Lo que mueve en el encuentro
con la verdad es generosidad pura.
Es un sobrar de la libertad,
que se goza en la verdad encontrada.
Y lo que mueve al encuentro
también es generosidad, la persona, en tanto que libertad, que busca su réplica
para cantarle.
Polo llama generosidad de la persona al
ejercicio del hábito de los primeros principios reales.
La persona, en este caso, es generosa porque
se olvida de sí, de su yo que quiere actuar, y se abre hacia el exterior, hacia
la creación, hacia fuera, contemplando el ser del universo, dejándole ser,
aceptando que sea.
También, por esa generosidad, advierte la
causalidad trascendental y el principio de identidad (que es el Origen, Dios).
La persona advierte estos primeros
principios, generosamente, abandonando el límite mental (1ª dimensión).
Pero en el encuentro con la
verdad la generosidad es pura, es la generosidad en la fuente, que se goza en
el "sin acabarse" del encuentro con su
réplica.
Para saber más leer: Polo, "La verdad como inspiración", en La persona humana y
su crecimiento, pp. 197-206
Hablamos
de la generosidad de la persona en la etiqueta 3.2.0 al tratar del hábito de
los primeros principios
.
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