¿Se puede llamar a Dios “Primero”?

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Sí.
Dios en cuanto Persona es Primero.
La persona humana es segunda.

A Dios, en cuanto que crea el Universo, se le puede llamar Principio.
Es el Principio real de Identidad.

Pero en cuanto Persona, no es Principio, es Primero.
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¿Cuál es la distinción radical para los griegos?

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Para los griegos la distinción radical en la que basan su filosofía es la distinción entre “potencia” y "acto".  (ver etiqueta 1.2.1 Preguntas sobre el acto y Etiqueta 1.2.3 la Potencia).

Los filósofos judíos y cristianos saben que la distinción entre “nada” y “ser” es más alta.

Polo añadirá que hay más distancia entre Dios y la criatura que entre la criatura y la nada.

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¿Qué sentidos tiene la palabra “identidad”?

 


RRespuesta rápida de Louis Cardona en Whatsapp :

La palabra identidad tiene dos sentidos:

1)   en sí: es más que igual; es lo mismo.
Si se entiende como “ser”, entonces sólo Dios es Identidad. En el hombre hay distinción real...
 
2) a nivel psicológico y/o jurídico, por identidad de entiende cómo los demás te consideran (el origen de lo que, por reflejo, se llama autoestima). Entonces toda persona tiene una identidad... y le gustaría que correspondiese a lo que quiere.
 
El término lo emplea mucha gente y abarca ambiguamente muchas cosas...
Por un lado, quién soy, en cuanto único e irrepetible. Pero por otro lado,  con quién me identifico, a qué grupo pertenezco.

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¿A qué llama Polo "normas"?

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Bien saben ustedes que Polo muestra magistral y sencillamente las tres dimensiones de la Ética : normas, bienes y virtudes.
Pues bien la normatividad ética son las leyes propias de los seres libres.

Se distinguen de las leyes físicas que rigen el actuar de modo determinista.
Una partícula material sigue indefectiblemente el orden fijado por la naturaleza. (O quizá prefieran ustedes decir que ocupa necesariamente el lugar que le corresponde según las condiciones iniciales del universo. Lugar tan aleatorio que escapa a nuestra experimentación).
Sin embargo, es evidente que los animales son regidos por las leyes biológicas. Basta observar cómo el gusano se transforma en mariposa.

Lo propio del hombre es tener que regular él mismo su vida de acuerdo con leyes que no se cumplen de suyo. Son leyes de otra índole, que el hombre puede cumplir o no cumplir.

La normatividad ética surge del carácter racional y libre del ser humano.

Podemos llamar a esas normas "naturales", pero no porque se cumplan inexorablemente como los frutos de los árboles, sino porque es propio del ser humano, natural a él, darse a sí mismo el fin, queriéndolo. El hombre pude conculcarlas, seguirlas o no. Pero no por ello son menos profundas o menos ancladas en el ser. El cumplimiento libre no se confunde con el azar.
Si no las cumple se hace daño.






De esto habla Polo en "Ética". Hacia una versión moderna de los temas clásicos. 2ª edición. Unión Editorial. p. 60

Para saber más:
sobre la ley natural, ver etiqueta 6.2.0

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¿Cómo aparecen las leyes "naturales"?

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Hemos de distinguir entre las leyes naturales éticas, propias del ser libre, que nacen con la libertad y las leyes naturales físicas o biológicas.

Aquí respondemos a la pregunta sobre las leyes naturales físicas, que son leyes que no pueden ser incumplidas.

Es uno de los grandes problemas de que se ocupa la mecánica cuántica. Aunque hay todavía algunos puntos oscuros, la explicación encontrada es bastante válida.

La historia de nuestro problema comienza un poco más tarde que el big-bang, y en un tiempo anterior a la evolución biológica (pues la vida aún no apareció).

Al expandirse el universo, según los físicos cuánticos, la frecuencia de los fotones disminuye, varía su energía y se pasa a un universo en polvo en el que ya hay núcleos, y a partir de los núcleos se forman los átomos.

La gravedad (ley natural física) aparece o empieza a funcionar cuando la energía de los fotones disminuye. Los átomos pesados se forman después y no existen en todo el universo, sino en algunas regiones suyas.
En definitiva: según el estado energético aparecen unas leyes u otras, que no pueden dejar de cumplirse y que están contenidas en las condiciones iniciales del universo.
Las leyes físicas expresan estados energéticos distintos.

Comprendan ustedes que la aparición de las leyes naturales físicas es de un orden distinto de las leyes naturales morales (del ser libre).
Las físicas se cumplen siempre.

Las morales pueden cumplirse o no, pues son el camino de la libertad. Son leyes del ser libre para ser libre.

El "deber" no aparece por un cambio energético. No es que nuestros átomos pesados se conviertan en ligeros.
El ser libre es inmaterial y espiritual.

No sucede lo mismo en los animales, pues no son libres. ¿Cómo nacen sus leyes "biológicas"?
Los perros, como ejemplo de criaturas "inteligentes" animalmente,  tienen facultades inmateriales (la vista, el olfato, la memoria, la estimativa, etc.,) con base orgánica.
Si el perro tiene miedo y huye no es porque sus átomos pesados se hagan ligeros (de helio, por ejemplo), sino porque capta inmaterialmente el peligro (sin darse cuenta, porque no tiene propiamente conciencia, aunque conozca).

En el universo físico hay sobrantes formales, inmateriales, que aparecen en el transcurso de la evolución. Se trata de leyes naturales biológicas. Que se cumplen siempre: el perro que tiene miedo, huye despavorido. No se puede parar a pensar.

Bien distinta es la inteligencia humana. Con el hombre aparecen "novedades". Cada persona es extracósmica, libre. Su naturaleza ha sido conectada con un quién, que conduce éticamente su vida. Si quiere.





De esto habla Polo en "Ética". Hacia una versión moderna de los temas clásicos. 2ª edición. Unión Editorial. p. 61.3


Para saber más:
sobre la ley natural, ver etiqueta 6.2.0
sobre el derecho, ver etiqueta 9.14.0
sobre la esencia del universo, ver etiqueta 4.0.0

sobre la evolución, ver etiqueta  9.1.0
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¿Nace la norma moral con la inteligencia humana?

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Sí, pero en correlación con el bien y la virtud.

La correlación sistémica entre las tres dimensiones de la ética (normas, bienes y virtud) no se entiende si se pierde de vista que somos libres.

Las leyes físicas, biológicas, psicológicas, no se pueden conculcar.

La luz de la inteligencia, sin embargo, no es luz física, es apertura (chispazo libre) en el ámbito de la máxima amplitud.

Por ser libres, conocemos, más o menos, conduciendo nuestra vida. Para conocer inteligentemente hay que prestar atención, consentir en un bien, porque sabemos que nos conviene (amor).

La conciencia moral no es un imperativo categórico. Más que "haz el bien", la luz de la sindéresis nos indica: "lo tuyo es hacer el bien", luego…, haz lo que quieras.

Somos seres que tenemos en las manos nuestro propio existir. No estamos finalizados por una determinación finita, sino que tendemos sin límite (actividad irrrestricta: libertad).

El nacimiento de la norma moral muestra que llevamos nuestro existir a cuestas. No tenemos ninguna dotación previa según la cual podamos descansar en nuestro acontecer temporal, como descansa un animal. O como descansa un astro. El astro está reclinado en su órbita; el astro no hace nada de sí, si lo hiciera, podría salirse de su órbita, pero el astro no es libre.






De esto habla Polo en "Ética". Hacia una versión moderna de los temas clásicos. 2ª edición. Unión Editorial. p. 64. 2-3


Para saber más:
sobre el arranque de la ética, ver etiqueta 9.1.0
sobre la distinción hombre-animal, ver la etiqueta 4.6.1

sobre la conciencia moral, ver la etiqueta 9.6.0
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¿Son las normas éticas leyes en sentido lato?

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Sería un error considerar que las normas éticas son leyes en sentido lato, es decir, no propiamente leyes, por el hecho de que se pueden conculcar.

Las normas morales obligan. Es cierto que no son como las leyes que formula Newton en la mecánica racional, o las leyes según las cuales funciona el instinto. Pero obligan.

Las leyes físicas tienen carácter automático, son inevitables. Las leyes morales pueden conculcarse, pero ello no atenúa su importancia

La normatividad moral es un camino insustituible para la realización del sujeto libre.
De nada sirve si el sujeto no es libre.  Es inútil poner un semáforo para perros.

Pero para el sujeto libre las normas son insustituibles. El incumplimiento de la norma ética detiene la libertad (nuestra actividad no comprimida, nuestro ser "crecimiento") y la sujeta a reglas inferiores a ella, inferiores al crecer liberador. Rige entonces la obstinación, el capricho o, lástima, la frivolidad. Más que de libertad esclava habría que hablar de ilusiones o evanescencias de la libertad.

Las normas morales no sujetan de manera inexorable al ser humano, pero expresan un deber ser, obligatorio y al mismo tiempo libre. No son leyes irreales que nos damos a nosotros mismos o convencionales. Rigen realmente nuestro vector de finalización.

El hombre no está finalizado por la especie, tiene que darse a sí mismo el fin, libremente. Pero eso no quiere decir que pueda hacer cualquier cosa. "Debe" hacer, dentro del ámbito de la máxima amplitud, lo que las normas morales (de crecimiento) le exigen.

La normatividad moral se reduce a amar (a Dios y al prójimo). Seré cada vez más libre, en la medida en que sepa amar, en que me deje y me dejen cumplir las normas morales. ¡Qué bien se está!







De esto habla Polo en "Ética". Hacia una versión moderna de los temas clásicos. 2ª edición. Unión Editorial. p. 60.3


Para saber más:
sobre la ley natural, ver etiqueta 6.2.0


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¿Son lo mismo las normas éticas que las normas jurídicas?

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Tanto las normas éticas como las jurídicas son exclusivas del hombre. No hay ningún animal que tenga costumbres y derecho (llamo costumbres a maneras de conducirse de acuerdo con la cultura o la civilización).

Pero el derecho y las costumbres culturales son normas derivadas de las normas éticas.

Las normas éticas son las "originarias" porque son inseparables de la libertad. Son leyes del ser libre para ser libre.

Las leyes físicas y las leyes psicológicas dependen de la biología del animal, son leyes que se cumplen automáticamente.

Las leyes del derecho y de las costumbres tienen también algo de automático, no son tan inseparables de la libertad, en cuanto que son derivadas de las normas éticas.
El semáforo rojo me detiene casi automáticamente (aunque yo guarde la posibilidad de saltármelo). No pierdo mi libertad si alguna vez, cuando no pasa nadie un domingo temprano, me lo salto.

Sin embargo, si mato al inocente, pierdo mi libertad arrastrado por la pasión. Si asesino, me pierdo. Si robo, me pierdo. Libremente debo siempre amar. Si no amo, me pierdo.

Las normas éticas no son mecanismos, no nacen por consenso. Me obligan, porque soy libre y para ser libre. Puedo conculcarlas, y entonces me pierdo. Puedo seguirlas, y entonces me gano.
Vivir éticamente es ganar tiempo.








De esto habla Polo en "Ética". Hacia una versión moderna de los temas clásicos. 2ª edición. Unión Editorial. p. 61


Para saber más:
sobre la ley natural, ver etiqueta 6.2.0
sobre el derecho, ver etiqueta 9.14.0

sobre la cultura, ver etiqueta 7.2.0
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¿Tiene normas la libertad?

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Sí, las normas "éticas".
Las normas éticas son leyes del ser libre para ser libre.
El ser humano es un ser libre, es un ser personal, dueño de sí, debe destinarse.

Y para destinarse necesita conocer su destino y el camino que conduce a él. Destino que no se le impone. Libremente, cada persona debe destinarse.

De ahí que la libertad se trueque en búsqueda de su destino.
El hombre libre es capaz de entender su destino y el camino.
Y, al ser libre, puede seguirlo o no.

Es aquí donde aparece la normatividad ética.
Las leyes éticas son leyes del ser libre para ser libre, para destinarse libremente a su destino. Veámoslo:

En la medida en que se entiende y se ama el destino, somos más libres, más dueños de nosotros mismos.

La ética descubre así dos series de nociones que son enteramente originales del hombre libre, a saber, bien-mal, virtud-vicio.

Bien y mal no se puede decir de lo físico a no ser que abusemos de las palabras. La explosión de una supernova no es ni buena ni mala.
Buena mesa y mala mesa o buen clima y mal clima son acepciones secundarias.
Bien y mal son nociones estrictamente éticas que sólo se captan si se es libre.

Por otra parte, el cumplimiento o no de las leyes morales, modifica intrínsecamente la capacidad de realizar las acciones. Aparecen las virtudes y los vicios.

Ya tenemos las tres dimensiones de la ética: normas, bienes y virtudes.

Haz el bien y crecerás es la primera norma ética, la primera norma de la libertad, del ser libre para ser libre.










De esto habla Polo en "Ética". Hacia una versión moderna de los temas clásicos. 2ª edición. Unión Editorial. p. 61.2, 62.3 y 63


Para saber más:
sobre la ley natural, ver etiqueta 6.2.0
sobre ética, ver etiqueta 9.0.0
sobre el bien, ver etiqueta 5.2.2
sobre la virtud, ver etiqueta 6.2.5
sobre la libertad, ver etiqueta 1.1.2
sobre el destino, ver etiqueta 13.0.0

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¿Son las normas éticas el resultado de convenciones, pactos o tradiciones culturales?

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El "pactismo" es una doctrina bastante abundante en la edad moderna; recuérdese, por ejemplo, el contrato social de Rousseau.
Pero si las normas éticas fueran puras convenciones, o lo que es peor, si fueran naturales en el sentido biológico (como la leona cuida a sus cachorros), entonces no se pueden tomar en serio, porque no concernirían mi libertad trascendental.

O las cumpliríamos necesariamente (como hacen los leones) o consistirían en un ajuste, todo lo democrático que se quiera, a un destino impuesto.

Sin embargo, el destino no se impone al ser libre. El ser libre se destina a su destino y las leyes éticas son las leyes del ser libre para ser libre, para destinarse: "haz el bien para crecer".

El hombre libre debe encontrar el bien y capacitarse al amor, queriéndolo, libremente.

Si estas leyes no existieran, si no tuviéramos el deber de buscar el bien y de crecer en el amor, seríamos animales.

El que considera la ética como un código pactado de conducta para que los lobos no se coman a los lobos, o para que juntos vivamos mejor, limita su horizonte a la biología. Se reduce a vegetar, a rumiar y, a lo más, a procrear.

Esto es gravísimo para el ser que va más allá de su especie; para el ser que está abierto, por dentro. Y por fuera.














De esto habla Polo en "Ética". Hacia una versión moderna de los temas clásicos. 2ª edición. Unión Editorial. p. 61.2


Para saber más:
sobre la ley natural, ver etiqueta 6.2.0
sobre el destino, ver etiqueta 13.0.0
sobre el derecho, ver etiqueta 9.14.0
sobre la humanización, ver etiqueta 9.2.1
sobre la responsabilidad, ver etiqueta 1.1.2
sobre la distinción hombre-animal, ver etiqueta  4.6.1

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¿Por qué dice Polo que la libertad conecta con la naturaleza del hombre de acuerdo con las virtudes?

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El hombre es un espíritu en el tiempo.

Debe autoperfeccionarse, a partir del momento de su concepción, en el que "nace" (naturaleza) una nueva persona "humana". (Un espíritu de naturaleza humana).

El espíritu es libertad, en el ámbito de la máxima amplitud. Su actividad es libre, no comprimida, pero, en cuanto que "nace", de una naturaleza humana, la debe perfeccionar, autoperfeccionándose. Ese "deber" son las normas éticas.

Pues bien, en la medida en que sigue esas normas, mejora su capacidad de conocer y amar. Es espíritu creciente en el tiempo.

El hombre es susceptible de distintos estados interiores que son las virtudes (el incumplimiento de las leyes da lugar a los vicios).

Virtudes y vicios son estados internos que siguen a la acción práctica, no como resultados o consecuencias externas, sino como modificaciones intrínsecas de la capacidad de realizar libremente acciones.
A más virtud, más libertad "en" esa naturaleza humana.

Ésta es la razón por la que Polo dice que la libertad conecta con la naturaleza humana de acuerdo con las virtudes.








De esto habla Polo en "Ética". Hacia una versión moderna de los temas clásicos. 2ª edición. Unión Editorial. p. 63.2


Para saber más:
sobre la ley natural, ver etiqueta 6.2.0
sobre la naturaleza humana, ver etiqueta 6.1.0
sobre la virtud, ver etiqueta 6.2.5
sobre la libertad esencial, ver etiqueta  6.1.5

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¿Qué es lo bueno y lo malo?

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Primaria, estricta y propiamente, decimos bueno y malo
de lo que hacemos según las decisiones libres.

Bueno si nos mejora. Malo si nos empeora.

Si nos mejora respecto de la vida lograda o si nos empeora respecto de la vida lograda.

La vida lograda es la que será aceptada por Aquél que no puede morir. El bien y el mal se miden, en último término, según el grado de Comunión (de Amor) que aseguran.

Originariamente, la alternativa bueno y malo es ética.

Aunque el animal percibe las situaciones de agrado o inconveniencia con su estado biológico y los estima (estimativa) como convenientes o inconvenientes, es decir, por alcanzar o por evitar, ese sentido de bueno y malo no es lo bueno y lo malo moral.

Es un sentido secundario, como cuando decimos buena salud o mala salud. No tiene que ver con la libertad. No es una opción que esté en mis manos.

Muchas veces nos encontramos en la vida en situaciones que nos parecen malas, pero nos damos cuenta de que si esas situaciones no dependen de nosotros, no son malas en el sentido primario, que es el sentido moral, aunque mucho nos perturben.

Es bueno encontrar un tesoro, pero no es un bien que se derive de una decisión libre.






De esto habla Polo en "Ética". Hacia una versión moderna de los temas clásicos. 2ª edición. Unión Editorial. p. 63.3-4


Para saber más:
sobre la ética, ver etiqueta 9.0.0
sobre el arranque de la ética, ver etiqueta 9.1.0
sobre la ley natural, ver etiqueta 6.2.0

sobre la virtud, ver etiqueta 6.2.5
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¿Son las acciones buenas porque siguen la norma moral?

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Pues sí.

Sin embargo, la respuesta afirmativa exige que se comprenda bien lo que es la norma moral.

En efecto, si se llama norma moral a cualquier ley, a cualquier ocurrencia de un reyezuelo, entonces la acción, para ser buena tendría que encuadrarse en las restantes dimensiones de la ética, que el déspota desdeña.

(Las dimensiones de la ética son tres: normas, bienes y virtud).

Quizá lo entiendan ustedes mejor si atienden a la norma moral primaria: haz el bien, no hagas el mal.

Es evidente que si se sigue esta norma, la acción es buena.

Lo difícil es saber cuál es el bien que se debe hacer y el mal que se debe evitar.

Esta dificultad no pone al hombre en situación desesperada. Al contrario, es signo de la dignidad de un ser que es capaz de descubrir el bien y el mal por sí mismo, si libremente quiere.

Un animal no es capaz de norma moral. Su instinto le basta para conocer sensiblemente lo que le conviene. Pero su instinto le conduce. El animal no es responsable de su vida. Aunque el leopardo mate, no es un asesino.

La persona humana hace acciones "buenas" porque es ella la que toma decisiones libres. Decisiones precedidas por una recomendación normativa como "hazlo"; o una prohibición normativa: "no lo hagas".

Ahora bien, el conocimiento de la norma moral está en correlación sistémica con el bien a conseguir y la comunión (virtud) a alcanzar.

Si yo sé que debo honrar a mi padre, no es porque en mis genes o en mi psicología exista "naturalmente" el cuarto mandamiento del decálogo, sino porque soy capaz de descubrir que el cariño a mi padre es bueno, y al mismo tiempo, que mi vida será más lograda (amor, comunión) si le honro.

Ésa es la norma "moral", la que me obliga a hacer un bien que me mejora. La puedo conculcar, pues soy libre, pero mi "naturaleza racional" puede descubrir (si quiero) que la honra de mi padre es lo que me conviene, ahora, y más aún, mañana.






De esto habla Polo en "Ética". Hacia una versión moderna de los temas clásicos. 2ª edición. Unión Editorial. p. 63.3


Para saber más:
sobre el arranque de la ética, ver etiqueta 9.1.0
sobre la naturaleza humana, ver etiqueta 6.1.0
sobre la ley natural, ver etiqueta 6.2.0
sobre la distinción hombre-animal, ver la etiqueta 4.6.1


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¿Es la acción humana novedad?

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Sí, porque la acción humana se elige a sí misma, es libre.

Somos capaces de abrir futuros, de abrir líneas de tiempo que van más allá de la probabilidad física.

Lo que pueda pasar o no pasar está en nuestras manos. Si ponemos una decisión, tendrá lugar una serie de acontecimientos, y si no, no.

Por eso al actuar "nos hacemos" buenos o malos. No somos buenos o malos como una manzana, que es buena o mala sin hacer nada, sino en cuanto que nos hacemos a nosotros mismos buenos o malos al tomar decisiones buenas o malas.

La bondad o maldad moral tiene que ver, pues, con la libertad.

Hay una norma moral, no física, que puedo conculcar; hay un bien que puedo abrir, si quiero; y hay una virtud, amor, que adquiero al elegir, libremente, el bien.
Para Ti.





De esto habla Polo en "Ética". Hacia una versión moderna de los temas clásicos. 2ª edición. Unión Editorial. p. 65.3-4


Para saber más:
sobre la acción humana, ver la etiqueta 9.7.0
sobre la conciencia moral, ver la etiqueta 9.6.0

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¿Por qué dice Polo que el hombre es un ser problemático en su existencia?

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Porque al ser libre, al tener en sus manos su propio existir, debe resolver los problemas inherentes a la libertad.

No estamos ya finalizados, no hay camino, debemos hacerlo andando. Estamos fuera de las leyes que funcionan sin más, automáticamente.

Estamos "abiertos" a otro ámbito, el ámbito de la libertad en el que rige la ley del amor.

La ley del amor nos obliga, pero no es de forzoso cumplimiento. Es el ámbito del "deber", de la ética: "haz esto", "no hagas lo otro", ¿vienes?

La norma moral comporta obligación, y obligación viene de ligar, una vinculación que puede ser aceptada o no.

Toda mi vida es un problema: ¿Cómo le agradaré más?






De esto habla Polo en "Ética". Hacia una versión moderna de los temas clásicos. 2ª edición. Unión Editorial. p. 64.3 y 65


Para saber más:
sobre el arranque de la ética, ver etiqueta 9.1.0
sobre la distinción hombre-animal, ver la etiqueta 4.6.1
sobre la conciencia moral, ver la etiqueta 9.6.0


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¿Cómo se destruye el lenguaje?

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Mintiendo.
¿Se puede usar el lenguaje de cualquier manera? No, el lenguaje hay que emplearlo según una norma: la veracidad.

El que no usa su lenguaje verazmente está destruyendo su lenguaje.

Aparece aquí un problema ético decisivo, que es la distinción entre decir verdad y mentir.

Destruir el lenguaje es hacer imposible la cooperación humana, y por tanto estorbar el desarrollo y la organización del trabajo humano.

Suelo decir que el subdesarrollo no es una consecuencia de la ineptitud; el subdesarrollo es la consecuencia de mentir demasiado (ay mi África!), de que la gente no se fía de nadie.
Cuando un señor dice "voy a hacer tal cosa" y luego no lo hace, y se le pregunta: "¿por qué no lo has hecho?" y responde que por educación no sé decir que no, miente con sus obras, y conculca las condiciones básicas del trabajo en común.









De esto habla Polo en "Ética". Hacia una versión moderna de los temas clásicos. 2ª edición. Unión Editorial. p. 43.2.


Para saber más:
sobre el trabajo, ver etiqueta 9.2.0
sobre el lenguaje, ver etiqueta 9.3.0
sobre el arranque de la ética, ver etiqueta 9.1.0
sobre la sociedad, ver etiqueta 7.6.0
sobre la verdad, ver etiqueta 5.2.1


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¿Cómo se organiza el tiempo humano? 9.1.3

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El tiempo humano está organizado éticamente por Dios.

(Dios tiene un "plan" para nuestro libre crecimiento, que conduce a su felicidad)

El hombre "debe", libre y gozosamente, amar el camino.

El hombre "debe" (normas) "amar" (virtudes) el "camino" (de los bienes).

Así se va logrando la unidad de la vida: el entrelazamiento armonioso que la dilata en comunión. El tiempo humano es su "ritmo" y melodía.







Hablamos del tiempo en las etiquetas 1.12

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¿Podremos recuperar el tiempo perdido?

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La vida "vivida" ya es como es. El tiempo humano se acaba y el crecimiento de la vida en este mundo termina.

Este es un primer modo de morir: nos morimos porque somos mortales y el tiempo humano se acaba. Se acabó.
Ese tiempo es irrecuperable.

Hay, sin embargo, un segundo sentido del morir: llegar a término.

Al morir completamos o "consumamos" nuestra vida. (En el sentido de sumar, de adicionar o culminar).

En este sentido sí podemos recuperar, antes o después de la muerte, el tiempo perdido, pues es posible desandar lo andado, rectificar, acelerar, alcanzar nuestro destino, reparando la vida "perdida".

En la novedad de la eternidad, Dios puede rehacernos, refundirnos, como se funden las campanas.

La ética es la ciencia de saber hacer crecer la vida y completarla. Su arte nos acompañará hasta después de la muerte.

Por eso, más que de muerte digna conviene hablar de una vida acabadamente consumada.

Que la muerte no sea como un aborto. No morir como un imbécil.

Conviene, pues, instar a todos a recuperar el tiempo perdido, porque realmente pocos hombres nos libramos de perder el tiempo.

Una larga enfermedad puede ser la oportunidad para refundirnos.


Es un buen pensamiento ahora que comienza el año.
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¿Puede escapar la actividad humana a la ética?

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No. La ética siempre aparece.

El hombre vive instalado en la libertad. Sus acciones en el tiempo le comprometen.

No puede renunciar. Quiera o no quiera, en cuanto hombre está comprometido.

Aunque decida, neutralmente, dedicar su vida al cuidado de las avestruces, detrás está su decisión. Ya ha optado por una alternativa. Por ejemplo, quiero ser avestruz.

La vida humana, si es humana, nunca es neutra. Incluso enterrar el talento tiene connotación ética: la pereza, quizá.


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