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¿Es idéntica la criatura?

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No.
Sólo Dios es Idéntico.

En Dios no hay distinción real entre essentia y esse.
La esencia de Dios se reduce al ser.
Dios es Acto puro.
Identidad.

En la criatura no ocurre eso. Siendo también "acto de ser" como Dios, sin embargo, no es sólo "acto de ser", sino que hay esencia, una potencialidad peculiar que impide la identidad.

Decimos "peculiar" porque no se trata de la potencialidad aristotélica en el sentido de la dynamis. No llegamos a ser moviéndonos, cambiando, adquiriendo nuevas formas.
No tenemos en nosotros mismos "potencialmente" nuestra identidad.

Por naturaleza somos hombres o mujeres, pero no poseemos "en potencia" todo lo que podemos ser.
El ser, de cabo a rabo, es recibido de Dios.
El ser que nos hace y hará ser, es inagotable. Depende del Otro. Es un acto de ser que depende de Dios. Es inidéntico.




Y una vez aclarada la inidentidad clásica,  podemos acceder a una nueva profundización de la filosofía poliana, que ahonda en la inidentidad humana: la distinción más alta en el hombre no es entre esencia y acto de ser.

El acto de ser personal humano depende más de Dios que el universo como criatura, su dependencia es mayor, porque su riqueza interna exige "más cuidado" de la parte del Creador.
En efecto, el ser personal humano se desdobla, está abierto por dentro, según distintos trascendentales que se convierten entre sí.

Los trascendentales personales, descubiertos por Polo (co-ser, libertad trascendental, inteligir y amar personales) son duales. Y se convierten entre sí.

De ahí que la dependencia sea mayor, pues cada uno de los trascendentales depende a su manera de Dios.
Somos "además". Pero un además excesivamente poliédrico que refleja mejor que los diamantes el Fuego divino.
Somos inidénticos como el fuego.

Nuestra intimidad, las dualidades íntimas de nuestros radicales, se abren hacia Dios, de Él dependemos, libremente fuegos en el Fuego.

Sólo Dios es idéntico, y en El encontraremos nuestra identidad al destinarnos a nuestro destino.




Inspirado al leer la esencia de la persona humana. p.34.2. Se trata de unas notas sacadas de la conferencia dictada por Polo el 25-XI-1994 en el salón de grados Mª Zambrano de la facultad de filosofía y letras de la Universidad de Málaga. (Miscelánea poliana nº 4). Citamos las páginas según la recopilación titulada "Antropología y trascendencia" publicada por I. Falgueras y Juan A. García

Ver también : ser primero y ser segundo en la etiqueta 1.1.1

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¿En qué consiste la existencia de las criaturas?



La "existencia" de las criaturas consiste en ejercer una actividad distinta de su esencia.

Es una actividad dirigida a permanecer en el tiempo, orientada hacia “después”.

Las criaturas consiguen ser lo que son, al existir, cada una según su esencia.

La actividad de existir es supratemporal. No es otra cosa que mantenerse sobre el tiempo.

Tanto los seres de la naturaleza (que meramente existen), como las personas (que saben que existen), son criaturas, requieren comenzar a existir y luego seguir siendo. No son desde siempre, originariamente. 

Tienen que llegar a ser lo que son.

Ideas sacadas del “compendio” de Antropología “el hombre como persona” de Juan A. García González.




¿Se puede hablar de esencia en Dios?

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Propia y rigurosamente no se puede hablar de esencia en Dios.
O diciéndolo de modo más suave: su esencia es su ser.

Dios es realmente idéntico.

Si hubiera distinción entre esencia y existencia no se podría hablar entonces de identidad.

En Dios no puede haber distinctio realis entre essentia y esse.

La esencia divina se reduce al ser; la esencia es ser, simplemente ser; no hay propiamente esencia en Dios, sino ser.

El Misterio de Dios es su Identidad "trina" en Personas.

Sin embargo, me atrevo a decir que, del mismo modo que Dios crece, (crecimiento Originario), también podemos decir que la Esencia divina es su Espíritu. Santo.

La Esencia divina es el sentido Transversal del Ser Idéntico.
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La esencia de la persona humana. Notas sacadas de la conferencia dictada el 25-XI-1994 en el salón de grados Mª Zambrano de la facultad de filosofía y letras de la Universidad de Málaga. (Miscelánea poliana nº 4, p.34.2). Citamos las páginas según la recopilación titulada "Antropología y trascendencia" publicada por I. Falgueras y Juan A. García.




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¿Antecede Dios a la creación?

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Dios antecede ciertamente a la creación.

Francisco Molina, el 18 de marzo de 2013, en su blog sobre la sindéresis (pueden ustedes encontrar el enlace a la izquierda en la serie de mis blogs amigos), hace una reflexión muy interesante sobre los ateos y los científicos.

Suelen algunos científicos ateos situar la inteligencia como un paso más de la evolución de la materia.

Sin embargo, coherentemente, la inteligencia está en el inicio del movimiento en el que consiste el universo.
El universo es creado por Alguien que "sabe" lo que hace, con orden y sentido.
De ahí que en un momento dado de la evolución, aparezca la inteligencia "creada".

Carl Sagan escribió:

“Es corriente en muchas culturas responder que Dios creó el universo de la nada. Pero esto no hace más que aplazar la cuestión... la pregunta siguiente que debemos formular es evidentemente de dónde viene Dios. Y si decidimos que esta respuesta no tiene contestación, ¿por qué no nos ahorramos un paso y decidimos que el origen del universo tampoco tiene respuesta?

O si decidimos que Dios siempre ha existido, ¿por qué no nos ahorramos un paso y concluimos diciendo que el universo ha existido siempre?”

El universo ha podido existir desde siempre (Tomás de Aquino) pues Dios lo ha podido crear desde siempre. (Tomás de Aquino dice también que sabemos por fe revelada que el mundo comenzó con el tiempo)
Ése no es el problema.

La cuestión es que para que pueda existir desde siempre se necesita una Voluntad inteligente que le dé el ser.

Todo el mundo ve que hay un "salto" de la materia a la inteligencia.
¿Cómo es posible que la materia empiece a tener conciencia de sí misma y empiece a pensar?

Afirmar que Dios no existe no es una afirmación científica porque es indemostrable.
Postular su existencia o su inexistencia es indemostrable si nos atenemos a los métodos de una investigación científica.
Afirmarlo o negarlo "científicamente" es una aserción azarosa o caprichosa. Si se afirma en serio estamos ante un simple crédulo.

Cosa distinta es cuando un filósofo demuestra o muestra (como Polo) la existencia de Dios alcanzada no "científicamente" sino "pensando" o "inteligiendo".

Aristóteles buscó (y encontró) el Acto anterior que inicia todo movimiento, el puro Acto inicial. Acto que debía ser intelectual, un continuo entenderse a sí mismo. La materia no es acto puro, su actividad exige acto y potencia. A Dios no se le descubre en una disección de la materia o en un viaje por el cosmos.

Para Sagan es lo mismo afirmar que el universo existe desde siempre o que se diga que Dios, su autor, está ahí desde siempre.
Él se ahorra el paso creador y afirma que el universo existe porque sí. Le parece que es igual e incluso que esta última respuesta ahorra palabras. Pero no da igual, porque entonces nada tiene sentido. Seremos muy científicos pero al evitar la filosofía no llegamos al final de la investigación racional. 

Incluso si el universo existiera desde siempre, al inicio, debe haber una Inteligencia creadora.

Los científicos pueden describir, según sus cálculos, cómo es el universo, si su inicio fue así o si no se sabe cuál es, y si su evolución ha sido de esta manera o de la otra.
En este caso, pueden decirnos si el universo puede ser representado por una línea indefinida, o por una circunferencia en la que el proceso se repite, o por una línea que  comienza y no tiene fin, o que sí lo tiene.
En fin, pueden diseñarlo como mejor vean.

Pero está claro que una cosa es entender su diseño y otra descubrir a su diseñador, saber del dibujo y/o saber del dibujante. La primera parte pertenece a la investigación científica, pero la segunda no. A la ciencia se le escapa. 



De esto habla  Francisco Molina, el 18 de marzo de 2013 en su blog sobre la sindéresis (pueden ustedes encontrar el enlace a la izquierda en la serie de mis blogs amigos).
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¿Cuál es la reflexión inicial de Polo sobre el ser creado?

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La reflexión inicial de Polo sobre el ser creado se cifra en señalar que el ser creado "comienza y depende".

El ser creado es "comienzo" (solo Dios es originario).

El ser creado "depende" (pues su esencia se despliega o crece según el ser que Dios le da : físico o libre).

Queda así patente que el ser creado no es simple: lo que el ser creado es (su esencia) depende del ser (acto de ser) que Dios, el Creador, le da.

Y depende, también, del querer de la criatura libre.
Y en el universo físico, de las posibilidades de despliegue de la tetracausalidad.

La filosofía de Polo parte así de la distinción real esencia-esse de cada ser creado.

El ser se divide en dos: creador y criaturas, o dicho de otra manera: la identidad originaria (el creador que es simple) y las criaturas (que son complejamente compuestas, siempre inidénticas).



Inspirado en Notas y glosas sobre la creación y los trascendentales. Juan A. García González. Miscelánea poliana nº 11. Glosa 1, p. 87. Citamos las páginas según la recopilación titulada "Antropología y trascendencia" publicada por I. Falgueras y Juan A. García.

Para saber más :
Etiqueta 1.5: distinción
Etiqueta 1.6.1: ser creado.
Etiqueta 1.7: distinción acto de ser-esencia.
Etiqueta 3.1.1: comenzar.
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¿Cómo enfoca Polo la índole creada del ser?

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La filosofía cristiana ha formulado la índole creatural del ser distinguiendo realmente, por un lado la esencia y por otro lado el ser.

Cada cosa es creada porque no tiene el ser como algo propio.

Polo encuentra otro enfoque: la previa distinción entre el ser creado e Increado.

Polo centra la atención no en la esencia, sino en el ser. Entonces nos damos cuenta de que ser no es simplemente un añadido que permita a las esencias de existir.

El ser es rico, está abierto por dentro. No es macizo.
El ser es "distinto" de Dios, tiene una "distinción" propia, que Dios le otorga antes de ser esencialmente  una cosa u otra, antes de entrar en composición con su esencia, que es también creada.

La primera distinción es, pues, que el ser creado es, de entrada, libre (persona) o no libre (universo).

Es en la raíz, radicalmente, que comienza o re-comienza el ser, dependiendo de Dios. Después seremos elefantes, músicos o malvados, pero justo al ser creados somos "distintos" de Dios. Ésta es la primera distinción que hace que un ser sea creado y no originario.
Mi más profunda riqueza es una predilección personal de mi Creador, que quiso mi libertad.


Recuerden que "comenzar" es lo propio del ser del universo, que es persistente. Mientras que "re-comenzar" es lo propio del "además", del ser personal humano.



Inspirado en Notas y glosas sobre la creación y los trascendentales. Juan A. García González. Miscelánea poliana nº 11. Glosa 2, p. 88. Citamos las páginas según la recopilación titulada "Antropología y trascendencia" publicada por I. Falgueras y Juan A. García.
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¿Qué fórmula nos hace niños?

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La fórmula siguiente reaviva nuestra humildad:

"El ser se divide en dos: la identidad originaria y las criaturas.

Dios es el Origen.
La criatura (niña al fin y al cabo), comienza y depende.




Inspirado en Notas y glosas sobre la creación y los trascendentales. Juan A. García González. Miscelánea poliana nº 11. Glosa 1, p. 87. Citamos las páginas según la recopilación titulada "Antropología y trascendencia" publicada por I. Falgueras y Juan A. García.

Para saber más :
Etiqueta 1.5: distinción
Etiqueta 1.6.1: ser creado.
Etiqueta 1.7: distinción acto de ser-esencia.
Etiqueta 3.1.1: comenzar.
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¿Es crear producir algo de la nada?

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Crear es mucho más.

El artista "crea" una obra de arte en un sentido diferente al de la creación propiamente dicha o creación divina.
Es correcto decir que el artista "produce" algo de la nada, si entendemos por "nada" que la página está en blanco y escribimos una novela.

El romance depende relativamente del escritor.

Pero "crear" propiamente dicho está en el orden del ser: el ser, en tanto que creado, comienza y depende absolutamente de Dios.

Más que distinguirse de la nada (que se distingue), se distingue de Dios. Depende más de Dios que de la nada. La nada es solo un freno.

El ser creado es ad extra de Dios, más que extra nihilum.

Si Dios y la criatura no se distinguen, la criatura no se distingue de la nada. Si Dios no le da el ser, la criatura no puede salir de la nada.

La creación es una dependencia absoluta de Dios.

La creación artística es una dependencia relativa del pintor o del músico o de usted cuando escribe poemas.

Sus poesías deben más a Dios que a usted, amigo poeta.

Inspirado en Notas y glosas sobre la creación y los trascendentales. Juan A. García González. Miscelánea poliana nº 11. Glosa 2, p. 87. Citamos las páginas según la recopilación titulada "Antropología y trascendencia" publicada por I. Falgueras y Juan A. García.
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¿Cómo entender que la criatura se distingue más de Dios que de la nada?

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Las criaturas vuelven con facilidad a la nada. Un mosquito, una rana, un dinosaurio, desaparecen de la existencia más rápido que las goticas del rocío.

Sin embargo, nunca se confunden con Dios.

Son lo que Dios quiere, dependen de Dios, distinguiéndose de Dios.

Y cada ser humano se distingue más de Dios que de su esencia.

En efecto, cambiamos fácilmente. Incluso nos convertimos. ¡No pareces el mismo, nos dicen! La manifestación de nuestro ser, a la que llamamos esencia, crece o decrece. Parece que somos nuestro cambiar fluctuante, identificándonos con nuestras obras.

En cambio, lo que nos distingue verdaderamente, lo que nos hace "ser" eternamente es el destino recibido de Dios. Ésa es mi más grande distinción. Mi vocación.

¿Quién seré?

Inspirado en Notas y glosas sobre la creación y los trascendentales. Juan A. García González. Miscelánea poliana nº 11. Glosa 2, p. 87. Citamos las páginas según la recopilación titulada "Antropología y trascendencia" publicada por I. Falgueras y Juan A. García.
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¿Comienza el ser?

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El ser creado comienza
El ser creado no es originario.

El ser se divide en dos: ser creado y ser originario (Dios).

Y el ser creado puede ser:
Ser del universo físico (Comenzar en peristencia).
Ser personal (Re-comenzar que indica la actuosidad de la persona).

Inspirado en Notas y glosas sobre la creación y los trascendentales. Juan A. García González. Miscelánea poliana nº 11. Glosa 2, p. 88. Citamos las páginas según la recopilación titulada "Antropología y trascendencia" publicada por I. Falgueras y Juan A. García.
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¿Por qué se ve tan claro desde la filosofía poliana que la unidad trascendental está reservada a Dios?

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Porque Polo, filósofo de la distinción (ver etiqueta 1.5 distinción), afirma que lo nuclear de la creación es la distinción entre el "ser increado" y el "ser creado" antes que la distinción del "ser creado" con su esencia.

Cuando prima la consideración de la esencia, pensamos la esencia como una: un gato, un escarabajo, el viento o la bruma. Resaltamos la unidad de los seres creados sin darnos cuenta de que todas las criaturas dependen de Dios, es decir, son inidénticas. O lo que es lo mismo, solas no son nada.

Solo Dios es idéntico.
La unidad en la criatura no es trascendental, es esencial.

Solo el ser originario es idéntico.

Ustedes y yo somos, nada menos, que "además" de Dios.

Inspirado en Notas y glosas sobre la creación y los trascendentales. Juan A. García González. Miscelánea poliana nº 11. Glosa 2, p. 88. Citamos las páginas según la recopilación titulada "Antropología y trascendencia" publicada por I. Falgueras y Juan A. García.
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¿Por qué se distingue la criatura de Dios?

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La criatura se distingue de Dios precisamente porque su ser no es su esencia.

En la criatura hay acto y potencia, cosa que en Dios no; Dios tiene que ser acto puro.

La criatura es acto, acto de ser, pero no puro.

La criatura no es sólo acto, es también potencia. Su esencia se actualiza dependiendo de su acto de ser.

Norberto del Prado en 1900 saca a relucir la verdad fundamental de la filosofía cristiana: la distinción real que existe en toda criatura entre su acto de ser y su esencia.

Lo que Polo propone es profundizar en esa distinción.

Porque el acto de ser del hombre no es estrictamente el ser como fundamento (el fundamento es el ser del universo o principio real de no contradicción) sino que el acto de ser personal es libertad.

Acto de ser personal, persona.

Inspirado al leer la esencia de la persona humana. p.34.3. Se trata de unas notas sacadas de la conferencia dictada por Polo el 25-XI-1994 en el salón de grados Mª Zambrano de la facultad de filosofía y letras de la Universidad de Málaga. (Miscelánea poliana nº 4). Citamos las páginas según la recopilación titulada "Antropología y trascendencia" publicada por I. Falgueras y Juan A. García
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Es la criatura una posibilidad en Dios?

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No.

Antes de ser creada la criatura es pura nada.

La creación es ad extra puramente.
Pura significa sin potencia, sin composición.

Ser libre para Dios no significa la "posibilidad" de crear o no crear.

La creación no es una posibilidad entre otras.

Dios no pierde nada al crear. No ha perdido la posibilidad de no crear o la posibilidad de crear otro mundo mejor, al crear el mundo en que vivimos. Dios es Acto puro.

La creación es innovación pura ad extra de Dios. Pura generosidad.

Y, si tenemos en cuenta el pecado, pura misericordia.

Crear no es una posibilidad para Dios, sino una invención del dar divino sin antecedente alguno. (ver etiqueta 5.5.3 donde estudiamos el amar donal o dar trascendental).

Ideas inspiradas en el artículo "Aclaraciones sobre y desde el dar, de Falgueras, en Miscelánea poliana nº 9. p.58. Citamos las páginas según la recopilación titulada "Antropología y trascendencia" publicada por I. Falgueras y Juan A. García.

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¿Pueden las criaturas dar sin reservas?

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El dar sin reservas de Dios es un misterio oculto.

Pero su revelación, por la palabra silente de la cruz, en la que Cristo se da sin reservas, arroja una iluminación inesperada para la inteligencia humana en su investigación de los trascendentales.

El “sin reservas” es la anulación en Dios del amor a sí mismo. La victoria sobre la soledad.

Las criaturas no pueden dar “sin reservas”. Y no lo pueden porque su “dar” es recibido. Deben hacer siempre pie en su poquedad, no pueden dar más de lo que reciben.
Sólo olvidándose de sí llegan a ser divinizadas y entran en el dar interpersonal supremo.

Aquí, "olvido de sí" significa olvido de su yo. (Lo digo porque cabe otra interpretación del "olvido de sí", como introducción, querida, del límite mental para actuar y servir : queremos hacer crecer nuestro don para agradar al Otro).

Ahora miramos el "olvido de sí" como espera entera en Dios. Nuestra atención se goza en Dios, esperando su acogimiento, reconocimiento y aceptación amorosa.

En definitiva, la criatura no puede dar sin reservas porque los trascendentales humanos son condicionales.
Dan si reciben.
Y dan, si nada en ellos se opone al dar.
Evitar esa oposición es la tarea que los cristianos llamamos lucha ascética: el progresivo y constante olvido del yo.

 Ideas inspiradas en el artículo "Aclaraciones sobre y desde el dar, de Falgueras, en Miscelánea poliana nº 9. p.62.2 Citamos las páginas según la recopilación titulada "Antropología y trascendencia" publicada por I. Falgueras y Juan A. García.

Para saber más:
Etiqueta 1.6.1 Ser creado
Etiqueta 1.0.2 Dar trascendental
Etiqueta 1.0.1 Dios
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