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¿Qué es el amor?

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Amor es comunión fructífera y sabrosa entre personas.

Dicho de otra manera, el amor es la comunión de personas que se afirman mutuamente.
Comunión asentada por la afirmación que uno hace del otro, del ser del otro.

Cuando dos personas se aman, se afirman mutuamente, al aportarse su "querer que el otro sea más". Estamos revelando que queremos añadirle nuestro "querer que sea más". Nos estamos "declarando".

Todos los actos de la voluntad, en cuanto que se diferencian de las operaciones cognoscitivas, tienen un carácter de autorevelación. La persona se compromete queriendo.
(No así las operaciones cognoscitivas, cuya intención es de "semejanza").

Los actos de la voluntad no actúan de la misma manera. Así, por ejemplo, cuando digo, "me gusta el chocolate", estoy revelando que "a mí" me gusta el chocolate.

Y no porque me guste como le pueda gustar la leche al gato, sino porque "la persona que soy" está constituyendo el acto de mi voluntad.
Los actos de la voluntad necesitan ser constituidos por la persona, que se manifiesta "aportando", desde su querer-yo.

El yo está en nuestras acciones, incluso cuando sencillamente escribo, pero la manifestación del yo en el escribir es una manifestación muy pequeña, casi ínfima.

Hay amores más altos, hay una jerarquía del amor.

Se debe llamar propiamente "amor" al analogado principal de esa automanifestación: al amor dirigido a un ser que cumpla la condición de grandeza e inagotabilidad.
Y que corresponda a ese amor.

Amor es, pues, la comunión fructífera y sabrosa entre personas.




Ideas inspiradas en la pregunta nº 1 de "ANALÍTICA DEL AMOR". Entrevista de Juan Cruz Cruz con Leonardo Polo, que pueden ustedes encontrar en el nº 33 de la revista Miscelánea poliana.

Para saber más vayan a las etiquetas de este blog:
18.1.1 analítica del amor;
1.2.2 amor ;
6.9.6 enamoramiento.



¿Cómo se resuelve la polémica entre franciscanos y dominicos con respecto del amor?



¿En el Cielo, la felicidad se alcanza con la voluntad o con la inteligencia?

Ambos, franciscanos y dominicos vincularon el amor a la voluntad.

Entienden el amor como una operación inmanente.
Lo ven como suma amistad.
La amistad es la virtud superior de la voluntad.
 
No se han dado cuenta todavía que hay un Amar radical, el Amar personal.

El Amar personal es uno de los trascendentales personales descubiertos por Polo.

Tanto la inteligencia como la voluntad (que son del nivel esencial de la persona humana), se nutren del Acto de ser personal (la Persona).

En el Cielo rige el Amar, que es superior tanto a la inteligencia como a la voluntad, y que se convierte con los otros tres trascendentales personales : co-ser, libertad e intelecto personal.
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¿Ponen los griegos el amor en Dios?

 


No.
Pues lo consideran un defecto.
Lo consideran como una tendencia a algo que nos falta.
Pero los cristianos sabemos que Dios es Amor.
 
Veamos lo que dice el profesor Sellés:
“Leonardo Polo acostumbraba a reiterar que la importancia del amor personal es un descubrimiento netamente cristiano, porque en la filosofía clásica griega se consideraba como una pasión, o en el mejor de los casos se vinculaba a la voluntad, la cual se tenía como tendencia, no como acto y, por tanto, inferior al entendimiento.
 
Pero Polo advierte que el mejor de los filósofos griegos, Aristóteles, se equivocó en relación a la voluntad. Porque, si bien es verdad que la voluntad es apetito, resulta falso reducirla a apetito.
Un cristiano lo sabe perfectamente; si no lo sabe le falta caridad. ¿Cómo va a ser un apetito amar al prójimo? El samaritano ¿qué apetito tenía de recoger al herido tendido en el camino, cargar con él y pagar sus gastos?
 Está claro que no se trata de eso”[1], es decir, que ni el amor personal ni su elevación son una tendencia (deseo, apetencia, orexis)".



[1]Polo, L., Presente y futuro del hombre, 242-243.

¿A qué llama Polo amor puro?

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Polo llama "amor puro" al dar sin perder.

El ganar o perder, el gastarse, es propio de la vida terrestre que avanza hacia su consumación.

En esta vida el amor está enturbiado por deseos e intereses.
De ahí la discusión entre Fénélon y Bossuet, la famosa disputa sobre el amor puro.

Ellos no acertaron a ver la dimensión más íntima del hombre, aquélla por la que el hombre es persona: su capacidad de dar sin perder.

El amor puro no es el "desinterés", por muy loable que sea, sino la generosidad de la persona que acepta y da, en un canto, lo que su Padre le otorga.


Glosa a Leonardo Polo. Tener y Dar. En "Sobre la existencia cristiana" p. 130.3
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¿A qué debemos llamar propiamente amor?

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El amor es la comunión de personas que se afirman mutuamente.
En el amor cada persona se automanifiesta.

Pero hay una jerarquía del amor.
Hay que llamar propiamente amor al analogado principal de esa jerarquía.

Propiamente el nombre de amor es merecido por el amor dirigido a un ser que cumpla la condición de grandeza e inagotabilidad. Dios.
Dios es el Amor.

Cierto es que también es amor el don gratuito y libre que se da a un chucho.
Pero la medida de la libertad no está en la indiferencia, sino en la diferencia. No está en que libremente se elija amar, sino en lo que se ama o en aquél a quien se ama.

Hay más libertad cuando se puede abarcar más. Dios es la máxima amplitud. El amor a Dios marca la diferencia más alta.

La mayor altitud de la persona a la que se refiere el amor requiere más dones para ser aceptado en comunión.

Amor, amor, es el amor personal.
Y el Amor propiamente es la Trinidad.


Ideas inspiradas en la preguntas nº 11 de "ANALÍTICA DEL AMOR". Entrevista de Juan Cruz Cruz con Leonardo Polo, que pueden ustedes encontrar en el nº 33 de la revistaMiscelánea poliana.

Pinchen aquí para acceder a la revista completa: http://www.leonardopolo.net/revista/revista.html


Para saber más vayan a las etiquetas de este blog:
18.1.1 analítica del amor;
1.2.2 amor

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¿Qué es primero, la verdad o el amor?

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En la persona la verdad y el amor están unidos antes de su distin­ción en operaciones de facultades distintas.

La verdad personal, en el hombre, es indisolublemente amor, superabundancia. Es la verdad cantada. A dúo y en coral.

La verdad en sus raíces no es un remedio necesitado.
Lo dice Rilke: el hombre está más allá de todo fin. No se acaba.
El mundo se va terminando en objetivos, pero el amor humano, entonces, rebrota.

No se puede decir que lo que sigue a la verdad no sea verdad. Toda la hondura del espíritu se manifiesta en el canto, y sin verdad es imposible cantar.
Por tanto, no es verdad que ante la verdad solo quepa detenerse.
Eso es consecuencia de la perspectiva subjetivo-objetualista derivada del afán de certeza cartesiano.

Someter la verdad al criterio de la certeza constituye un error.
El error no es sino paralización de la verdad: cogito, sum, como principio de la filosofía. Soy lo que soy. Parménides subjetivo.
Entonces no hay cabida más que para las ideas claras y distintas.

Pero la verdad no está destinada a aquietar la sospecha o la duda, sino a movilizar.

Verdad y amor en comunión.


Etiqueta 5.2.1 la verdad y su encuentro;
Etiqueta 5.2.1 la verdad;
Etiqueta  20.13.0 Descartes;
Etiqueta  5.5.3 amar donal;
Etiqueta  1.2.2 amor;
Etiqueta  1.0.0 preguntas para empezar;

Etiqueta 15.0.0 Polo genial.
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¿El amor?

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El amor es  comunión de personas.

Dependemos libremente unos de otros. No somos nómadas aisladas.

Dependemos según el conocimiento y el don mutuo (es decir, libremente, amorosamente).

En la medida que nos servimos unos a otros formamos una comunión. 




El Amor cabal es la Comunión de las Personas en el seno del Trinidad.
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¿Por qué dice Polo que el "yo pensado no piensa?

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Polo repite la fórmula "el yo pensado no piensa", para señalar de una parte que lo que se piensa, lo pensado, es irreal, (y por lo tanto no puede pensar).
Lo que es real es el acto, y no el objeto pensado.

Pero esta fórmula aclara también cómo en los actos intelectuales el yo se limita a asimilar lo iluminado, mientras que en los actos de la voluntad el yo constituye el acto, desvelando a la persona.

"El yo pensado no piensa" mientras que "el yo queriente quiere".
El yo es queriente al querer.
El yo está en el acto voluntario. Está añadiéndose.

El yo no está en el acto intelectual, lo que hace es asimilar lo otro, traer a sí mismo lo otro.

En la voluntad hay algo así como la creación de una verdad. La verdad de la voluntad que quiere.
Para que haya amor, para que haya comunión de personas, no basta conocerse, la persona debe comprometerse en el querer, autodesvelarse dándose, queriéndose.



Ideas inspiradas en la pregunta nº 6 de "ANALÍTICA DEL AMOR". Entrevista de Juan Cruz Cruz con Leonardo Polo, que pueden ustedes encontrar en el nº 33 de la revista Miscelánea poliana.


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18.1.1 analítica del amor;
1.2.2 amor ;

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¿Qué es la jerarquía circular?

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Uno de los problemas que resuelve la propuesta de Adam Solomiewicz (p.55c de su Excerpta) es el de la índole de la distinción entre el aceptar y el dar personales.
 
Sin embargo, hay cierta jerarquía ontológica entre el aceptar y el dar, pero un jerarquía no fija, sino circular.

Esto se entiende cuando descubrimos que el amar personal no se traduce inmediatamente en dar, sino que, antes, se extiende a la esencia, activándola.

En el momento inicial, el aceptar la actuosidad de su ser, es superior al dar.

Pero, sin intervalo, al constituirse el acto voluntario, el aceptar se convierte en dar, y ese dar, enriquecido por el don esencial, es superior al aceptar del que proviene (al ser aceptado por Dios). Da un don-Don.
 
El aceptar no se traduce inmediatamente en dar sin pasar por la conversión a nivel voluntario.

El dar, (enriquecido con el don) es mayor que el dar personal nativo, pues ya no da solamente el Don recibido de Dios, sino el Don-don-Don.
 
La distinción jerárquica aceptar-dar no es vertical, sino horizontal, alternativa o circular.
 
Más aún: no cabe circularidad amorosa transcendente directa de cada miembro de la dualidad radical.
Dios Acepta el don que “seremos” gracias a nuestra aceptación “donal”, mediante la actividad esencial.
 
La distinción jerárquica circular significa alternancia indesfuturizable.
Dios da más, porque la persona humana da más.
La persona acepta más porque Dios Acepta más.

Más, más, más.


¿Cómo se realiza la comunión entre personas? ¿Con actos de la voluntad o con actos de la inteligencia?

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La conveniencia entre el amante y el amado que constituye la comunión de amor se da en todos los órdenes. Y tanto con la inteligencia como con la voluntad.

En la persona el inteligir y el amar se convierten.

En el orden de las potencias espirituales, la inteligencia se puede considerar como distinta de la voluntad. No así en la persona que en tanto que amante es intelectual, y en tanto que intelectual es amante.

En la persona hay una conversión de trascendentales (antropológicos, claro está, y en lo que nos concierne el inteligir y el amar).

Los trascendentales metafísicos constituyen los dones que nos intercambiamos y realizan el nexo de la comunión, más o menos intensa según la altura de esos dones.





Ideas inspiradas en la pregunta nº 17 de "ANALÍTICA DEL AMOR". Entrevista de Juan Cruz Cruz con Leonardo Polo, que pueden ustedes encontrar en el nº 33 de la revista Miscelánea poliana.

Pinchen aquí para acceder a la entrevista completa: http://www.leonardopolo.net/revista/revista.html


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18.1.1 analítica del amor;
6.2.2 voluntad;
6.2.1 inteligencia;
1.2.2 amor

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¿Es el amor un acto de la voluntad?

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Los actos de la voluntad son seis:
- Los que versan sobre el fin: velle, intendere y frui.
- Los que versan sobre los medios: consensus, electio y usus.

Más que decir que el amor es un acto de la voluntad debemos decir que el amor es la actividad culminante de la voluntad, si se alcanza la comunión de personas.







Ideas inspiradas en la pregunta nº 1 de "ANALÍTICA DEL AMOR". Entrevista de Juan Cruz Cruz con Leonardo Polo, que pueden ustedes encontrar en el nº 33 de la revista Miscelánea poliana.

Pinchen aquí para acceder a la entrevista completa: http://www.leonardopolo.net/revista/revista.html


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18.1.1 analítica del amor;
1.2.2 amor ;


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¿Qué es lo característico de la persona que exija el amor?

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Lo característico de la persona es el coexistir.
La persona nunca está aislada.
Una persona única es un absurdo pues no coexistiría.

El coexistir o co-ser, no es una relación externa o sociológica, sino una característica trascendental, radical.
Dependemos siempre de otro. Estamos abiertos al otro.

Es cierto que "otro" puede ser un perro, pero entonces nuestro ser se estancaría en la perreidad.
Más otro es otro hombre u otra mujer. Pero aun así, el coexistir con el otro no sería exhaustivo, nunca se agotaría nuestro ser con lo que el otro pudiera aportarnos (llegaríamos al aburrimiento). Y además el otro se nos puede morir.

Esas alteridades son relativas, algo o mucho aportan pero no nos dirán nunca quiénes somos exhaustivamente.
El hombre es incapaz de alterizar completamente a los demás (que los otros dependan de tal modo de él que agoten su ser en él). Y el hombre es también incapaz de alterizarse completamente respecto de ellos, es decir, que los otros me digan enteramente quién soy.

Donde se desarrolla completamente el hombre, en su carácter coexistencial, es "en" Dios.
Dios es, el absolutamente "otro" para mí.
No el relativamente "otro" de quien mi ser depende en parte. Mi ser entero depende de Él. Coexisto en Él.

(Atención, decir que Dios es el absolutamente Otro, no quiere decir que sea imposible el conocerle al ser tan distinto de mí. Eso es una idea de lo trascendental como lo inaccesible. Aquí decimos lo contrario, cuanto más Otro, más dependemos de Él, más podemos coexistir, más podemos recibir y dar. Más podemos ser además).

El hombre se conocerá absolutamente a sí mismo sólo en el amor de Dios.
Y se conoce relativamente a sí mismo en el amor de los otros.

En cualquier caso, el co-ser o coexistencia del ser personal humano exige el amor.








Ideas inspiradas en la pregunta nº 18 de "ANALÍTICA DEL AMOR". Entrevista de Juan Cruz Cruz con Leonardo Polo, que pueden ustedes encontrar en el nº 33 de la revista Miscelánea poliana.

Pinchen aquí para acceder a la entrevista completa: http://www.leonardopolo.net/revista/revista.html


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18.1.1 analítica del amor;
1.2.2 amor;
1.5.0 otro;
5.5.1 co-ser;
1.0.4 persona;



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¿Significan lo mismo enamoramiento y amor?

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Es usual decir que el enamoramiento es una etapa de obnubilamiento que debe dar paso a la claridad del amor.

No estoy completamente de acuerdo con esta visión que ve el enamoramiento como un paso previo, ingenuo, que debe desaparecer al llegar a la madurez.

Por otra parte, y en sentido contrario, es también usual decir que se debe volver al primer amor, o que hay que quererse como novios. Mi opinión está más cerca de esta segunda versión del enamoramiento.

Para mí, amor y enamoramiento significan lo mismo.
Dicho rápidamente: o el amor es enamorado, o no es amor.

También es cierto que para mí el enamoramiento y el amor verdadero es el enamorarse de Dios (el amor entre varón y mujer no da para tanto).


Hagamos algunas aclaraciones: que el enamoramiento significa descubrir que el otro (o la otra) es necesario.
El enamoramiento tiene el carácter de un acontecimiento en forma de encuentro (es un encontronazo). Uno "se cae" en la situación de enamorado. Es una "eventualidad imprevista": se cae en el amor.

No es un acontecimiento deliberado, surgido por las vueltas que el varón, por ejemplo, le da en su cabeza a la presencia de la mujer. Se trata de un acontecimiento cu­riosísimo y que tiene lugar instantáneamente: es un descubrimiento fulgurante. En un momento, uno dice: ésta o ninguna. Por eso no es “genérico”, ya no es «la hembra de la especie», sino que es «ésta»; y «ésta» como realidad personal.

Esta si­tuación de enamorado es querida y, al mismo tiempo, remite a la otra persona como nece­saria: no puedo pasarme sin ella.
Cuando alguien está enamorado de una mujer es que no puede pasarse sin «esa» mujer (casarse por dinero o por motivos sociales está fuera de cuestión aquí).
Enamorarse de una mujer es darse cuenta de que uno no puede pasarse sin ella.

Si el amor no fuera correspondido habría que matarlo.
Pues nos daríamos cuenta que el otro (o la otra) no son tan necesarios como creíamos (pues no son en realidad  nuestra réplica).

El Amor de Dios sí que es enamorado (siempre correspondido).
Y el amor del matrimonio es símbolo real de ese Amor. De ahí su fruto y su sabor.
El amor del matrimonio es camino del Amor.

Los santos viven ya enamorados del Amor.



Ideas inspiradas en la pregunta nº 26 de "ANALÍTICA DEL AMOR". Entrevista de Juan Cruz Cruz con Leonardo Polo, que pueden ustedes encontrar en el nº 33 de la revista Miscelánea poliana.

Pinchen aquí para acceder a la entrevista completa: http://www.leonardopolo.net/revista/revista.html


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18.1.1 analítica del amor;
1.2.2 amor;
1.13.0 familia y amor;
6.9.6 enamoramiento;
6.4.0 símbolos

Entrada dedicada a mis padres que se casaron, enamorados, un 28 de mayo. Y todavía siguen…

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¿Qué sentido tiene el amor en el matrimonio?

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La relación esponsal entre varón y mujer es amorosa.

El motivo no es hacer perdurar la especie sino la comunión personal fructuosa y sabrosa.

Pero el fruto y el sabor le vienen de que el matrimonio es uno de los modos que permiten el co-ser-con Dios.

Veamos: cada persona al ser actuosamente y radicalmente co-existente (co-ser) busca su réplica (con la que co-es), busca así conocer quién es y además el ser aceptada por su réplica, pues el hombre "solo" es un absurdo trascendental.

Solamente Dios puede responder a la pregunta sobre nuestro co-ser y solo Él puede aceptarnos definitivamente.


El matrimonio más que una forma de autorrealización es símbolo real de la unión "donal", la unión más alta que puede tener un hombre con la realidad (dos personas que se "dan" recíprocamente. Símbolo real de la comunión personal del recibir y del aceptar. (De su comunión con Dios).

En el matrimonio hay creación del otro en el amor, en el don.
Queremos más otro, y ese más otro común es asombrosamente el hijo.
De la eventual paternidad y maternidad se sigue la exigencia de unión íntima, permanente y creadora.  El amor esponsal es exclusivo, fiel (indisoluble) y fecundo.

La donación entre varón y mujer no se consuma en sí misma, sino que queda abierta a una realidad inagotable, a la que ambos dan principio, pero cuya constitución exige la intervención divina. No es una amistad para escribir un libro o hacer un viaje o pasárselo bien. Es otra persona.

Es Amor real. Dar, Aceptar y Don semejantes a Dios.
Símbolo real.

De ahí que la elevación del matrimonio a sacramento responda a su estricta realidad, a su sentido simbólico "real". Es Amor real.

(Recuerden que al estudiar la experiencia intelectual, Polo llama símbolos "ideales" a cuatro verbos levantando el vuelo, a saber: conciencia concomitante, distinción real, axiomas vigentes y deidad. Aquí hablamos, sin embargo, de símbolos "reales". Los sacramentos son signos eficaces de la Salvación. No realmente símbolos, sino símbolos actuosos, eficaces, reales).

El amor del matrimonio es sacramento (signo eficaz).





Ideas inspiradas en la pregunta nº 25 de "ANALÍTICA DEL AMOR". Entrevista de Juan Cruz Cruz con Leonardo Polo, que pueden ustedes encontrar en el nº 33 de la revista Miscelánea poliana.

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6.4.0 símbolos;
1.5.0 otro;
1.2.2 amor;
12.6.1 sacramentos

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¿Es el bien más o menos intenso?

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La noción de "intensidad" la reservamos para la esencia, que puede crecer más o menos "intensamente".

El acto de ser no es intensivo. Su crecimiento es una elevación.

El bien trascendental no es más o menos "intenso". Sino más o menos elevado.

El bien esencial sí que es más o menos "intenso".

Mi bien trascendental es el don de mi vida cuando sea acogida por Dios. Este bien no crece, es mi Réplica.

Mi vida, sin embargo, sí que va creciendo, y ese crecimiento es precisamente mi bien "esencial", que voy otorgando libremente.

Mi esencia (mi vida) es un bien (esencial) porque, gracias a ella, entro en comunión de amor con el otro.
Es lo que en mí es también de otro.

Para el universo el Bien trascendental es la tetracausalidad querida por Dios, y el bien esencial su despliegue según el orden divino.

Para cada persona el Bien trascendental es su Réplica como Don acogido por Dios.
Su bien esencial es el otorgamiento que va realizando de su vida.


El bien más alto, es Dios, la Esencia divina, el Don del Espíritu Santo, que es Fuego que no se consume ni se consuma, que no crece.

En Dios Ser y Esencia se identifican. Dios es simple.


El bien es conectivo entre las personas, o conectivo del amor. Nos otorgamos bienes.

La noción de "intensidad" puede entonces describirse como mayor o menor cercanía de la esencia (del don de las personas) al Don Absoluto, el Amor que es la fuente de la comunión entre Personas.
La mayor cercanía, o identificación, es el Verbo, donde inhiere mi Réplica.

Un mismo bien puede ser, esencialmente, más o menos intenso. Depende de cómo jueguen las personas.


Nótese que Polo, describe la noción de "alternativa" como el encuentro con un modo de "vivir" mejor.
Así, hablando de las oportunidades que aparecen en la vida, al presentarse, podemos descubrir una mayor sociabilidad o comunión de amor.

La vida, que es la esencia humana, crece cuando hay mayor Comunión, cercanía al Amor.

En definitiva, a un mismo bien, a una misma oportunidad, se le puede sacar más punta según la libertad, es decir, según juguemos en el ámbito de la máxima amplitud.  

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