Don Leonardo, ¿qué es el sentido personal?

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Mª Victoria Cadavid contó durante el Congreso Mundial poliano de 2021 que el profesor Sellés la llevó a casa de don Leonardo y aprovechó la ocasión para preguntarle qué es el “sentido personal”, objeto de su tesis.
Polo le dijo que ella lo sabía bien: Jesucristo.
 
Así se aclara una vez más que nuestra Réplica es el Hijo. El sentido de mi vida es ser hijo en el Hijo.
Mi réplica de la Réplica.
 
Mi sentido personal es ir hacia mi réplica en la Réplica.
 
Mi sentido personal es ser además.

Aquí viene muy bien la preposición "hacia" que expresa la aproximación y la dirección.
La persona humana se aproxima. Es la réplica que se aproxima y va hacia la Réplica.

¿A qué llama Polo "acontecimiento"?

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A un acto inmenso: el encuentro con la verdad.

El "encuentro" es un acontecimiento enorme, colmado por la verdad.
La verdad "es", en ese enorme acontecimiento que es el encuentro.

La inmensidad de Dios es colmada por el Verbo.

Los animales nunca "encuentran" porque lo único que se puede "encontrar" es la verdad.

Sin verdad no hay libertad.
La verdad es el desvelamiento del ser.
Para un monolito, de maciza materia, no hay desvelamiento que valga.

Sólo las personas, al ser intimidad pueden encontrarse y encontrar el sentido del mundo.

Trascendentalmente la persona es libertad, actividad inagotable del hijo, que busca el desvelamiento del ser,  su tarea, su encargo (quién soy en Dios).

Si no hubiera encargo no habría tampoco verdad trascendental. Las verdades serían, a lo más, sentimiento, como cuando un perro se topa con una chuleta de cordero. Las verdades serían datos de funciones logarítmicas. No habría personas, destino, encargos.

Y uno "se encuentra" el encargo a lo largo de la vida.

No es una verdad desencarnada, o simplemente para "pensar" en ella, "2+2=4".
La verdad no es un teorema, no es una especulación, no está en las nubes. ¿Qué me va en que 2+2=4? En todo caso me servirá cuando vaya a contar dólares o a repartir melones.

La verdad que es mi encargo se yergue ante la propia vida y la impulsa, la inspira. Todo el valor de mi hacer, de mi práctica, depende de ella.

Aunque esté muy alta, mi estrella, yo sé que un día la he de alcanzar.









De esto habla Polo en el último capítulo de "Quién es el hombre" p. 249

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Presentación de lo que es la verdad

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La verdad es el desvelamiento del Ser.

Verdad es Alétheia. Létheia es el olvido. A-létheia: lo que no se olvida.

Sin embargo, no siempre hablamos de la verdad en el mismo sentido.
Existe un sentido práctico de la verdad: el no ser engañados. Es la verdad moral. Es la verdad que nos sirve para la vida.

También empleamos la verdad para designar que no nos equivocamos en nuestros razonamientos. Entonces la verdad es lo correcto. Y se puede asimilar al crecimiento habitual: cada vez podemos saber más.

Pero aquí queremos describir el sentido más profundo de la verdad, el sentido filosófico primario de la verdad.

En griego, verdad se dice alethéia. Alethéia puede traducirse como "desvelamiento", lo no oculto, lo des-cubierto.

Otra traducción es "lo que no cae en el olvido".

La verdad es lo que, al mantenerse en presencia, no se sume en el tiempo, y por tanto, no cae en el olvido.

Esta primera versión filosófica de la verdad se asimila al descubrimiento de lo actual. Es la teoría.

El sentido más alto de la verdad, sin embargo, no es ése.
En la introducción de la encíclica Caritas in veritate, Benedicto XVI habla de la verdad de cada hombre, el proyecto de Dios para cada uno. Es la verdad que coincide con la descripción que hace Polo de la verdad personal.

Léase a este propósito, con gozo, el capítulo de Quién es el hombre, p.249, sobre el encuentro con la verdad. El encuentro con mi verdad personal. Nosotros dedicaremos una etiqueta 5.2.1 a desglosar el encuentro con la verdad

En definitiva tenemos:
la verdad personal o destino de cada quién;
la verdad actual o teoría;
la verdad como crecimiento habitual;
la verdad moral.

Clásicamente la verdad tiene tres significaciones :

a) la verdad que está en las cosas: son las esencias de la cosas, que en cuanto que pueden ser conocidas se llaman verdaderas. Es lo que se conoce como verdad ontológica. A esta verdad se opone la falsedad, cuando lo que se desvela no es lo que en realidad es.
Tomás de Aquino dirá que el primero sentido de la verdad es aquél según el cual verum in esse fundatur, esse causat veritatem intellectus;


b) la verdad es la adecuación de la mente con la realidad. Aquí la verdad se toma en tanto que está en nuestro conocimiento. Si lo que conocemos es en la realidad tal como lo conocemos, poseemos la verdad de lo conocido. A esta verdad se opone el error.
Tomás de Aquino dirá que el segundo sentido es la verdad en el entendimiento, como adecuación, es la verdad formalmente considerada;


c) y la tercera significación de la verdad es la verdad contenida en nuestras palabras, es decir, la adecuación entre lo que decimos y lo que pensamos. A esta verdad se opone la mentira.
Tomás de Aquino dirá que  el tercer sentido, al que denomina efecto consecuente, es la verdad como manifestación o locución.

Es este tercer sentido al que se puede asimilar la noción de verdad trascendental antropológica de Polo, pero hablando de inspiración en lugar de efecto consecuente. Al encontrar la verdad (inspiración), el inteligir personal le canta, es una verdad expresiva.

Verdad ontológica.
Verdad lógica.
Verdad personal (la verdad como inspiración).

En suma, hay un tercer sentido de la verdad, además del ontológico y el lógico. Es un sentido más que racional, porque "se añade" a lo racional, sin añadir nada.


Por último diremos que la verdad es uno de los llamados trascendentales relativos. (Pueden ustedes leer con provecho la etiqueta 5.2.0 trascendentales metafísicos)

Todos los entes son verdaderos en cuanto que son, pero los llamamos verdaderos no porque sean, sino porque pueden ser conocidos.
Por eso la verdad es un trascendental "relativo" al conocer.

El desvelamiento del mundo es la verdad trascendental metafísica.

El desvelamiento de la persona es la verdad trascendental antropológica.

Es el Inteligir personal, o la persona como inteligir, la que alcanza y encuentra la verdad.

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¿Puede dar usted una definición del “aceptar” trascendental?

 

Aceptar en la Antropología trascendental poliana es el elemento primero de la tríada amorosa del trascendental “Amar donal”.
 

La tríada es Dar-Don-aceptar.

 
Dios da el Don del acto de ser, que es “aceptado” por la persona.
 

Pero esta aceptación no es un acto de la voluntad sino precisamente la creación de la persona.

Siendo la persona humana “libre”, la aceptación de la creación se manifiesta según los actos de su voluntad (es el dar humano en lo que llamamos estructura donal segunda).

¿Cómo propone don Ignacio Falgueras entender la vida?

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Ignacio Falgueras propone entender la vida, según Polo, como "una distinción, realmente activa, en la unidad".

 

Fíjense bien, pues es realmente hermoso : ¡“la unidad”! La riqueza de la unidad.

 

Unidad rica que acoge en su interior las distinciones activas (coactos), según la riqueza de cada viviente.

 

Distinción activa, que no es diferencia, sino dependencia.

La “diferencia” es algo pensado. No es real.

Lo real es la dependencia que el viviente es. Dependencia del Origen, según la intensidad de su acto de ser.

Acto de ser que crece siempre hacia la unidad.

 

"Realmente activa" significa que no se trata de una distinción de razón, sino una unidad real de actos ya sean extramentales, o cognoscitivos o donales (actividades también reales).

 

 Pueden ustedes encontrar en este blog una Página muy extensa sobre la vida. Basta pinchar aquí :

https://preguntaspolianas.blogspot.com/p/la-vida.html

 

Este artículo fue publicado en Miscelánea poliana en 2020 : https://www.leonardopolo.net/docs/MP69-F.pdf



La verdad en pocas palabras

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La verdad es el desvelamiento del Ser.

Alétheia.

Létheia es el olvido.

A-létheia: Lo que no se olvida.

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¿Podemos hablar de "transconciencia"?


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Juzguen ustedes.
Se me ha ocurrido el término "transconciencia" para designar (por referencia a la conciencia) lo que nos pasa, pasó o pasará, más allá de nuestra conciencia.

Los términos "subconsciente" e "inconsciente" tienen otras connotaciones que dificultarían la comprensión de lo que quiero explicarles.

Pongamos un ejemplo:
La libertad trascendental (que tiene dos miembros, a saber, la libertad nativa y la libertad de destinación) es el ser personal en cuanto que libre e indesfuturizable. Uno de los cuatro radicales personales descubiertos por Polo.
Pero en nuestra vida de todos los días no "notamos" esa libertad.

La libertad "aparece" en nuestra vida a veces con el sentimiento eufórico (puede ser el caso de la libertad pragmática de poder escoger entre Coca o Fanta) o apasionado (puede ser el caso de la libertad moral). En ambas situaciones, si la notamos, es conciencia de la libertad esencial que perfecciona nuestra inteligencia y nuestra voluntad.

Sin embargo, la libertad trascendental, el ser libre que somos y seremos, está más allá de nuestra conciencia.
Para describir esa situación de nuestro conocernos sin conocernos, propongo utilizar el término "transconciencia".

Otro ejemplo: el acontecimiento que cambia nuestra vida, enamorándonos, es el encuentro con mi verdad personal.
Ese "encuentro" (con el que termina el libro "Quién es el hombre") es más o menos consciente.
Pero la verdad personal, antes del encuentro feliz, es más real que el acontecimiento. "Ella" está ya en alguna parte, más allá de mi vivir. Está, en mi transconciencia.

El abandono del límite mental nos permite conocer lo transcendental : mi transconciencia.

Para saber más sobre la libertad :
Etiqueta 1.1.2   libertad
Etiqueta 1.1.2   naturaleza y libertad
Etiqueta 5.5.4   libertad personal o trascendental
Etiqueta 6.1.5   libertad esencial o de disposición
Etiqueta 6.8.0   metalógica de la libertad
Etiqueta 5.5.4   libertad nativa
Etiqueta 5.5.4   libertad de destinación.

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¿Puede usted hablarnos de la verdad?

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La verdad es el desvelamiento del Ser.

Sin embargo, no siempre hablamos de la verdad en el mismo sentido.

En el lenguaje corriente existe un sentido práctico de la verdad : el no ser engañados. Es la verdad moral. Es la verdad que nos sirve para la vida, para entendernos. Sin ella el trabajo deviene imposible, y la convivencia, y el amor.

También empleamos usualmente la verdad para designar que no nos equivocamos en nuestros razonamientos. Entonces la verdad es lo correcto. Y se puede asimilar al crecimiento en hábitos y virtudes, pues cada vez podemos saber más.

Pero aquí queremos responder con el sentido más profundo de la verdad, el sentido filosófico primario de verdad.

En griego, verdad se dice alethéia.

Alethéia puede traducirse como "desvelamiento", lo no oculto, lo des-cubierto.

Otra traducción es "lo que no cae en el olvido".

La verdad es lo que, al mantenerse en presencia, no se sume en el tiempo, y por tanto, no cae en el olvido.

Esta primera versión filosófica de la verdad se asimila al descubrimiento de lo actual. Es la teoría.

El sentido más alto de la verdad, sin embargo, no es ése.
En la introducción de la encíclica Caritas in veritate, Benedicto XVI habla de la verdad de cada hombre, el proyecto de Dios para cada uno. Es la verdad que coincide con la descripción que hace Polo de la verdad personal.

Léase a este propósito, con gozo, el capítulo de Quién es el hombre, p.249, sobre el encuentro con la verdad. Con mi verdad personal.

En definitiva tenemos:
la verdad personal o destino de cada quién;
la verdad actual o teoría;
la verdad como crecimiento habitual;
la verdad moral.







Glosa a Polo en Introducción a la Filosofía, p.39

Para saber más sobre la actualidad ver Etiqueta 2.4.1


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¿Es la verdad una persona?

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El último apartado de "Quién es el hombre" se titula "el encuentro con la verdad".
Son apenas dos páginas que describen la conmoción que desencadena el acontecimiento del encuentro con la verdad (sin el cual, la vida es anodina).

La última frase del libro es: "la verdad siempre encomienda".

Me pregunto: ¿es la verdad una persona?

Juan García me dice que no todas las verdades son personas, quizá sólo una.

Pienso que, siendo la verdad el desvelamiento del ser, si lo que se desvela es el ser personal, la verdad es persona en tanto que canta para los demás y nos invita a danzar (ése es el encargo).

Si lo que se desvela es el cesto de Caperucita, entonces la verdad no es persona.

El desvelamiento de mi ser personal es el encuentro con mi "réplica", la persona que soy en Dios.

Y mi réplica es el Hijo. Soy hijo en el Hijo. Ésa es mi Verdad.

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¿Es Dios Vida?

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La vida suprema, la Vida, es Dios, su Vida intratrinitaria. Su Gloria. Su Amor. Comunión de Personas.

Dicho de otra manera: la culminación de la Vida es Dios (su riquísima Identidad).

Rica, pues admite en su seno, libremente, no solamente la distinción de las Tres Personas, sino también el crecimiento de mi yo, de nuestros "yoes" : Familia.

La Unidad en la distinción de Personas. Su eterna perichoresis.

En la Vida divina, en Dios, no hay movimiento, no hay crecimiento como el nuestro, sino crecimiento Originario o el Origen del crecimiento.
Dios no es un ser quieto, Dios es Identidad en la Distinción de Actividades donales.
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¿Cómo se habla clásicamente de la verdad?

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Clásicamente la verdad tiene tres significaciones :

a) la verdad que está en las cosas: son las esencias de la cosas, que en cuanto que pueden ser conocidas se llaman verdaderas. Es lo que se conoce como verdad ontológica. A esta verdad se opone la falsedad.

"Ente" es el modo filosófico de mentar la realidad (del verbo einai). Pero el ente no es meramente óntico, sino onto-logos, posee en sí mismo su propia consistencia verdadera: podemos conocerlo.

b) la verdad es la adecuación de la mente con la realidad. Aquí la verdad se toma en tanto que está en nuestro conocimiento. Si lo que conocemos es en la realidad tal como lo conocemos, poseemos la verdad de lo conocido. A esta verdad se opone el error.

c) y la tercera significación de la verdad es la verdad contenida en nuestras palabras, es decir, la adecuación entre lo que decimos y lo que pensamos. A esta verdad se opone la mentira.

A la verdad ontológica se opone la falsedad, en el sentido de que una cosa no es en sí lo que creemos que es. De todos modos, una moneda falsa es una verdadera moneda falsa. Los entes en cuanto son, son verdaderos.

La verdad es uno de los llamados trascendentales relativos. (pueden ustedes leer con provecho la etiqueta 5.2.0 trascendentales metafísicos)

Todos los entes son verdaderos en cuanto que son, pero los llamamos verdaderos no porque sean, sino porque pueden ser conocidos.
Por eso la verdad es un trascendental "relativo" al conocer.

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Seguimos creciendo

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Louis Cardona (Suiza) ha creado este sitio de la red : (Presente y futuro del hombre), con recursos de apoyo para la formación en la filosofía poliana.


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El voluntarismo


El voluntarismo es un intento de reducir el ser a voluntad. 

Un intento de autorrealización. 

Pero entonces la voluntad se desvirtúa pues se incapacita su intención de "otro". Se queda en el "auto". 
Recordemos que el ser de la creatura depende del Creador y que la dependencia de la creatura "humana" es singular porque su ser es libre, es un ser creado desde una llamada, que espera respuesta. 

Por eso es libre. 

La persona humana responde si quiere, queriendo. 
Es un querer curvo, que depende libremente de Otro, al modo de llamada. 
Porque quiero responder, quiero esto o lo otro. No estoy obligado a querer, no estoy obligado a inventarme o realizarme, basta aceptar. 

Si la voluntad se empecina en su yo, sin tener en cuenta lo que quiere al querer, se desvirtúa. 

Entonces el hombre se hunde en la preocupación de llegar a ser, solamente queriendo. Se pasa la vida angustiado, pensando en lo que debe "hacer". Ha olvidado que es creatura, que su ser es una llamada amorosa, a la que responder gozosa y libremente, confiado en su Creador. 

La voluntad solitaria pierde su libertad, pues "necesariamente" debe fabricar su ser. Es otra versión de la necesidad. 
No la necesidad del ser del universo, que sencillamente persiste, sino la necesidad del yo huérfano. 
Ha cambiado su ser hijo por el querer caprichoso, privándose de su asiento en la casa paterna. El ateísmo es un triste trueque, sin esperanza, sin futuro. 

Inspirado en L. Polo, Las organizaciones primarias y las empresas, Segunda sección: La libertad humana y la organización de sus ámbitos (Cuadernos de Empresa y Humanismo, nº 100, Pamplona, 2007 p. 120). Recogido por Ángel L. González en su artículo Ser personal y libertad. Anuario filosófico nº 97, nota 56, p.89. .

¿A qué llamamos seres vivos?

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Llamamos seres vivos a los seres que se mueven a sí mismos.
 

Por ejemplo, los seres que piensan, o que sienten, o que crecen.

Son los seres que se dan a sí mismos, más o menos, el ser, creciendo.

 A esa actividad creciente, esencial, es lo que llamamos vida.

 Sin embargo, el acto de ser también crece.


 Pueden ustedes encontrar en este blog una Página muy extensa sobre la vida. Basta pinchar aquí:

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Este artículo fue publicado en Miscelánea poliana en 2020 : https://www.leonardopolo.net/docs/MP69-F.pdf


¿Qué es la Muerte de Cristo?

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La Muerte de Cristo es su "aceptación" de la experiencia del abandono de Dios, confiando en su Misericordia, con la intención de aportar la felicidad eterna a la humanidad.

La Muerte de Cristo es la dimensión radical del acto Supremo del Amor de Dios hacia los hombres.

El sufrimiento de esta Muerte es aceptado por Cristo y esencialmente consiste en experimentar el abandono del Padre.


Entendámoslo bien, Dios Padre no abandona   al Verbo, no abandona a su Hijo.

Y tampoco abandona al alma de Cristo.

Además, el cuerpo, separado del alma, no puede sufrir, pues un cuerpo separado está muerto, es un cadáver, ni siente, ni goza, ni sufre.

Sin embargo, el alma separada sí que no puede seguir gozando de la felicidad "que viene del cuerpo".
La felicidad que el cuerpo de Cristo sentía, en su alma, era, desde la Encarnación, la felicidad de la visión beatífica que hace al cuerpo glorioso, luminoso, reflejo del Espíritu Santo.

Y es esa felicidad proveniente de la gloria de su cuerpo la que se pierde en la Muerte.

El Hijo da ese dolor, ofrece ese dolor a los hombres para que nos arrepintamos de nuestros pecados, al darnos cuenta de lo que el pecado provoca: la separación de Dios, único y verdadero mal.

La Muerte de Cristo es, pues, su sufrimiento, por el abandono de Dios Padre.

Notemos que Cristo se gozaba también en la felicidad de su Cuerpo místico, la Iglesia. Por eso, en su Muerte, Cristo se queja también del sufrimiento que le producen los miembros de la Iglesia cuando se separan de Dios por el pecado y arriesgan el abandono definitivo de Dios.




Ideas y frases sacadas de Ignacio Falgueras Salinas en "El abandono final. Una meditación teológica sobre la muerte cristiana. Universidad de Málaga. Estudios y Ensayos, nº 32, p.55


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¿Qué problema se plantea con las definiciones clásicas de la vida?

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Los clásicos describían la vida como movimiento inmanente.

 

El problema de la definición clásica de la vida es que se la considera como un accidente de la substancia.

 

En efecto, la substancia, en la visión substancialista aristotélica, es la categoría reina. O substancia o accidentes. Y la substancia se presenta como un sujeto estático, adornado por los accidentes.

Peor aún, se piensa la substancia como individuo aislado, como lo uno, como el basamento que está debajo.

Intentaremos demostrar que la vida no está en el uno, sino que la vida está en la riqueza que puede alcanzar la  unidad.

 

Si se considera la vida como accidente de la substancia, del sujeto, de lo uno, entonces lo permanente sería la substancia estática. Sustancia que se mueve al adquirir nuevos accidentes y perder los que tenía.

 

Entonces no podría atribuirse la vida a Dios ya que Dios no puede tener "accidentes".

 

Pueden ustedes encontrar en este blog una Página muy extensa sobre la vida. Basta pinchar aquí :

https://preguntaspolianas.blogspot.com/p/la-vida.html

 

Este artículo fue publicado en Miscelánea poliana en 2020 : https://www.leonardopolo.net/docs/MP69-F.pdf


¿Es la filosofía cristiana un hierro de madera?

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No.

Llamamos filosofía cristiana a la filosofía hecha por los cristianos.

Es decir, aquella filosofía que surge al investigar los temas más iluminados por la luz de Cristo: la dignidad de la persona humana, la libertad, el amor…

Cristiana es la filosofía de filósofos tan diferentes como Edith Stein, Gabriel Marcel, Mounier, Tomás de Aquino, Millán Puelles, Gilson, Polo.

El día en que encontré un libro con los problemas de física resueltos, aunque ya conocía las soluciones, no por eso dejé de aprender física, animado a saberlas encontrar yo mismo.

Los cristianos sabemos que Dios es Trino.

Saberlo nos estimula a penetrar en el Misterio.
Eso es hierro, hierro.
Hierro al rojo.

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¿Cuál es el axioma central de la antropología?

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El axioma central de la antropología establece que "para el hombre, ser creado equivale a ser dual".

Ahora bien, el sentido "último" creado de la dualidad humana no se corresponde con su propia intimidad, sino con la auto-transcendencia de su intimidad personal.

Trascendentalmente estamos orientados "hacia" el Origen.

La libertad trascendental que caracteriza a la persona humana se formula como "orientación".




Juan A. García González opina que la antropología no debe axiomatizarse, porque la libertad es superior a la necesidad.

Sin embargo, el axioma antropológico que proponemos no implica necesidad, sino inspiración. El modo de escapar a los límites de nuestra soledad es la dualidad.





Así habla Salvador Piá en "El hombre como ser dual" p. 368.2
En la etiqueta 1.0.2 hablamos del auto-trascendimiento.
Y en la 5.13.0 de la apertura transcendental.

Hablamos de la axiomática en la etiqueta 2.1.0
La Antropología es tratada en la etiqueta 5.1.0


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