La persona crece al inspirarse en el encuentro con la verdad.
La libertad personal o, lo que es lo mismo, la persona en cuanto que libertad,
dispone u opera el canto a la verdad.
El "disponer" es la esencia de la persona humana, su
manifestación, su aportar e iluminar. Su crecimiento.
Sostenemos que la persona humana crece en la medida en que aporta
libremente más.
La "obra" es su manifestación, su canto.
De este modo, la conducta humana es elevada a la categoría de don,
consistiendo en ser la obra personal, el poema de la persona.
Esta elevación depende del mantenerse inspirada por la verdad
encontrada, lo que la hace inventiva: siempre puede dar más. Es el hombre
"nuevo". La solución de lo problemático.
Para saber más leer: Polo, "La verdad como inspiración", en La persona humana y
su crecimiento, pp. 197-206
.
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