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¿Es lo mismo "universo" y "mundo"?

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El mundo es el universo visto desde mí.

El universo es mi mundo aún en la despensa de Dios (despensa es aquí "reserva"). Territorio ignoto.

No olvidemos que "Origen", "reserva" e "Identidad" son equivalentes (El ser, 73).


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¿Cuál es el fin del universo?

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El fin del universo es ser conocido por el hombre.

Esta tesis merece ser ampliamente meditada y ha sido desarrollada por Juan A. García, discípulo eminente de Polo.

El universo, piénsenlo bien, es enteramente virtual.

Debe su eventual actualización al entendimiento humano, sin el cual quedaría incompleto, no se actualizaría: permanecería potencial, virtual.

Juan A. García habla de "realismo virtual".


Es una de las tesis del libro Autognosis de Juan A. García González. Ver la reseña que hace Alejandro Rojas en Anuario Filosófico 2013, volumen 46, p. 210

Comprendan que si lo conocemos también lo podemos amar y ofrecerlo como regalo. ¿A quién?

Otro problema que se resuelve es el de si el universo creado es infinito. ¿Está el universo en expansión infinita? ¿Cómo entender el viajar infinitamente más allá de las galaxias?
Dios crea el mundo en la medida en la que lo conocemos…

Eso no quiere decir que los microbios no existan. Sencillamente, Dios los ha conocido de antemano, esperando que, como niños, los descubramos. Esencializándolos, es decir, introduciéndolos en nuestro "mundo" personal.

El realismo virtual es un realismo humano. No somos dinosaurios inteligentes.

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¿Cómo describir lo que Polo llama "la réplica"?

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La réplica de una persona es su verdad personal (en las etiquetas 5.2.1 hablamos ampliamente de la verdad).

En el Hijo somos réplica de Dios.

Mi réplica no es una "idea" fija que subsista en Dios. El término "réplica" sugiere actividad que sigue y no cesa.

La réplica de mi persona es la continuación de mi subsistencia (subsistencia significa aquí, radicalidad última).
Dicho de otra manera, mi réplica es la explicación inacabable de mi ser.
Mi "porqué".

¿Quién soy? No soy nada de lo que encuentro.
¿Quién me dirá quién soy? Mi ser no "es", mi ser será, mi ser es "hacia".

Soy "hacia" mi réplica.
Mi verdad personal, mi réplica, será siempre más allá. La verdad, mi verdad, al desvelarse, siempre "encomienda" más. Más y más y más.


Polo llama "encontronazo" al encuentro con la Verdad. Con mi verdad personal. Con mi réplica.

Es encontronazo porque no es un encuentro con una verdad cualquiera, por útil que sea, que me satisfaga y me detenga, sino que es un alcanzar lo mejor que nos puede pasar: sube el telón y comienza el desvelamiento interminable y amoroso de nuestro ser personal, que coincide precisamente con el origen de la libertad. Con mi fuente inagotable.

Es el primer amor, el enamoramiento primero (primero no en el tiempo, sino primero en cuanto radical) que nos lanza a cantar.

Encontrar esa verdad es enamorarse. Es un acto inmenso, un acontecimiento enorme que dará sentido a toda nuestra vida. A partir del encontronazo sabemos cuál es nuestro encargo, el camino de nuestra verdad. Es la fuente de mi futuro.

Con el encontronazo la libertad se pone en marcha, traspasa la verdad, cantándola. Mi libertad es mi canto. Sin interés.

Cada uno tenemos nuestra réplica en Dios.


La intimidad personal es un cierto vacío interior.
En su intimidad el hombre se encuentra solo.
Carece de un quién que lo llene por dentro.

Polo lo expresa diciendo que la persona humana carece de réplica en su interior.

Una de las genialidades de Polo es su noción de "réplica".

Le servirá para explicar cómo el hombre, que está en busca de su identidad (¿quién soy?) sólo la encontrará, precisamente, en su "réplica", al destinarse a su destino.

Por mucho que el hombre crezca, por mucho que se perfeccione a lo largo de su vida en forma de hábitos, siempre permanece la distinción entre la essentia y el esse; entre lo encontrado, manifestado y gozado (o sufrido) y lo que será (su esse, futuro indesfuturizable), nunca el hombre puede llegar a ser "una" identidad, una idea fija.

Es decir, por grande que sea su crecimiento esencial, siempre su ser está más allá, por encima de él.

Polo suele decir esto así: el hombre es un ser que carece de réplica en su esencia.

Nunca llegaremos a ser la persona que seremos.

La persona crece al crecer su esencia, se expresa mejor, según su esencia. Pero la persona es inagotable.

Y cuando veamos a Dios cara a cara será nuestra esencia la que estará por encima de nuestro ser. Siempre inidénticos. Siempre hijos.
Nuestro ser cantará.





Intentemos otra aproximación a la noción de "réplica". Esta vez desde el fundamento.
Me voy a alargar pues no es un tema fácil. Ahora, tras haber investigado sobre la "réplica" de la persona humana, abordaremos la "réplica" del universo.

Partiremos de un dato de experiencia: el universo existe.

Pues bien, cuando el hombre conoce el universo, posee, en su mente, una "réplica" del universo.

Aristóteles lo dice: el hombre es, en cierto sentido, todas las cosas.

Prestemos atención, pues vamos a dar un salto mortal: la "réplica" que poseo del universo no es "simétrica" al universo.

¿Por qué? Porque el ser del universo es el ser sencillo, el ser como "fundamento", es lo que es. Monolítico como Parménides. (Parménides es el gran enemigo, por decirlo así, de Polo). Este ser es sencillamente lo que es, desplegándose según el movimiento, según el orden que existe en el universo.

Mientras que su "réplica" en mi mente no es simétrica a ese ser, pues no es sencilla, sino dual (pues conozco lo que conozco, yo conozco el universo, añadiéndome, si quiero).

El hombre "esencializa" el universo: lo hace entrar en su propia esencia, al conocerlo (se puede ver en la etiqueta 06.01.00 Preguntas sobre la esencia humana).

Al universo esencializado por la mente, Polo lo llama "mundo".

Notemos la dualidad: no se trata de que el mundo exista sólo en la mente, en cuanto conocido, sino que el hombre dispone del universo gracias a su mente.

El mundo no es una réplica simétrica del universo, pues en ese caso, el mundo sería también un ser sencillo, fundamento. Y acabamos de decir otra cosa, concretamente, que el ser del mundo está conectado al hombre. El hombre se dualiza con el universo transformándolo en mundo.

Fuera del hombre, el universo es un ser sencillo, lo que en metafísica clásica se llama "fundamento". Gracias al hombre, sin embargo, el mundo es dual. Un universo al que se le ha añadido la persona humana.

El hombre no crea el universo con su mente, lo perfecciona, según la dualidad del ser del hombre, transformándolo en mundo.

Gracias a su mente, el hombre está en el universo no como un murciélago más, sino haciéndolo "mundo". Todo cambia en el universo cuando aparece el hombre, pues se le ha añadido una energía nueva, creadora de novedades.

Tal perfección, que Polo llama, insisto, "mundo", es del orden de la esencia humana. El hombre "dispone" del mundo.

Aquí conectamos con la cultura. Que es prolongación de la naturaleza (pero no de la naturaleza del universo, que es siempre sencilla, sino de la naturaleza que el hombre ha recibido de sus padres, que es dual al pertenecer a una persona, creada directamente por Dios). Y la naturaleza, al crecer en el hombre, deviene esencia humana, "vida" del hombre y de la mujer, don que se puede ofrecer).

Concluyamos: el universo no tiene réplica, la persona humana sí, por fuera es su esencia que ofrecerá a Dios cuando el año termine, y por dentro, al cantarle a Dios su canto, tan novedoso y más que los ángeles.

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¿Proviene el hombre del universo?

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El universo no es capaz de crear al hombre, ni de contenerlo.

El ser como fundamento (el universo) es sencillo, mientras que el hombre es dual.

El hombre no es una esencia mundana.
Sólo su cuerpo forma parte, también y hasta cierto punto, de la esencia del universo.


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¿De dónde viene el hombre?

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El hombre no proviene del universo físico.

Es creado directamente por Dios que lo inserta en el ser del universo, para que lo transforme en su "mundo"

Las criaturas del universo físico obedecen al despliegue de la naturaleza, en armonía tetracausal.

Sin embargo, la luz siempre encendida del inteligir proviene de una fuente extracósmica (la persona) ya que supone la capacidad de poder parar el movimiento, detener el tiempo físico y poder dar.

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¿Cómo se encuentra el universo en el hombre?

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El hombre es el ser que "dispone" del universo en calidad de esencia. Esencializándolo. Perfeccionándolo al perfeccionarse.

Lo que en el universo es un comienzo incesante, (esse o acto de ser del universo), la persona humana lo eleva al rango de manifestación libre, operosa, de su ser.

El ser del universo, que es sencillo, en el hombre es abierto dualmente, y deviene entonces esencia humana, lo llamaremos mundo.

El mundo del hombre es un disponer, un aportar, un iluminar, un manifestar, con contenido, con obras, trabajadas gracias al retraso que la materialidad del universo físico nos ofrece.

Podemos ser artistas, cantarle a la belleza, con nuestro modo de ser humano: somos espíritu "en el tiempo".

Ese tiempo alude también al tiempo físico, al universo. De ahí que la materia, que para algunos es considerada como impureza, sea en realidad una ganancia para el hombre pues, al retrasarse, tiene más tiempo para amar, cuidando o rescatando los detalles.

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¿En qué se distingue la esencia humana de la esencia del universo físico?

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La esencia humana es el autoperfeccionamiento de la naturaleza humana, naturaleza individuada en la materia (46 cromosomas) y  que cada persona humana recibe al ser creada.
Es autoperfeccionamiento porque depende de la libertad de cada quién.

La esencia del universo es el despliegue del ser del universo, según el orden establecido por el Creador.

No olvidemos que esencia indica perfección.

La perfección del universo físico reside en la causa final, en el orden en que persistentemente se despliega el plan de Dios, plan tetracausal. (Orden que incluye la indeterminación de la materia en tanto que potencia pura).



Sin embargo, la perfección (esencia) de cada persona humana reside en que su vida sea aceptada por Dios. Es un don libre de la persona a su Creador, que espera lo que bien podemos llamar Juicio: la aceptación.

Habrán notado  que la esencia del universo es una, mientras que hay tantas esencias humanas como personas. 

La persona coopera con Dios para que su vida (su esencia) sea un don agradable a Dios.

La esencia del hombre no está determinada. La esencia del universo sí, en tanto que es lo que es, por lo que su despliegue depende de las condiciones iniciales (que, incluyendo el azar, el hombre puede, además, modificar con su acción).

La esencia de cada persona crece libremente en la medida en que el hombre puede y quiere conducir su naturaleza, esencializándola.

Es así como la aventura de la vida (mi esencia) se convertirá en un don. ¿Querrás aceptarlo?





De esto habla Leonardo Polo en "La esencia humana" p. 71.
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¿Coexiste el hombre con el universo al margen del creador?

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No.

El co-ser que es el hombre no coexiste con el ser del universo físico al margen del Creador.

En primer lugar porque también el co-ser es creado y debe ser mantenido en el ser (que es co-ser en su caso) por el Ser.

La coexistencia del hombre con la existencia del universo es otra distinción interna a la unidad. Hablamos aquí de la unidad plena del Ser.

Es una coexistencia que unifica dos existentes creados.

Unificación que se realiza jerárquicamente: es la persona humana la que esencializa el universo haciéndolo su mundo (cada persona entra en la red a su manera, enriqueciéndola o empeorándola).

El superior eleva al inferior, incluyéndose él mismo en la plena unidad de la existencia, al abrirse hacia dentro, hacia Dios. El hombre sin Dios es un absurdo, pero el universo solo, sería un sinsentido aún mayor.








De esto habla Juan A. García González en Miscelánea poliana n. 43: "La unidad del ser y la coexistencia humana". 11 julio 2013. Jornadas castellanas tras el fallecimiento de Polo.

Para saber más de la coexistencia humana o co-ser, ir a la Etiqueta 5.5.1
Etiqueta 1.14.0……….……unidad

Etiqueta 9.1.1……………...esencializar.
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¿Qué existe más allá del orden del Universo?

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Más allá del orden del universo existe el orden del amor.

El origen del ordo amoris son las personas.

Lo más íntimo del hombre es la persona.

El abrirse de la intimidad implica que en el mundo aparece un nuevo orden que no existía antes en él.

La persona no se limita a incoar sus actos. No sólo los posee interesadamente, sino que (incluso superando el desinterés) la persona añade y se añade, otorga operosamente.

Este nuevo orden se puede designar con la expresión agustiniana ordo amoris


La persona está más allá del tener, es más que ser feliz. Es, digámoslo así, cantar




Glosa a Leonardo Polo. Tener y Dar. En "Sobre la existencia cristiana" p. 131.2

¿Es lo mismo "universo" y "mundo"?

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El mundo es el universo visto desde mí.

El universo es mi mundo aún en la despensa de Dios (despensa es aquí "reserva"). Territorio ignoto.


No olvidemos que "Origen", "reserva" e "Identidad" son equivalentes (El ser, 73).
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¿Cuál es el fin del universo?

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El fin del universo es ser conocido por el hombre.

Esta tesis merece ser ampliamente meditada y ha sido desarrollada por Juan A. García, discípulo eminente de Polo.

El universo, piénsenlo bien, es enteramente virtual.

Debe su eventual actualización al entendimiento humano, sin el cual quedaría incompleto, no se actualizaría: permanecería potencial, virtual.

Juan A. García habla de "realismo virtual".


Es una de las tesis del libro Autognosis de Juan A. García González. Ver la reseña que hace Alejandro Rojas en Anuario Filosófico 2013, volumen 46, p. 210

Comprendan que si lo conocemos también lo podemos amar y ofrecerlo como regalo. ¿A quién?

Otro problema que se resuelve es el de si el universo creado es infinito. ¿Está el universo en expansión infinita? ¿Cómo entender el viajar infinitamente más allá de las galaxias?
Dios crea el mundo en la medida en la que lo conocemos…


Eso no quiere decir que los microbios no existan. Sencillamente, Dios los ha conocido de antemano, esperando que, como niños, los descubramos.
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¿Cómo describir lo que Polo llama "la réplica"?

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Una de las genialidades de Polo es su noción de "réplica".

Le servirá para explicar cómo el hombre, que está en busca de su identidad (¿quién soy?) sólo la encontrará, precisamente, en su "réplica", al destinarse a su destino.

Intentemos una primera aproximación a la noción de "réplica". Me voy a alargar pues no es un tema fácil. Aquí abordaremos sólo la "réplica" del universo, en otro momento investigaremos sobre la "réplica" de la persona humana.

Partiremos de un dato de experiencia: el universo existe.

Pues bien, cuando el hombre conoce el universo, posee, en su mente, una "réplica" del universo.

Aristóteles lo dice: el hombre es, en cierto sentido, todas las cosas.

Prestemos atención, pues vamos a dar un salto mortal: la "réplica" que poseo del universo no es "simétrica" al universo.

¿Por qué? Porque el ser del universo es el ser sencillo, el ser como "fundamento", es lo que es. Monolítico como Parménides. (Parménides es el gran enemigo, por decirlo así, de Polo). Este ser es sencillamente lo que es, desplegándose según el movimiento, según el orden que existe en el universo.

Mientras que su "réplica" en mi mente no es simétrica a ese ser, pues no es sencilla, sino dual (porque conozco lo que conozco, yo conozco el universo).

El hombre "esencializa" el universo : lo hace entrar en su propia esencia, al conocerlo. (ver etiqueta 06.01.00 Preguntas sobre la esencia humana).

Al universo esencializado por la mente, Polo lo llama "mundo".

Notemos la dualidad: no se trata de que el mundo exista sólo en la mente, en cuanto conocido, sino que el hombre dispone del universo gracias a su mente.

El mundo no es una réplica simétrica del universo, pues en ese caso, el mundo sería también un ser sencillo, fundamento. Y acabamos de decir otra cosa, concretamente, que el ser del universo está conectado al hombre. El hombre se dualiza con el universo transformándolo en mundo.

Fuera del hombre, el universo es un ser sencillo, lo que en metafísica clásica se llama "fundamento". Gracias al hombre, sin embargo, el mundo es dual. Un universo al que se le ha añadido la persona humana.

El hombre no crea el universo con su mente, lo perfecciona, según la dualidad del ser del hombre, transformándolo en mundo.

Gracias a su mente, el hombre está en el universo no como un murciélago más, sino haciéndolo "mundo". Todo cambia en el universo cuando aparece el hombre, pues se le ha añadido una energía nueva, creadora de novedades.

Tal perfección, que Polo llama, insisto, "mundo", es del orden de la esencia del hombre. El hombre "dispone" del universo gracias a su mundo.

Aquí conectamos con la cultura, que es prolongación de la naturaleza (pero no de la naturaleza del universo, que es siempre sencilla, sino de la naturaleza que el hombre ha recibido de sus padres, naturaleza que deviene así, al crecer en el hombre, esencia del hombre, "vida" del hombre y de la mujer, don que se puede ofrecer).

El universo no tiene réplica.

¿Tiene réplica la persona humana? Ése es el tema de la investigación de la etiqueta 5.4.2
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¿Proviene el hombre del universo?

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El universo no es capaz de crear al hombre, ni de contenerlo.

El ser como fundamento (el universo) es sencillo, mientras que el hombre es dual.


El hombre no es una esencia mundana. Sólo su cuerpo forma parte, también, de la esencia del universo.
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¿De dónde viene el hombre?

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El hombre no proviene del universo.

Es creado directamente por Dios.


Y lo inserta en el ser del universo, para que lo transforme en su "mundo"
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¿Cómo se encuentra el universo en el hombre?

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El hombre es el ser que "dispone" del universo en calidad de esencia.

Lo que en el universo es esse (acto de ser), en el hombre es esencia humana.

El universo es en el hombre un disponer, un aportar, un iluminar, un manifestar, al que llamamos "mundo".

El ser del universo, que es "sencillo", en el hombre es "dual", está esencializado en la esencia humana, y lo llamamos "mundo".


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