior.

Y el espíritu que procede de ella se dobla en dos direcciones.

Hacia adentro, busca la réplica que le trasciende

 

Hacia afuera, aspira, generosa y dócilmente, a constituir el don que darle y que tampoco logra en su interior.

 

 

5. ESENCIA DUAL

Conocer y actuar

 

Manifestación de la coexistencia (expresión corporal y manifestación operativa)

 

Disponer, de acuerdo con la naturaleza, según la libertad

 

Iluminar desde el intelecto con la inteligencia (ver); estar-en-el-mundo

 

Aportar amor desde el amar (con la acción voluntaria); estar-en-la-historia.

 

Y ahora me atrevo a presentar, inspirándome en Salvador Piá, la apertura transcendente:

 

0. La apertura transcendente.

Existe una apertura más íntima que la apertura íntima o conjunto de las aperturas trascendentales. Más íntima que mi intimidad.

La apertura íntima (formada por las dualidades de los cuatro radicales personales), se dualiza con otra apertura todavía más íntima.

Piá la denomina apertura transcendente por abrir el ser humano más allá de su propia intimidad, hacia Dios.

 

La apertura transcendente es más íntima a la persona que su propia intimidad. Es una apertura que transciende la intimidad humana profundizando en ella.

 

 

Los seres libres somos creados a modo de "llamada". Somos seres "segundos". El ser primero es el universo físico, que es como es, y no tiene nada que decir, sencillamente se despliega.

 

¿Cuántas dimensiones tiene la apertura transcendente?

Cuatro:

la gracia personal inicial, humildad o abajamiento primero;

la esperanza, amanecer o alianza primera;

la fe, alumbramiento o luz primera;

la caridad o arrullo.

 

Son "las aperturas transcendentes" (la n designa el cómo el ser personal se abre a Dios, respondiendo a la llamada). Y quitamos la “n” para designar a los cuatro trascendentales personales, las aperturas trascendentales que estudiamos en la etiqueta 5.11.0

 

Aunque utilicemos el mismo nombre, no deben confundirse la humildad, la esperanza, la fe y la caridad de las que aquí hablamos, con las virtudes a nivel esencial o las virtudes sobrenaturales de las que habla la teología (éstas son una “anticipación” del Cielo, nos sabemos como Dios nos conoce en el eternidad).

 

Lo sobrenatural en esta vida se entiende con la revelación del pecado original.

Dios interviene de nuevo (la nueva creación, etiqueta 5.16.2) con la gracia sobrenatural que, repito, es, a mi parecer, un anticipo de la Vida definitiva en Dios. Es la gracia sobrenatural de la Teología.

 
 
 

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