¿Por qué dice Adam Solomiewicz que una distinción jerárquica en el núcleo del ser es injustificable?

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Adam dice que en Dios hay distinción real de las Tres Personas divinas, idénticas jerárquicamente (es decir, sin jerarquía).
Y dice que cabe pensar la distinción real entre los dos miembros de la dualidad radical, a imagen de la Identidad divina.
 
A mi entender, en la Identidad divina hay Jerarquía.
(Así lo expongo en la página "Jerarquía", cuando hablo de Jerarquía Originaria) : 
 
Y, a su imagen, los trascendentales personales que somos, también son jerárquicos.
 
Co-existimos, libremente, para amar.

¿Qué es la jerarquía circular?

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Uno de los problemas que resuelve la propuesta de Adam Solomiewicz (p.55c de su Excerpta) es el de la índole de la distinción entre el aceptar y el dar personales.
 
Sin embargo, hay cierta jerarquía ontológica entre el aceptar y el dar, pero un jerarquía no fija, sino circular.

Esto se entiende cuando descubrimos que el amar personal no se traduce inmediatamente en dar, sino que, antes, se extiende a la esencia, activándola.

En el momento inicial, el aceptar la actuosidad de su ser, es superior al dar.

Pero, sin intervalo, al constituirse el acto voluntario, el aceptar se convierte en dar, y ese dar, enriquecido por el don esencial, es superior al aceptar del que proviene (al ser aceptado por Dios). Da un don-Don.
 
El aceptar no se traduce inmediatamente en dar sin pasar por la conversión a nivel voluntario.

El dar, (enriquecido con el don) es mayor que el dar personal nativo, pues ya no da solamente el Don recibido de Dios, sino el Don-don-Don.
 
La distinción jerárquica aceptar-dar no es vertical, sino horizontal, alternativa o circular.
 
Más aún: no cabe circularidad amorosa transcendente directa de cada miembro de la dualidad radical.
Dios Acepta el don que “seremos” gracias a nuestra aceptación “donal”, mediante la actividad esencial.
 
La distinción jerárquica circular significa alternancia indesfuturizable.
Dios da más, porque la persona humana da más.
La persona acepta más porque Dios Acepta más.

Más, más, más.


¿Son las buenas obras la causa del crecimiento natural y sobrenatural?

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No.
El Origen del crecimiento es siempre divino.

Dios hace crecer de modo gratuito y constante.
Subimos hacia Dios en un ascensor acristalado.

Las buenas obras, libres, no son otra cosa que mirar el panorama a través de los cristales del ascensor.
Siempre más. Si queremos.

Si cerramos los ojos, no vemos.
Y si, dentro del ascensor, miramos pantallas obscenas, veremos peor.

El ser personal no decrece nunca.
Lo que se pierde con el pecado es la conexión con Dios. (En ese sentido si se puede hablar de un cierto achicamiento, como señala Polo).
Pero lo que en realidad se pierde es el “sentido” personal del crecimiento constante hacia Dios, cuando la persona se vuelve desordenadamente a las criaturas.
 
Dios eleva constantemente la dualidad radical que somos, pero esa elevación puede no manifestarse si la persona rechaza la actividad trascendental que “es”.
Al no mirar, no se ve.
Y la imaginación crea pesadillas. El infierno.
 
Sin embargo, el crecimiento personal, que Dios otorga incesantemente, permite actualizar la potencialidad (crecimiento natural) mediante nuestras obras libres (crecimiento esencial).
 
¿Y lo sobrenatural?
El crecimiento sobrenatural es una anticipación de lo que veremos en el Cielo.
Es como una pantalla del VAR en la que vemos el futuro.
Por la gracia podemos descubrir el sentido eterno de lo que vivimos naturalmente, al ser elevados por Dios y abrir los ojos a la vida.
En lugar de obscenidades, vemos el Cielo.
Lo sobrenatural es anticipación de la Salvación.


¿Cuáles son los miembros nativos y destinativos de cada trascendental personal?

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La raíz de cada trascendental personal es dual.
Sus dos miembros son uno nativo y otro destinativo (miembro primario y miembro secundario).
 
Pues bien, los dos miembros de cada trascendental personal son:
 
1. Co-ser:
Nativo: Co-existencia nativa en el orden del Origen (relación en el orden del Origen).
Destinativo: Co-existencia destinativa en el orden del Destino (relación en el orden del Destino)
 
2. Libertad personal:
Nativo: Libertad personal nativa. La libertad personal previa al dar (que abre la posibilidad de aceptar el propio ser. Ver A.T. I, p.248).
Destinativo: Libertad personal destinativa. La libertad de dar, destinándose a ser aceptado).
 
3. Entender trascendental:
Nativo: Conocer personal nativo de mi Origen.
Destinativo: Conocer destinativo de mi Destino.
 
4. Amar personal:
Nativo: Aceptar.
Destinativo: Dar.
 
 

Pueden ir ustedes al enlace de Adam Solomiewiz, en la página 35: https://dadun.unav.edu/bitstream/10171/59347/1/02_solomiewicz_29_web.pdf


¿Qué es la Salvación personal?

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Conoceremos nuestra Salvación por el lumen gloriae, la luz de la gloria.
Y en esta vida podemos irla conociendo por la gracia santificante que es una anticipación de la Salvación.
 
No es otra cosa que el Don-don.
La felicidad suprema y definitiva o Cielo.
Comunión siempre creciente en Dios que nos Da su Don, aceptando nuestro don.
Don-don.
 
Es el cumplimiento de la estructura donal tercera.
Recuerden que Dios es crecimiento absoluto Originario.
 
Salvados, crecemos en Él.


¿Cómo distinguir las estructuras donales por el don de cada una?

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Las estructuras donales se distinguen realmente en virtud de sus dones.
 
El don de la estructura donal primera es trascendental (actus essendi).
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El don de la estructura donal segunda es la aportación humana esencial
 
En la nota 29 de sus Escritos menores, Polo dirá : ahí está la capacidad creadora de la persona. El mundo humano, desde la persona, es aportación.
 
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Y el don de la estructura donal tercera es lo que llamo Don-don o Salvación.

Adam Solomiewicz habla de la estructura donal tercera como lo sobrenatural.
El Dar tercero es el Dios Salvador.
La aceptación tercera es la aceptación humana del Don-don divino.
El Don tercero es la Salvación personal. Don de Dios enriquecido con el don humano Aceptado por Dios.
 
Ver Enlace en p. 42 y nota 27 :
https://dadun.unav.edu/bitstream/10171/59347/1/02_solomiewicz_29_web.pdf


No se asusten ante el panorama.

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Cuando exponemos las distintas aperturas de la persona humana, podemos asustarnos ante el panorama: la persona humana es muy compleja.

En efecto, la persona humana no tiene la sencillez del universo físico.
Y tampoco tiene la simplicidad de Dios.

Sin embargo, la misma complejidad, hace que el panorama sea hermoso, en la medida en que todas las dimensiones se manifiestan, bellamente armonizadas.

Adentrémonos en el estudio de las aperturas humanas con confianza. Es una aventura muy sabrosa.

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¿Qué es la despersonalización?

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La despersonalización no es otra cosa que la desconexión de la persona humana con Dios.
 
El pecado.
La mejor imagen del pecado es la locura.
Si se destruye la hélice posterior de un helicóptero, el aparato se vuelve loco y se estrella.
La hélice posterior marca la dirección libre de la persona unida a su Creador.
 
El pecado es una desconexión culpable o pecaminosa.

¿Son nuestras buenas obras el origen del crecimiento de la persona?

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Siendo la persona el ser conectado con Dios en libertad, crece siempre, por su conexión con Dios.

Se trata del crecimiento personal, que no depende de sus obras.

Sin embargo, al ser libertad, la manifestación de ese crecimiento (crecimiento esencial), depende de sus obras libres.

Si la persona rechaza, desconectándose, la actuosidad trascendental que “es”, aunque siga creciendo, su vida enloquece, como cuando se destruye la hélice posterior de un helicóptero.

¿Y la elevación sobrenatural? Es más conexión: una anticipación de su vida en el Cielo.