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¿Se separan las Personas divinas?

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No.
Las Personas divinas se distinguen, sin separarse.

Ni la iniciativa (Padre) ni la aceptación (Hijo) ni el don (Espíritu Santo), fraguan o se decantan por separado.

¿Por qué? Porque no se extinguen en la donación, sino que se distinguen, al darse sin reservas, en el dar puro.

La iniciativa y la aceptación no son “momentos” del dar, y el don no es la síntesis del dar. 
Los ingredientes del dar supremo no se extinguen, sino que se distinguen al dar.

No pasa así con la criatura que se distingue al separarse, dependiendo del Creador.

Ideas inspiradas en el artículo "Aclaraciones sobre y desde el dar, de Falgueras, en Miscelánea poliana nº 9. p.68.2. 

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¿Cómo se enriquece nuestro entendimiento de la congruencia de la Trinidad?

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Nuestro entendimiento de la congruencia de la Trinidad se enriquece si entendemos lo que significa dar sin reservas.
 
 
"Dar sin reservas" es la anulación en Dios del amor a sí mismo.
 

El Padre no se complace en sí mismo, ni tampoco el Hijo, sino el Padre en el Hijo (Mt 3, 17) y el Hijo (Jn 15, 11) en el Padre (Jn 4, 34); y el Espíritu Santo, que es el amor, no se ama a sí mismo, sino que es el gozo que se goza en el Padre y en el Hijo, de los que procede.
 
El dar es interpersonal.
 
 
 
En la etiqueta 2.11.1 hablamos de la "congruencia", noción poliana para designar que lo conocido es "congruente" con el conocer. Existe coincidencia y separación entre el conocer y lo conocido.
El conocer más alto será aquél en que más coincidan método y tema.
Dios es Idéntico.
Pues bien, las Personas divinas, al no dejar resquicio para pensar en sí, al ser un "dar sin reservas" son congruentemente Idénticas, sin dejar de ser Tres.
 
 
 
Ideas inspiradas en el artículo "Aclaraciones sobre y desde el dar, de Falgueras, en Miscelánea poliana nº 9. p.62.3 y nota 42. Citamos las páginas según la recopilación titulada "Antropología y trascendencia" publicada por I. Falgueras y Juan A. García.


¿Somos imágenes de la Trinidad?

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En un cierto sentido sí.
La Trinidad planea sobre las aguas.
Memoria, inteligencia y voluntad, por ejemplo, es una imagen de la Trinidad. Y podemos encontrar muchas otras.
El número 3 es imagen de la Trinidad. Y el 9.
 
También encontramos esa imagen en el amor donal: aceptar, dar, don.
Si soy aceptar, dar, don, soy imagen de la Trinidad.
 
Sin embargo, la Trinidad es una Trinidad de Relaciones subsistentes, mientras que la persona humana es una sola relación subsistente, pero en el orden al Origen.
Acepto al Padre, doy al Padre y el Padre me acepta.
 
La persona humana es Hija del Padre.
Más que asemejarse a la Trinidad, la persona humana entra en la Trinidad, gracias a su Réplica.
A su Réplica del Padre, que es el Hijo.
 
La persona humana es don, para el Padre.
La persona humana es aceptada por el Padre.
La persona humana es Don, creado por el Padre.
 
Lo que es trascendental en la persona humana es el “dos” y no el “tres”.
Pero para entrar en el Tres, debemos ser Hijos, que se abren al Padre con la Libertad; que se abren al Hijo, con el Entender; que se abren al Espíritu Santo, con el Amar.
Y que se abren a María, con la humildad del Co-ser.


¿Por qué dice Adam Solomiewicz que una distinción jerárquica en el núcleo del ser es injustificable?

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Adam dice que en Dios hay distinción real de las Tres Personas divinas, idénticas jerárquicamente (es decir, sin jerarquía).
Y dice que cabe pensar la distinción real entre los dos miembros de la dualidad radical, a imagen de la Identidad divina.
 
A mi entender, en la Identidad divina hay Jerarquía.
(Así lo expongo en la página "Jerarquía", cuando hablo de Jerarquía Originaria) : 
 
Y, a su imagen, los trascendentales personales que somos, también son jerárquicos.
 
Co-existimos, libremente, para amar.

¿Tiene Dios una intimidad plena?


Sí. Dios tiene una intimidad plena.

Dios es un existente que se replica interiormente, es decir, con una intimidad plena.
Con conocimiento pleno de sí.

Dios es una Persona (Dios Padre) en cuyo interior engendra (por ser intelectual, por conocerse a sí misma) otra Persona (es padre de un hijo).
Juntas espiran, además, un Espíritu (Vínculo amoroso de mutua donación y aceptación) que es también Persona.

Así podemos entender mejor la distinción entre Dios y la criatura. La la persona humana es creada.
Pues la persona humana no engendra en sí el conocimiento pleno de sí (eso sería la pretensión de sí). No tiene, de entrada, en el tiempo, réplica “en su interior”, debe abrirse hacia dentro para saber quién es y para que su amor de sí sea aceptado por el Amor.


Ideas sacadas del “compendio” de Antropología “el hombre como persona” de Juan A. García González.

¿Son las Personas divinas relaciones subsistentes?


Las Personas divinas son relativas unas a otras.
No se trata de que el Padre engendre al Hijo y el Hijo engendre otro Hijo. La procesión no se reitera porque las Personas son relativas unas a otras.

Por tanto, la paternidad se muestra en la filiación, como la filiación se muestra en la paternidad; y la mutua donación paterno-filial se muestra en el don espiritual, como el don se muestra en la donación paterno-filial.

Y son relaciones subsistentes.
Dios es Origen del dar, el dar como Don y Aceptación originaria.

La persona humana es relación subsistente en el orden del Origen.
Siempre seremos duales, llamados a la Trinidad.

Las Personas divinas son Relaciones subsistentes en el orden del Amor. Trinas.

Ideas inspiradas en el “compendio” de Antropología “el hombre como persona” de Juan A. García González.

¿Una Persona divina es Relación?


Sí.
Una Persona divina es Relación subsistente en el orden del Amor.

Pero no caigamos en el error de considerar las relaciones divinas, al decir "subsistentes", como individuos. Lo que subsiste es la persona en tanto que co-ser.
La naturaleza divina, o la índole divina, el dar puro, es trina por dentro. Identidad trinitaria o comunión de Personas. De ahí la triple Novedad, las tres personas subsisten en el Amor.

Dios es, de entrada, Origen del dar, el dar como Don y Aceptación originaria.


El profesor Sellés ha dicho alguna vez, hablando de la Trinidad, que no está bien hablar de relaciones en la Trinidad, y menos de relaciones de oposición, porque relación supone que hay subsistentes separados que se relacionan.

Pienso que sí se puede hablar de relaciones si se las considera en el orden del Amor, en comunión de personas. Lo que subsiste es la Trinidad y no cada Persona aislada, cosa imposible.

¿Por qué Dios es plenamente Padre?

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Porque Dios da sin reservas.
Dios Padre es dar sin reservas.

No hay nada en Dios que no sea dar.
Es dar supremo, plenamente dar.

Y, respectivamente, Dios Hijo es plenamente Hijo.

No hay nada en Dios Hijo que no sea filiación.
Su dar supremo es el aceptar plenamente el dar.

Dios Espíritu Santo es plenamente don.

Es el dar siempre más en Dios.
Un gozo de don.

¿Y nuestra plenitud?

La entrega.

Ideas inspiradas en el artículo "Aclaraciones sobre y desde el dar, de Falgueras, en Miscelánea poliana nº 9. p.64.2. Citamos las páginas según la recopilación titulada "Antropología y trascendencia" publicada por I. Falgueras y Juan A. García

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¿Hay adelanto o retraso en Dios?

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El dar sin reservas, que es Dios,
no admite ni adelanto ni retraso.

Tan donante es la iniciativa suprema (Dios Padre),
como la aceptación suprema (Dios Hijo),
como el don supremo (Dios Espíritu Santo).

El dar divino es la plena comunión o comunicación suprema de

iniciativa, aceptación y don.

No cabe aburrimiento ante la armonía última y primera.
Es como realizar una película, entenderla y gozarla.

Sin resquicios ni cabos sueltos.
El Señor de los anillos, transparente.


Ideas inspiradas en el artículo "Aclaraciones sobre y desde el dar, de Falgueras, en Miscelánea poliana nº 9. p.64.2. Citamos las páginas según la recopilación titulada "Antropología y trascendencia" publicada por I. Falgueras y Juan A. García

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¿Se suman las Personas divinas entre sí?

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No.
La Trinidad no es un conjunto de tres, sino la identidad de tres.

Identidad, trascendentalmente considerada, no significa igual, sino dar trascendental o dar sin reservas ni pérdidas.

Cuando hablamos de las tres Personas ha de entenderse que nos referimos a una Persona,

a otra Persona,
y a otra Persona.
Tres estrictas novedades que no son iguales, sino irrepetiblemente idénticas.

Tampoco forman un conjunto, no son tres partes de un todo.

El total de una suma es inerte, lo paralizamos al adicionar mentalmente. La totalización carece de vida y de comunicación.
Lo vivo, sin embargo, sobra.
Un cuerpo vivo no es un conjunto de células.

Mucho más la vida divina no es un conjunto.

La sobreabundancia que acompaña al dar supremo no es el resultado de una suma sino el dar que no cesa.

Aunque nos añadamos a Dios, somos nadie.
Somos rayos de su gloria.
Nuestro añadir también es dado.


Ideas inspiradas en el artículo "Aclaraciones sobre y desde el dar, de Falgueras, en Miscelánea poliana nº 9. p.64.3. Citamos las páginas según la recopilación titulada "Antropología y trascendencia" publicada por I. Falgueras y Juan A. García

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¿Es el Espíritu Santo posterior al Padre y al Hijo?

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No.
El Espíritu Santo es el exceso mismo de la mutua donación eterna entre Padre e Hijo.

Procede del dar sin reservas cuando el dar es supremo.

El dar trascendental supremo no pierde al dar, de ahí que su exceso,
el dar siempre más,
no es posterior al dar.
No es el desparramarse de una cacerola de leche hirviendo.
Es exceso tanto el Origen como el Mantenerse de la índole suprema del dar.

Ese sobrar es don puro, sin reservas, que da, o sea, es Persona.

Cuando nosotros damos un regalo, manifestamos nuestro dar, pero no damos el dar.

Sólo el Espíritu Santo, al divinizarnos convierte nuestro don en dar sin resquicios.


Ideas inspiradas en el artículo "Aclaraciones sobre y desde el dar, de Falgueras, en Miscelánea poliana nº 9. p.65.2. Citamos las páginas según la recopilación titulada "Antropología y trascendencia" publicada por I. Falgueras y Juan A. García.

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¿Por qué las Personas divinas son distintas?

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Porque cada una dona a su manera.

Pero, atención, las Personas no son “modos” del dar.

Las modalizaciones son alternativas, y el dar divino es pleno, sin reservarse nada, sin variaciones ni variedades. Eterno.

El Padre es la iniciativa del dar sin reservas.
El Hijo la aceptación del dar sin reservas.
El Espíritu Santo el don sin reservas.

Como cada una da “sin reservas” son un solo dar en plenitud.

El Padre está en el Hijo, y el Hijo está en el Padre, porque nada se reservan.

El Espíritu está en el Padre y en el Hijo al ser

el exceso y la sobra de la entrega sin reserva entre ellos. El dar siempre supremamente más.

Ese Don, entrega sin reservas de Dios, es Don que da,

y lo que da es su no reservarse, es decir, la santidad.
Es Espíritu santificador.

Ser santo es ser nadie.

Un dar puro.

Ideas inspiradas en el artículo "Aclaraciones sobre y desde el dar, de Falgueras, en Miscelánea poliana nº 9. p.66.2. Citamos las páginas según la recopilación titulada "Antropología y trascendencia" publicada por I. Falgueras y Juan A. García.

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¿Cuándo es el dar "puro"?

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Cuando es sin reservas, o sea,
si en él todo es dar.

Si no deja nada sin dar.

Ideas inspiradas en el artículo "Aclaraciones sobre y desde el dar, de Falgueras, en Miscelánea poliana nº 9. p.66.3. Citamos las páginas según la recopilación titulada "Antropología y trascendencia" publicada por I. Falgueras y Juan A. García.

Para saber más:
Etiqueta 1.0.2 el dar trascendental


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¿Por qué el dar puro es congruente con la Trinidad de Personas?

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En Dios no hay mezcla del dar con otro tipo de actividades.
Es Dar puro.
De ahí su congruencia con la Trinidad.

Al ser puro, los ingredientes del dar (iniciativa, aceptación y don)

son también donantes,
novedad personal.
Tres novedades supremas.

La persona es, no lo olvidemos, la estricta novedad.
Tres Personas : tres novedades supremas.


Para saber más
sobre el dar supremo : Etiqueta 1.0.2

Sobre la persona : Etiqueta 1.0.4


Ideas inspiradas en el artículo "Aclaraciones sobre y desde el dar, de Falgueras, en Miscelánea poliana nº 9. p.66.4. Citamos las páginas según la recopilación titulada "Antropología y trascendencia" publicada por I. Falgueras y Juan A. García.

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¿Es simple la Trinidad?

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Cada Persona es dar supremo,
equivalente a las Otras
y a todo el dar.

Lo supremo es simple, incompuesto, sin mezcla.

Lo puro del dar puro es actividad simple, identidad activa. « Dar de dares »

un dar cuya iniciativa, aceptación y don son ellos mismos puro dar.

El universo es sencillo,
Dios es simple,
la persona humana es además.


Para saber más

sobre el dar supremo : Pinchar aquí

sobre el ser personal : Pinchar aquí

sobre el además : Pinchar aquí

Estudiaremos un día el ser del universo en la etiqueta 3.1

Ideas inspiradas en el artículo "Aclaraciones sobre y desde el dar, de Falgueras, en Miscelánea poliana nº 9. p.67.3. Citamos las páginas según la recopilación titulada "Antropología y trascendencia" publicada por I. Falgueras y Juan A. García.

¿Cómo explicar el dato revelado sobre la Trinidad?

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Es cierto que sólo por la revelación podemos saber que los tres ingredientes del dar creado (donante, aceptador y don)
sean en el dar supremo personas distintas, pero comprender que el dar puro es « sin pérdidas » y « sin reservas » hace que la razón iluminada por la fe atisbe

de un lado la distinción de Personas divinas
y de otro que Dios es Uno.

Las Personas son distintas porque el dar es « sin pérdidas ».
La iniciativa no se pierde en la aceptación.
La aceptación no es menos, ni antes, ni después, que la iniciativa.
Y en el don no se pierde ni la iniciativa ni la aceptación.

Los ingredientes del dar, dan
y dan puramente.
Dios es el Dar de dares.

Además, si el dar se hiciera "con reservas", entonces esos actos no tendrían una naturaleza idéntica, el dar puro.

Dios es un dar cuya iniciativa, aceptación y don son ellos mismos puro Dar.


El dar supremo es estudiado en la etiqueta 1.0.2 Dar trascendental. Pinchar aquí para entrar en esa etiqueta.

Ideas inspiradas en el artículo "Aclaraciones sobre y desde el dar, de Falgueras, en Miscelánea poliana nº 9. p.67.2. Citamos las páginas según la recopilación titulada "Antropología y trascendencia" publicada por I. Falgueras y Juan A. García.

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¿Cómo se distinguen las tres Personas en Dios?

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Las tres Personas se distinguen en el dar puro, porque no se extinguen en el dar.

Lo característico del dar puro, supremo, es que en él nada se guarda ni nada se pierde, por tanto :


la iniciativa no se pierde, no se extingue en la aceptación;
la aceptación no se pierde ni se extingue tampoco en el don;
y el don no puede guardarse para sí:
es sobra y exceso.

Ahora bien, si el donante, el aceptante y el don

no se extinguen al dar,
es congruente que los tres se distingan en el dar puro.

Su distinción no precipita al margen del dar, sino al dar.
Los tres están co-dando en el dar idéntico.

En la Trinidad Santa ni la unidad es anterior a las personas,

ni las personas a la unidad.


El dar supremo es estudiado en la etiqueta 1.0.2 Dar trascendental. Pinchar aquí para entrar en esa etiqueta.


Ideas inspiradas en el artículo "Aclaraciones sobre y desde el dar, de Falgueras, en Miscelánea poliana nº 9. p.68.2. Citamos las páginas según la recopilación titulada "Antropología y trascendencia" publicada por I. Falgueras y Juan A. García.

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¿Cómo se debe entender la identidad en Dios?

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Como actividad.

1. El ser da sin reservas,
2. el entender da sin reservas el dar (lo acepta),
3. el amar se da sin reservas,
de manera que los tres son un idéntico dar.

Cuando la identidad no es entendida como actividad es confundida con la mismidad, o sea, con la inercia o límite del pensar.

Ideas inspiradas en el artículo "Aclaraciones sobre y desde el dar, de Falgueras, en Miscelánea poliana nº 9. p.68. Citamos las páginas según la recopilación titulada "Antropología y trascendencia" publicada por I. Falgueras y Juan A. García.

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¿Cómo entender la unidad de las tres divinas personas desde el dar “sin reservas”?

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El “sin reservas” impide que exista algo en el Padre al margen de lo que comunica al Hijo, y también que exista algo en el Padre y el Hijo al margen de lo que comunican al Espíritu, así como que el Espíritu sea algo más o algo menos de lo que procede del Padre y del Hijo.

Ya que nada se reservan, el Padre no es más de lo que entiende el Hijo, no da más de lo que acepta el Hijo.

Y ni el Padre ni el Hijo son y entienden más de lo que ama el Espíritu Santo.

Todo cuanto es el Padre, entiende el Hijo y ama el Espíritu,

es comunicado sin reservas.
Esto hace imposible el adelanto y el retraso entre las Personas.

El Padre no es anterior al Hijo, y el Espíritu Santo no es posterior al Padre y al Hijo, más aún la tríada personal no es anterior ni posterior a su unidad.

El Padre, el Hijo y el Espíritu son igualmente originarios, como tres dares que se intercomunican tan plenamente que son uno solo, el dar originario, la divinidad.


Ideas inspiradas en el artículo "Aclaraciones sobre y desde el dar, de Falgueras, en Miscelánea poliana nº 9. p.63.2. Citamos las páginas según la recopilación titulada "Antropología y trascendencia" publicada por I. Falgueras y Juan A. García

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¿Cómo se caracteriza el dar puro?

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Es un dar en el que nada se pierde y nada se guarda.

Un dar sin reservas.


Ideas inspiradas en el artículo "Aclaraciones sobre y desde el dar, de Falgueras, en Miscelánea poliana nº 9. p.68.2. Citamos las páginas según la recopilación titulada "Antropología y trascendencia" publicada por I. Falgueras y Juan A. García.

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