En el caso del hombre el "encuentro" con la
verdad comienza según una "búsqueda" que no se sabe a ciencia cierta
cómo dirigir.
Esa "búsqueda" no es otra cosa que la
libertad nativa (miembro inferior de la libertad trascendental).
(Estudiamos
la libertad nativa en la etiqueta 5.5.4).
Allí explicamos cómo la libertad nativa es el nacer
irreductible de cada quién. La novedad irreductible de la apertura íntima que
somos.
La libertad nativa es ese nacer radical, esa novedad
de ser persona humana, ser abierto, que al estar incluida en el ámbito de la
máxima amplitud, se "sabe" responsable. ¿Quién soy? Y busca.
La responsabilidad
es el rasgo propio de la persona en cuanto que es libre de entrada. Es el rasgo
personal que aparece con la libertad nativa. El valor de mi vida dependerá de
mí.
Polo llama libertad nativa a la aceptación
"trascendental" de nuestro nacer.
La libertad nativa es así el nacer a la filiación en
tanto que se nace como hijo, incluido atópicamente en el ámbito de la máxima
amplitud, que es Dios.
Dios nos crea hijos, pues nos crea libres, abiertos
por dentro y por fuera, en libertad nativa. Dios nos crea actuosos, aceptantes
trascendentalmente de nuestra filiación.
La filiación divina es la realidad más profunda de la
persona humana.
Por eso Polo afirma que el encuentro con la verdad
comienza según una "búsqueda" que no se sabe a ciencia cierta cómo
dirigir.
La persona está referida a la verdad de acuerdo con
una "búsqueda", orientada al "encuentro" con la verdad.
Quizá se comprende mejor si recordamos cómo Polo
distingue entre "enterarse", "entender" y "encontrarse
con la verdad".
"Enterarse" se refiere a recibir una información que el
entendimiento no llega a hacer suya; sin que ello implique la movilización de la
inteligencia que, en cambio, cuando esta potencia espiritual se activa,
conseguimos "entender".
Pero "lo
entendido" puede ser alumbrado, o no, como "encuentro con la verdad".
Así, un teorema matemático
es entendido, pudiendo añadirse el "caer en la cuenta" de que en él
la verdad me ha salido al encuentro.
Tal caer en la cuenta de
que al entender el teorema uno mismo se encuentra con la verdad, no es simple
asunto de la inteligencia sino que corre a cargo de la persona (la persona como
entender o Inteligir personal).
Pues bien, el encuentro con
la verdad comienza en la "orientación", otorgada por la libertad
nativa, mejor dicho, intrínseca a la libertad nativa.
Estamos hechos para eso que
no sabemos exactamente lo que es. Hasta que nos enamoramos: ésta es mi verdad.
Sí, "nuestra" verdad.
Para
saber más leer: Polo, "La verdad como
inspiración", en La persona humana y su crecimiento, pp. 197-206
Y pueden ustedes leer con
provecho las etiquetas:
5.2.1
la verdad y su encuentro;
5.5.4
libertad nativa;
5.5.5
ser hijo
1.1.2
responsabilidad;
6.9.4
buscar
No hay comentarios:
Publicar un comentario