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¿Es la sustancia la realidad por antonomasia?

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No, la realidad por antonomasia es el acto.

Por una inveterada manía, que preside en gran parte una orientación filosófica correcta, que es el realismo, se suele tender a considerar que la realidad por antonomasia es la sustancia; es lo que se llama realismo “sustancialista”.

Esto viene de Aristóteles que divide las categorías en sustancia y accidentes.

Si se entiende que la sustancia es la realidad por antonomasia se concluye que la plenitud de la noción de acto corresponde a la entelécheia. Ser real como una montaña es real, como un monolito.

Sustancia es entonces el sentido del acto más importante. Y el pensamiento sería un accidente, importante, pero accidente.

El conocimiento en acto, el acto de conocer, se considera secundario, como si fuera  un accidente de la montaña, como si fuera un volcán. Se le presta menor atención, y al fin y al cabo sería un asunto marginal a la filosofía primera.

Nosotros decimos, sin embargo, que el ser personal no es estrictamente sustancia. Podemos pensarlo o “suponerlo” como sustancia. Es correcto. Pero el ser personal es otro sentido del ser. La persona, más que sustancia es subsistente espiritual, y por lo tanto abierto por dentro.

No es lo mismo ser una montaña que “conocer” una montaña.
“Conocer” es ser comunicando con otro ser, asimilando, incorporando otras realidades.
Estamos abiertos por dentro y por fuera.

La imagen del volcán (que es sólo una imagen) nos sirve como eso, como imagen. Somos energía, enérgeia, pero no energía física sino “espiritual”. La persona puede dar más, puede darse, ser comunión.

Puedo poner todas mis “energías” al servicio de Dios. Y de los leprosos.



Glosa a Polo en Introducción a la Filosofía, p.71.2

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¿Es la "sustancia" lo más separado?

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Según Aristóteles lo real, el ente en sentido primario es lo separado, al no estar mezclado con otro. Así entendido, el ente es la sustancia, que es, antes que nada, lo separado.

La característica más neta de la sustancia no es ser en sí, sino no ser en otro. Sustancia significa realidad "separada".

Aristóteles dice también que el intelecto es "separado". De ahí, algunos han deducido que si está separado, el intelecto tiene que ser sustancia, como es el caso de la concepción del "intelecto agente" averroísta.
Si esta separación se entiende de igual modo que la separación sustancial, es una incorrecta interpretación de Aristóteles.

El conocer es lo más separado, pero no a la manera de la sustancia.

La realidad sustancial es otro sentido del acto, y es absolutamente exterior al conocimiento.
Para la ontología la noción de sustancia es muy importante, por eso se incurre fácilmente en la confusión de incluir el conocimiento en el orden sustancial, erigiéndose la categoría sustancia en criterio único.
La sustancia no es más que lo que es, su separación es una autolimitación, en cambio, la separación del conocimiento no es una autolimitación sino apertura.

El intelecto no está separado de la misma manera. El conocer es lo más separado, pero no a la manera de la sustancia.

El conocimiento no es una cosa, no es una caja, no es una jaula.

El meollo del conocimiento es la separación. Método y tema están separados, pero no al modo de la sustancia, sino al modo del conocer.
Método y tema "coinciden", pero no se tocan. La separación aquí es coincidencia inmaculada.

Conocer es posesión de lo conocido sin confusión óntica. La unidad entre acto de conocer y conocido es más íntima que la composición de materia-forma de la sustancia.

Falgueras dirá: conocer es hacerse otro – nótese la dualidad - ("realear" de modo distinto a como "realea" el ser sencillo).

Conocer es, sin dejar de ser quien somos, ser también otro. No es un accidente que se añade como el bronceado de la piel, que nos "cambia" accidentalmente.
Método y tema coinciden sin confundirse.






De esto habla Lluis Pifarré en su libro "Entender a Leonardo Polo", p. 52



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¿Cuál es la primera descripción que hace Polo de la intimidad?

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La primera descripción que Polo hace de la intimidad es presentarla como subsistencia.
Entendiendo la subsistencia como una radicalidad que se mantiene, que renace, que rebrota, que no se agota.
 
La sustancia, en cambio, se agota en ser lo que es.
Es una radicalidad, que es principio de las operaciones propias de su naturaleza, pero nada más.
 
La intimidad es "además".
Más que dar de sí.
La sustancia llega un momento que no puede dar más de sí.
 
La subsistencia rebrota, al ser acompañante.
Es además.

 
Ideas sacadas de la conferencia de Juan A. García Gz, que pueden ustedes seguir aquí:
16 marzo 2021. Coexistencia y carácter de además. La persona humana. Apertura y libertad.
https://www.youtube.com/watch?v=z3JX3ZEeYRk


¿Cómo distinguir la sustancia de la subsistencia?

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La sustancia es la radicalidad explicativa de las cosas.
Es como la semilla.
Es el modo como se integran las cosas en el universo físico.
 
"El acto de ser del universo material" es lo propiamente radical del mundo físico, junto con su análisis tetracausal.
Pero las cosas físicas tienen cada una un inicio, en cierto modo radical. Y a esta radicalidad la denominamos “sustancia”.
 
La subsistencia es, sin embargo, el mantenimiento de la radicalidad.
Subsistir es no agotarse en ser radical.
No es mera sustancia, pues no se agota en sus frutos, sino que siempre puede rebrotar.
 
Las cosas no subsisten. 
Las personas sí.


¿Qué es un acto detenido?

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El acto que no se mantiene como acto. La actualidad.

El acto actual está detenido: se piensa lo mismo que se piensa, ya se ha pensado.

En cuanto que actual, el acto ha llegado a ser acto y ya está. Se ha agotado.

Para que el acto no se agote, para que sea “actuosidad” y no “actualidad” debe depender, debe ser siempre “hacia delante” y no un acto detenido.

Si no se admite o si se deja de lado la creación, la realidad se estabiliza, como la sustancia pensada: las cosas son lo que son, y ya está.

Otra posibilidad es pensar la realidad como enteramente efímera, un “todo” que fluye como un río.

De esto habla Polo en Antropología trascendental I, p. 136.3

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¿Es la persona una sustancia individual de naturaleza racional?

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Sí. La clásica definición de Boecio es correcta.


Pero inmediatamente debemos hacer aclaraciones, porque el término "sustancia" es utilizado para designar nociones distintas. A veces se habla de sustancia divina, otras veces de sustancia lógica, o de un sujeto de nuestro pensamiento.


Polo utiliza propiamente "sustancia" para designar a las sustancias elementales, a los efectos puros del mundo físico, que hoy se llaman bariones, quarks y cosas así.
Por eso, a la definición de Boecio, se le podría acusar de "cosista", pues estaríamos en el mundo físico. No hay novedad.


Lo mismo pasa con la noción de "naturaleza", que es la sustancia en tanto que sujeto de operaciones. Estamos en el mundo físico.  Es verdad que podemos decir que si una naturaleza tiene operaciones que son espirituales, racionales, entonces nos hemos salido del mundo físico, pero inmediatamente habría que aclarar que la naturaleza humana, racional, es dual: vida física, (sustancia que opera) y vida espiritual añadida por Dios al crear a la persona, que es de donde vienen las operaciones espirituales.


La naturaleza es racional porque detrás hay una persona.
La definición de Boecio es correcta, pero no explica por qué la naturaleza en cuestión es racional, haciéndola depender, aparentemente, del mundo físico, de la sustancia que es su sujeto, y del orden del universo en la que se haya incluida.


Alguien podría pensar que del mismo modo que existen monos muy inteligentes (ya se entiende de qué tipo "inteligencia" hablamos), la naturaleza haría emerger seres con una inteligencia especial. La definición de Boecio se debe mejorar.


Pienso que la definición de la persona debe incluir alusiones al dar. A la novedad de la dación.
Novedad que no puede, de ningún modo, venir del universo.






Para saber más ir a las etiquetas:
5.0.0 el ser de la persona humana;
1.0.2 dar trascendental;
4.1.0 sustancia; 
1.0.4 persona;
2.4.0 supuesto;
5.4.5 novedad;
5.4.0 carácter de además.

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¿Son equivalentes la sustancia, la naturaleza y la esencia?

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No.
A veces se toman indistintamente y son muchos los textos, sobre todo aristotélicos o aristotélico-tomistas, en que no se aprecian muchas diferencias entre ellas.

¿En qué se distinguen según Polo?

Hay sustancias que no son naturalezas.
Son sustancias elementales (Polo las llama también sustancias naturadas). Son lo puramente elemental, lo que hoy son los quarks, los bariones, etc. Son meras sustancias. Puros efectos, pero no causas; "puros" efectos, o sea, que a su vez no causan. Las sustancias naturadas son sustancias carentes de naturaleza, brutas sustancias.

Hay otras sustancias superiores, justamente porque son también principio de operaciones.
Por ejemplo, las sustancias vivas, los vivientes del universo; o sea, un animal como sustancia, o una planta. Las sustancias superiores no se limitan a ser sustancias, sino que además son causas de.
Llamamos naturaleza a esas sustancias: a la sustancia en tanto que principio de operaciones. Seres vivos.

Si las sustancias elementales se caracterizan por su hilemorfismo (causa material + causa formal),  las sustancias superiores se caracterizan por su tricausalidad (causa material + causa formal + causa eficiente intrínseca).

¿Y qué es el esencia? Para responder a esta pregunta debemos avanzar otra distinción: la que existe entre la esencia humana y la esencia física.
La esencia física es el universo como esencia.

La esencia del universo no es otra cosa que la unidad ordenante que aparece con la causa final. El universo como esencia es justamente la totalidad causal. Polo la suele llamar tetracausalidad (material + formal + eficiente + final).

El universo físico es entendido así como una tetracausalidad.
La esencia humana es la manifestación del ser personal de cada hombre. Aunque hace pie en el universo físico, estrictamente es extracósmica.

La esencia del universo o el universo físico como esencia es, por el contrario, la tetracausalidad, la unidad de orden y su cumplimiento necesario. Es el despliegue del acto de ser del universo físico.

Despliegue regido por la unidad de orden, en cuanto que unidad ordenante, unidad como telos, como fin.

Si se entiende bien este orden intracósmico distinguiremos con facilidad por un lado, la esencia humana (manifestación libre), y por otro lado el universo como esencia (despliegue necesario), ya que la persona humana es extracósmica.

Y también distinguiremos la esencia del universo del acto de ser del universo. El acto de ser del universo es el primer principio, o ser primero. Es el ser trascendental que se distingue realmente de las causas predicamentales.









La esencia de la persona humana. Notas sacadas de la conferencia dictada el 25-XI-1994 en el salón de grados Mª Zambrano de la facultad de filosofía y letras de la Universidad de Málaga. (Miscelánea poliana nº 4, p.36.2, 37.2 y 38.4). Citamos las páginas según la recopilación titulada "Antropología y trascendencia" publicada por I. Falgueras y Juan A. García


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¿Por qué es problemática la noción de sustancia?

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La noción de sustancia oscila a lo largo de la historia de la filosofía.
Se aplica tanto a los elementos básicos del universo como a Dios (se habla, por ejemplo, de la sustancia divina).

Su problematización proviene de que se piensa la realidad al modo griego: el todo es el cosmos. Un cosmos muy ordenado en el que hay sustancias inferiores y sustancias superiores. La sustancia suprema sería el Acto puro, sustancia divina, sustancia inteligente.

Polo acierta cuando nota que Aristóteles oscila a lo largo de su Metafísica. Unas veces habla de la sustancia como puro efecto y otras veces dice que la sustancia no es otra cosa que causa. ¿En qué quedamos?

Polo propone afinar las nociones de sustancia, naturaleza y esencia. Pues no deben significar lo mismo y corremos el riesgo de confusión si las empleamos indistintamente.

Habría que reservar el nombre de sustancia a los efectos puros del universo físico. Es decir a lo que la física actual llama quarks, bariones, etc.

Y debemos llamar naturalezas a las sustancias que son también, no sólo efectos, sino causas, principio de operaciones. Por ejemplo, los seres vivos del cosmos.

La esencia del universo, tal como Aristóteles atisba, no es otra cosa que el orden del universo, la tetracausalidad  que da razón del por qué las sustancias no son sólo efectos, sino también causas, naturalezas. Me explico: es el orden que existe desde siempre en el universo, su esencia, el que determina que unas sustancias sean sólo efectos y otras sustancias sean también causas, naturalezas.

La esencia del universo es, por así decirlo, el universo entero.

Inmediatamente debemos decir que Dios y las personas no pertenecen a ese universo.
Primero Dios. Dios no es efecto. Dios no es sustancia. Y Dios tampoco es propiamente causa.

Debemos reservar la noción de causa para los principios intracósmicos, para las sustancias que son principio de operaciones y para el universo como esencia.

Dios es Origen.

Cuando pensamos a Dios como lo piensan los griegos, lo consideramos como un efecto, como un producto de la inteligencia. Cayendo también en la confusión de pensar el conocimiento como un efecto causado. Pensar no es producir. Dios no es el producto eterno de su actividad.

De modo análogo, no le conviene a la persona humana el nombre de sustancia.
Le conviene en cuanto que al nacer encarnada en un cuerpo es efecto del universo. En ese sentido sí es sustancia. Y es naturaleza como los animales son naturalezas.

Vale pues hablar de naturaleza humana, siempre que no olvidemos que la naturaleza humana es dual: vida recibida de nuestros padres y vida abierta por la persona que somos.

En cuanto que animales, somos intracósmicos, pero en cuanto que nuestra vida es manifestación de la persona, no dependemos del universo, y por tanto no somos efecto, sino novedad libre.

De ahí que sostengamos que es impropio hablar de Dios y de las personas humanas como sustancias.







La esencia de la persona humana. Notas sacadas de la conferencia dictada el 25-XI-1994 en el salón de grados Mª Zambrano de la facultad de filosofía y letras de la Universidad de Málaga. (Miscelánea poliana nº 4, p.37.2). Citamos las páginas según la recopilación titulada "Antropología y trascendencia" publicada por I. Falgueras y Juan A. García.

Pueden ustedes ir a las etiquetas 4.1.0 sustancia y 5.0.0 el ser de la persona humana.


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¿Es acto una patata?

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La patata "en sí" es, efectivamente acto.
Pero un sentido del acto distinto del acto de conocer o del acto de ser.

La patata en sí es, para Aristóteles, entelechéia, sustancia.

Es otro sentido de la actualidad que deslumbrará a Aristóteles de tal manera que toda la filosofía realista se sentirá empujada hacia posturas sustancialistas.

Pero eso es otra historia.

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¿Quién destrona a la sustancia en la filosofía trascendental?

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El pensamiento griego es sustancialista.

El universo es considerado como un conjunto de sustancias, y naturalezas, afectadas de distintas maneras por procesos o movimientos entre ellas; excepto el primer motor, que es inmóvil, intelecto separado que se piensa a sí mismo.

El pensamiento medieval asienta que la existencia de cada sustancia le ha sido conferida por Dios.

La filosofía trascendental de Kant se centra en las condiciones de posibilidad de las sustancias. Supone que sólo desde el yo (que es aquí lo trascendente) se accede intelectualmente a ellas. Pero tanto Dios, como el yo, como todo lo que existe siguen siendo sustancias. Siguen reinando.

Heidegger sabe que debe existir algo que decida la suerte del mundo. ¿Es mi libertad la que sentencia qué palabras y qué verbos merecen vivir?

La filosofía trascendental de Polo propone mirar la realidad radicalmente.

Distingue así tres actos de ser:

El ser extramental (el ser del universo físico) es principial, fundamental causal. Ser primero, sencillo.

El ser personal (cada persona) es un ser además, añadido, ser segundo.

El ser originario (Dios) es la identidad: un primer principio del ser extramental, sí; pero también la plenitud del ser personal que, sin perder su identidad, se dona y se replica para nuestra felicidad.

¿Dónde quedan las sustancias? Las pobrecicas se han quedado como elementos del universo físico. Son como los dados de un parchís. Jugamos con ellas.







Inspirado en Notas y glosas sobre la creación y los trascendentales. Juan A. García González. Miscelánea poliana nº 11. Nota 2, p. 83. Citamos las páginas según la recopilación titulada "Antropología y trascendencia" publicada por I. Falgueras y Juan A. García.




¿Está la sustancia separada?

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Aristóteles dice que el intelecto es lo que está totalmente separado.

Esto Tomás de Aquino lo glosa de una manera muy aguda, pues dice que el intelecto agente está tan separado como la sustancia pero más, o sea, de otra manera.

En efecto, la sustancia está separada para seguir siendo sustancia; en cambio, el intelecto agente está separado para poder entenderlo todo, y por eso se puede decir que el intellectus puede hacerse todas las cosas.

La noción de sustancia, como el resto de las categorías, hay que reservarla para el ámbito de la realidad física.

Sustancia es cualquier compuesto hilemórfico, es decir, cualquier compuesto de materia y forma.
La forma "separa" la sustancia de la indeterminación de la materia.

Ya se ve que es una "separación" ínfima, pues está regida por el orden del universo.

El intelecto está mucho más separado, separado de otra manera. Las categorías físicas no convienen al conocer, no convienen al ser "personal". Así se entiende, por ejemplo, que sea mejor no pensar el conocer como un "accidente", y en teología no pensar tampoco la gracia como "accidente".

Sí, la sustancia está separada, pero su separación es ínfima.

El intelecto está mucho más separado pues se hace otro.

La realidad del conocer es una realidad distinta que la realidad de la física, que no puede ser dos cosas a la vez.
El intelecto, sin embargo, es dual.

Conocer es hacerse otro. Siguiendo siendo lo que somos, también somos otro. No es un bronceado, no es un accidente, es dualidad.

Método y tema coinciden, estando separados.




Para saber más : Cuaderno de Polo sobre la esencia humana. p.106.2 

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¿Podemos llamar sustancia al hombre?

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Pienso que debemos reservar el nombre de "sustancia" a lo real inerte, compuesto de materia y forma.

El acto de la sustancia es la forma sustancial, que depende de la causa eficiente y de la causa final.

La expresión "ser real" tiene dos sentidos distintos: la realidad en sí que se llama sustancia, y la realidad del conocer, (etiqueta 2.0.1) que no es sustancia.

La realidad del “conocer” es otro modo de ser, abierto, comunicante.

No conviene a Dios el nombre de sustancia, pues en Dios no hay composición de materia y forma. Dios es Acto puro. Noesis noesos. Conocimiento abierto. No es un ser "en sí".

Juan Fernando Sellés también ha explicado por qué la noción de sustancia (al igual que el resto de las categorías) hay que reservarlo para su ámbito: la realidad física.
Sustancia es cualquier compuesto hilemórfico, es decir, de materia y forma.

Según Polo, la persona no es un individuo “en sí”, no es una sustancia. Esto es una especie de insulto para la persona. Porque la persona es « apertura ». Es libre, amorosamente.

Es verdad que las plantas y los animales también son una cierta apertura. Pero es una apertura que no es íntima, que no es libre, que no es irrestricta, y menos aún amorosa, es sólo una apertura para realizar lo que está programado para su especie.
La vida de las plantas y los animales está al servicio de la realidad física del universo. El hombre, sin embargo, no es una realidad física (aunque la persona humana tenga realidad física).

Sustancialismo es la doctrina filosófica que defiende que todo lo real es de índole sustancial.
No sólo la realidad física, sino toda la realidad.
Según el sustancialismo la persona humana, e incluso Dios, serían sustancias.

Otro ejemplo: el acto de “conocer” no es una sustancia (un qué físico), ni un accidente (algo que se dé en una realidad física).

La persona es subsistente racional o espiritual. Y el hombre, la persona humana, es un espíritu en el tiempo.

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¿A qué llama Aristóteles sustancia segunda?

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A los géneros y las especies.

Sustancia es ser aquello que nunca se predica de otra cosa ni puede hallarse en otra.


Por eso, los géneros y las especies reciben el nombre de sustancias segundas.
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¿Quién fijó primero el concepto metafísico de sustancia?

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Aristóteles.

Para Aristóteles, sustancia es ser aquello que nunca se predica de otra cosa ni puede hallarse en otra.

Por eso, para él, sustancia se dice en dos sentidos principales:

a) como el sujeto último que no se predica (que es el sentido fundamental de la sustancia);

b) como el ser que tiene carácter propio y separable, como lo es la forma de cada ser.

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¿El conocimiento es sustancia o accidente?

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Ni lo uno ni lo otro.
Sustancia y accidente son categorías físicas.
Y el conocimiento no es físico.

La sustancia material es el término de una generación y existe mientras no se corrompe, en cambio, el conocimiento ni se genera ni se corrompe, no tiene nada que ver con los movimientos transitivos.

El conocimiento es inmaterial.





De esto habla Lluís Pifarré en su libro "Entender a Leonardo Polo", p. 61

Al hablar del movimiento en la Etiqueta 1.15.0 explicamos lo que es el movimiento transitivo.

¿Es la sustancia la realidad por antonomasia?

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No, la realidad por antonomasia es el acto.

Por una inveterada manía, que preside en gran parte una orientación filosófica correcta, que es el realismo, se suele tender a considerar que la realidad por antonomasia es la sustancia; es lo que se llama realismo “sustancialista”.

Esto viene de Aristóteles que divide las categorías en sustancia y accidentes.

Si se entiende que la sustancia es la realidad por antonomasia se concluye que la plenitud de la noción de acto corresponde a la entelécheia. Ser real como una montaña es real, como un monolito.

Sustancia es entonces el sentido del acto más importante. Y el pensamiento sería un accidente, importante, pero accidente.

El conocimiento en acto, el acto de conocer, se considera secundario, como si fuera  un accidente de la montaña, como si fuera un volcán. Se le presta menor atención, y al fin y al cabo sería un asunto marginal a la filosofía primera.

El ser personal no es estrictamente sustancia. Podemos pensarlo o “suponerlo” como sustancia. Es correcto. Pero el ser personal es otro sentido del ser. La persona, más que sustancia es subsistente espiritual, y por lo tanto abierto por dentro.

No es lo mismo ser una montaña que “conocer” una montaña.
“Conocer” es ser comunicando, incorporando otras realidades.
Estamos abiertos por dentro y por fuera.

La imagen del volcán (que es sólo una imagen) nos sirve como eso, como imagen. Somos energía, enérgeia, pero no energía física sino “espiritual”. La persona puede dar más, puede darse, ser comunión.

Puedo poner todas mis “energías” al servicio de Dios. Y de los leprosos.

Glosa a Polo en Introducción a la Filosofía, p.71.2

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¿Es la "sustancia" lo más separado?

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Según Aristóteles lo real, el ente en sentido primario es lo separado, al no estar mezclado con otro. Así entendido, el ente es la sustancia, que es, antes que nada lo separado.
La característica más neta de la sustancia no es ser en sí, sino, no ser en otro. Sustancia significa realidad separada.

Aristóteles dice también que el intelecto es separado. De ahí, algunos han deducido que si está separado, el intelecto tiene que ser sustancia, como es el caso de la concepción del intelecto agente averroísta.
Si esta separación se entiende de igual modo que la separación sustancial, es una incorrecta interpretación de Aristóteles.

El conocer es lo más separado, pero no a la manera de la sustancia.

La realidad sustancial es otro sentido del acto, y es absolutamente exterior al conocimiento.
Para la ontología, la noción de sustancia es muy importante, por eso se incurre fácilmente en la confusión de incluir el conocimiento en el orden sustancial, erigiéndose la categoría sustancia en criterio único.

Y no es así porque la sustancia no es más que lo que es, su separación es una autolimitación, en cambio el conocimiento no es una autolimitación sino apertura.

El intelecto no está separado de la misma manera. El conocer es lo más separado, pero no a la manera de la sustancia.

El conocimiento no es una cosa, no es una caja, no es una jaula.

Conocer es acto coactual, posesión de lo conocido sin confusión óntica. La unidad entre acto de conocer y conocido es más íntima que la composición de materia-forma de la sustancia.

De esto habla Lluis Pifarré en su libro "Entender a Leonardo Polo", p. 52

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¿Son equivalentes la sustancia, la naturaleza y la esencia?

.

No.
A veces se toman indistintamente y son muchos los textos, sobre todo aristotélicos o aristotélico-tomistas, en que no se aprecian muchas diferencias entre ellas.

¿En qué se distinguen según Polo?

Hay sustancias que no son naturalezas.
Son sustancias elementales (Polo las llama también sustancias naturadas). Son lo puramente elemental, lo que hoy son los quarks, los bariones, etc. Son meras sustancias. Puros efectos, pero no causas; puros efectos, o sea, que a su vez no causan. Las sustancias naturadas son sustancias carentes de naturaleza, brutas sustancias.

Hay otras sustancias superiores, justamente porque son también principo de operaciones.
Por ejemplo, las sustancias vivas, los vivientes del universo; o sea, un animal como sustancia, o una planta. Las sustancias superiores no se limitan a ser sustancias, sino que además son causas de. Llamamos naturaleza a esas sustancias: a la sustancia en tanto que “principio de operaciones”.

Si las sustancias elementales se caracterizan por su hilemorfismo (causa material + causa formal),  las sustancias superiores se caracterizan por su tricausalidad (causa material + causa formal + causa eficiente intrínseca).

¿Y qué es el esencia?
Esencia indica perfección.

La esencia del universo no es otra cosa que la unidad ordenante que aparece con la causa final. El universo como esencia es justamente la totalidad causal. Polo la suele llamar tetracausalidad (material + formal + eficiente + final).

El universo es entendido así como una tetracausalidad.

La esencia del universo o el universo como esencia es la tetracausalidad, la unidad de orden y su cumplimiento necesario.

La unidad de orden en cuanto que unidad ordenante. Es la unidad como telos, como fin.

La esencia del universo se distingue, dependiendo, del acto de ser del universo.
El acto de ser del universo es el primer principio, o ser primero. Es el ser trascendental que se distingue realmente de las causas predicamentales.

Si se entiende bien este orden intracósmico, podemos ahora avanzar que la esencia humana, al ser libre, se distingue de la esencia del universo, que es tetracausal.
(De ahí que se pueda decir que la persona humana es extracósmica).

La esencia humana es la manifestación de la persona humana. Su disponer.


La esencia de la persona humana. Notas sacadas de la conferencia dictada el 25-XI-1994 en el salón de grados Mª Zambrano de la facultad de filosofía y letras de la Universidad de Málaga. (Miscelánea poliana nº 4, p.36.2, 37.2 y 38.4). Citamos las páginas según la recopilación titulada "Antropología y trascendencia" publicada por I. Falgueras y Juan A. García

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¿Por qué es problemática la noción de sustancia?

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La noción de "sustancia" oscila a lo largo de la historia de la filosofía.
Se aplica tanto a los elementos básicos del universo como a Dios (se habla, por ejemplo, de la sustancia divina).

Su problematización proviene de que se piensa la realidad al modo griego: el todo es el cosmos. Un cosmos muy ordenado en el que hay sustancias inferiores y sustancias superiores. La sustancia suprema sería el Acto puro, sustancia divina, sustancia inteligente.

Polo acierta cuando nota que Aristóteles oscila a lo largo de su Metafísica. Unas veces habla de la sustancia como puro efecto y otras veces dice que la sustancia no es otra cosa que causa. ¿En qué quedamos?

Polo propone afinar las nociones de sustancia, naturaleza y esencia. Pues no deben significar lo mismo y corremos el riesgo de confusión si las empleamos indistintamente.

Habría que reservar el nombre de sustancia a los efectos puros del universo físico. Es decir a lo que la física actual llama quarks, bariones, etc.

Y debemos llamar naturalezas a las sustancias que son también, no sólo efectos, sino causas, principio de operaciones. Por ejemplo, los seres vivos del cosmos.

La esencia del universo, tal como Aristóteles atisba, no es otra cosa que el orden del universo, la tetracausalidad  que da razón del por qué las sustancias no son sólo efectos, sino también causas, naturalezas. Me explico: es el orden que existe desde siempre en el universo, su esencia, el que determina que unas sustancias sean sólo efectos y otras sustancias sean también causas, naturalezas.

La esencia del universo es, por así decirlo, el universo entero.

Inmediatamente debemos decir que Dios y las personas no pertenecen a ese universo.

Primero Dios. Dios no es efecto. Dios no es sustancia. Y Dios tampoco es propiamente causa.

Debemos reservar la noción de causa para los principios intracósmicos, para las sustancias que son principio de operaciones (las "naturalezas") y para el universo como esencia.

Dios es Origen.

Cuando pensamos a Dios como lo piensan los griegos, lo consideramos como un efecto, como parte de la naturaleza ya dada, desde siempre, aunque sea la naturaleza más alta o divina. Dios no es el producto eterno de su actividad.

De modo análogo, no le conviene a la persona humana el nombre de sustancia.
Le conviene en cuanto que al nacer, en cuanto que "encarnada" en un cuerpo, es efecto del universo. En ese sentido sí es sustancia. Y es naturaleza como los animales son naturalezas.

Vale pues hablar de naturaleza humana, siempre que no olvidemos que la naturaleza humana es dual: vida biológica "natural" recibida de nuestros padres y vida abierta por la persona que somos.

En cuanto que animales, somos intracósmicos, pero en cuanto que nuestra vida es manifestación de la persona, no dependemos del universo, y por tanto no somos efecto, sino novedad libre.

De ahí que sostengamos que es impropio hablar de Dios y de las personas humanas como sustancias.

La esencia de la persona humana. Notas sacadas de la conferencia dictada el 25-XI-1994 en el salón de grados Mª Zambrano de la facultad de filosofía y letras de la Universidad de Málaga. (Miscelánea poliana nº 4, p.37.2). Citamos las páginas según la recopilación titulada "Antropología y trascendencia" publicada por I. Falgueras y Juan A. García.

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¿Es acto una patata?

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La patata en sí es, efectivamente acto. Pero un sentido del acto distinto del acto de conocer o del acto de ser.

La patata en sí es, para Aristóteles, entelechéia, sustancia.

Es otro sentido de la actualidad que deslumbrará a Aristóteles de tal manera que toda la filosofía realista se sentirá empujada hacia posturas sustancialistas.

Pero eso es otra historia.
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