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¿Cómo me respondió Juan A. García González cuando le pregunté qué es lo axiomático?

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Lo axiomático frente a lo hipotético lo formuló ya Platón, que anunció unos principios anhipotéticos en su dialéctica.

Los axiomas son necesarios y evidentes: no admiten contrario.
Los postulados, en cambio, pueden ser así o no: su contrario es pensable.

Por ejemplo que A, no es, no A (el principio de contradicción) es necesario y evidente; o que "el todo es mayor que la parte".

En cambio, la ciencia se construye, en buena parte, sobre postulados.
Como el V de la geometría de Euclides: por un punto pasa una paralela a una recta. Y de postularlo así surge la geometría imaginativa. Pero si postulamos otra cosa: ninguna paralela, infinitas paralelas, salen otras geometrías, más matemáticas que imaginativas.

La política (en el saber práctico) se asienta sobre postulados: las constituciones de los pueblos, que se determinan a una forma de convivir (una república, con unas instituciones, y tales leyes, etc.) como podrían haberse determinado a convivir de otra forma (en una monarquía, con otras instituciones y otras leyes).

Polo ha axiomatizado la teoría del conocimiento; toda, menos la noción de facultad.
Los órganos del conocimiento sensible no son necesariamente los que son, y no se sabe porqué son esos. Pero es "necesario" (axiomático) que el conocimiento intelectual sea acto, jerárquico, infinito...

Y Polo ha axiomatizado la metafísica: los primeros principios.
Son lo necesario, dada la creación; y lo evidente al intelecto, por encima de la razón.

En cambio la física de causas no es axiomática; porque lo único necesario es el fin. Pero las formas se distinguen del fin enmarcando las posibilidades naturales.

La antropología, en mi opinión, no debe axiomatizarse; porque la libertad es superior a la necesidad.

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¿Cuáles son los primeros principios reales?


Hablamos aquí de primeros principios "reales", no de primeros principios lógicos o mentales.

Estos primeros principios reales son:

- el primer principio de Identidad (Dios),

- el primer principio de causalidad trascendental y

- el primer principio de no contradicción.

El primer principio de no contradicción es el acto de ser del universo que Polo llama persistencia y lo describe como "comienzo que ni cesa ni es seguido".
La no contradicción explica la realidad de la secuencia de antes a después.

El primer principio de identidad es el acto de ser divino, que Polo llama Origen.

La vigencia entre estos dos primeros principios es el tercer primer principio, al que Polo llama principio de causalidad trascendental.

Juan A. García me comentó que el principio de causalidad trascendental se debe adscribir a la persistencia.
En efecto, la persistencia es principio de no contradicción en cuanto que la persistencia es distinta de la esencia.
No hay contradicción entre el ser del universo y las causas predicamentales.

Pero la esencia está vinculada a la persistencia (la esencia es admitida por el acto de ser del universo) y entonces hablamos de principio de causalidad trascendental.


Véase lo que dice Polo en Antropología trascendental I, p. 115.3
El hábito de los primeros principios o 1ª dimensión del abandono del límite mental se estudiará en la etiqueta 3.2.0
Comentario de Juan García en la entrada "¿Cuáles son los primeros principios reales?":

Yo creo que Dios es la identidad, que la identidad sólo puede ser originaria, que es un primer principio, y también que es personal, de dos personas.

También que el principio de no contradicción es la persistencia: la realidad de la secuencia de antes a después, o el después de la analítica esencial de causas predicamentales.

Hasta aquí conforme.

Pero el principio de causalidad yo no lo remito a la participación, sino que lo adscribo a la persistencia: en cuanto que distinta de la esencia es principio de no contradicción, en cuanto que vinculada con ella (es la admisión de la esencia) es principio de causalidad trascendental. De acuerdo con ella, esse causat veritatem.

Dios, en cambio, es incausado.





¿Son axiomáticos los primeros principios de la realidad?


Los primeros principios de la realidad son actos reales, independientes del ser humano.

El ser humano es habitante del universo. El universo es primero.

Y los primeros principios son también axiomas lógicos de la inteligencia. No son postulados hipotéticos, son evidentes.

Los primeros principios de la realidad muestran el primado de la realidad para el ser humano, que más bien es un ser segundo.

Los primeros principios de la realidad ciñen y ajustan el ser humano al cosmos y a su creador. Son realidades exteriores a la persona humana.

La negación de los primeros principios (cosa imposible en último término) indica un creerse persona separada, independiente, absoluta (pecado de ciencia, pecado original).

No es así. El ser humano se abre de suyo hacia fuera y vive en el mundo, situado en la historia.

Ideas sacadas del “compendio” de Antropología “el hombre como persona” de Juan A. García González.


¿Cuáles son los 4 axiomas centrales con los que Leonardo Polo formula la teoría del conocimiento?

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A. Axioma de la operación: El conocimiento es siempre activo.

B. Axioma de la distinción: Las distintas operaciones son jerárquicas.

C. Axioma de la unificación: Las operaciones no son provisionales, pues las condiciones formales de un nivel no son sustituibles por las de otro nivel.

D. Axioma de la culminación: La inteligencia es operativamente infinita.

De esto habla Lluís Pifarré en su libro "Entender a Leonardo Polo", p. 13

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¿Cuáles son los 4 axiomas laterales que acompañan correlativamente a los axiomas centrales?

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Axioma lateral E: no hay objeto conocido sin operación y viceversa.

Axioma lateral F: el objeto conocido es siempre intencional.

Axioma lateral G: el objeto es una forma, si en la facultad le precede una especie.

Axioma lateral H: la inteligencia es siempre proseguible.

De esto habla Lluís Pifarré en su libro "Entender a Leonardo Polo", p. 14

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¿A qué llama Polo "axioma de la conmensuración"

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A la connmensuración entre operación y objeto.

Cada operación de conocer se conmensura con su objeto.

El acto de pensar, la operación de conocer, es acto actual, se agota o se detiene en la presencia mental.

Cada operación de conocer es bastante.
Y ese bastar es límite.

El ser humano, sin embargo, está más allá de la actualidad, es además.
Soy además de pensar. Estoy más allá de mi pensamiento.

El acto de pensar es "actual", es presencia mental, justamente porque es bastante para el objeto, y el objeto es pastante para el acto de pensar. Es lo que llama Polo "axioma de la conmensuración".

El acto de conocer se conmensura con el objeto.
El objeto se conmensura con la operación.

Este bastar es el límite mental.

En cambio, el ser del hombre no se conmensura con objeto.
Es "además".

Polo habla de esto en Presente y futuro del hombre. p.199.3 y 4

Para saber más:
Sobre el objeto:……………………….…….Etiqueta 2.4.0
Sobre la actualidad:……………………...Etiqueta 2.4.1
Sobre el acto de ser personal : …...Etiqueta 5.0.0
Sobre el además :……………………..… Etiqueta 5.5.0
Sobre el Co-existir personal :……... Etiqueta 5.5.1
Sobre el carácter de además: …..….Etiqueta 5.4.0

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¿Es siempre jerárquica la realidad?



La realidad no es siempre jerárquica. Pues todos los seres del universo físico, aunque según el despliegue de la esencia del universo, se sirven más o menos unos a otros, su acto de ser es único. La realidad física es como es.

Los actos de conocer sí que son siempre jerárquicos.

Y la jerarquía angélica es análoga a la jerarquía del conocimiento.

El axioma de la jerarquía (axioma B) se cumple de manera estricta en la realidad angélica.
Los ángeles superiores dan valor a los inferiores. Aprenden los unos de los otros.

¿Y las personas humanas?
De entrada, según nuestra naturaleza, estamos en el mismo nivel.
Pero inmediatamente notamos que esencializamos la naturaleza de distintos modos, según lo que nos deja el universo físico y según nuestras decisiones.

Nos servimos unos a otros con jerarquías variantes.

Sin embargo, cada persona humana es un tipo único e irrepetible. Con un destino personal según la vocación divina.

Las personas humanas somos estrictamente jerárquicas según la intensidad de nuestro acto de ser.
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