Polo llama
"homenaje" al despliegue de la verdad encontrada, en la persona que
la encuentra.
Algo así como un piropo.
La verdad encontrada merece
el homenaje rendido por la persona.
La persona es más que un mero
ser recuperante. El encuentro no es una inmanentización o apropiación especular
de lo encontrado. Tampoco es la satisfacción ante el complemento que nos
faltaba.
En el "encuentro"
se desata la superabundancia personal. Vige el excesus de la generosidad pura. Eres mi cielo.
Para saber más leer: Polo, "La verdad como inspiración", en La persona humana y
su crecimiento, pp. 197-206
.
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