¿Contento con la exposición del profesor Sellés sobre la caridad?

 

Les paso el enlace para seguir la magnífica conferencia del profesor Sellés (con la ayuda del profesor Louis Cardona).

A mí me hubiera gustado que fuera más explícito en la distinción entre caridad natural y caridad sobrenatural.
 
Ya saben que yo pienso que la caridad sobrenatural (la Caridad de la Teología clásica) es una anticipación, mayor o menor, del Amor que viviremos en el Cielo.
 
Y que existe una dimensión natural de ese Amor, es decir, que todas las personas humanas tenemos de entrada, y que forma parte de nuestra Dignidad infinita. Caridad que podemos denominar "nativa". 

Esta dimensión natural no es otra cosa que la apertura trascendente del trascendental personal, descubierto por Polo, llamado "Amar  personal", hacia Dios (concretamente, hacia el Espíritu Santo).

En el Medievo, cuando los doctores cristianos tuvieron que explicar el amor sobrenatural lo vincularon a la voluntad, considerándolo como una virtud “infusa”.

Pero pienso que el amor natural es también infuso, nativamente, concretamente es una de las aperturas trascendentes de la persona humana, fruto de la llamada inicial de Dios al crearnos.

 Por lo tanto, cuando el profesor Sellés expone en esta conferencia lo que es la caridad, opino que está hablando casi exclusivamente de ese amor natural, nativo, trascendente.

  En la conferencia, el profesor Sellés habla muy poco de la Caridad propiamente sobrenatural.
Lo hace a partir de una hora y tres minutos (1.03.20).
 Aquí tienen ustedes la transcripción de lo que dice en la conferencia:
 
“Bueno, (dice), éste es el planteamiento natural ¿qué hay que añadir a todo esto?, pues  la Caridad evidentemente”.
 (va a hablar ahora de la Caridad sobrenatural) :
 
¿Qué es la Caridad?, (se sobreentiende que se trata de la caridad sobrenatural), la caridad es una elevación de eso cuyo tema nuclear son las personas divinas.
(“Eso” son las aperturas trascendentes que nos abren a Dios “naturalmente”).
(Y aquí profesor Sellés hace una estupenda síntesis de lo que es la caridad sobrenatural).

En qué consiste esa elevación que se añade al amor natural trascendente :
 
“En primer lugar ser Cristo.

En segundo lugar, desde Cristo aceptar la voluntad del Padre tal cual la quiere para nosotros para cada uno de nosotros.

Y en tercer lugar manifestar eso con obras es decir que las obras estén suficientemente inspiradas por el Espíritu Santo, de modo que respondan al carácter filial que uno es y el Padre las pueda aceptar  eternamente”.”
(Muy bien, profesor Sellés).
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Me parece una síntesis excelente.

Podríamos nosotros añadir que esa “elevación” sobrenatural  no es otra cosa que una “anticipación” del Amor que viviremos en el Cielo.
 
 
Pongo un ejemplo:
Naturalmente, mi apertura trascendente al Hijo, me lleva a dar una limosna. Es una cierta participación en la vida del Hijo.
 
Si en ese momento recibo una gracia actual, me daré cuenta, más o menos, del significado de esa limosna en la eternidad. Es una anticipación que aparece en mi vida actual. 

La caridad sobrenatual es pues una cierta participación en la plenitud de la Vida del Hijo.
 


Trascendencia y Transcendencia



La trascendencia es la radicalidad del ser creado.

Lo trascendental en la persona humana es lo radical en ella, su acto de ser y los trascendentales personales.

Lo trascendental en el universo físico es el ser del universo y los trascendentales metafísicos.

 

Lo "trascendente" es lo que está más allá del ser creado.

Lo trascendente es más allá de lo radical.

La Trinidad es trascendente.

La persona humana, desde la llamada inicial de Dios, se abre en cuatro aperturas trascendentes.

A saber : humildad nativa; esperanza nativa; fe nativa y caridad nativa.

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¿Cuántas dimensiones tiene la apertura trascendente?

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La apertura trascendente tiene cuatro dimensiones:
1. la gracia personal inicial originaria, humildad nativa o abajamiento primero;
2. la esperanza nativa, amanecer o alianza primera;
3. la fe nativa, alumbramiento o luz primera;
4. la caridad nativa o arrullo.

El primer abajamiento o humildad trascendente, equivale a la verdad del co-existir personal. La humildad es la verdad.
El amanecer de la persona equivale al destinarse de la libertad.
El alumbramiento equivale a la búsqueda intelectual del destino personal.
El primer arrullo equivale a la búsqueda amorosa del encuentro con Dios.
Aunque utilicemos el mismo nombre, no deben confundirse la humildad, la esperanza, la fe y la caridad  nativas de las que aquí hablamos (aperturas trascendentes),  con las virtudes a nivel esencial, y tampoco con las virtudes sobrenaturales de las que habla la teología.
Asimismo no se ha de confundir la originaria gracia personal inicial (el primer abajamiento) con la gracia santificante de la teología.
Para mejor entendernos propongo que hablemos de virtudes teologales (fe esperanza, caridad, gracia santificante), que son "sobrenaturales" y aperturas nativas "iniciales" (humildad o gracia inicial, fe, esperanza y caridad nativas o iniciales), que son naturales.

Las virtudes infusas teologales las estudiaremos en la etiqueta 12.8.0 y también en la etiqueta 5.16.2, en tanto que "nueva" creación.
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María del Carmen Barbosa nos habla del corazón. Gracias por su participación :

 


En síntesis apretada, el corazón es lo más activo del alma humana.

El Yo , o Sindéresis , es un hábito nativo y, como hábito nativo activa las demás realidades inferiores humanas : las potencias pasivas, las facultades sensibles y apetitivas, éstas últimas vinculadas al cuerpo humano, lo que se conoce como lo psico-somático del ser humano.

 

Pues bien, el 'corazón', que es espiritual, está en la Sindéresis, en el núcleo del miembro superior de ésta, que es el 'querer-yo'. El otro miembro es el ‘ver-yo’.

 

Éste miembro superior del Yo es el constituyente de los actos humanos de la voluntad del alma humana. El alma, como saben, está en orden a la esencia humana.

 

Por otro lado, claro que la Sindéresis es 'conciencia', pues, ésta o Yo, da razón del estado en que se encuentran nuestras potencias espirituales, nuestras facultades y del cuerpo mismo.

 

(Kabamba : La información que recibimos sobre el estado de nuestro ser, de nuestra alma y de nuestro cuerpo, son precisamente los sentimientos).

 

Asimismo, la Sindéresis activa todas éstas realidades humanas inferiores a ella.

 

La Sindéresis es tema - principio activo, principio vital, también método de conocimiento.

 

Sin embargo, no lo es de la persona humana o del acto de ser; pues, el Yo es inferior al acto de ser del hombre. Todas éstas dimensiones son o constituyen una unidad.

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¿Dónde se desarrolla en este blog el tema de las Aperturas?

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Vean primero esta aproximación magistral de Juan A. GG :
Apertura hacia afuera es la extensión de la interioridad, 

Apertura interior es la intimidad y 

Apertura hacia adentro es la búsqueda de su Réplica de Dios.

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Hemos desarrollado ampliamente el tema de las “aperturas” en la Página siguiente del blog:
https://preguntaspolianas.blogspot.com/p/el-profesor-juana.html
 
 
Allí tienen toda la información por extenso.
 
Propongo ponernos de acuerdo en la terminología de 6 aperturas:

0. Apertura trascendente. (5.13.1)
1. Apertura interior. (5.11.0)
2. Apertura hacia adentro (5.11.4)
3. Apertura exterior. (5.12.1)
4. Apertura hacia afuera. (5.12.0)
5. Apertura esencial (5.12.6).
 
He puesto el número "0" en la Apertura trascendente pues sigo la numeración de Juan A. García que no la incluye en su esquema sobre las aperturas.

Una muy buena aproximación al tema de las Aperturas nos la dio el profesor Juan A. García en la conferencia que sostuvo el 16 de marzo de 2021, al participar en Hápax, hablando de "Persona humana: coexistencia y carácter de además".  

 Allí nos facilitó enormemente el estudio de las aperturas reduciéndolas a tres:

Apertura interior. Que hizo corresponder con la descripción de Polo de la libertad como como posesión de futuro no desfuturizable. 

No es otra cosa que la extensión de la interioridad de la persona. 

Apertura hacia adentro. Que hizo corresponder con la descripción de Polo de la libertad como la inclusión atópica en el ámbito de la máxima amplitud.

No es otra cosa que la intimidad de la persona.

Apertura hacia afuera. Que hizo corresponder con la descripción de Polo de la libertad como novedad históricamente situada.

No es otra cosa que la búsqueda de nuestra Réplica de Dios.

 

Aquí tienen ustedes el enlace de la conferencia: 

https://www.youtube.com/watch?v=z3JX3ZEeYRk&t=3465s




¿Puede usted proponer una distinción entre dualidad “radical”, dualidad “trascendental” y dualidad “transcendental”?

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Salvador Piá nos explicó la doble dualidad de los cuatro trascendentales personales, descrita por don Leonardo (apertura interior y apertura hacia adentro).

Apertura interior = coexistencia personal + libertad trascendental.
Apertura hacia adentro = intelecto personal + amar donal.
Podemos bien llamarla dualidad trascendental.
 
Adam Solomiewicz profundizó la cuestión y propuso que la dualidad radical es el nacer – destinarse. (Prefiero decir nacer destinándo.se). Es, pues, una dualidad más radical que la dualidad que hemos llamado “trascendental”. Y está presente como raíz en todas las dualidades trascendentales.
 
Pero no debemos olvidar que la persona humana, su ser trascendental, su raíz, es creada llamándola a abrirse a su Creador. 
Así descubrimos la dualidad transcendental o trascendente. 

He utilizado frecuentemente en este blog la palabra transcendental, (con “n”) y veo que tiene poca aceptación entre los polianos. 
Así que me decido a sustituirla por “trascendente”.

Lo trascendental, a mi parecer, es del nivel ontológico del ser personal humano.

Lo trascendente, a mi entender, es la vinculación entre el nivel del ser personal y Dios.


¿Qué es la historia de cada persona humana?



La historia para cada persona humana es el camino entre su Origen y su Destino.

 

Debemos distinguirla de la historia del Universo físico, que podemos llamar “historia universal”.

 

Cada caminante tiene su camino, su historia personal, y la historia universal es el ámbito general, insaturable, del hacer práctico, que nos une a todos en el tiempo.

 

El hacer práctico de las personas es insaturable porque abre posibilidades, hace posible nuevas acciones.

 

La historia universal es el ámbito del hacer práctico del hombre en el que la persona humana es capaz de añadir novedades, por ejemplo, con su trabajo.

Hay que agradecer a Juan A. García la publicación del Cuaderno de Anuario Filosófico n. 207 que contiene la edición y presentación de “El hombre y la historia” de Leonardo Polo.


 


¿Monogenismo o poligenismo?

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José Ángel  Gª Cuadrado en el libro de Antropología teológica publicado por Eunsa tiene un capítulo consagrado a la Evolución y un párrafo en el que responde a nuestra pregunta sobre el monogenismo (en la página 222.2).

Allí dice que hay que conservar las fórmulas por prudencia (fórmulas de Pío XII en la Humani generis), pero que si un día la ciencia prueba que el hombre viene de varias parejas, se podría salvar la herencia común del pecado original.

Dice así : Los documentos magisteriales no han llegado a definir como de fe el monogenismo, aunque esta interpretación concuerda más fácilmente con una interpretación literal de los libros revelados.

Concretamente, en un documento publicado en respuesta a algunos errores contenidos en el Catecismo holandés se lee lo siguiente : “Si algún día la ciencia probara el poligenismo, habría que concluir que la verdad de fe, expresada en fórmulas cuyo sentido obvio es monogenista, tendría que ser despojada, como de una escoria, de ese sentido aparente”.

No obstante, la formulación monogenista explicaría de una manera más fácil la verdad de la transmisión del pecado original; por esta razón en ese mismo documento se afirma:
“La Iglesia se mantiene adicta a la perspectiva monogenista, y esta actitud es prudente".

En efecto, los enunciados tradicionales sobre Adán y Eva, y sobre el género humano caído en Adán (aunque en su forma no tengan que tomarse al pie de la letra), la Iglesia sabe que contienen una verdad perteneciente a la historia de la salvación, verdad que el Magisterio tiene la misión de salvaguardar.

No podría decir lo mismo, en estos momentos, de las fórmulas poligenistas. Por consiguiente la Iglesia conserva y pide que se conserven los enunciados tradicionales, considerando que son los únicos que con certeza salvaguardan lo que la fe nos ha dado.

Pero la Iglesia lo hace sin cerrar los ojos ante los problemas que suscitan los descubrimientos científicos.

De hecho los últimos documentos magisteriales no han tratado explícitamente la doctrina del monogenismo como necesaria para la comprensión cristiana de la realidad del pecado original.

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Adán y Eva históricos y a la vez prototipos

 

La doctrina católica afirma la realidad histórica de Adán y Eva como la primera pareja humana, cuyo pecado tuvo consecuencias para toda la humanidad.

 

Pero siendo figuras históricas, son, a la vez, figuras emblemáticas que representan el origen y la condición de toda la humanidad.

 

Ser figura emblemática, o prototipo, no va en contra de que sean, a la vez figuras históricas.

En tanto que emblemáticas “representan” o son el prototipo de toda la humanidad.

 

León XIV, en la audiencia del 11 de junio de 2025 tiene una frase en la que habla de “representación” :

 

“Jesús, con su muerte, fue a buscar a este Adán que cayó y que representa a cada uno de nosotros".


Podemos decir que Adán y Eva, a la vez, son figuras históricas y prototipo de cada persona humana.


Adán y Eva como “prototipo” son los protagonistas de la Antehistoria poliana.

 

La naturaleza histórica de Adán y Eva y de todas las personas humanas está marcada por el pecado original, que sucede en la Antehistoria.

 

En la Antehistoria, Adán y Eva son las figuras emblemáticas de lo que sucederá en la historia con cada persona humana.


¿Es Adán el prototipo de la humanidad?

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La noción de "prototipo" ayuda a entender la Antehistoria de la Humanidad.
 

La decisión de crear al hombre libre, a su imagen, implica la creación de un "prototipo" humano que, al ser libre, tiene un defecto de fabricación, pues el pecado es el error peculiar de la libertad.

El demonio, en la Antehistoria, pecó pues era libre.

La persona humana será creada libre, y por tanto podrá pecar, así sucedió en la Antehistoria en la que pecó al ser seducida por satán.

 

Ese prototipo es Adán y Eva.

 

La rectificación del ensayo inicial es un Nuevo Adán, más libre por el Amor sufriente.

 

 Para saber más ir a las etiquetas:

7.0.1 Antehistoria;

12.2.3 Adán y Eva;

12.3.0 pecado original 



¿Es lo mismo Antehistoria que Prehistoria?

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La Antehistoria no es una mera prehistoria.

 La Antehistoria es el Plan de Dios cuando decide autodonarse a nuevas personas creadas.

Por tanto, la Antehistoria no es todavía Historia.

 

Es solamente el Plan de Dios, que debe entenderse como la “integridad esencial” con la que Dios crea al hombre con vistas a su culminación definitiva.

 

Sin embargo, esta integridad es herida en la Antehistoria, porque la posibilidad de pecar es inherente a la libertad humana, el error peculiar de la libertad.

 

En el Plan de Dios, es decir, en la Antehistoria, hay también un Redentor, si se le ama, la persona no puede pecar.

 

La historia del universo físico no es lo mismo que la Historia de cada persona humana.

Cuando Dios crea una persona comienza una nueva Historia personal.

Como la persona creada es libre tiene la posibilidad de pecar. Su Historia comienza al mismo tiempo que su pecado original histórico.

Si en la Historia ama a su Redentor, esa persona, gracias a su Comunión de Amor con el Redentor, no puede pecar.

 

¿Cuándo se cierra la Antehistoria? La Antehistoria nunca se cierra pues Dios no cambia su Plan.

 

La Historia humana es solidaria de la Antehistoria.

Sin embargo, la Historia humana comienza con la creación de cada persona humana que es concebida con el pecado original, la posibilidad de pecar.

En la concepción se unen la Antehistoria y la Historia.

 

En la Historia de cada persona humana no vemos la Antehistoria (es como si estuviera “cerrada”), lo que vemos son sus decisiones libres históricas, que pueden ser pecaminosas, salvo que gracias a la Comunión con el Redentor, sean del agrado de Dios.

 

Es así como puedo entender la frase poliana que dice que “La humanidad es solidaria del primer pecado, que cierra la antehistoria y comienza la historia”. Aquí el primer pecado es, a la vez, el de la Antehistoria y el de la Historia personal.

 

En la Historia de la humanidad el pecado se propaga. Historia que pudo haber sido de otra manera (pues realmente somos libres). Feliz culpa, sin embargo, que mereció, en la Antehistoria y en la Historia, un tal Redentor.


¿Qué es la Intimidad en la Antropología trascendental poliana?

 


Según Polo, Intimidad y persona se convierten.

 

Pero atención, sostenemos que la persona humana es su acto de ser y no su esencia o su naturaleza.

Por lo tanto “Intimidad” es otro modo de llamar al acto de ser personal.

 

La intimidad sería, propiamente, el espacio "interior" del acto de ser personal que permite acoger a otras personas.

 

El acto de ser personal, gracias a sus aperturas, gracias, por ejemplo, a la libertad trascendental que somos cada uno, puede acompañar.

 

Hay sitio para otros. También para Dios. Podemos acompañar a Dios. Somos además de Dios.

 

Esta intimidad se manifiesta a nivel esencial en que no vivimos solos, sino en compañía.

Podemos acompañarnos a nosotros mismos en nuestra intimidad.

Y podemos acoger a los demás.

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¿Qué es la Intimidad?

 


La intimidad es el carácter de “apertura” del acto de ser personal.

 

La persona humana se abre, trascendentalmente, acompañándose, ampliándose por dentro, sabiendo de sí, amando.

 

Estudiaremos estos cuatro rasgos de la intimidad o de la persona humana en tanto que intimidad:

1. Acompañar

2. Ampliar

3. Saber de sí

4. Amar

 

Me gusta decir: acompañar.se; ampliar.se; saber.se; donar.se.

 

En correlación con los cuatros trascendentales personales : co-ser; libertad; inteligir; amar.

 

¿Cómo pienso el pecado original?

 


Lo pienso, primero, en Lucifer.

Dios crea a Lucifer a su imagen, con capacidad infinita de Amor.

Pero, oh sorpresa, Lucifer se aísla en su soledad, al conocerse tan bello.

 

Y lo pienso, segundo, en cada bebé que nace inocente.

Nace con capacidad infinita de Amor.

Sin embargo, un día, el niño pierde su inocencia, abriendo la puerta a una adición (por ejemplo, la mentira) que desde entonces le acompañará toda su vida, como tentación recurrente.

 

Mi pecado original es el pecado por el que perdí mi inocencia.

 

Para prevenir ese desastre, Dios se hace Niño.

Gracias al Bautismo poseí el antídoto para no pecar.

Pobre de mí. A pesar del antídoto, pequé.

 

¿Tiene usted una definición poderosa de persona ?

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Sí.
Persona es  relación subsistente Originaria. Y en el caso de las personas creadas,  relación subsistente "en el orden del Origen".

El profesor Juan García dice que la persona es relación en el orden del Origen (dice que no es relación subsistente, pues la relación subsistente es solamente la Persona divina). 
(Entonces yo pongo una coma, la persona es relación, subsistente en el orden del Origen). 

(El profesor dice más : propiamente la substancia es la radicalidad; sin embargo "subsistencia" es la radicalidad que se mantiene). 


Me explico.

Tomás de Aquino tiene una definición de persona en el tratamiento que hace de las personas divinas: en la santísima Trinidad, dice, la persona es “relación subsistente”.

Pero la persona "creada" no es relación subsistente sin más, pues no es una relación originaria.
De suyo, la persona humana no es una relación del mismo modo como son "relación" las Personas divinas.

Sin embargo, tampoco la persona es relación a modo de accidente o como si la relación se debiera a ella, identificando la persona con su operación.

Persona creada significa “relación”, de una manera muy peculiar, relación “subsistente” si se tiene en cuenta el Origen, es decir, dependiendo del Origen. La clave es la dependencia.

Dios quiere que existan subsistencias cuya radicalidad no es la misma subsistencia, sino su relación hacia Dios, su insistencia intensificada.

Vean ustedes cómo aparece ya la libertad.
El universo subsiste en tanto que creado, sin embargo, la persona creada es más que persistentemente subsistir, es una relación libre, un "además libre" que se intensifica hacia el Origen.

Y siendo subsistente en el orden del Origen, está llamada a ser relación subsistente en el orden del Amor (divinización).

Para entenderlo mejor les animo a escuchar al profesor Juan A. García en este video, donde a partir de 1 hora y 30 minutos explica la diferencia entre substancia y subsitencia y cómo la subsistencia personal (su rebrotar) continúa hasta encontrarse con la Relación subsistente.
Hasta ser hijo en el Hijo.




De esto se habla en el artículo de Polo “La persona humana como relación en el orden del Origen”. Publicado en Miscelánea poliana nº 30 y en Studia Poliana 14 (2012).
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¿Es la sustancia la realidad por antonomasia?

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No, la realidad por antonomasia es el acto.

Por una inveterada manía, que preside en gran parte una orientación filosófica correcta, que es el realismo, se suele tender a considerar que la realidad por antonomasia es la sustancia; es lo que se llama realismo “sustancialista”.

Esto viene de Aristóteles que divide las categorías en sustancia y accidentes.

Si se entiende que la sustancia es la realidad por antonomasia se concluye que la plenitud de la noción de acto corresponde a la entelécheia. Ser real como una montaña es real, como un monolito.

Sustancia es entonces el sentido del acto más importante. Y el pensamiento sería un accidente, importante, pero accidente.

El conocimiento en acto, el acto de conocer, se considera secundario, como si fuera  un accidente de la montaña, como si fuera un volcán. Se le presta menor atención, y al fin y al cabo sería un asunto marginal a la filosofía primera.

Nosotros decimos, sin embargo, que el ser personal no es estrictamente sustancia. Podemos pensarlo o “suponerlo” como sustancia. Es correcto. Pero el ser personal es otro sentido del ser. La persona, más que sustancia es subsistente espiritual, y por lo tanto abierto por dentro.

No es lo mismo ser una montaña que “conocer” una montaña.
“Conocer” es ser comunicando con otro ser, asimilando, incorporando otras realidades.
Estamos abiertos por dentro y por fuera.

La imagen del volcán (que es sólo una imagen) nos sirve como eso, como imagen. Somos energía, enérgeia, pero no energía física sino “espiritual”. La persona puede dar más, puede darse, ser comunión.

Puedo poner todas mis “energías” al servicio de Dios. Y de los leprosos.



Glosa a Polo en Introducción a la Filosofía, p.71.2

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¿Es la "sustancia" lo más separado?

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Según Aristóteles lo real, el ente en sentido primario es lo separado, al no estar mezclado con otro. Así entendido, el ente es la sustancia, que es, antes que nada, lo separado.

La característica más neta de la sustancia no es ser en sí, sino no ser en otro. Sustancia significa realidad "separada".

Aristóteles dice también que el intelecto es "separado". De ahí, algunos han deducido que si está separado, el intelecto tiene que ser sustancia, como es el caso de la concepción del "intelecto agente" averroísta.
Si esta separación se entiende de igual modo que la separación sustancial, es una incorrecta interpretación de Aristóteles.

El conocer es lo más separado, pero no a la manera de la sustancia.

La realidad sustancial es otro sentido del acto, y es absolutamente exterior al conocimiento.
Para la ontología la noción de sustancia es muy importante, por eso se incurre fácilmente en la confusión de incluir el conocimiento en el orden sustancial, erigiéndose la categoría sustancia en criterio único.
La sustancia no es más que lo que es, su separación es una autolimitación, en cambio, la separación del conocimiento no es una autolimitación sino apertura.

El intelecto no está separado de la misma manera. El conocer es lo más separado, pero no a la manera de la sustancia.

El conocimiento no es una cosa, no es una caja, no es una jaula.

El meollo del conocimiento es la separación. Método y tema están separados, pero no al modo de la sustancia, sino al modo del conocer.
Método y tema "coinciden", pero no se tocan. La separación aquí es coincidencia inmaculada.

Conocer es posesión de lo conocido sin confusión óntica. La unidad entre acto de conocer y conocido es más íntima que la composición de materia-forma de la sustancia.

Falgueras dirá: conocer es hacerse otro – nótese la dualidad - ("realear" de modo distinto a como "realea" el ser sencillo).

Conocer es, sin dejar de ser quien somos, ser también otro. No es un accidente que se añade como el bronceado de la piel, que nos "cambia" accidentalmente.
Método y tema coinciden sin confundirse.






De esto habla Lluis Pifarré en su libro "Entender a Leonardo Polo", p. 52



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