Bien saben ustedes que Polo muestra magistral y
sencillamente las tres dimensiones de la Ética : normas, bienes y virtudes.
Pues bien la normatividad ética son las leyes propias
de los seres libres.
Se distinguen de las leyes físicas que rigen el actuar
de modo determinista.
Una partícula material sigue indefectiblemente el
orden fijado por la naturaleza. (O quizá prefieran ustedes decir que ocupa
necesariamente el lugar que le corresponde según las condiciones iniciales del
universo. Lugar tan aleatorio que escapa a nuestra experimentación).
Sin embargo, es evidente que los animales son regidos
por las leyes biológicas. Basta observar cómo el gusano se transforma en
mariposa.
Lo propio del hombre es tener que regular él mismo su
vida de acuerdo con leyes que no se cumplen de suyo. Son leyes de otra índole,
que el hombre puede cumplir o no cumplir.
La normatividad ética surge del carácter racional y libre del ser humano.
Podemos llamar a esas normas "naturales",
pero no porque se cumplan inexorablemente como los frutos de los árboles, sino
porque es propio del ser humano, natural a él, darse a sí mismo el fin,
queriéndolo. El hombre pude conculcarlas, seguirlas o no. Pero no por ello son
menos profundas o menos ancladas en el ser. El cumplimiento libre no se confunde con el azar.
Si no las cumple se hace daño.
De
esto habla Polo en "Ética". Hacia una versión moderna de los temas
clásicos. 2ª edición. Unión Editorial. p. 60
Para
saber más:
sobre
la ley natural, ver etiqueta 6.2.0
.
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