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¿Cómo aplica Polo la distinción real en Antropología?

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El Profesor Juan A. García Gz lo explica muy bien en un audio que pueden escuchar aquí.

 https://www.youtube.com/watch?v=sMhaJLlGUWw&t=1084s

Ofrezco aquí algunas pinceladas que nos ayudarán a a fijar el tema:

 

Viene a decir que la distinción real entre acto de ser y esencia se comprende en el hombre atendiendo a la distinción entre persona y acción. Es la distinción entre ser y obrar.

La naturaleza es el principio de operaciones, está pues del lado del obrar. Su desarrollo es la vida recibida.

Pero las personas no son principios sino que lo que buscan “libremente” es ser acogidas.
La persona activa las operaciones para ser aceptada, y lo hace libremente.
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Además, la relación interpersonal no es la de la causa con su efecto sino del dar con el don.
La acción humana es dar “don”. No producimos efectos como los efectos naturales, sino que “damos” con la esperanza de ser aceptados.
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Pero hay más. El hombre no es solo persona, sino que es el habitante del universo, y tiene inteligencia para entender las cosas de este mundo, mediante los sentidos, y tiene capacidad de intervención. Se abre hacia afuera.

La naturaleza humana está abierta al mundo y debe trabajar, crece trabajando, tiene una misión.
Es lo que Polo llama vida añadida, no vida natural o vida recibida, sino la vida aportada por la persona.


¿Qué es naturaleza y qué es libertad?

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La distinción entre naturaleza y libertad es primaria.
El ser se dice, de entrada, de muchas maneras. Entre otros tiene un sentido genético (naturaleza) y un sentido puramente activo (libertad).

Una de las primeras aporías de la filosofía es cómo conjugar lo Uno y lo Múltiple.

El problema es mal resuelto si optamos por el monismo (Parménides) o si separamos en exceso (dualismo cartesiano).

En la actualidad muchos niegan la libertad pensando el mundo y los humanos como combinatoria de átomos (es la versión materialista de lo Múltiple, como si todo fuera una combinatoria de naturalezas físicas). Como si fuéramos una red material.

Otros, en su interior, se imaginan de tal modo libres, que deciden vivir según su espontaneidad (es una versión idealista de lo Uno, como si todo fuera libertad espontánea de mi yo). No cuentan con lo otro.

Nosotros sostenemos que no hay contradicción o contraposición entre naturaleza y libertad.

Es cierto que el filósofo busca el primer principio (arjé) que explique la realidad entera.
Desde Parménides se sabe que ese principio es el ser.

Pero ¿es el ser uno, monolítico? ¿Es acaso el  ser un "todo" de teselas?

La unidad, en antropología, es siempre prematura.
Somos creados, elevados "hacia" la unidad.
Lo que en Dios es Uno (principio y fin, alfa y omega, sentido genético y sentido desbordante del ser) en la criatura es múltiple.

El ser del universo físico contiene naturalezas, principios de operaciones que tienden a cumplir el Orden del ser sencillo. Su "desbordamiento" o actividad es solamente movimiento físico.

Juan A. García llama sentido genético del ser a esa capacidad que tiene, de entrada, el ser primero o universo creado, naturaleza pura.

La persona creada, sin embargo, es dotada de una actividad superior, pura actividad, desbordamiento, que llamamos libertad. Polo la llama ser segundo.

La persona no es la actividad "sencilla" de lo ya determinado en la naturaleza por las condiciones iniciales del universo. La persona se destaca siempre de sus obras y no se reduce a ellas.

La persona es un ser que desborda su actuar. Su actividad es un renacer añadido libremente, que no se aquieta nunca. Podemos equipararla a la libertad trascendental.

La distinción entre naturaleza y libertad es pues primaria.
El ser se dice, de entrada, de muchas maneras. Entre otros tiene un sentido genético (naturaleza) y un sentido puramente activo (libertad).

La persona sabe perdonar.


Para saber más:
Etiqueta 3.1.0 sobre el ser del universo
Etiqueta 1.1.2 sobre la libertad
Etiqueta 5.5.4 sobre la libertad personal
Etiqueta 1.14.0 sobre la unidad

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¿Animal racional o persona corpórea?



En lugar de “animal racional”, nosotros preferimos hablar de “persona corpórea”, dada la superioridad del ser personal sobre la vida natural.

Y añadimos una sugerente explicación: la naturaleza tiene sentido principial, la libertad tiene sentido donal.

Ideas sacadas del “compendio” de Antropología “el hombre como persona” de Juan A. García González.


¿Qué es lo primero, la naturaleza o la persona?


Tenemos la impresión de que naturaleza y libertad se contradistinguen. Veamos porqué:

La naturaleza es “principio” de operaciones.
La persona (en tanto que libre) es “dueña” de sus actos.

Entonces podríamos pensar: o la naturaleza es lo primero o la persona es lo primero.

La filosofía clásica salvó la articulación entre naturaleza y persona, proponiendo que cabe una naturaleza libre.
En efecto, el ser humano, la naturaleza humana, adquiriendo hábitos, puede actuar cuando quiere. Es progresivamente, creciendo, más libre.
Con hábitos, la naturaleza ya no es el principio radical de las acciones.
Cuando la naturaleza, al crecer con la adquisición de hábitos, es dueña de sus actos, entonces, el principio radical sería la persona que, al ser libre, puede disponer de su naturaleza, gracias a sus hábitos.

Sin embargo, alguno podría pensar (y así pensó la filosofía moderna), que la naturaleza condiciona nuestra libertad. Solamente las personas que dominan sus pasiones podrían ser libres.
No podemos ser todo lo libre que querríamos pues mi cuerpo me limita.

El pensamiento moderno vive trágicamente la esclavitud de la libertad.
Y consecuentemente, busca liberar la libertad.
Busca asentar un sujeto absolutamente autónomo, que sea principio de su propia realización, en lugar de que el principio sea su naturaleza.

Y lo que halla es otro “principio”.

La filosofía clásica dice que la naturaleza es “principio” de operaciones (principio que es más libre en la medida en que adquiere virtudes).

La filosofía moderna dirá que la persona es “principio” libre.
Aquí está la simetría de la que habla Polo.

La aspiración de la filosofía moderna es legítima. Pero el resultado es confundir a la persona con Dios, o con la Naturaleza.
Se ha trasladado la noción de “principio” desde la exterioridad de la naturaleza a la interioridad de la libertad.

Polo supera la aporía: la persona humana no es “primera” sino “segunda”.
Y ser segundo es más que ser primero. Es ser “además”.


Ideas sacadas del “compendio” de Antropología “el hombre como persona” de Juan A. García González.



¿Son filosofías primeras la metafísica y la antropología trascendental poliana?


Intentemos explicar estos dos asertos:
1. La metafísica estudia el ser como principio.
2. La antropología estudia el ser como libertad.

Dicho de otro modo:
1. El ser como principio es la naturaleza.
2. El ser como libertad es la persona.

La estrella de la filosofía clásica es el ente. El ser que existe y que se dice análogamente de diferentes formas (desde Dios a la ameba).

La filosofía clásica sabe articular naturaleza y libertad pues cabe la posibilidad de una “naturaleza libre”.
El ser humano puede actuar cuando le parece, cuando adquiere hábitos.
El hombre es así el animal racional.
El principio radical de sus acciones ya no es la naturaleza, sino la persona que dispone de su naturaleza mediante los hábitos.

La filosofía clásica es correcta y expone con claridad la dignidad de la persona humana.

Sin embargo, la solución no es suficiente.

La filosofía moderna tiene razón cuando no se satisface con una libertad condicionada por la naturaleza recibida.

La persona humana no vive solamente de su naturaleza, que la condicionaría y limitaría.
La persona humana “vive” en su comunión con Dios.
Comunión que crece al dar libremente lo pequeño y lo grande, lo poco y lo mucho.
Vivir no es solamente ser más. Vivir más es dar libremente más.

Metafísica y antropología poliana son filosofías primeras. Ambas estudian el ser. Lo que pasa es que la metafísica estudia el ser como principio y la antropología trascendental estudia el ser como libertad (donal).



Ideas sacadas del “compendio” de Antropología “el hombre como persona” de Juan A. García González.



¿Existen naturalezas independientes?


No existen naturalezas “independientes”. Cada naturaleza existe según el acto de ser al que pertenece.

Por ejemplo: la naturaleza divina existe en las Tres Personas; la naturaleza humana existe en el hombre y según el hombre; las naturalezas físicas existen según la persistencia del acto de ser del universo físico.


Ideas sacadas del “compendio” de Antropología “el hombre como persona” de Juan A. García González.

¿Colisionan la filosofía clásica y la moderna?


Históricamente han colisionado. O se han separado.

La filosofía moderna, buscando la libertad absoluta, no quiere consentir el dictado de la naturaleza.
Entonces, se separan en simetría.
O principio natural o principio libre.

Frente a esa simetría, Polo sugiere mejor una ampliación.
Leonardo Polo prosigue la búsqueda, y gracias al método del abandono del límite mental, propone una solución en la que naturaleza y libertad ni colisionan ni se separan simétricamente.

La filosofía clásica y la moderna no tienen por qué colisionar o separarse.
Si en lugar de pensar la libertad, desde abajo,  como una naturaleza que alcanza a ser libre, la pensamos desde arriba, como una libertad que, gracias a su relación en Dios (y no gracias al despliegue de su naturaleza) eleva y se sirve de la naturaleza, desborda la naturaleza, entonces la persona es libertad “creada” para amar, aumentando libremente su comunión con su Creador, gracias al don mutuo.

El don mutuo no es otra cosa que la vida.

Vida añadida a la vida recibida. La vida recibida de los padres es la naturaleza, semilla que crece gracias a la vida añadida por la persona.


Ideas sacadas del “compendio” de Antropología “el hombre como persona” de Juan A. García González.

¿En qué se distinguen el ser libre y el ser meramente natural?


El ser libre desborda la naturaleza porque emerge de una intimidad y se orienta a un destinatario.

Primero emerge de una intimidad que es co-existencia trascendental.
Yo no soy un principio autónomo.
Yo soy co-ser en Dios.
Mi intimidad, mi co-ser, es exclusivamente mía y exclusivamente de Dios. Soy hijo de Dios.

Y además, mi intimidad se orienta a dar más a Dios aceptando la vida que me dio y me dará.

La libertad, entonces, no tiene tanto un sentido “principial”, causal, como la naturaleza. La libertad tiene un sentido donal.

La libertad es la actividad de la singular existencia de una persona con Dios y con otras personas.
La persona dispone, con su naturaleza, su relación con Dios y con los demás.

La llamada por Polo antropología trascendental es una ampliación de la metafísica: estudia el ser sin dejar de lado su relación en Dios.
Estudiar el ser como mero existente es legítimo y necesario (metafísica), pero el ser es también “además” (antropología trascendental).


Ideas sacadas del “compendio” de Antropología “el hombre como persona” de Juan A. García González.

¿Puede el hombre producir actos que no provienen sólo de la naturaleza?


Funciones sólo naturales apenas se dan humanamente: incluso las necesidades naturales más perentorias como el alimento, el vestido o la vivienda están impregnadas de cultura.

La cultura es entendida por Polo como "continuatio naturae".
El hombre es capaz de proseguir la naturaleza según dimensiones inéditas.
El chocolate, por ejemplo, es una obra cultural.
El chocolate no está sólo en la naturaleza, sino que nace en la mente del hombre.

Los productos u obras culturales no están determinados naturalmente y las acciones humanas que los producen no están prescritas fisiológicamente en el cerebro. Es la mente la que concibe intencionalmente el producto y esa intención forma parte de la vida que la persona añade a la vida biológica.

El hombre no es solo cerebro biológico, sino que está constituido de un exceso o sobrante hipernatural e hiperteleológico.

El alma humana es dual: es vida recibida de nuestros padres y vida añadida por la persona.

  

Glosa a Urbano Ferrer. Consideraciones sobre la relación mente-cerebro. Studia Poliana 11,  p.54.3

¿Cómo me gusta presentar la ley natural?



Diciendo que la ley natural es lo que Dios ha pensado, de entrada, para hacer felices a sus hijos.

Es un ordenamiento divino.

Ordenamiento que se cumple necesariamente en el universo físico, pues todas las naturalezas propiamente dichas (seres vivos del universo físico) obran según la tetracausalidad u orden completo del cosmos.

(ver a esté propósito la etiqueta 4.2.0 naturalezas)

Ordenamiento que se cumple, además, libremente, en las personas que, si quieren, serán felices cumpliéndolo, al destinarse a su destino, el plan divino para cada una.

La ley natural, en cuanto que llamada libre y amorosa para el hombre, es lo que algunos llaman ley moral natural. 

Esa ley natural, en la filosofía poliana tiene su fuente en la sindéresis, que es una voz interior, que impele a obrar: ¡haz el bien!, ¡lo tuyo es obrar!

El yo (hábito innato de sindéresis) impele: lo tuyo es actuar. De ahí nace, trascendentalmente, nuestro sentido del deber.

La persona, desde el ápice de su yo es siempre "dócil", se abre inherentemente, irremediablemente, a esa voz interior de Dios. Y manifestará su decisión a través del yo. Descubriendo, si quiere, la formulación racional de los mandamientos.
            
La sindéresis nunca se equivoca, pero el hombre puede equivocarse en la elaboración racional de los principios.


Para saber más:
Etiqueta 4.2.0 naturalezas
Etiqueta 6.2.0 ley natural
Etiqueta 6.1.0 esencia humana
Etiqueta 1.1.2 naturaleza y libertad.

¿Es analógica la noción de libertad?

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La libertad no es analógica, pero la noción de libertad sí se puede considerar analógicamente.

La libertad en Dios es su eternidad.

He encontrado una sabrosa indicación en un texto de Falgueras en el que dice que la libertad divina es sin precedentes.

La libertad y el dar humanos son condicionales, es una añadirse, nuevo, pero sin ser pura novedad, pues acompaña.
El dar divino innova puramente. No está condicionado. Hace surgir de la nada.

La creación no es una "posibilidad" en Dios, que escoge una entre otras posibilidades. Dios no pierde posibilidades. En Dios todo es sí, todo es positivo.

La libertad en Dios es incondicional.

La libertad en el hombre es condicional. Se añade.
La libertad en el hombre es dual.

En tanto que hijo de Dios, su libertad es la capacidad de respuesta amorosa a la llamada, respuesta nueva, novedad, que llamaremos entrega. (No olvidemos que Dios es Dar).

La libertad del hijo es la libertad de poder destinarse, si quiere, a Dios.

Pero esa libertad se ejerce en una serie de condicionamientos.
En el tiempo, el hombre debe conseguir, haciéndolo crecer, el don que entregará a Dios, su vida.

Por eso, el hombre es más libre en la medida en que sabe lo que debe hacer para completar su don, en la medida que puede ofrecerlo. Es lo que llamamos libertad moral. Es la libertad "esencial".
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