¿Son las buenas obras la causa del crecimiento natural y sobrenatural?

 .

No.
El Origen del crecimiento es siempre divino.

Dios hace crecer de modo gratuito y constante.
Subimos hacia Dios en un ascensor acristalado.

Las buenas obras, libres, no son otra cosa que mirar el panorama a través de los cristales del ascensor.
Siempre más. Si queremos.

Si cerramos los ojos, no vemos.
Y si, dentro del ascensor, miramos pantallas obscenas, veremos peor.

El ser personal no decrece nunca.
Lo que se pierde con el pecado es la conexión con Dios. (En ese sentido si se puede hablar de un cierto achicamiento, como señala Polo).
Pero lo que en realidad se pierde es el “sentido” personal del crecimiento constante hacia Dios, cuando la persona se vuelve desordenadamente a las criaturas.
 
Dios eleva constantemente la dualidad radical que somos, pero esa elevación puede no manifestarse si la persona rechaza la actividad trascendental que “es”.
Al no mirar, no se ve.
Y la imaginación crea pesadillas. El infierno.
 
Sin embargo, el crecimiento personal, que Dios otorga incesantemente, permite actualizar la potencialidad (crecimiento natural) mediante nuestras obras libres (crecimiento esencial).
 
¿Y lo sobrenatural?
El crecimiento sobrenatural es una anticipación de lo que veremos en el Cielo.
Es como una pantalla del VAR en la que vemos el futuro.
Por la gracia podemos descubrir el sentido eterno de lo que vivimos naturalmente, al ser elevados por Dios y abrir los ojos a la vida.
En lugar de obscenidades, vemos el Cielo.
Lo sobrenatural es anticipación de la Salvación.


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