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¿Piensa el yo pensado?

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Al "pensar" conocemos objetivamente el yo.
Pero el yo pensado no piensa.
 
Es cierto que el yo conoce. Pero el yo que conoce no es el yo pensado.
El yo que conoce antecede al pensar.
Y no conoce objetivamente, sino habitualmente. Me explico.
 
Conocer no es lo mismo que pensar. El pensamiento es un conocimiento objetivo. Pensamos lo que pensamos y solamente lo que pensamos. Pensamos lo que se presenta gracias al objeto de nuestro pensar.
 
El conocer habitual, sin embargo, no tiene objeto.
Es conocimiento de actos, no a través de objetos intencionales.
Por ejemplo, conocemos que pensamos. Conocemos el acto u operación de pensar.
 
En la teoría del conocimiento conviene hablar de método-tema. Cada método tiene su tema.
Hay distintos métodos de conocimiento. Cada método con su tema.
 
Polo propone considerar el yo como método de conocimiento, asimilándolo al hábito nativo de sindéresis, descrito en dos miembros: ver-yo y querer-yo.
 
El ver-yo es una iluminación del acto de pensar.
 
El yo conoce que pensamos y es real no como pensado, sino como acto por el que conocemos lo que pensamos.
 
El yo pensado no piensa, pero el yo "real" conoce que pensamos.
 
 
Vuelvan, por favor, a la página 50 de Antropología trascendental II, donde Polo da una primera propuesta de solución a las dificultades modernas. Abandonando la consideración del pensamiento como "conectivo", muestra que el pensar no es una red solitaria del universo físico. Somos las personas las que procreamos la matrix.


¿Cuál es el meollo del conocimiento?

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El meollo del conocimiento es la separación.

A veces imaginamos el avanzar del conocer como un conjunto de "conexiones".
El estudio de las "conexiones" pertenece a la lógica, pero ahí no está el intríngulis del conocimiento.

Nos cuesta entender lo que es el conocimiento porque no distinguimos convenientemente entre lo mental y la realidad extramental.

Así, cuando hablamos de "conexiones", las imaginamos al modo físico.
En la realidad "mental" no "concurren" las causas físicas tocándose.

Método y tema no se tocan. Están "separados".

De una parte porque lo mental y lo extramental no "realean" (Falgueras) del mismo modo, son realidades distintas. Pero, aunque fueran realidades mentales, al conocer, no se tocan, siguen separadas.

Para entender la "separación" propia del conocer, Polo acude a la noción de "coincidencia": iluminar e iluminado coinciden, pero no se tocan.

La pretensión de entender la adecuación entre la idea y la cosa como la unión o conexión entre dos "entes" es un enfoque defectuoso del tema.

No debemos imaginar "el sujeto" y "la cosa" como dos "entes" que se tocan. Eso es una coincidencia mal pensada.
Eso es imaginar el conocimiento como una fotocopia, un papel en el que se imprime una semejanza con lo fotocopiado. Hay algo en el papel que coincide con la cosa fotocopiada,  tocándola.
Pero el papel "no conoce" nada.

Otro ejemplo: pensar que el pensar es como un bronceado que se añade a la piel.
No. El pensamiento no es un accidente.

Conocer es ser también "otro", siguiendo siendo quienes somos.



Esta manera de imaginar o pensar la unión entre el conocer y lo conocido como dos entes que se tocan es incompatible con la realidad del conocimiento.

El meollo del conocimiento es la separación.


De esto habla Polo en Antropología trascendental II, p. 52.

Estudiamos la noción de método en la etiqueta 2.11.0




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¿Cuál es la clave de la Teoría del Conocimiento?

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La clave de la Teoría del Conocimiento es darse cuenta de que el conocer es una multitud de actos, distintos, y jerárquicos.

El Acto más alto es el Acto Puro : Dios Uno y Trino.

 

https://www.youtube.com/watch?v=eA7-QUfTGTc

 


Gracias, profesor Sellés.

 

     Ha llegado el momento en que la madurez de Juanfer Sellés nos hace pasar momentos inolvidables.
 
Y el divulgador de Polo, Louis Cardona, grabando sus clases, nos las ofrece en youtube para nuestro deleite.
 
Aquí tienen el enlace para  la sesión del 14 octubre 2022 : Se trata de la explicación de la 2ª lección del Volumen 2 de la Teoría del conocimiento de Leonardo Polo :
https://www.youtube.com/watch?v=toaYxyyJk0I
 
Es una lección sencilla y clara. Es también divertido y elegante el ajuste de cuentas con Heidegger y dos profesores de Navarra.
 
Por muchos años, profesor.

¿Qué es la coactualidad?

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La coactualidad es la noción que mejor expresa la riqueza de la vida.

 En mi vida aparecen armoniosamente entramados todo tipo de actos: kínesis, entelequias, energeias (praxis de la voluntad, praxis perfectas de la inteligencia, hábitos) y hasta sonrisas.

 Es mérito de Aristóteles explicar el "automovimiento", la operación inmanente, como "coactualidad de formas". Inmanencia.

 

Tratemos de explicar este punto importante que nos permitirá entender las nociones de hiperformalización y crecimiento de la esencia.

 

Polo llama coactualidad a la posibilidad de encontrar dos formas en acto simultáneamente. Por ejemplo, la forma de una facultad orgánica (como la imaginación) no se limita a informar la materia. Su forma es capaz de más. Una forma así no es simple forma física. Es una forma capaz de estar simultáneamente en acto con otra forma en acto.

 

(Otro ejemplo, la forma del ojo actualiza el órgano de la vista y a la vez actualiza el color). Hay una concurrencia de formas. Cuando se da la concurrencia, la forma del órgano de la vista es capaz de coactualidad.

 

Diversas potencias se coactualizan. Así el ojo está en potencia de inmutarse con la luz pero también está en potencia de "ver" los colores. Soy capaz de “sentir” el color rojo, tengo el sobrante formal del rojo, que se ha actualizado cuando el rojo físico estimula la retina. Hay una relación forma-forma, una operación inmanente. Una relación que no es hilemórfica, sino morfo-mórfica, una concurrencia de formas.

 

El conocimiento comienza con la coactualidad de la presencia.

El conocimiento en acto y lo conocido en acto son un solo acto. Dicho acto es inmanente sin más. El noeí kai nenóeken háma to autó: lo mismo y simultáneo.

 

La conmensuración conocer-conocido implica el simul, la coactualidad del acto de conocer y lo que se conoce, y también que no hay más acto que conocido ni más conocido que acto.

 

Una forma en relación con otra forma no es simplemente una estructura orgánica. En todo caso, una correlación entre formas puede llamarse “morfo-mórfica”, pero no hilemórfica. Una relación morfo-mórfica no es un cuerpo, sino una coactualidad. Dicha coactualidad requiere una operación inmanente.

 

Pero por encima de la actualidad de la operación, el intelecto personal que somos piensa que piensa : hábitos del conocer.

La actualidad es superada por el co-acto del ser personal que co-existe con el universo.

 

El intelecto es llamado por Polo intellectus ut co-actus.

 La vida ya no es inmanente sino trascendente.

 

 Comentario de Juan García:

Y si, a más a más, el acto, o mejor, los actos que son coactos no son sólo formas sino actos de ser, entonces coexistencia.

 

Joseph Kabamba

Merci.

 

En efecto, es mérito de Polo aplicar al co-ser de la persona humana la coactualidad, descubierta por Aristóteles para explicar el automovimiento de la vida.

 Ya lo hemos avanzado al citar el "intellectus ut co-actus", pues la persona humana co-existe con el acto de ser del universo y con los actos de ser de las demás personas.

 

Para una información más completa sobre lo que es la vida : ir a la página “la vida”, he aquí el enlace :  http://preguntaspolianas.blogspot.com/p/la-vida.html

 


C T C I 01



Louis Cardona está recogiendo en su blog las lecciones de Juan Fernando Sellés sobre la Teoría del conocimiento de Leonardo Polo.

Pueden ustedes acceder en este enlace.


Aquí tienen el acceso a la primera lección :

¿Cuál es la clave de la Teoría del conocimiento?

 

La clave de la Teoría del conocimiento poliana son los actos (operaciones, hábitos…).

Los actos son como son y no cambian.

Por eso se pueden axiomatizar.

 

Los actos son realidades.

La filosofía, ya desde Escoto, se centra en los objetos, que son idealidades.


Distingamos entre enterarse, entender y encontrarse con la verdad

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El "conocer" intelectual, es el enterarse de algo cuando el intelecto agente ilumina, es la “operación” de conocer.

El "entender" consiste en darse cuenta, comprender, darse cuenta de que conocemos.

El "saber" consiste en discernir entre conocer que conocemos (entender) y el origen del conocer (soy hijo).

 

Polo distingue entre "enterarse", "entender" y "encontrarse con la verdad".

 

1. "Enterarse" se refiere a recibir una información que, sin embargo, el entendimiento no llega a comprenderla como suya.

Es el conocer "operativo" con el que funcionamos los hombres inteligentes cuando somos conscientes.

Tiene como base la función atribuida por los clásicos al entendimiento agente, el iluminar, abstrayendo. Es una conciencia meramente "objetiva". Polo utiliza también el término "alteración".

 

2. "Entender", cabalmente, implica una movilización mayor de la inteligencia. Es el ejercicio de los hábitos innatos que nos permite "comprender" lo que conocemos. Así, con el hábito innato de sindéresis, conocemos que conocemos.

 

3. "Lo entendido" puede "además" ser alumbrado como "encuentro con la verdad". Se trata del verdadero discernimiento. Ser hombre de criterio. Al ejercer la sabiduría, podemos saber quiénes somos: hijos que cantan a su Padre. Mi vida es mi cantar.

 

Así, un teorema matemático puede ser utilizado funcionalmente (enterarse), puede ser entendido, conociendo que lo conocemos más o menos, pero también podemos caer en la cuenta de que en él la verdad me ha salido al encuentro.

Tal caer en la cuenta de que al entender el teorema uno mismo se encuentra con la verdad, no es simple asunto de la inteligencia sino que corre a cargo de la persona.

Así vivimos con sentido. Saboreando el vivir.


¿Necesitamos maestros?

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Ricardo Yepes, en su artículo “Aún no es primavera” advertía que en la época actual nos faltan maestros.

Sobre todo necesitamos que nos muestren el camino del conocimiento.

¿Qué es en realidad conocer o entender humanamente?

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Nos referimos al conocimiento humano en general.
La inteligencia es capaz de conocer, pero es también capaz de dejar traslucir su actividad de conocer.
El cómo lo hace, el cómo conoce, no es fácil de entender. Se trata de entender el entender.
Y no es fácil porque el pensamiento humano no es simple como el pensamiento divino que conoce todo en acto. Nosotros debemos avanzar con dificultad por la senda del conocimiento.
Lo primero conocido es lo más opaco, el ente, y de ahí debemos avanzar hasta llegar a darnos cuenta de lo que es la transparencia.
Es bueno hacer ya un esfuerzo y detenerse sobre esta noción: "transparencia", porque ahí está el meollo de nuestra actividad de conocer. Nuestra inteligencia es "transparente" y gracias a esa transparencia podemos conocer todas las cosas.

Quizá sirva una imagen: Los sentidos externos son como ventanas que nos abren a la realidad.
Cada sentido conoce su sensible propio. La vista, el color. El objeto de la vista es el color.
Pero el objeto es irreal. No es una representación. No es una imagen.
El objeto cabe pensarlo como el hueco de la ventana. Gracias al hueco vemos la realidad, nos abrimos a la realidad.
Cada sentido se limita a conocer lo que el hueco de la ventana le permite. No es totalmente transparente pues depende de la forma de la ventana.

Pues bien, la inteligencia es como un hueco sin ventana.
La inteligencia es irrestricta, puede conocerlo todo.

Eso no quiere decir que la inteligencia conozca todo en acto. El conocimiento depende de lo que la luz le traiga. Por eso decimos que la inteligencia necesita una luz, la luz que clásicamente se llama intelecto agente, función que Polo asigna al hábito innato de sindéresis.

La luz de nuestro intelecto es transparente, y gracias a esta transparencia podemos conocer todas las cosas. Podemos hacernos nocionalmente todas las cosas.
Las facultades o potencias sensibles no tienen la capacidad de conocer todas las cosas. El ojo puede ver los colores, pero no puede ver los sonidos.
La inteligencia, al ser transparente, puede conocer todo lo que es iluminado por la luz que la atraviesa.

La inteligencia es potencia, y el conocer es acto. Pero no somos acto puro, no siempre estamos conociendo y no siempre estamos en condiciones de conocer las dimensiones más profundas de la realidad.

El conocimiento "humano" depende de lo que vayamos iluminando.




Estas ideas y muchas de las frases están sacadas del libro de Ignacio Falgueras "De la razón a la fe…" p.52
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¿Cuál es para la filosofía clásica el principio próximo del operar humano?

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La filosofía clásica refiere el operar humano a un principio próximo: la facultad.

La operación es el acto de la facultad.

El principio remoto es el alma.


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¿Por qué decimos que el alcanzar "sobra" y el advertir sólo "apunta"?

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Polo (que es un explorador y va poniendo nombres como Stanley o Colón) denomina "advertencia" al conocimiento metafísico, según el hábito de los primeros principios "reales" (es decir el hábito que permite conocer los primeros principios de la realidad).

"Advertimos" así el ser del universo (Polo llama al ser del universo, principio de no contradicción. Como veis es un principio real, no lógico, no algo que está en nuestra cabeza, sino en la realidad).

Con la advertencia se "apunta" también el Origen (que es el principio real de identidad, Dios, como fuente y origen), tema insondable. Le adoramos.

Polo, sin embargo,  denomina "alcanzar" al conocimiento del ser personal.

El "alcanzar" dice que es "sobrante" porque es además.

El intelecto personal alcanza a conocer que es siempre más, que siempre sobra. De ahí que se trueque en búsqueda de Aquél de quien le viene el sobrar.

El ser del universo, sin embargo,  no sobra, es sencillísimo.

Por eso el "advertir" no sobra. Gracias al hábito de los primeros principios advertimos metafísicamente la existencia de Dios. Un Ser insondable.

Es claro que el acto de advertir no se consuma, como no se consuma el alcanzar. Dios es incomprehensible.

Volviendo a nuestra pregunta: "advirtiendo" sólo conocemos que Dios existe (y que crea el universo, que no es poco). Adoramos el Origen insondable. Pero esa actividad no da para más (ni para menos). Por eso decimos que "no sobra".

El sobrar es otra cosa: es el alzarse como hijos al abrazo del Padre y ése es el "alcanzar" (le di a la caza alcance) que tampoco se consuma, pero que nos hace depender más y más del Padre, en abrazo amoroso.

A mí me conmueve contemplar la vida interior de don Leonardo, introduciéndose (tantas veces solo) por los entresijos de la Luz filial.



Glosa a Juan A. García González: Existencia personal y libertad. Anuario filosófico nº 95. 2009, nota 31, p. 340


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¿Qué es el conocimiento?

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El conocimiento es luz (sin metáfora).

 

El conocimiento es una luz transparente que ilumina la coincidencia entre dos actos.

El acto del cognoscente y el acto conocido.


¿Qué es la Teoría del conocimiento?

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La Teoría del conocimiento consiste en estudiar nuestro conocimiento tal como podemos comprobarlo en nosotros mismos.

Cada uno de nosotros pensamos y somos testigos de nuestros propios pensamientos.

Podemos teorizar sobre nuestro conocimiento, que es íntimo a nosotros.



De esto habla Lluis Pifarré en su libro "Entender a Leonardo Polo", p. 13


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¿Es real el "entender"?

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Llamamos realidad a lo que es.

Pero el ser se dice de muchas maneras.

El "entender" es real.
Siendo real el "entender", no es sencillamente el ser, porque la realidad del conocimiento es "hacerse otro".

Si el ser es acto, el entender es acto de acto.

Si el ser "realea" como acto, el entender "realea" como acto de acto.

Entender es acto noticioso, trasparecer activo: un desdoblamiento del acto tal que, sin dejar de ser acto, acoge cabe sí, como acto novedoso, lo otro.

Entender es pues otro sentido de la realidad, más rico, propio de seres superiores, capaces de crecer con ganancia noticial.




De esto habla Ignacio Falgueras en Studia Poliana n. 2.  2000 p. 197 

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¿Qué dualidad nos da la clave para comprender el modo de operar de la inteligencia?

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El binomio intellectus / ratio (noús / logos) nos da la clave para comprender el modo de operar de la inteligencia.

Hablemos primero del intellectus o noús:

Intelecto (noús en griego) en la filosofía aristotélica es la capacidad de captar directamente contenidos inteligibles. La comprensión de lo inmediato.

Polo distingue entre :
Intellectus ut potentia : que es lo que se entiende como facultad de la inteligencia, y que es de nivel esencial.

Intellectus ut habitus : Son los hábitos innatos al intelecto agente : sindéresis, hábito de los primeros principios y sabiduría. Son de nivel trascendental.

Intellectus ut actus : Es el radical personal Entender. Es uno de los cuatro radicales trascendentales descubiertos por Polo.

Y ahora hablemos del logos:

Razón (logos en griego) es el camino de lo inmediato a lo mediato.
La razón posee una notable versatilidad, a veces es deductiva, otras veces no.
Hay muchas modalidades racionales.
Crecemos y los niveles cognitivos se entrelazan.
La razón es de nivel esencial


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¿Qué modalidades presenta la luz intelectual?

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Las luces que sólo iluminan son las operaciones mentales.

Las luces que iluminan suscitando son los razonamientos. (La suscitación es exclusiva de la iluminación esencial)

Las luces iluminantes que buscan y encuentran son el hábito de los primeros principios y la sindéresis.

Las luz que siempre busca es el intellectus ut actus o Intelecto personal, solidario de la sabiduría. Transparente. Es luz con luz interior (la sabiduría). Son luces solidarias. Polo las llama "luz además luz"





Etiqueta 5.5.2 Intelecto personal
Etiqueta 2.14  sabiduría
Etiqueta 2.4.0  operación


El meollo del conocimiento es la "separación" que estudiamos en la etiqueta 1.5.3
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¿Qué significa iluminar la realidad?

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Uno de los radicales personales descubiertos por Polo es el "Inteligir personal" (Intellectus ut actus).
La persona se "convierte" con su Inteligir.

Ser persona es pues, también, conocer.
Conocer es "ser luz". Sin metáfora.

No es que el conocer sea como la luz, sino que la luz física es como el conocer.

Al conocer "iluminamos" la realidad. Nuestra inteligencia (Intellectus ut potentia) pasa de potencia a acto, poseyendo intencionalmente la realidad.
Ese pasar de potencia a acto es un iluminar.
El conocimiento "se separa" en cuanto que remite a temas ; entendido como luz, dicho remitir es iluminante. (La iluminación ilumina sin "tocar" lo iluminado).

No sólo pasa la inteligencia de potencia a acto, también pasa de potencia a acto el inteligible, que está en potencia en la realidad y pasa a ser conocido, en acto.

Pero nuestra luz intelectual es plural.
La mujer o el hombre inteligente tienen muchas luces. Y no sólo luces iluminantes. Las luces, además, están jerarquizadas.

Hay luces que encuentran su tema, "iluminando" : las operaciones (por ejemplo, conocer un okapi).

Hay luces que encuentran su tema, además de iluminar, "suscitando" (por ejemplo: el okapi es un animal que sólo vive en el Congo). Aquí la realidad, al mismo tiempo que es iluminada, se enriquece con un nuevo conocimiento, suscitado por un nuevo acto, el razonamiento.

Hay luces que buscan y encuentran su tema  (por ejemplo, si comprendo que  el okapi es criatura de Dios para regalo del congolés), se me desvela "Dios", gracias a la luz que es el hábito de los primeros principios; o accedo al  "sentido de mi vida" gracias a la luz que es el hábito de sindéresis. Y eso, al mismo tiempo que los actos inferiores de mi inteligencia iluminan la realidad del okapi.

Y finalmente hay una luz que siempre busca. Es el Inteligir personal, solidario o transparente con el hábito de sabiduría. (Al mismo tiempo que descubro el okapi, "busco" agradecido las novedades que Dios tiene preparadas).

Uno no se cansa. Pues somos personas.

En definitiva, la persona, iluminando la realidad, puede conocerse y conocer a Dios.
Añade novedad a la realidad.



Para saber más sobre:

el "inteligir personal", ver arriba del blog la página "el Inteligir humano"

Etiqueta 2.4.0………….. Objeto y presencia mental
Etiqueta 5.5.2………….. Intelecto personal
Etiqueta 2.14 ………….. Sabiduría
Etiqueta 6.2.0…………….el yo y la sindéresis
Etiqueta 6.2.1 …………… Inteligencia

El meollo del conocimiento es la "separación" que estudiamos en la etiqueta 1.5.3


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¿Qué quiere decir que el ver-yo "suscita" en cascada?

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Sabemos que el conocer es una luz, sin metáfora: no es que sea "como" la luz, sino que la luz física es "como" el conocer.

El conocimiento remite a temas. Entendido como luz, dicho remitir es iluminante. (La iluminación ilumina sin "tocar" lo iluminado, hay separación de método y tema).

Una de las luces "que buscan" es lo que llamamos sindéresis, hábito innato a la persona humana (al Inteligir personal).

Y la sindéresis busca encontrando, en cascada, sin esfuerzo, las luces iluminantes que son el pensar objetivo y las luces suscitadas (en cascada ascendente) al pensar.

Desde la altura personal del "ver-yo" (miembro inferior del hábito personal de sindéresis. El águila que mira y vigila, el faro, la torre de control) la luz es atraída por el pensar objetivo, el más pegado a la tierra (sin tocarla).

El pensar objetivo ilumina los objetos de nuestro pensamiento. Los destaca, los separa.
Es una separación mínima, pues lo pensado es "lo mismo" que el pensar, pero suficiente para hacer nacer inmanentemente la semejanza de lo conocido.

Y desde allí se suscita la cascada hacia arriba, se van captando relaciones, significados, que no tienen las cosas por sí mismas.

El ver-yo "suscita" en cascada.

Hacia abajo, dándose cada vez más cuenta de lo que las cosas son en realidad.
Y hacia arriba, sintetizando nuevos horizontes.

Hacia abajo: las hormigas trabajan en sus galerías al servicio de su reina.
Hacia arriba: vivir es servir.

Permítanme ponerles un ejemplo informático. No sé si ustedes utilizan el modo "esquema". En Window se puede trabajar en modo "normal", modo "página o diseño de impresión", modo "web", modo "lectura" y también modo "esquema".
Pues bien, en el modo "esquema" el texto aparece organizado en títulos según diversos niveles.
Se puede visualizar todo el texto, o reducirlo según títulos y subtítulos en niveles 1, 2, 3, 4… descendiendo hasta que aparece el cuerpo total del texto.
Si ustedes se quedan, por ejemplo, en el nivel 2, aparecen sólo los títulos del nivel 2, que encierran implícitamente todos los subtítulos y textos inferiores.

Este ejemplo me sirve para imaginar y pensar cómo el ver-yo suscita en cascada.
Descendente, para mostrar el texto completo que la inteligencia ilumina.
Ascendente, suscitando nuevos títulos que permiten una comprensión nueva, más unitaria, más profunda, de la realidad.

El ver-yo, engloba y explica el límite mental, la presencia de lo pensado.







De esto se habla en Juan A. García. La metalógica de la libertad… Studia Poliana nº 10, 2008, p. 9.2 y en Polo, Antropología trascendental II, p. 20.

Para saber más:
Etiqueta 6.8  metalógica de la libertad
Etiqueta 1.5   distinción

El meollo del conocimiento es la "separación" que estudiamos en la etiqueta 1.5.3


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