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¿Cuándo la libertad alcanza su destino?

 



La  libertad alcanza su destino cuando el don de nuestra vida, nuestro don, nuestra esencia humana, se une al Don siempre nuevo de Dios.

 

Ésa es la respuesta adecuada a mi vocación : al Don de Dios para mí, siempre creciente, se añade mi don, el don de mi vida : es el Don-don.

Entonces la libertad ya no puede volverse atrás pues vive eternamente unida al Don de Dios, al Espíritu Santo.

 

La libertad de destinación ha alcanzado su destino: ser siempre Amor, Comunión con Dios.

 

Sabremos que lo hemos alcanzado en el momento de nuestro Juicio particular, que es cuando Dios acepta mi don, que deviene Don-don.

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¿Cuáles son los cuatro elementos que constituyen un verdadero mito heroico?

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En el libro "Quién es el hombre" don Leonardo se sirve del mito heroico  para describir la libertad radical (o la persona en tanto que es libertad). 

Es la libertad trascendental que tiene dos dimensiones : la libertad nativa (Dios nos da un encargo, por eso "nacemos") y la libertad de destinación: debemos conducir nuestra vida, creciéndonos ante los obstáculos, para cantarle a nuestra réplica, alcanzando nuestro destino (y el beneficiario es el Verbo: la Verdad que seremos eternamente, Réplica de Dios).

El mito heroico es ahora el cuento de caperucita.
Y tiene cuatro elementos:

1. El sujeto: Caperucita Roja.

2. La recepción de un encargo: llevar una cesta con pan y miel a la abuela.

3. El adversario: el lobo.

4. El beneficiario: la abuelita.





De esto habla Polo en el último capítulo de "Quién es el hombre" p. 245.3

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¿Basta ser libre para ser libres?

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No.
Todas las dimensiones del hombre son duales. La libertad trascendental tiene dos miembros : libertad nativa y libertad de destinación.

Aunque el hogar de la religiosidad sea la libertad, no basta con que el hombre sea radicalmente libre, para vivir en paz frente a cualquier Poder.

También su horizonte debe ser despejado y cálido.

La libertad nativa nos confía un encargo y nuestra vida, con la libertad de destinación, se transforma en aventura.

No olvidemos que Polo llama a la libertad nativa, radicalidad (la radicalidad es el ser hijos de Dios)

Y llama a la destinación de la libertad, horizonte.

Somos libres, pero sólo con la verdad se abrirá el horizonte.

Tratamos de la libertad nativa y de la libertad de detinación en las etiquetas 5.5.4

¿Cuál es el tema de la libertad?

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La libertad no se dobla con temas. Es atemática.
 
La libertad anima la búsqueda, pero no desvela necesariamente un tema, sino que está abierta a la pluralidad de temas.
Es el método cuyo tema es seguir siendo método.
 
Al tematizarse el método, es decir, cuando el tema del método es también método, tira del tema, y el tema tira del método.
 
Así nos aproximamos a otra de las definiciones que hace Polo de la libertad trascendental: "la posesión del futuro que no lo desfuturiza".
 
Así se vinculan atemáticamente actos suficientemente distintos y separados.
Es la libertad que conviene al carácter de además de la persona.

El tema de la libertad es simplemente animar la búsqueda.
 
 
 
De esto se habla entre otros lugares en  Juan A. García. La metalógica de la libertad… Studia Poliana nº 10, 2008, p. 16.9 y 17, 2-4
 
Para saber más:
Etiqueta 2.11.0      Método-Tema
Etiqueta 5.4.0    carácter de además
 
Etiqueta 1.1.2   libertad
Etiqueta 6.8.0   metalógica de la libertad
Etiqueta 5.5.4   libertad personal


¿Cuál es el valor metódico de la libertad?

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El valor metódico de la libertad es el ser pura apertura.
 
Apertura insistente
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Para saber más:
Etiqueta 2.11.0 Método-Tema
Etiqueta 5.5.4 la libertad personal


¿Cuál es el valor temático de la libertad?

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El tema de la libertad es también libertad.
 
Es lo que se llama libertad de destinación.
 
La libertad es un tema que no remite a otro tema, se reduce a ratificar su propio valor metódico, enteramente abierto a una innumerable variedad de temas.
 
El destino no está pues escrito ya que depende también de la libertad.
 
A la llamada de Dios se responde libremente según el buen querer de cada quién.
 
Para conocer el valor temático de la libertad debemos aplicar, al “co-ser además” que somos, el hábito de sabiduría, es decir, darnos cuenta de que podemos añadir el además al además, pues somos además. Podemos añadirnos irrestrictamente, sin agotarnos al ser.   

El tema de la libertad es animar la búsqueda de Destino.
 
De esto se habla entre otros lugares en  Juan A. García. La metalógica de la libertad… Studia Poliana nº 10, 2008, p. 16.3
 
 
Para saber más sobre la libertad
Etiqueta 1.1.2   libertad
Etiqueta 5.5.4   libertad nativa
Etiqueta 6.8.0   metalógica de la libertad
Etiqueta 13           el destino y el destinar


¿Quién mata la libertad?

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La soledad.

La soledad es la muerte de la libertad.

La libertad es incompatible con que exista una sola persona. La libertad es siempre interpersonal, nace del ser hijos (libertad nativa) y vive al destinarse.

Si hubiéramos nacido solos (espontáneamente) no habría nada nuevo a esperar pues estaríamos determinados por las condiciones iniciales. Seríamos una parte del todo sin palabra que decir.

Y si estuviéramos rodeados sólo de cosas, seríamos un caleidoscopio: podríamos movernos mucho, pero sería más de lo mismo. ¿Quién escucharía mi canto?

Solos, la libertad es un infierno.







De esto habla Polo en el último capítulo de "Quién es el hombre" p. 246
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¿Es dual la libertad trascendental?

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Todo en el hombre es dual.

Polo propone llamar "libertad nativa" al miembro inferior de la libertad trascendental.


Y llama "libertad de destinación" al miembro superior.
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¿Qué es la libertad nativa?

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Llamamos libertad nativa al miembro inferior de la dualidad propia a la libertad trascendental.

En efecto, la libertad personal es dual: libertad nativa y libertad de destinación.

La libertad nativa es el nacer irreductible de cada quién.
Es la novedad irreductible.

Eres única, hija mía.

La libertad nativa es ese nacer radical, esa novedad de ser persona humana que "responde", pues ha sido creada, de entrada, libre, responsable. Somos hijos trascendentalmente.

La responsabilidad es el rasgo propio de la persona en cuanto que es libre de entrada. Es el rasgo personal que aparece con la libertad nativa.


El valor de mi vida dependerá de mí.
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¿Podemos decidir nuestro nacer?

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No podemos decidir nuestro nacer, pero podemos aceptarlo.

Polo llama a esta aceptación libertad nativa.

Pero atención, la aceptación de la que aquí hablamos, es una aceptación trascendental, no una aceptación psicológica.

El acto de la libertad nativa no es una decisión que se tome o comience en el curso de la vida, o "después" de nacer.

La libertad nativa es el nacer a la filiación en tanto que se nace como hijo, incluido atópicamente en el ámbito de la máxima amplitud que es Dios.

Dios nos crea hijos, pues nos crea libres, con libertad nativa, nos crea actuosos, aceptantes trascendentalmente de nuestra filiación.

La filiación divina es la realidad más profunda de la persona humana







De esto habla Polo en el último capítulo de "Quién es el hombre" p. 211.

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¿Qué nos pasa al descubrir la libertad nativa?

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Al descubrir la libertad nativa, asistimos a la libertad, en su nacer.

Más aún, al ser ese nacer una novedad irreductible exige la presencia del Origen pues lo enteramente nuevo exige el Origen.

Asistimos a la filiación divina en su raíz.

De ahí que Piá diga que la libertad nativa es el co- de la co-existencia.
Co-existimos con Dios porque es Dios quien nos crea libres, novedades responsables.

La libertad nativa es un nacimiento íntimo, co-existente, apertura insistente, índice de la actuosidad del además. Estoy naciendo, soy un quién distinto. "Quién" equivale a co-existir irreductible. Responsable.

La libertad nativa es la actividad naciente o futurizante del carácter de además.

Descubrir la libertad nativa es lo mejor que nos puede pasar. Es sabernos hijos de Dios.




Trataremos este tema en las etiquetas:
5.5.4 libertad nativa;
5.8.1 nacer;

5.5.5 filiación divina
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¿Cuál es el valor metódico de la libertad?

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El valor metódico de la libertad es el ser pura apertura.

Apertura insistente.




Para saber más:
Etiqueta 2.11.0 Método-Tema

Etiqueta 5.5.4 la libertad personal
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¿Cómo comienza el encuentro con la verdad?

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En el caso del hombre el "encuentro" con la verdad comienza según una "búsqueda" que no se sabe a ciencia cierta cómo dirigir.

Esa "búsqueda" no es otra cosa que la libertad nativa (miembro inferior de la libertad trascendental).
(Estudiamos la libertad nativa en la etiqueta 5.5.4).

Allí explicamos cómo la libertad nativa es el nacer irreductible de cada quién. La novedad irreductible de la apertura íntima que somos.

La libertad nativa es ese nacer radical, esa novedad de ser persona humana, ser abierto, que al estar incluida en el ámbito de la máxima amplitud, se "sabe" responsable. ¿Quién soy? Y busca.

La responsabilidad es el rasgo propio de la persona en cuanto que es libre de entrada. Es el rasgo personal que aparece con la libertad nativa. El valor de mi vida dependerá de mí.

Polo llama libertad nativa a la aceptación "trascendental" de nuestro nacer.

La libertad nativa es así el nacer a la filiación en tanto que se nace como hijo, incluido atópicamente en el ámbito de la máxima amplitud, que es Dios.

Dios nos crea hijos, pues nos crea libres, abiertos por dentro y por fuera, en libertad nativa. Dios nos crea actuosos, aceptantes trascendentalmente de nuestra filiación.

La filiación divina es la realidad más profunda de la persona humana.

Por eso Polo afirma que el encuentro con la verdad comienza según una "búsqueda" que no se sabe a ciencia cierta cómo dirigir.

La persona está referida a la verdad de acuerdo con una "búsqueda", orientada al "encuentro" con la verdad.

Quizá se comprende mejor si recordamos cómo Polo distingue entre "enterarse", "entender" y "encontrarse con la verdad".

"Enterarse" se refiere a recibir una información que el entendimiento no llega a hacer suya;  sin que ello implique la movilización de la inteligencia que, en cambio, cuando esta potencia espiritual se activa, conseguimos "entender".
Pero "lo entendido" puede ser alumbrado, o no, como "encuentro con la verdad".
Así, un teorema matemático es entendido, pudiendo añadirse el "caer en la cuenta" de que en él la verdad me ha salido al encuentro.
Tal caer en la cuenta de que al entender el teorema uno mismo se encuentra con la verdad, no es simple asunto de la inteligencia sino que corre a cargo de la persona (la persona como entender o Inteligir personal).

Pues bien, el encuentro con la verdad comienza en la "orientación", otorgada por la libertad nativa, mejor dicho, intrínseca a la libertad nativa.
Estamos hechos para eso que no sabemos exactamente lo que es. Hasta que nos enamoramos: ésta es mi verdad. Sí, "nuestra" verdad.








Para saber más leer: Polo, "La verdad como inspiración", en La persona humana y su crecimiento, pp. 197-206

Y pueden ustedes leer con provecho las etiquetas:
5.2.1 la verdad y su encuentro;
5.5.4 libertad nativa;
5.5.5 ser hijo
1.1.2 responsabilidad;
6.9.4 buscar

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¿Cómo integrar la muerte en mi libertad?

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Sartre tiene razón cuando observa que la muerte aparece como una necesidad para mi libertad: alguien va por la calle, le cae una teja en la cabeza y se muere.

¿Dónde está ahí la libertad? Pues piensen ustedes que tampoco podemos decidir nacer. Ahora bien, podemos aceptarlo.

Polo llama a esta aceptación libertad nativa.
Radicalmente podemos aceptar nacer y podemos aceptar morir.

Claro está que si entendemos la libertad como espontaneidad (libertad emancipada) tal como hacen Heidegger y Sartre, no se entiende la libertad radical de la que aquí hablamos.

El acto de la libertad nativa no es una decisión que se tome o comience en el curso de la vida (“comenzar” es propio del acto de ser del universo, de la persistencia), la persona humana no “comienza” sino que nace como novedad que se añade: es segunda.

La libertad emancipada moderna es un “comenzar” desde sí o por sí (perseitas). Por eso Heidegger afronta la muerte con un acto que llama libre en el que se agota. Y por eso Sartre dice que comenzar no sirve para nada.

No saben plantear la cuestión de la libertad pues para ellos la libertad es innata, no nativa.

Intentemos aclarar la cuestión: nacer no es comenzar; morir no es terminar.
La vida humana no es el trayecto entre su comienzo y su fin. Eso es la vida biológica o animal.

¿Qué es el nacer para una persona humana?: la libertad nativa, el ser hijo. El ser un ser que es co-ser o ser segundo.
Un ser que posee un futuro que no acaba. Hijo es nombre personal; no ser cósmico.

Aunque muramos biológicamente seguiremos siendo hijos. La libertad nativa trasciende el nacer y el morir.

Trascendentalmente aceptamos (ésa es la novedad) nuestro nacer y podemos aceptar nuestro morir; el acabarse de la vida biológica, ofreciéndola como don.

Heidegger está pues más cerca de la comprensión de la muerte que Sartre; pero al no saberse hijo, incumbe en patetismo. Desconoce que al terminarse la vida biológica descifraremos su sentido. No porque nosotros se lo demos, sino porque nuestro Padre nos lo otorga como premio a nuestra fidelidad.





De esto habla Polo en el último capítulo de "Quién es el hombre" p. 211

Para saber más sobre la muerte ver la etiqueta 10.0.0

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¿Por qué Sartre ignora la libertad nativa?

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Para Sartre la libertad es nada. Ejercer la libertad es deslizarse en la pérdida de libertad. La náusea.
Pasar del être pour soi al être en soi.

Estamos condenados a ser libres. Vivimos enjaulados y debemos aceptar nuestro destino. La libertad es un absurdo.

En estas condiciones es imposible destinarse. Sartre ignora que la libertad solitaria es un imposible.
El hombre ha de retraerse a su carácter nativo para que la libertad tenga sentido.

Un sistema abierto (tal como somos y seremos) depende del descubrimiento de una paternidad puramente libre, que nos ama con un amor de dilección.
Si somos huérfanos la vida es una náusea, volcada en nimiedades.





De esto habla Polo en el último capítulo de "Quién es el hombre" p. 221.5.

Para saber más sobre la libertad nativa ver la etiqueta 5.5.4

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¿Por qué Heidegger ignora la libertad nativa?


Heidegger se angustia al encauzar la libertad en poca cosa, en nimiedades.
¡Qué angustia emplear mi vida, mi libertad, en conquistar tuberías o en imitar el vuelo de los pájaros, cuando soy viento!

Por mucho que decidamos darle nuestro propio sentido a la vida, intentando realizarnos, al estar cerrados al ámbito de la máxima amplitud (Dios), acabaremos en el pesimismo de una vida sin sentido, un tejer y destejer, cual Penélope.

La ética de la destinación, el destinarse, sólo es posible si nos retraemos a la libertad nativa, al sabernos libremente dependientes del amor que nos Origina.

Siendo hijos sí que podremos "encontrar" libremente, el sentido de nuestra vida.

La libertad trascendental, no lo olvidemos, es dual, libertad nativa y libertad de destinación. Solos, sin Padre, viviríamos enjaulados.






De esto habla Polo en el último capítulo de "Quién es el hombre" p. 222.2.

Para saber más sobre la libertad nativa ver la etiqueta 5.5.4

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¿Por qué la versión pagana del mito heroico es pesimista?

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La versión pagana del mito heroico es pesimista por ignorancia de la libertad nativa. Me explico.

Primero, la libertad está ausente en los mitos paganos.

Aquiles, héroe de la Ilíada no deja de ser una marioneta, manejada por los dioses y por su obsesiva pasión de venganza.

Ulises, en la Odisea, es un héroe que va postergando el regreso al hogar, porque lo importante es el viaje. Penélope pasa la vida tejiendo y destejiendo. No hay futuro.

Y no lo hay porque falta el encargo. Se ignora la libertad nativa.

Se ignora que nacemos libres, en el modo de "llamada" y nuestra respuesta no está determinada. Nuestro ser depende de nuestra respuesta libre. Somos co-ser, nacemos co-siendo.


El mito heroico completo exige que alguien encomiende el encargo. Alguien que llame. El encargo no se le ocurre a uno, sino que es otorgado.
Somos hijos. A esa filial radicalidad, Polo la llama libertad nativa.

Si no somos hijos, estamos solos. Nuestros consejeros, como para Ulises, serían los muertos. ¿Para qué sirve regresar al hogar si Penélope se me muere?

El ser que soy y seré, mi libertad, no es la espontaneidad solitaria del absurdo.
La versión pagana, agrícola, del mito es rigurosamente pesimista.

Bien distinto es el simbolismo del Paraíso: Adán y Eva reciben un encargo (enormemente complicado). Por eso son libres. Por eso son optimistas.






De esto habla Polo en el último capítulo de "Quién es el hombre" p. 245.3

Para saber más pueden ustedes ir a las etiquetas:
 5.5.4 libertad nativa;
2.14.0 mito;

12.2.3 Adán y Eva. 

¿Quién mata la libertad?

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La soledad.

La soledad es la muerte de la libertad.

La libertad es incompatible con que exista una sola persona. La libertad es siempre interpersonal, nace del ser hijos (libertad nativa) y vive al destinarse.

Si hubiéramos nacido solos (espontáneamente) no habría nada nuevo a esperar pues estaríamos determinados por las condiciones iniciales. Seríamos una parte del todo sin palabra que decir.

Y si estuviéramos rodeados sólo de cosas, seríamos un caleidoscopio: podríamos movernos mucho, pero sería más de lo mismo. ¿Quién escucharía mi canto?

Solos, la libertad es un infierno.






De esto habla Polo en el último capítulo de "Quién es el hombre" p. 246

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¿Cómo llegamos a entender la libertad nativa?

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Entenderemos la libertad nativa al comprender que el hombre "solo" es un absurdo.

La libertad nativa es el valor metódico de la libertad.

La libertad nativa es el hábito de sabiduría por el que conocemos que nuestro ser, más que ser, será (con y en Otro).

Un "será" que indica un futuro extracósmico, es decir, un futuro que no pasa a presente, pues es indesfuturizable. Un futuro que no acaba.

Entonces, si alcanzo a conocer, ejerciendo el hábito de sabiduría, que mi ser es un inagotable añadirse, tiene que haber Alguien que me está encargando el vivir. Alguien que me hace nacer.

Soy un ser naciente hacia Dios.




De esto habla Polo en el último capítulo de "Quién es el hombre" p. 246, 2

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