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¿A qué llamamos "vida recibida de nuestros padres"?

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La vida recibida de nuestros padres es la naturaleza humana: el cuerpo humano y las potencias espirituales.
 
Antes que nada conviene señalar dos distinciones: la distinción entre viviente y vida y la distinción entre vida recibida de los padres y vida añadida por cada persona.
 
Veamos la primera distinción:
El viviente humano es el acto de ser personal, que Dios crea directamente, libre, inteligente y amoroso.
 
La vida humana, esencial, es la manifestación del viviente,  la esencia de cada hombre.
Esta vida depende del viviente, es manifestación del viviente, pero no es el viviente, pues el acto de ser no se agota en el vivir (es siempre además).
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Y ahora la segunda distinción:
La vida humana es dual: la dualidad constituida entre la vida recibida y la vida añadida.
 
La "vida añadida" es el miembro superior de la dualidad (se le puede también llamar vida espiritual, alma humana o yo humano).
Esta vida añadida es lo que aporta la persona, cada nuevo acto de ser personal. Lo que era una sencilla naturaleza física (una sencilla primera célula) se convierte en una naturaleza “humana”, manifestación de una persona humana.
La persona se inspirará en la materialidad del universo físico e irá esencializándolo, haciéndolo su mundo, en la medida en que crezca esa vida.
 
 
La vida recibida de los padres comienza cuando una naturaleza física  (la primera célula) es apta para ser "esencializada" por la persona naciente.
En ese instante, Dios crea una nueva persona, que se expresa, sin darse cuenta, en esa naturaleza.
La primera célula viva deviene "humana"cuando es concebida, cuando es apta para ser "animada" (43 cromosomas), en el instante de la concepción, y no antes. Es ése el momento de la creación por Dios de una nueva persona y de su manifestación esencial: su vida "humana" (tanto recibida como añadida).
  
Por lo tanto tengamos claro que no hay vida añadida sin vida recibida. Y no hay vida recibida sin vida añadida.
 
La "vida recibida" de nuestros padres es el miembro inferior de la dualidad que es la vida esencial humana, concretamente, las condiciones iniciales de cada persona.
 
Y la naturaleza humana (cuerpo y potencias espirituales) es precisamente el carácter inicial de la dualidad de la vida humana.
 
¿Es intracósmica la vida recibida de nuestros padres?
 
La vida recibida de nuestros padres es solo hasta cierto punto intracósmica, porque en tanto que vida de una persona es extracósmica, libre.
Y lo es desde el momento de la concepción, cuando la persona es creada, cambiando instantáneamente la naturaleza de la primera célula, que será, desde entonces, manifestación de la nueva persona.
 
Insisto en el hecho de que nuestros padres no nos dan una vida sencillamente biológica. Nos dan una naturaleza humana, manifestación inicial (cuerpo y potencias espirituales pasivas) al procrear. El que crea es Dios.
 
Nuestros padres nos colocan en el mundo. La vida recibida de nuestros padres nos inserta en el despliegue del universo.
 
Noten que el hecho de proceder de dos personas humanas apunta ya a lo metacósmico. Los padres no se limitan a arrojarnos al mundo. Cada hijo, en la medida en que la procreación es humana, es fruto de un plan amoroso.
 
Cada niña y cada niño se inspiran para crecer no solamente en sus genes, o en su entorno físico, sino sobre todo en su hogar.
 
 
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 Complemento y glosa a Genara Castillo en su "Planteamiento poliano de la constitución y desarrollo de la vida humana" (Studia poliana n. 11):
 
La vida intracósmica se explica filosóficamente como una interrelación de causa formal, causa eficiente y causa final.
 
En cuanto forma o causa formal es una información.
 
En cuanto causa eficiente, es movimiento que retroalimenta la forma, actualizando nuevas formas, ya contenidas en la forma, pues aparecen según un orden o causa final.
 
Todo eso va incluido en la vida recibida de nuestros padres.
 
El principio próximo de esta vida intracósmica es la forma (alma) que se puede comparar a una torre de control, pues contiene un código genético que regula, sincroniza y dirige los procesos vitales, permitiéndole crecer.
 
Y lo más interesante es que esa torre de control, esa alma, esa forma, se hiperformaliza aprovechando los cambios.
 
Por eso podemos hablar de un "discontinuo", o una epigénesis,  porque los cambios temporales ponen en marcha nuevos procesos contenidos sólo como posibilidades en el programa genético.
 
La vida recibida de nuestros padres es ciertamente física, intracósmica, como la vida que reciben los animales, pero también es extracósmica en tanto que naturaleza “humana”.
 
Lo peculiar de la especie humana es que esa vida biológica es apta para manifestar la vida añadida por cada persona.
 
Nunca existe una vida biológica humana estrictamente intracósmica.
Si es humana, pertenece a una persona. Aunque el aborto la deje inédita (por un tiempo).

 

 Para una información más completa sobre lo que es la vida : ir a la página “la vida”, he aquí el enlace :  http://preguntaspolianas.blogspot.com/p/la-vida.html


¿Cuál es la noción clave para entender el acto vital?

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Para entender el acto vital, que llamamos praxis, y distinguirlo de la kínesis, que es el movimiento de los seres sin vida, la noción clave es la de "retroalimentación" que regula el crecimiento propio del ser vivo.

 

<en la etiqueta 1.15.0 estudiamos los distintos tipos de movimiento>

 

Retroalimentación significa que el ser vivo se alimenta hacia atrás, es decir, nutre (o adapta o regula o mejora) su forma inicial con nuevas informaciones, que le permiten mejorar su actividad.

 

En la kínesis rige solamente la causa eficiente, según el orden ya fijado en el universo.

En la praxis vital, sin embargo, el movimiento modifica el entorno y esos cambios retroalimentan, adaptan, regulan y mejoran la forma inicial, el programa de vida del viviente.

 

En el caso del movimiento vivo, además del orden del universo, rige otro orden, el de la causa final propia de ese ser vivo, el orden o plan propio de ese viviente.

La praxis vital es un movimiento que se autoregula.

 

Genéticamente, el ser vivo posee de entrada, naturalmente, una información, es una naturaleza específica, pero en la medida en que se ejecuta su programa informático, la información primitiva se modifica o adapta o regula o mejora, según el fin propio de ese ser vivo: yo soy elefante, y yo soy mosquito, y yo hierba del campo.

 

La causa final o fin propio del ser vivo es ese programa de crecimiento hacia su fin, posible gracias a su poder de autoregulación.

 

Ejemplo: supongamos que el programa de ese ser vivo manda que surjan tres pezuñas en las patas, pues bien, cuando han aparecido las tres, hay una información hacia atrás (retroalimentación) y la producción de pezuñas se interrumpe.

 

La forma de los seres vivos está, pues, en cierta medida, indeterminada. Se va determinando no sólo con movimientos o cambios continuos (como el agua que sale continuamente de la fuente. Eso sería  la noción de causa eficiente) sino con cambios discontinuos, pues las órdenes dadas se interrumpen y aparecen otras, plegándose a un orden, a un fin, que está ya contenido implícitamente en la forma inicial (en los genes y en una información que los biólogos llaman "información epigenética").

 

Forma inicial, alma, que se explicitará según un orden, según la causa final (y esa explicitación u orden superior es lo que llamamos hiperformalización).

 

No todo está determinado, explícitamente, de entrada.

 

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Pues bien, en los seres vivos libres, la causa final no está cerrada como en los mosquitos o en las víboras.

 

Al estar abiertos por dentro, pueden aparecer ante nuestra alma (estamos incluidos en el ámbito de la máxima amplitud) posibilidades inéditas.

Nuestros padres no nos transmiten solamente un código genético, sino que en la medida de su amor (en la medida de su querer) están también en el origen, trascendental, de la aparición de nuevas posibilidades.

 

Intentaré explicarme: si mi madre es hacendosa, yo podré serlo, no solamente por tener el gen de la hacendosidad, o por haberme criado en un hogar donde no se pierde el tiempo, sino porque desde el interior de mi alma aparece clara, la luz (transmisión trascendental) o las ganas de trabajar.

Libremente puedo apagarla o desoírla, pero en cualquier caso, procede también de mi madre.

 

El fin de mi vida no está cerrado sino abierto por dentro, inserto en la red de la familia humana.

Algunos la llaman, a la red, comunión.

 

La vida humana, en tanto que don trascendental, también se nutre, como la vida física, hacia atrás, es decir, en la medida en que alcanza las nuevas posibilidades que su Réplica le ofrece, puede libremente ratificarlas. Es verdaderamente "vida", que crece dentro de las relaciones personales de la familia trascendental que es la humanidad.

 

Es mi réplica la que rige,  al igual que la causa final propia de los seres vivos del universo físico, aunque sin estar determinada, pues soy libre. Rige, si quiero.

 

Empezamos a vivir cuando Dios nos crea personas: seres capaces de incorporar (esencializar) perfecciones.  Nuestros padres nos dan, con Dios, su localización en el universo físico, pero también, y esto no es comprensible sin la noción de réplica, la "posibilidad" de inspirarse en la realidad, como ellos, a su modo. Por eso podemos decir que nos dan "su vida", pues gracias a ellos, podemos inspirarnos como ellos.

 

El problema más importante a resolver es el cómo se transmiten esas "posibilidades" o dones, de padres a hijos.

 

Por ejemplo, mi madre habla con Dios, a solas, con facilidad. Y también con los ausentes, con sus hijos.

Yo tengo también esa posibilidad, de inspirarme como ella. Posibilidad que no es física y que puedo libremente ejercer o no.

No es una posibilidad que heredo genéticamente, sino en la medida en que mi madre "quiere" transmitirme su vida.

Ese "querer" no puede ser eficaz físicamente, sino trascendentalmente, si forma parte de mi "réplica" (mi Réplica es, claro está, el Verbo, que conoce y crea el querer libre de mi madre).

 

Las virtudes no se transmiten genéticamente sino libremente a través de la réplica de cada persona, en la medida en que padres e hijos quieren.

 

Del mismo modo que, abandonando el límite mental, alcanzo o me abro a mi réplica, al hijo que soy en el Hijo, también puedo alcanzar lo que mis padres o hermanos o amigos (o santos) me transmiten por la comunión.

 

María muere con Jesús, compadeciéndose. Al ser mi Madre, yo tengo también esa posibilidad de compadecerme como ella.

Y tengo esa posibilidad en la medida en que Ella quiere darme la felicidad.

Es el amor de la madre y del padre el que favorece la aparición de esas posibilidades.

De ahí que podamos decir que yo vivo (en el Verbo) la vida de mi madre, al manifestar lo que ella manifiesta o manifestaba o podría manifestar.

 

Entiendan ahora que la vida trascendental funciona como la vida biológica en el sentido de que también aquí rige la  retroalimentación. Nuestra vida trascendental, el don que ofreceremos a Dios, se alimenta hacia atrás, es decir, nutre (o adapta o regula o mejora) el Plan inicial de Dios para mí, mi Réplica, con el concurso de las demás vidas humanas, todas ellas activadas en el Espíritu Santo, que es el orden, siempre nuevo, del Amor.

 

Es mi Réplica la que se autoregula, tirando de mí hacia dentro,  cual llama divina, si quiero, y gracias a los que me quieren.

 

No todo está determinado, explícitamente, de entrada.

 

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La persona humana crece, en esta vida, en la medida en que su esencia (su acto vital) se retroalimenta gracias al mundo.

 

Y en la medida en que encuentra trascendentalmente  su verdad personal, (al ir encontrándose con su réplica), dispone mejor. Crece.

 

En la otra vida, cuando nuestro don (que es nuestra esencia o acto vital personal humano) es aceptado por Dios, nuestro crecimiento será intrínseco y sin culminación. Entonces mi esencia (que es mi valor potencial) tirará desde arriba de mi ser personal, seré en el Verbo réplica de Dios, según como quiera libremente jugar o cantar (que también podemos llamar metalógica de la libertad).

 

El acto de ser personal, la persona que soy hace siempre pie en la esencia, hacia abajo (en esta vida) y hacia arriba (en la otra).

 

 

 

Para una información más completa: ir a la página “la vida”, he aquí el enlace: http://preguntaspolianas.blogspot.com/p/la-vida.html


Don Leonardo Polo, Maestro. Dra. Genara Castillo. Docente. Facultad de Humanidades. Universidad de Piura

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Como la persona de don Leonardo Polo Barrena y su obra son de profunda riqueza me limitaré a ofrecer tres rasgos o  pinceladas de su vida y su filosofía, que pueden ser muy significativos.

Lo conocí hace 30 años, cuando en 1983 estaba elaborando mi tesis de grado en el Programa Académico de Artes Liberales-Filosofía, en la Universidad de Piura.
Lo que inicialmente me llamó la atención fue su confianza y los ánimos que daba para emprender la investigación en Filosofía. Cuando le llevé la tesis para que la revisara le acerqué la papelera porque imaginaba que con su nivel filosófico aquello le parecería demasiado incipiente, por decir lo menos; sin embargo, sus palabras fueron muy cordiales y me animaron mucho.

Ese rasgo optimista es algo que cualquier observador atento podía descubrir en él, no se incomodaba con nada, y eso que llegó en pleno “fenómeno de El Niño” sufriendo todas sus consecuencias.
Ese mismo año ofreció un seminario sobre Aristóteles y la ciencia moderna, al que acudieron varios ingenieros; dio una  explicación bastante aguda  de la física clásica y moderna. Siempre he pensado que aquello constituía algo así como tender la mano a los profesores de una facultad muy desarrollada en la Universidad de Piura como era la de Ciencias de la Ingeniería (hoy Ingeniería).

Don Leonardo era así, veía una situación –la que fuera– y le daba vueltas para ver cómo podía contribuir a su  mejoramiento. Esto estaba  –en la línea de su optimismo– profundamente incardinado en su filosofía según la cual la única alternativa de la vida humana es crecer.

Posteriormente, desarrolló varios cursos y seminarios relacionados en su mayor parte con la  Antropología Filosófica. A partir de entonces su interés iba en la línea de ofrecernos una profundización sobre la persona humana, su vida y la sociedad. Para presentarnos sus planteamientos acudía siempre a los clásicos, especialmente a Tomás de Aquino y a Aristóteles.

Este sería otro rasgo de Don Leonardo, que no buscaba singularizarse apartándose de los demás; sino todo lo contrario, hacía todo lo posible para “bajar” y presentar su filosofía como una “continuación” de los filósofos clásicos y en “diálogo” con los modernos, a quienes tomaba la palabra o de quienes trataba de rescatar lo rescatable.

La razón de ese respeto también está enraizado en su filosofía: la consideración de la inmensa riqueza del ser personal.

Por eso, trataba a todos con un respeto exquisito, tanto si era un alumno, un campesino o un rector. Fue gracias a un alumno de primer año que un día,  en cafetería, nos enteramos de  cómo surgió su vocación a la Filosofía, algunos pensarían que iba a considerar que un alumno –casi un niño– no merecería que le responda algo personal, pero él lo respetó y le respondió.

Eso me lleva al siguiente rasgo, muy relacionado al anterior, y es que la razón más profunda de esa consideración y respeto a la persona humana es la convicción de que ésta es creada por Dios con predilección. El tratar de no perder de vista de que el ser personal  está  muy unido a Dios es algo que lo hemos “visto” realizado en las situaciones más comunes como cuando lo veíamos rezar en el Oratorio de la Universidad, recogido, con una humildad conmovedora, como un niño. Esto estaba tan enraizado en él que huía de toda astucia, maquinación, figuración, simulación, etc., que solía decir que dañaban profundamente la inteligencia.

En suma, su optimismo y afán de crecer, su respeto a las personas humanas y su engarce en las Personas divinas son rasgos importantes de la vida de Don Leonardo; por ello, damos gracias por el inmerecido regalo de su vida y filosofía.

Por su amistad y por su generoso magisterio, ¡infinitas gracias maestro!
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Una muy agradabe sorpresa

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He tardado leerme el artículo de Fernando Haya, que forma parte de las II Conversaciones organizadas por Aedos, quizá porque, de entrada, el título se atraganta.
Sostened el aliento y leed : "La anteposición esencial de la persona como a priori del pensar puro del tiempo".

Pero al ponerme en condiciones tales que me permiten entenderlo, debo confesar que me ha cautivado.


En efecto, esa ponencia muestra cómo la filosofía de Polo permite unas aventuras intelectuales indesfuturizables. Ojalá pueda un día contároslo con detalle.


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"Planteamiento poliano de la constitución y desarrollo de la vida humana".

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Hemos editado un buen número de entradas (21) al artículo de Genara Castillo publicado en Studia Poliana 11.

Tiene como título : "Planteamiento poliano de la constitución y desarrollo de la vida humana".

Esas 21 entradas son como unas glosas a las distintas ideas que van apereciendo en el artículo. He procurado citar la página y el párrafo correspondiente.

Genara Castillo muestra en cuatro capítulos cómo la noción de vida en Polo es inseparable de la noción de crecimiento de esa misma vida.

La vida se constituye cuando puede comenzar a crecer.
En otras palabras, para que la vida se constituya se necesita que el ser vivo esté abierto, desde el principio, a su propio desarrollo.

Por eso el modelo cibernético que “despliega” un programa es aplicable a la comprensión de lo que es la vida. Se puede comenzar a hablar de vida cuando existe un "programa de crecimiento".
Es un modo moderno de entender en qué consiste la actividad vital, la praxis clásica.

El primer capítulo del artículo de Genara Castillo está dedicado a explicar lo que es el acto vital : la praxis, que es más que kínesis. La clave de la vida es el crecimiento. La práxis puede crecer, la kínesis no.

Los seres vivos no están en movimiento como puede estarlo el agua del río Congo que es una kínesis sencilla.
El movimiento que es vida redunda en su principio, a través de una retroalimentación que hace que el programa que está al inicio de la vida del viviente no sólo se desarrolle sino que crezca.

Hay una fuente de la que mana el agua, pero en el caso del ser vivo, el manantial es un programa que crece. Y crece teniendo en cuenta las informaciones que le llegan de las cascadas.

Es un programa con una clave interna que llamamos "crecimiento".

La embriología ha estudiado científicamente ese crecimiento programado del ser vivo.

Crecimiento que está también presente en todas las demás actividades vitales, desde las básicas hasta las espirituales de la vida humana (en el caso de la vida humana este crecimiento es irrestricto).

En el segundo capítulo del artículo, Genara Castillo hace unas consideraciones previas al tercer capítulo, que es el principal.

Aquí investiga el tipo de memoria que se da en cualquier ser vivo. Memoria de la vida que sabe aprovechar los cambios del ambiente.

También expone los términos cibernéticos que pueden ayudar a comprender que la vida es un sistema unitario, presidido por una especie de torre de control que dirige el aprovechamiento de los cambios.

Incluso para pensar, el hombre necesita apoyarse en esa torre de control que debe frenar el automatismo biológico.

En el tercer capítulo del artículo, que como digo es el central, Genara Castillo, explica cómo se constituye la vida humana y cómo crece el embrión en cuanto embrión de un ser humano.

Lo característico, según Polo, en la constitución de la vida humana es que a la vida biológica recibida de los padres, se añade la vida que pone la persona.

De ahí que se pueda decir que la vida humana "se constituye" cuando aparece la dualidad entre vida recibida y vida añadida.

Genara Castillo caracteriza la “vida añadida”, como individualidad. Concretamente en la p. 14 de la revista dice que la vida añadida es la que añade el individuo. Repite esa idea en la p. 16.4.

Pienso que la “vida añadida” es mejor caracterizarla como la vida espiritual de la persona.

Por lo tanto, la vida humana no se constituye sólo porque se añade la individualidad del embrión, sino porque esa individualidad pertenece a una persona humana.
Desde ese primer instante, la vida recibida de los padres pertenece a una persona humana.

El embrión animal también es individual, y no es persona humana.

De todos modos, el crecimiento del embrión humano es como el del embrión animal: la torre de control que es el código genético se puede considerar como una forma que, estando unida a la causa eficiente, se hiperformaliza según el orden de la causa final.

Lo que es también específico del hombre es que la forma que emerge con la retroalimentación que supone el crecimiento, es una forma apta para que la dimensión espiritual del ser humano se manifieste.

Es la forma de un hombre: con rostro y manos que pueden expresar la intimidad personal.

Finalmente, en el cuarto capítulo del artículo, Genara Castillo, explica lo que es específico de la vida humana : su crecimiento irrestricto.

A lo largo del artículo se ha mostrado cómo la clave de cualquier vida es su crecimiento.

Aquí se vuelve a explicar lo que es crecer y se concluye estableciendo que el crecimiento de la vida humana es irrestricto, no tiene tope.

El hombre es un ser abierto.
Por fuera y por dentro.


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¿Puede ententerse la vida según el modelo cibernético?

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Sí.

El modelo hilemórfico (que presenta lo material, lo hylético, informado por el alma, es decir, la materia informada por la forma) es insuficiente para explicar la vida.

Polo propone tener en cuenta para explicar la vida, otro modelo, el llamado modelo "morfotélico" (una forma que crece según o de acuerdo con su thelos o fin). Una forma capaz de hiperformalización.

(Una forma que al poseer, de entrada, implícitamente, su fin, puede adaptarlo a las circunstancias. Una fuente no puede autoregularse, un ser vivo, sí. Un ser vivo puede ir cambiando su fin, mejorándolo, según las circunstancias).

Ésta es la manera clásica de presentar la "naturaleza" como principio de operaciones: una forma que posee de un cierto modo su fin, que "sabe" a dónde debe ir, que se autodirige.

El alma del elefante rige el crecimiento del elefante, aprovechando las circunstancias para desarrollar lo mejor posible todas sus potencias formales y llegar a ser el mejor elefante posible.


Glosa a Genara Castillo. Planteamiento poliano de la constitución y desarrollo de la vida humana. Studia Poliana 11, p.7.2

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¿Tiene la vida memoria?

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El ser vivo, como un ordenador, tiene una especie de memoria que guarda los mensajes recibidos, que son integrados y al mismo tiempo activan otras posibilidades (potencialidades, potencias formales) contenidas en cada ser vivo.

La forma del ser vivo crece así hacia su fin.

Aunque, de entrada, podría parecer que está vacía, su forma, su torre de control, su alma, está ya programada a un fin (es el modelo morfotélico). Vivir es así crecer hacia ese fin.

Sin embargo, la memoria del ser vivo humano está abierta a recibir nuevos mensajes no contenidos en la vida recibida de los padres.

Es una memoria que pertenece a una persona humana. De ahí que podamos hablar de potencias espirituales que no son propiamente formales.

El alma humana tiene esas potencias espirituales no recibidas de la vida de los padres sino añadidas por la persona a la que pertenece.

Podemos llamar a esta memoria : memoria de futuro.


Glosa a Genara Castillo. Planteamiento poliano de la constitución y desarrollo de la vida humana. Studia Poliana 11, p.11

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¿Tiene el modelo morfotélico aplicación en la teoría de la evolución?

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Si comprendemos que la forma del universo no es una forma en el sentido de una simple determinación de la materia.

Si comprendemos que la forma del universo es un conjunto de informaciones que están en potencia y que se desplegarán según las circunstancias.

Entonces podemos aventurar que el modelo morfotélico cabe en una recta teoría de la evolución: existe un despliegue progresivo de la esencia del universo, pues todas las especies posibles están en cierto modo contenidas en la esencia del universo.

Claro está que ese despliegue exige la persistencia del ser del universo, es decir, la creación divina.

Glosa a Genara Castillo. Planteamiento poliano de la constitución y desarrollo de la vida humana. Studia Poliana 11, p.11

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¿Qué es la vida en términos cibernéticos?

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En términos cibernéticos se entiende bien que existen movimientos (praxis) que dejan huella en el interior. Que retroalimentan la forma inicial.

Ejemplo : si corro, voy sólo de un lado a otro.
Pero mirar es más vivir que correr.
Si miro, estoy viendo lo que miro. Lo que veo se queda dentro.

La vida es un crecimiento de la forma, una hiperformalización.

La vida en términos cibernéticos es pues un proceso de retroalimentación que sigue el modelo morfotélico (la forma "morfo", crece en dirección a un fin "telos").

Con este planteamiento, Polo muestra cómo filosofía (Aristóteles) y ciencia (cibernética) van de la mano.
Un filósofo no tiene miedo a la ciencia, ni la deja a un lado ; la considera como una de las grandes hazañas del espíritu y además se mueve en ella sin desconfianzas, con dominio, con cierta facilidad.

Glosa a Genara Castillo. Planteamiento poliano de la constitución y desarrollo de la vida humana. Studia Poliana 11, p.11.2

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¿Cómo se explica físicamente que un ser vivo se mueva a sí mismo?

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Se explica porque la causa formal de un viviente físico (su alma) está vinculada a una causa eficiente, a un movimiento físico, a una kínesis.

Y como esán vinculados, el resultado del movimiento redunda en la forma, que al actuar como una torre de control, determinará nuevos movimientos o el reposo.

Todo en obtención a un fin posible, al fin propio de ese ser vivo, que está grabado o programado en lo que llamamos forma, causa formal.

Glosa a Genara Castillo. Planteamiento poliano de la constitución y desarrollo de la vida humana. Studia Poliana 11, p.12

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¿Tiene el ser vivo una torre de control?

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El principio de vida del ser vivo (su alma) se puede comparar con una torre de control que contiene todo lo necesario para el crecimiento de la vida.

Contiene un programa capaz de organizar las distintas posibilidades de crecimiento, activando unas y dejando de lado otras.

Incluso en embriones distintos, con la misma dotación genética, hay "decisiones" individuales de "esa" torre de control.

El embrión recibe de sus padres una información genética sobre el modo de organizarse, pero ese modo es cambiante, selectivo, propio a ese ser vivo, único.

Y en el caso del embrión humano, su torre de control se va activando progresivamente hasta conectar o abrirse a las informaciones u órdenes que le llegarán de la "persona" a quien pertenece.

Glosa a Genara Castillo. Planteamiento poliano de la constitución y desarrollo de la vida humana. Studia Poliana 11, p.12.2

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¿Cómo se actualizan las distintas posibilidades que ofrece la vida al viviente?

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Aprovechando los cambios.

La actividad "vital" es propia a un sistema que sabe hiperformalizarse, actualizando las distintas posibilidades que ofrece la vida al viviente.

Por ejemplo, la nutrición es una actividad vital, praxis, que aprovecha los cambios (por ejemplo, más músculo) para actualizar posibilidades (el correr más). Al viviente que le interesa correr más, gracias a su programa genético hará que la nutrición sea aprovechada para formar nuevos músculos)

El pensamiento es también, para el hombre actividad vital. Se aprovechan los cambios, las formas impresas del exterior para que se abra la posibilidad de poseer intencionalmente las formas exteriores.

Los cambios en la materia, en lugar de perjudicar al viviente, son aprovechados. Así, los cambios en el ojo, que deberían estropear la belleza del órgano, son aprovechados, hay como una resistencia a la corrupción, pues se actualiza la potencia formal, "el sobrante formal" de la vista. Y lo que iba a dañar se aprovecha para sentir el color.

Polo puede decir que el modo de vida más puro es crecer.
Crecer es la mejor manera de aprovechar el tiempo.

La vida es un proceso de retroalimentación con una gran memoria y destinado a crecer.


Glosa a Genara Castillo. Planteamiento poliano de la constitución y desarrollo de la vida humana. Studia Poliana 11, p.13.2

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¿Cómo se hiperformaliza el sistema?

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Actualizando posibilidades.

Vamos a intentar explicar la noción de hiperformalización, tan importante para comprender lo que es la vida : el crecimiento del ser que no es simplemente despliegue.

Una facultad, como la facultad de la vista, tiene una forma doblemente cambiante : la forma del órgano que puede cambiar y un "sobrante" formal que está en potencia de devenir forma y que llamaremos potencia formal.

El viviente aprovecha los cambios de la materia de su órgano. ¿Qué cambia primero? La forma de su materia, y a ese cambio lo llamamos "la forma impresa".

Y al mismo tiempo que cambia el órgano material de una facultad, hay otro cambio : se actualizan las posibilidades ínsitas en su sobrante formal. Por ejemplo : el color rojo.

La estructura impresa es la forma de una facultad.
Forma que es cambiante, se hiperformaliza gracias al sobrante formal, actualizando sus posibilidades. Actualizando, por ejemplo, la sensación de rojo.

La inteligencia no es propiamente facultad porque en ella no hay sobrante formal, pues al poder crecer irrestrictamente no está determinada de antemano. En ella todo es "sobra".

Pero aún así, el viviente que piensa, para actualizar su posibilidad de pensar, debe aprovecharse de los cambios cerebrales, frenar el cerebro, pararse a pensar.

De eso ya hablaremos en su día en la etiqueta 2.10.


Glosa a Genara Castillo. Planteamiento poliano de la constitución y desarrollo de la vida humana. Studia Poliana 11, p.13.2

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¿En qué se distingue la génesis del embrión humano de la génesis del embrión animal?

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Nuestros padres, como los progenitores de los animales, nos transmiten el material biológico propio de nuestra especie.

En el hombre, los diferentes órganos y el sistema nervioso humanos se desarrollan de modo semejante a la embriogénesis animal.

La característica biológica de nuestra especie consiste en la programada aparición de un sistema nervioso mucho más complejo y "caótico" que el del animal, que permitirá al hombre integrar funciones superiores.

Ahora bien, precisamente porque ese sistema está ya programado desde la concepción, podemos decir que a la vida biológica recibida de nuestros padres se añade, desde el primer instante, la apertura a una vida superior. Es lo que Polo llama "vida añadida".

Esta dualidad inicial (vida recibida y vida añadida) constituye un tipo nuevo. Que es un tipo único : el espíritu que se manifestará a través de "ese" cuerpo, y no a través de otro.

No somos espíritus que descienden al mundo, sino espíritus humanos, que, desde el primer instante estamos anclados en el tiempo gracias al "cuerpo" concreto recibido de nuestros padres.

Nuestros padres participan así en la materialización de nuestra originalidad típica.

La embriogénesis humana no es pues un proceso al final del cual aparecerá un hombre, sino el desarrollo inicial del cuerpo de un hombre ya constituido como persona humana desde el instante en que se da la dualidad vida recibida + vida añadida.


Glosa a Genara Castillo. Planteamiento poliano de la constitución y desarrollo de la vida humana. Studia Poliana 11, p.14

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¿Es que todos los seres vivos se "hiperformalizan" de la misma manera?

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Todo ser vivo se hiperformaliza. Es el modo de crecer propio de los seres vivos.

Pero el hombre se hiperformaliza "dualmente". Tratemos de explicarlo.

La formación de cualquier ser vivo está presidida por una torre de control que retiene los cambios, se hiperformaliza y asegura que el ser vivo devenga árbol, okapi o niño.

La estructura se diferencia, se hace más compleja, se hiperformaliza, en la media en que se actualizan posibilidades de su naturaleza.

Todo ser vivo crece.
Pero en el ser humano existe una novedad : a la vida recibida de los padres se añade la vida que pone la persona.

El óvulo fecundado es ya de una persona concreta que podrá añadir vida espiritual cuando el cerebro adquiera las condiciones necesarias para expresarla.

La vida recibida de los padres crece, como en los animales, pues forma parte de la vida que existe en el universo, la vida intracósmica, vida vegetal o animal. Pero en el caso del hombre a esa vida recibida se añade la vida personal.

Se añadirá una hiperformalización que no está prevista en la naturaleza, que permite la introducción de novedades.

Glosa a Genara Castillo. Planteamiento poliano de la constitución y desarrollo de la vida humana. Studia Poliana 11, p.14

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¿Por qué decimos que existe vida espiritual en el embrión humano?

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El alma humana que informa desde la concepción el cuerpo del embrión humano no está aún activada suficientemente para que la vida espiritual se manifieste.

No olvidemos que la persona humana es dual : su miembro superior es el ser personal humano, su miembro inferior es la vida humana o alma humana.

El alma es activada por el ser personal progresivamente.

La vida humana es a su vez dual : el miembro inferior es la vida recibida de nuestros padres, el miembro superior es lo que llamamos vida espiritual : el crecimiento de la vida según su dimensión espiritual o dicho de otro modo "la vida añadida por la persona".

Un hombre en coma o dormido posee vida espiritual, aunque en ese estado no se manifieste. Aunque en ese momento la persona parezca no estar añadiendo nada.

En sus primeras etapas, la vida del ser humano consiste en crecer materialmente para disponerse a manifestar espiritualmente lo que es : una persona que añade gloria a su Creador.

Y aunque el embrión no se dé aún cuenta, Dios, los ángeles, los padres y otras personas, sí que añaden, desde la concepción, su amor al embrión concebido : ellos reconocen ya la dignidad de esa persona humana.


Glosa a Genara Castillo. Planteamiento poliano de la constitución y desarrollo de la vida humana. Studia Poliana 14.2


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¿Se puede entender el alma del viviente como una memoria?

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Sí.

El alma del viviente, también del animal o del vegetal, aprovecha los efectos de los cambios que ella misma produce : retiene los cambios a su favor (por ejemplo, las raíces se alargan chupando agua y alimentos).

Decimos que el alma produce cambios porque no solamente es causa formal, sino también causa eficiente.
La forma del alma lleva unido un movimiento (la causa eficiente).

El alma retiene las informaciones que le llegan y se hiperformaliza, o se mejora, o si se quiere, hace emerger en sí las nuevas órdenes para seguir creciendo de acuerdo con el orden de la naturaleza (que es la causa final).

El alma es así una memoria que organiza y retiene los cambios a su favor, crece.


Glosa a Genara Castillo. Planteamiento poliano de la constitución y desarrollo de la vida humana. Studia Poliana p. 15.2

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¿Cómo se constituye específicamente la vida "humana"?

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La vida humana se constituye, como la vida animal, cuando un nuevo código genético, una nueva torre de control, toma el mando de un nuevo viviente.

Lo específico del hombre es que ese individuo es más que individuo, es un tipo.

El cuerpo humano no es sólo un individuo de la especie humana, sino que es manifestación de la presencia de un espíritu libre.

Sabemos por experiencia, que esa forma corporal, al desarrollarse, será espejo de un alma humana, de un espíritu en el tiempo.


Glosa a Genara Castillo. Planteamiento poliano de la constitución y desarrollo de la vida humana. Studia Poliana p. 16.4

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¿Por qué decimos que el crecimiento es una "hiperformalización"?

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Decimos que el crecimiento es una hiperformalización, porque no está regido sólo por el código genético.

La información genética del código, (o programa de ser vivo), no manda sola, siempre y del mismo modo, como si fuera una "forma estática" siempre presente (como si fuera un manantial siempre constante).

El crecimiento, y esto es lo específico del ser vivo, controla al controlador, al código genético, que es modificado según los efectos obtenidos.

Hay una verdadera hiperformalización, (aunque se mantenga en los límites del orden del universo, o causa final).

La forma del ser vivo es como una torre de control que se mejora, que recoge las informaciones de los cambios y se modifica según un proyecto emergente.

El crecimiento conlleva así más "telos" que la reproducción pues la reproducción "reproduce" mientras que el crecimiento aprovecha los cambios, mejorándose.

Aristóteles ya habla de la "reproducción" y del "crecimiento" como funciones propias de las naturalezas vivientes y dice que el crecimiento es todavía más propio del viviente que la reproducción.

Son más altas las especies cuyo fin es crecer ; que no crecen sólo multiplicándose.

El leopardo es más alto que las abejas y éstas que la hierba.


Glosa a Genara Castillo. Planteamiento poliano de la constitución y desarrollo de la vida humana. Studia Poliana p. 17.3 y 18.2

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¿Qué caracteriza al crecimiento de la vida?

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La forma del ser vivo, que es como una torre de control, aprovecha los cambios del entorno, las informaciones que le llegan, para mejorar su programa, aunque ciertamente no puede mejorarlo más allá de lo que se lo permite el orden ya determinado en el universo (que también se llama causa final).

A ese aprovechamiento podemos llamarlo "hiperformalización".

Crecer es así más que durar, más que seguir siendo o simplemente progresar.

El ser vivo es una unidad, una forma, una estructura, una torre de control que aprovecha otras formas, apropiándoselas, actualizándolas en su interior, elevándolas al incorporarlas a su propia vida.

Por ejemplo, cuando llega la primavera, se abre la flor.

Lo más asombroso es que, en el caso de la vida "humana", ya no rige sólo ese orden del universo (la causa final).

¿Por qué? Porque como el ser humano es "extracósmico", la persona aprovecha los cambios introduciendo novedades del otro mundo.

Yo "sé" quién es el Creador de la flor.

El conocimiento más allá de los sentidos, el querer más allá del instinto… todo eso es crecimiento de la vida "humana".

Y ese crecimiento no tiene límite, es irrestricto. Es "extracósmico".


Glosa a Genara Castillo. Planteamiento poliano de la constitución y desarrollo de la vida humana. Studia Poliana p. 19

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