.
Es cierto que Aristóteles descubrió que la vida es
el ser para los vivientes, pero si la vida es movimiento (aserto clásico: vita in motu) no se entiende cómo Dios,
Acto puro, esté en movimiento, siendo el Motor inmóvil.
La acción vital no puede ser propiamente un
movimiento.
Y es así como se llegó a lo que se llama
movimiento "inmanente".
El movimiento inmanente no es como el movimiento
continuo.
Movimiento continuo es, por ejemplo, construir una
casa. Mientras la construimos estamos en movimiento. Una vez construida el
movimiento cesa.
Este movimiento continuo se define como el acto
"en potencia", en cuanto que está en potencia. Todavía no es el acto
que debe ser.
El movimiento inmanente,
al contrario, "ya" es. Al ver, ya estamos viendo.
Se le puede llamar
movimiento discontinuo. Se ha pasado de acto a acto, sin pasar por la potencia.
Los actos vitales son un movimiento discontinuo.
El acto vital es un crecimiento que puede
manifestarse en movimientos continuos (porque estoy vivo, puedo decidir
construir una casa), pero también puedo crecer sin que ese crecimiento se
manifieste exteriormente.
Vivir es manifestar la riqueza del acto de ser de
los vivientes.
Cuando pensamos "ya" pensamos y estamos
pensando.
Cuando vemos "ya" vemos y estamos
viendo.
Es lo que se llama movimiento inmanente.
Clásicamente hay "vida" cuando el ser
manifiesta la riqueza contenida en las potencialidades de "su" ser.
El cachorro puede ser perro y el halcón puede ver su presa.
Ideas sacadas del artículo de don Ignacio
Falgueras "La noción de vida en Leonardo Polo", aparecido en
Miscelánea poliana nº 55.
Pueden ustedes encontrar
en este blog una Página muy extensa sobre la vida. Basta pinchar aquí :
https://preguntaspolianas.blogspot.com/p/la-vida.html
Este artículo fue
publicado en Miscelánea poliana en 2020 : https://www.leonardopolo.net/docs/MP69-F.pdf