¿Cuáles son los 4 grandes bloques temáticos en los que Aristóteles organiza las ciencias?

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1. La filosofía primera o ciencia de lo radical (que la tradición ha llamado metafísica y que Polo amplía con la antropología trascendental).

2. Las filosofías segundas del ser vivo (psicología).

3. Las filosofías segundas del ser inerte (física).

4. Las filosofías segundas del hombre.

Filosofías segundas prácticas: técnica, política y ética.

Filosofías segundas teóricas: filosofía de la ciencia (lógica).


Pues bien, Polo sostiene que la Antropología no es filosofía segunda, sino primera.


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¿Qué apertura transcendental recibe el nombre de humildad?

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Pienso que, en el orden trascendental,  la humildad equivale a la apertura transcendental del radical "además" (es decir, del co-ser personal).

Es "la gracia inicial" de la persona humana.

Dios abre íntimamente "hacia" Él, a cada persona, al crearla.

Estudiamos la llamada inicial de Dios, o gracia originaria, en la etiqueta 5.15.0. 

La hemos llamado también segunda creación. 

Su fruto en el radical "además" es precisamente la "humildad" transcendental.

Me gusta llamarla "abajamiento"




En la etiqueta 5.13.1 estudiamos las aperturas transcendentales en general.
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¿Qué es ser primero y ser segundo para Polo?

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Según Polo el "ser personal" es distinto de aquél de que se ocupa la metafísica.

La metafísica estudiaría el ser como lo primero, como principio y como causa, es decir, el primer sentido del ser.

El segundo sentido del ser es el ser que se añade libremente, es el ser libre de la persona humana.

La filosofía primera, que trata de lo radical, comprende tanto la metafísica (el ser primero) como la antropología (el ser segundo).

Las filosofías segundas estudian todo lo que tiene que ver con el ser en el tiempo.

No nos debe desorientar la terminología utilizada clásicamente para expresar el orden predicamental (no radical) que distingue entre acto primero, entitativo (la forma substancial) y acto segundo, operativo (los accidentes).

Cuando hablamos aquí de ser primero y ser segundo nos movemos en el orden trascendental, en lo radical.


Glosa a Juan A. García González : Existencia personal y libertad. Anuario filosófico nº 95. 2009, p. 328.3

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¿Busca Polo ser original con su propuesta de ampliación de la metafísica?

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La propuesta poliana de ampliación de la metafísica clásica, distinguiendo ahora entre ser primero (el ser del universo material) y ser segundo (el ser de la persona humana) tiene una base en la tradición.

Esa base es la distinción clásica entre naturaleza y persona.

La filosofía encuentra muy pronto el problema de cómo armonizar lo uno y lo múltiple.
Pero existe siempre el peligro de solucionar el problema o bien cayendo en el monismo (Parménides) o pasarse con el dualismo (Descartes).

La noción de persona, que tiene un origen teológico como señala Spaemann en su libro "Personas", resuelve ese problema.
En efecto, del mismo modo que en Dios hay una sola naturaleza divina y se mantiene la distinción entre las personas divinas, debemos nosotros mantener la distinción entre el ser del universo y las distintas personas humanas.

Así entendemos que, por un lado, cada persona humana es única en el mundo gracias a su  libertad personal, pues cada persona es responsable.
Cada persona es distinta de las otras porque es capaz de aportar novedades no previstas inicialmente.

Y por otro lado, al mismo tiempo, hay algo entre las personas  que es común, que posibilita la comunión: el don que nos hacemos, la naturaleza, que es sencillamente lo que es, porque Dios lo ha hecho así o se deja transformar por nuestro obrar.

Los grandes filósofos saben armonizar naturaleza y libertad: la "sencillez" del ser y el "además" que aporta la libertad de cada uno.

Ésta es la propuesta de Polo: debemos distinguir entre el ser del universo físico y el ser personal.
Ambos son primarios, objeto de la filosofía Primera. Pero uno es sencillo (el ser del universo) y el otro dual (el ser personal humano).

La Metafísica estudia el ser primero y la Antropología el ser segundo. Siendo ambas filosofías Primeras.






Glosa a Juan A. García González : Existencia personal y libertad. Anuario filosófico nº 95. 2009, p. 328.4

Para saber más:
Etiqueta 1.12.1 filosofía primera y segunda

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¿Qué es la llamada inicial?

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La llamada inicial es la creación de cada persona humana. Se le llama también creación segunda.

La creación primera es la creación del universo físico.

La persona humana se caracteriza por su crecimiento según sus elevaciones. (Estudiamos las elevaciones trascendentales en la etiqueta 5.7.0)

La elevación de base es la creación. Las otras cuatro elevaciones son la llamada inicial, la insistencia o mantenimiento de la llamada, la santificación y la glorificación

La creación de la libertad de lapersona humana exige la llamada inicial (vocación según Piá).

La persona es libre, debe responder a una llamada. No está determinada.

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La llamada inicial es pues una de las "elevaciones" trascendentales de la persona humana.

Es la creación segunda.

 

A la llamada inicial podemos también llamarla gracia inicial (que abre el radical co-ser hacia Dios. Esta gracia es una apertura transcendental que llamamos humildad trascendental) y podemos también llamarla gracia primera (en tanto que abre, con tres aperturas, los otros tres trascendentales hacia Dios. La esperanza transcendental es la apertura de la libertad. La fe es la apertura del inteligir personal. La caridad es la apertura del amar transcendental.

 

La llamada inicial es pues  el modo peculiar como Dios crea cada persona humana. Dios la crea, "llamándola".

 

Noten la exquisita ternura de un Dios que no nos crea despóticamente, sino en libertad. Nos "llama".

 

El fruto de la llamada inicial es, por lo tanto, una apertura transcendente (vean las etiquetas que empiezan por 5.13).

 

La persona humana es creada con una intimidad orientada de suyo al auto-transcendimiento, a vivir-con o en Dios.

 Vista desde la criatura humana, la llamada inicial es potencia obediencial. Vocación.

 Tras la decisión divina de crear, podemos considerar pues, trascendentalmente, esta elevación que llamamos "llamada inicial" (denominada también, como hemos dicho, gracia inicial como referencia al radical co-ser y gracia primera referida a los otros tres radicales).

 Los seres libres somos creados a modo de "llamada". Somos seres "segundos". El ser primero es el universo físico, que es como es, y no tiene nada que decir, sencillamente se despliega.

 Y la "llamada" fructifica en cada radical humano:

 

- en cuanto ser libre, se abre el ser en esperanza;

- en cuanto inteligir personal, se abre en fe;

 - en cuanto amar, se abre en caridad;

 - y en cuanto co-ser, se abre en humildad (gracia inicial).

 

Son "las aperturas transcendentales" (la n designa el cómo el ser personal se abre a Dios, respondiendo a la llamada).

 

Otra cosa distinta es la apertura "trascendental" (sin n) o apertura íntima, que designa las dualidades íntimas del ser personal. Es decir, nuestro estar abiertos por dentro (la estudiaremos en las etiquetas 5.11).

 

Ya saben ustedes que la intimidad personal poliana  comprende:

-  la dualidad entre  la apertura interior y la apertura hacia adentro.

 

La apertura interior es la dualidad entre co-ser y libertad,

y la apertura hacia adentro,  es la dualidad entre el inteligir personal y el amar.

 Con la llamada inicial vamos más allá de nuestra intimidad. Por eso decimos trans.

Entramos en contacto con nuestra réplica.

 

Se habla de las aperturas en la etiqueta 5.8.0

Se habla de la réplica en la etiqueta 5.4.2


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¿Cómo es creciente el acto de ser de la persona humana?

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Silvia Martino ha tenido la amabilidad de enviarme la respuesta de nuestro profesor Juanfer Sellés en el coloquio de las Jornadas Universitarias sobre Leonardo Polo de este año 2023.

Deja muy claro que el acto de ser personal es constitutivamente creciente.

Si nos limitamos a “pensar” el acto de ser, lo detenemos y ya no le conocemos realmente.

Cada uno somos crecientes hacia Dios.

Cada uno somos únicos hacia Dios.

Dios eleva a la persona sin cesar, la abre a su Intimidad, para que entremos en ella siempre además.


¿Cómo se realiza la llamada inicial de Dios a la humildad?

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El fruto de la elevación trascendental que denominamos “llamada” de Dios, no es otra cosa que las aperturas transcendentales de la persona humana (humildad, esperanza, fe y caridad trascendentales).

Siguiendo la intuición de Adam Solomiewicz, cada trascendental personal es abierto por Dios teniendo en cuenta la dualidad radical nacer-destinándo.se.

Por ejemplo, el amar personal comprende un doble don: Dios da el don del "ser personal" que la persona acepta trascendentalmente y el don de la esencia humana que la persona da esencialmente a Dios.

Pues bien, la llamada de Dios también abre el primer trascendental personal “co-ser”.
Esta apertura es la humildad trascendental, que siguiendo la intuición de Adam es también doble: es un nacer humilde y un destinar.se humilde.

Ya ante, Salvador Piá notó que la llamada inicial se realiza según los cuatro radicales íntimos. 

El radical personal que está a la base de los demás es el Co-ser. Pues bien desde el co-ser la llamada inicial, decía Piá, es un re-nacimiento, es actividad re-naciente. Gracia inicial u original
Es un estar siempre abiertos al futuro o nuestra vinculación a Dios. Es la docilidad de la humildad.
Por eso propongo llamar a esta gracia inicial  "humildad trascendental".

La apertura transcendente del ser humano corre enteramente a cargo de Dios según el nacer (pendiente del destinar.se acabado que es la aceptación de Dios).
Ése nacer trascendental es el modo en que Dios se introduce inicialmente en la persona humana: elevando la apertura trascendental de los radicales personales con la apertura transcendente.
Por ese motivo, a la llamada inicial del además se la denomina gracia inicial  de la persona humana, porque es Dios quien en atención a Dios le da la gracia inicial a la persona humana, es decir, la llama.

Desde esa observación, la condición creatural del además  se dilucida como adverbio.

La persona humana es imagen de Dios como adverbio; por tanto ser imagen humana no significa ser verbo, ni tampoco ser pronombre. Y, justo por eso, como imagen o adverbio es como se muestra la índole creada de la actividad personal humana. A su vez, desde el carácter adverbial del además queda mostrado que Dios es persona como Verbo.


De esto habla salvador Piá en “El hombre como ser dual” p. 384-424
Y explicamos la llamada inicial en la etiqueta 5.15.0

¿Cuándo hablamos de “elevación”, nos referimos a una sola “elevación”?

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Si queremos introducirnos en la teología, aparece inmediatamente la noción de “elevación”.
Sugiero al lector abrir la etiqueta 5.7.0 elevacionestrascendentales, donde intento explicarlas.
 
Al menos he encontrado cinco elevaciones distintas.
En teología sobrenatural interesa especialmente la llamada “santificación”.


 
Ideas sacadas con motivo de las clases impartidas por el profesor Juan Fernando Sellés, por zoom, a partir de septiembre de 2023.
Concretamente, esta pregunta fue suscitada leyendo la Nota Preliminar del libro “Teología para inconformes”.


¿Cómo son elevados los cuatro trascendentales personales descubiertos por Polo?

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1. El co-ser es el subir incesante hacia Dios (de ahí la dignidad de cada persona humana). Gracias a su elevación el acto de ser personal (co-ser) es “actuoso”, “además”, se añade, encontrando cada vez más compañía.
 
2. La libertad es el juego. El trascendental “libertad personal” es elevado jugando. Cuanto más alta está la persona, mejor juega. La libertad trascendental es el juego del amor, que engendra, en la belleza, nuevos juegos.
 
3. El entender personal crece al crecer transparentemente sus contenidos, al abrirse el panorama en la medida en que toma altura, elevado por Dios.
 
4. El amar personal es elevado en la medida en que Dios acepta su don, al destinarse libremente a Dios.


¿Qué es la pura humildad?

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La pura humildad es la transparencia de no pensar en sí.
 
María no se plantea el "problema" de la réplica, el problema de saber quién es. (Entre otras cosas porque la réplica no es ningún problema, más aún, es la fuente de nuestra vida).
 
De ahí que podamos hablar de la dormición de la Virgen. Ella está dormida.
 
La incertidumbre de la muerte viene de no saber cómo despertarse. El que duerme, en cambio, sabe que despertará.
 
Pero téngase en cuenta que el estado de durmiente pleno en esta vida, no es un estado de inconsciencia, sino al contrario, el estado de plena conciencia.
 
No es el estado de hombre dormido del que hablaba Aristóteles, que está en potencia de despertarse, pero que está dormido.
 
En la Virgen dormir es más vital que despertar. Está creciendo.
Su dormir es el no preocuparse de su ser, de su réplica. No tiene necesidad de abandonar el límite mental. (Lo abandonó desde su concepción inmaculada).
 
Ella vive sumergida en este mundo (pleno) que es la Voluntad de Dios. Es una plenitud de vitalidad, fruto de sus entrañas. Es la Vida.
 
De ahí que digamos que está dormida al más allá. Vive abandonada.
Y al mismo tiempo, plenamente despierta para hacer lo que Dios quiere.
Así se describe la pura humildad.
 
También podría decirse que la Virgen se ignora a sí misma porque nunca se plantea el problema de la réplica o la réplica como problema, sino como gratitud.
 
Nosotros buscamos saber quiénes somos y buscamos que nuestro don, nuestra vida, sea aceptada. (Lo sabremos en el momento del tránsito, que es la muerte).
María muere antes (con su Hijo) voluntariamente al pie de la Cruz.
 
María se duerme. Vive dormida.
Vivir dormidos es la pura humildad.
 
María, la Mujer, tiene resuelto ese problema de antemano, pues es la Esposa del Espíritu Santo y Reina de la creación.
 
 
 
 
 
De esto habla don Leonardo en su libro póstumo "Epistemología, creación y divinidad" VII. 8 El Espíritu Santo y la Virgen.
 
Etiquetas:
1.11.0 mujer;
12.10.0 María;
5.13.2 humildad;
10.0.0 muerte;
5.4.2 réplica.


¿A qué podemos llamar « obediencia trascendental » ?

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Me atrevo a decir que existe una ley divina que podemos llamarr obediencia trascendental.

Consiste en que el Don del Aceptar divino se convierte en Dar.
 
El co-ser personal humano también.
 
Cuando la persona acepta el Don que es, (el Don de Dios), ese Don se convierte, en ella, en dar.

Y busca su don esencial, para darlo.
 
Y el para “darlo a Dios” es la obediencia transcendental que llamamos humildad.
 
El problema vendrá de la libertad en su extensión esencial.
Libremente buscamos el don que debería ser para Dios.
Digo “debería” porque transcendentalmente, al ser libres, las personas somos capaces de desobedecer.
Esta maldita capacidad es lo que llamamos caída trascendental. Es nuestra comunión original con el demonio.
 
María fue preservada de esta caída por su comunión con la Verdad.
Por eso es humilde.

Su aceptar el Don se hace Carne.


¿Cuántas dimensiones tiene la apertura transcendente?

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La apertura transcendente tiene cuatro dimensiones:

1. la gracia personal inicial originaria, humildad o abajamiento primero;
2. la esperanza, amanecer o alianza primera;
3. la fe, alumbramiento o luz primera;
4. la caridad o arrullo.

El primer abajamiento o humildad transcendental, equivale a la verdad del co-existir personal. La humildad es la verdad.

El amanecer de la persona equivale al destinarse de la libertad.

El alumbramiento equivale a la búsqueda intelectual del destino personal.

El primer arrullo equivale a la búsqueda amorosa del encuentro con Dios.

Aunque utilicemos el mismo nombre, no deben confundirse la humildad, la esperanza, la fe y la caridad de las que aquí hablamos, aperturas transcendentales,  con las virtudes a nivel esencial, y tampoco con las virtudes sobrenaturales de las que habla la teología.

Asímismo no se ha de confundir la originaria gracia personal inicial (el primer abajamiento) con la gracia santificante de la teología.

Para mejor entendernos hablaremos de virtudes teologales (fe esperanza, caridad, gracia santificante) y aperturas "iniciales" (humildad o gracia inicial, fe, esperanza y caridad iniciales).




Lasvirtudes infusas teologales las estudiaremos en la etiqueta 12.8.0 y también en la etiqueta 5.16.2, en tanto que "nueva" creación.
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¿Cuáles son las elevaciones trascendentales de la persona humana?

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La persona humana, independientemente de su querer, crece, trascendentalmente, hacia su destino, al ir siendo elevada, por Dios, hacia la felicidad (ordo amoris) y Dios lo hace según cinco elevaciones que podemos llamar “trascendentales”, a saber: la creación, la llamada inicial, la insistencia o mantenimiento de la llamada, la santificación y la glorificación.
Inicialmente, Dios crea cada persona con tres elevaciones que son simultáneas y necesarias, no cesan: creación, llamada inicial e insistencia.
 
Las elevaciones no son “estados”, sino crecimiento. El miembro superior tira para arriba del miembro inferior.
Las elevaciones no son “etapas”. Es la persona la que es elevada hacia la unidad en sus distintas dimensiones.
Dualizarse es prolongarse y se describe como “elevación”.
En lo más alto, Dios.
Somos un ascensor.
El profesor Juan García llama elevación “creacional” a la relación subsistente, en orden al Origen, que somos cada uno de nosotros.
Pienso que esta elevación “creacional” contiene tres dimensiones: Creación, Llamada inicial e Insistencia en la llamada.
 
a) Creación
La Creación de la persona humana es la creación de su dualidad radical, su nacer destinándo.se.
Podemos llamarla creación inicial.
Según la propuesta de Adam Solomiewicz, el miembro nativo de la dualidad radical humana es el nacer trascendental y el miembro destinativo de dicha dualidad es el destinarse trascendental.
Un acto de ser personal, radicalmente dual.
 
b) Llamada inicial (creación segunda o gracia inicial).
Si llamamos creación primera a la creación del universo físico, la creación segunda será la creación de cada persona humana, en tanto que llamada.
Es la llamada del Destino.
La llamada inicial es el modo peculiar como Dios crea cada persona humana. Dios la crea, "llamándola".
 
Noten la exquisita ternura de un Dios que no nos crea despóticamente, sino en libertad. Nos "llama".
 
Llamamos creación segunda a la creación de cada persona humana. Dicho en términos clásicos, la unión del alma con el cuerpo.
 
Dios crea la persona humana como libertad de destinar su mundo.
La persona habita el universo físico convirtiéndolo en su “mundo”.
 
El fruto de la llamada inicial es la apertura transcendente: el hombre es capaz de Dios. Co-existencia libre.
 
Dios nos abre, llamándonos, atrayéndonos a su Intimidad, elevándonos.
Es la elevación de nuestro espíritu, proveniente del favorecer de Dios, que abre cada uno de los trascendentales personales.
La persona humana es orientada y elevada “hacia” Dios abriendo cuatro aperturas transcendentales, fruto de esa llamada inicial.
El panorama se amplía así, en el ascensor acristalado gracias a esas cuatro aperturas transcendentales, que son infusas y naturales.
 
A la llamada inicial podemos llamarla gracia inicial (que abre el radical co-ser hacia Dios). A esta apertura transcendental la denomino humildad trascendental).
 
La llamada inicial en cuanto que también abre los otros tres trascendentales personales hacia Dios, podemos también llamarla gracia primera.
A estas tres aperturas transcendentales las denomino de la siguiente manera: la esperanza trascendental es la apertura de la libertad. La fe es la apertura del inteligir personal. La caridad trascendental es la apertura del amar. (Ustedes comprenden que no se trata de las virtudes teologales de la teología, sino aperturas naturales de la persona humana a Dios, desde su creación).
 
 
c) Insistencia o mantenimiento de la llamada.
Es la elevación propiamente dicha.
Dios mantiene insistentemente la llamada (es un diálogo creador), para que el hombre aporte su don.
Esta insistencia permite comprender la condición temporal de la vida.
 
Esta insistencia o mantenimiento de la llamada no es otra cosa que el tirar de Dios, hacia arriba, que no cesa de elevarnos libremente.
Recuerden que “elevación” no significa que “estemos” elevados, sino que estamos siendo elevados. Cuando decimos "elevación", hablamos de un movimiento que no cesa.
Insistencia en la llamada.
 
Aquí se incluyen también intervenciones sobrenaturales de Dios que nos favorecen aún más. Por ejemplo, cuando Dios llama a un pagano a reconocerle como el Dios vivo.
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Debemos explicar ahora otras dos elevaciones que no tenemos de entrada: la santificación y la glorificación.
 
d) La santificación: para entenderla nos servirá volver al mito del ascensor acristalado: imaginemos en el interior del ascensor, una sala enorme, con pantallas en color, donde se pueden ver, por anticipado,  los misteriosos juegos eternos, que están más allá de la azotea.
Esas pantallas (cual un VAR) nos hacen gozar de una elevación sobrenatural que los teólogos suelen llamar "gracia santificante", anticipación de la vida eterna. (Tras la caída, la llamamos “nueva creación”).
 
e) La glorificación es el encuentro definitivo con Dios,  más allá de la azotea, en el que conoceremos cómo Dios nos conoce: como hijos que serán siempre "además", jugando y cantando eternamente.
 
x) Pero además de estas cinco elevaciones no debemos olvidar que "trascendentalmente" hubo una caída (que se corresponde con lo que la teología llama pecado original). No es otra cosa que la comunión con el maligno, con el don "nadie". Es la caída trascendental. La pandemia original. Un obscurecimiento del ascensor que dificulta la visión hacia afuera y hacia adentro. Las consecuencias de este apagón inicial son patentes. La principal, la ignorancia. Sin embargo, el ascensor no ha dejado de subir y la esperanza no cesa de renacer. La humanidad subsiste hacia su Destino.


¿Qué potencia se corresponde con la humildad transcendental?

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Vista desde la criatura humana, la llamada inicial, cuyo fruto en el ser personal es la apertura llamada humildad o abajamiento, no es otra cosa que potencia obediencial.

La llamada inicial la estudiamos en la etiqueta 5.15.0



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¿Cuándo se incorporó la intimidad al vocabulario filosófico?

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La intimidad se incorpora al vocabulario filosófico sobre todo a partir de Agustín de Hipona, que es uno de los grandes glosadores de Pablo de Tarso.
 
Dios es más íntimo a nosotros que nuestra intimidad.
 
Pero atención, intimidad no es lo mismo que "inmanencia".
 
La intimidad de la persona es más radical que la inmanencia cognoscitiva.
Y más radical incluso que el amor como virtud.
 
Intimidad designa el co-ser personal, precisamente, el conjunto de "radicales" de la persona humana, trascendentalmente dualizados.
Designa, también, la dualidad radical nacer-destinándo.se
 
Intimidad es acompañar-se.
 
Polo señala que ser acompañándose es una expresión «sólo indicativa; considero preferible (dice Polo) esta otra: co-existir es la amplitud interior del acto de ser humano, es decir, la ampliación trascendental».
 
 
 
 
 
 
De esto habla Polo en Antropología Trascendental I, p. 208, nota 12.

 


¿Qué es la intensidad?

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La intensidad es propia de la esencia.
 
Si queremos aplicar la noción de intensidad al acto de ser, tendríamos que decir que la intensidad del acto de ser es su “inagotabilidad”. Su transparencia.
 
La intensidad, repito, es propia de la esencia.
 
Forzándolo un poco podríamos decir que el acto de ser admite ser denominado “intensivo” según su mayor o menor manifestación o despliegue. Y eso es precisamente su esencia.
 
El acto de ser más que intensivo es creciente.
“Además” significa “ademaseidad”, ser creciente.
Intensivo aplicado al acto de ser no quiere decir “grado” de intensidad, sino ser creciente. Transparente.


¿Es el acto de ser humano intensivo?

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No. La intensidad es propia de la esencia y no del acto de ser.

El acto no es intensivo.

Los actos se dicen superiores o inferiores.

Es la potencia la que es intensiva, pues depende del acto.

El acto de ser humano no es,pues, intensivo.
Y no es intensivo también porque su intensidad es máxima, sin fin, inagotable.

Lo que es intensivo es el crecimiento de la esencia humana.
El hombre puede crecer irrestrictamente y se manifiesta, más o menos, libremente.

La infinitud de la intensidad se debe a lo más íntimo de nuestra intimidad: nuestra apertura en Dios.

El "además" está abierto por dentro.

Y más allá de su más allá, habita Dios, la máxima amplitud, sede de la persona en tanto que libertad.
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¿Qué dos trascendentales personales describen mejor la intimidad?

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La coexistencia y la libertad.
 
Coexistencia carente de Réplica en su interior.
Libertad o coexistencia inmediatamente activa.

¿No serán la verdad y el bien, el conectivo del amor?

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Siendo la verdad el desvelamiento del ser.
Siendo el bien la efusión del ser.
Siendo el amor la comunión del ser.

Pienso que los tres son convocados por la belleza de la humildad.

Quizá, según el plan de Dios, es María el conectivo. 
La Belleza que convoca.

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¿Cuáles son las aperturas trascendentales?

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Las aperturas trascendentales son los cuatro radicales personales o trascendentales personales descubiertos por Polo.
 
Son distintas de las aperturas trascendentes, también llamadas transcendentes.
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¿Admiten ustedes mi propuesta de considerar la belleza desde Dios y desde la creatura?

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La Belleza convoca.
 
Desde Dios, la belleza sería "la convocación" que Dios Padre hace a la Creación.

La belleza metafísica es la causa final del universo.
 
La belleza antropológica es distinta. 
Dios crea el acto de ser personal, convocando a la Libertad trascendental que es atraída hacia la Unidad en Dios.

Será Bella en la medida en que su don atraiga a la Bondad divina.

Don Leonardo no admite lo bello como trascendental antropológico, porque la belleza humana para Polo es del orden de la esencia humana (Antropología II, 17), no del acto de ser personal.
 
 
Desde la creatura humana, la belleza sería la Humildad del co-ser que atrae o convoca la mirada de Dios.
 
La humildad transcendental es entonces la apertura convocada por la humildad pura, María.
 
No es un trascendental personal sino la apertura del co-ser que responde a la convocación de Dios.