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¿Por qué la Antropología trascendental poliana destaca la congruencia metódico temática?


Porque la persona humana, según la filosofía trascendental de Polo es intelectualmente congruente.

Metódico-temática quiere decir "intelectual". 

El Inteligir personal es uno de los cuatro trascendentales personales, que se convierten con la persona. 

 "Congruencia" o "conveniencia dinámica" es, en la persona humana, su actividad intelectual, dual en su raíz. 

En efecto, el Inteligir personal se dualiza o desdobla gracias al hábito innato de sabiduría. La sabiduría es la transparente lucidez del Inteligir personal. 

Es actividad intelectiva peculiar: "además", que es lo más conveniente para la persona humana. 

 La sabiduría mantiene una inescindible solidaridad con el Inteligir personal. 

La persona (Antropología trascendental) es además. Su método (actividad intelectual) es además. Su tema (la persona humana) es siempre además. 

 El Inteligir personal es pues máximamente congruente

De esto habla Jorge Mario Posada en "Congruencia metódico-temática de la antropología trascendental". Studia Poliana 10, p. 119 
 Para saber más: Sobre la sabiduría: ...........................Etiqueta 2.14 
Sobre el Inteligir personal: ..............Etiqueta 5.5.2 
Sobre la congruencia: ......................Etiqueta 2.11.1 
Sobre Método-Tema: ......................Etiqueta 2.11.0 .

¿Cómo juegan los miembros de una dualidad humana?

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El miembro superior sirve al inferior favoreciéndole y el inferior, al subordinarse, redunda en el superior, inspirándole.
 
El superior es condición de posibilidad del inferior y el inferior es expresión del superior.
 
No olvidemos el ejemplo de la escala o de la cadena de eslabones.
El miembro superior no está aislado (el inferior tampoco). Son dos dualidades enlazadas e imbricadas.
 
La dualidad superior beneficia, a la inferior, repercutiendo en ella.
 
La dualidad inferior depende de la superior no solamente por estar conectada o por coherencia, sino también por lo que Polo llama concordancia. El miembro inferior concuerda con el superior, y es esa concordancia la que lo eleva.
 
Es propio de las dualidades humanas un sentido ascendente o jerár­quico. Dicha ascensión se debe a que uno de los dos miembros de cada dualidad es superior al otro, por lo que no se agota en su respecto a ese otro, sino que se abre a una dualidad nueva, superior.
 
Repito, entender las duali­dades en sentido ascendente quiere decir que sus dos miembros son distintos en tanto que uno de ellos es superior al otro, por lo cual no se agota en ese respecto dual, sino que se abre a una nueva y superior dualidad, en la que es el miembro inferior.
 
Pero el sentido de la dualidad se aprecia mejor con las nociones de concordancia y de repercusión, es decir, al entender el miembro superior como sobrante, o sea como no agotado en una sola dualidad, y redundante en el miembro inferior.
 
Al no agotarse (por depender de una dualidad superior) su repercusión enriquece, sin detenerse.
No es como en el universo físico en el que la tetracausalidad está ya dada. En las dualidades humanas siempre cabe mejora.
 
Los dos miembros de cada dualidad no son concausales; en especial, el miembro superior no es la causa final del miembro inferior. Ambos se mejoran gracias a la concordancia.
(Vean ustedes aquí el valor positivo de la jerarquía).
 
Ejemplo: Los hábitos adquiridos son coherentes con las operaciones porque las iluminan (iluminar es un modo de expresar la verdad encontrada); pero, asimismo, son concordes con las operaciones, pues los hábitos adquiridos se dualizan hacia arriba con la sindéresis, por lo que no sólo expresan la operación mostrándola, sino que repercuten en ella beneficiándose de su pertenencia al yo personal y a su riqueza trascendente.
 
Lo que llamo repercusión equi­vale, en este nivel, a la prosecución operativa, al pensar puedo pensar más, pues mi pensar es del yo, y yo quiero más y veo más.
 
También el alma,  llega a ser concorde con el cuerpo al repercutir en la sensibilidad interna: es, por ejemplo, la noción de imaginación creadora


¿Cómo se enriquece nuestro entendimiento de la congruencia de la Trinidad?

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Nuestro entendimiento de la congruencia de la Trinidad se enriquece si entendemos lo que significa dar sin reservas.
 
 
"Dar sin reservas" es la anulación en Dios del amor a sí mismo.
 

El Padre no se complace en sí mismo, ni tampoco el Hijo, sino el Padre en el Hijo (Mt 3, 17) y el Hijo (Jn 15, 11) en el Padre (Jn 4, 34); y el Espíritu Santo, que es el amor, no se ama a sí mismo, sino que es el gozo que se goza en el Padre y en el Hijo, de los que procede.
 
El dar es interpersonal.
 
 
 
En la etiqueta 2.11.1 hablamos de la "congruencia", noción poliana para designar que lo conocido es "congruente" con el conocer. Existe coincidencia y separación entre el conocer y lo conocido.
El conocer más alto será aquél en que más coincidan método y tema.
Dios es Idéntico.
Pues bien, las Personas divinas, al no dejar resquicio para pensar en sí, al ser un "dar sin reservas" son congruentemente Idénticas, sin dejar de ser Tres.
 
 
 
Ideas inspiradas en el artículo "Aclaraciones sobre y desde el dar, de Falgueras, en Miscelánea poliana nº 9. p.62.3 y nota 42. Citamos las páginas según la recopilación titulada "Antropología y trascendencia" publicada por I. Falgueras y Juan A. García.


¿Qué es la congruencia en la antropología poliana?

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Polo tiene un epígrafe consagrado a la congruencia en "Presente y futuro del hombre" p. 126.2.

"Propongo llamar "congruente" al acto que logrando una forma, en estricta contemporaneidad con esa forma, no es menor que ella.
Congruente es el acto que no es menor que la forma que logra."

Noten que no estamos aquí en consideraciones físicas en las que, por ejemplo, cuando tenemos la casa, ya cesó el acto de edificarla.

Al conocer, seguimos conociendo. Lo conocido es congruente con el conocer.
Existe coincidencia y separación entre el conocer y lo conocido.

Nuestro entendimiento entiende formando y formando entiende.
Si no forma no entiende, pero formando entiende.

La congruencia (el mantenimiento de la separación y su coincidencia) (la dualidad o co-acto) es el signo y requisito más alto de la verdad, muy por encima de la mera no contradicción, o mera pensabilidad (Falgueras).

La verdad se desvela congruentemente. Manteniendo la separación y la coincidencia.

El filósofo busca una mayor congruencia entre método y tema (Rojas)

El método es siempre un acto cognoscitivo en dualidad con su tema.
El método es el modo de acceso a los temas.
El método se dualiza con el tema, por lo que tampoco se puede considerar el método aislado. No cabe la consideración aislada del puro método.

La congruencia más profunda en la persona humana es precisamente el Inteligir personal (la persona como inteligir) que se dualiza o desdobla gracias al hábito innato de sabiduría.
Esta actividad intelectual humana, dual en su raíz, la denominamos "congruencia" o "conveniencia dinámica".


Existe congruencia entre el método del Inteligir (hábito de sabiduría) y su tema (la persona como Inteligir).
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