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¿Crece Dios? El crecimiento originario.

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Dios no crece según la idea que tenemos de 

crecimiento. Dios es Acto puro.


Dios es Amor que irradia su Gloria, hacia adentro y

hacia fuera.

Dios es superior al crecimiento.

«¿Qué pasa con la Trinidad? No crece, porque la Trinidad es origi­naria y Ser Originario es más que crecer». Persona y libertad, p. 158.

La inagotable actividad (siempre "además"), que seguiremos teniendo o siendo en el Cielo, se debe a que, al ser segunda, la persona se corresponde, en comunión, con la Vida de Dios, con el crecimiento de Dios.

Bien entendido, no se trata de que Dios “crezca” adquiriendo perfecciones que no tenía antes, sino que Dios es como llama de fuego, siempre en actividad. Amor.

La Vida divina no es como la de las criaturas. Las criaturas, reciben lo que no tienen, a lo más, aceptan libremente.
Dios es Dar, Aceptar, Don, sin separación ni confusión ni orientación.


Polo dirá que el crecimiento del acto de ser personal humano sólo se explica si Dios es también, a su modo, un ser creciente: ‘crecimiento originario absoluto’, como él lo llama.

Dios es la fuente del crecimiento, en Él se origina el crecimiento trascendental, porque Él mismo es puro crecer.
Eternidad siempre viva, eternidad siempre rebrotante, eternidad siempre joven, crecimiento trascendental originario.

Textualmente: "Un crecimiento que no implica un crecer respecto de algo más pequeño, que no implica un desarrollo, sino que es el hiper-crecimiento. Hay que verlo más por esa línea, un acto rebosante que no tiene nada que alcanzar. Por así decirlo, como no poseído –aunque la noción de posesión tampoco es exactamente divina–, hay que cambiar un poco las coordenadas y ver a Dios como acto puro, que es verlo como crecimiento originario… Un Dios estabilizado estáticamente como un todo, a mí no me resulta muy claro”.

¿Cuáles son las elevaciones trascendentales de la persona humana?

 .


La persona humana, independientemente de su querer, crece, trascendentalmente, hacia su destino, al ir siendo elevada, por Dios, hacia la felicidad (ordo amoris) y Dios lo hace según cinco elevaciones que podemos llamar “trascendentales”, a saber: 

la creación, 
la llamada inicial, 
la insistencia o mantenimiento de la llamada, 
la santificación y 
la glorificación.

Inicialmente, Dios crea cada persona con tres elevaciones que son simultáneas y necesarias, no cesan: la creación, la llamada inicial y la insistencia.
 
Las elevaciones no son “estados”, sino crecimiento. 

Las elevaciones no son “etapas”. 

Es la persona la que es elevada hacia la unidad en sus distintas dimensiones.

Todas las dimensiones de la persona humana son duales, constan de dos miembros.
El miembro superior tira para arriba del miembro inferior.

Dualizarse es prolongarse y se describe como “elevación”.

En lo más alto, Dios.
Somos un ascensor.

El profesor Juan García llama elevación “creacional” a la relación subsistente, en orden al Origen, que somos cada uno de nosotros.

Pienso que esta elevación “creacional” contiene tres dimensiones: La Creación, la Llamada inicial y la Insistencia en la llamada.
 
a) Creación
La Creación de la persona humana es la creación de su dualidad radical, su nacer destinándo.se.
Podemos llamarla creación inicial.
Según la propuesta de Adam Solomiewicz, el miembro nativo de la dualidad radical humana es el nacer trascendental y el miembro destinativo de dicha dualidad es el destinarse trascendental.
Un acto de ser personal, radicalmente dual.
 
b) Llamada inicial (creación segunda o gracia inicial).
Si llamamos creación primera a la creación del universo físico, la creación segunda será la creación de cada persona humana, en tanto que llamada.
Es la llamada del Destino.
La llamada inicial es el modo peculiar como Dios crea cada persona humana. Dios la crea, "llamándola".
 
Noten la exquisita ternura de un Dios que no nos crea despóticamente, sino en libertad. Nos "llama".
 
Llamamos creación segunda a la creación de cada persona humana. Dicho en términos clásicos, la unión del alma con el cuerpo.
 
Dios crea la persona humana como libertad de destinar su mundo.
La persona habita el universo físico convirtiéndolo en su “mundo”.
 
El fruto de la llamada inicial es la apertura trascendente : el hombre es capaz de Dios. Co-existencia libre.
 
Dios nos abre, llamándonos, atrayéndonos a su Intimidad, elevándonos.

Es la elevación de nuestro espíritu, proveniente del favorecer de Dios, que abre cada uno de los trascendentales personales.

La persona humana es orientada y elevada “hacia” Dios abriendo cuatro aperturas trascendentes, fruto de esa llamada inicial.

El panorama se amplía así, en el ascensor acristalado gracias a esas cuatro aperturas trascendentes, que son infusas y naturales.
 
A la llamada inicial podemos llamarla gracia inicial (que abre el radical co-ser hacia Dios). A esta apertura trascendente la denomino humildad trascendental).
 
La llamada inicial en cuanto que también abre los otros tres trascendentales personales hacia Dios, podemos también llamarla gracia primera.

A estas tres aperturas trascendentes las denomino de la siguiente manera: 
la esperanza trascendental es la apertura de la libertad. 
La fe trascendental es la apertura del inteligir personal. 
La caridad trascendental es la apertura del amar. 

(Ustedes comprenden que no se trata de las virtudes teologales de la teología, sino aperturas naturales de la persona humana a Dios, desde su creación).
 
 
c) Insistencia o mantenimiento de la llamada.
Es la elevación propiamente dicha.
Dios mantiene insistentemente la llamada (es un diálogo creador), para que el hombre aporte su don.
Insistencia que permite comprender la condición temporal de la vida.
 
Esta insistencia o mantenimiento de la llamada no es otra cosa que el tirar de Dios, hacia arriba, que no cesa de elevarnos libremente.
Recuerden que “elevación” no significa que “estemos” elevados, sino que estamos siendo elevados. Cuando decimos "elevación", hablamos de un movimiento que no cesa.
Insistencia en la llamada.
 
Aquí se incluyen también intervenciones sobrenaturales de Dios que nos favorecen aún más. Por ejemplo, cuando Dios llama a un pagano a reconocerle como el Dios vivo.
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Debemos explicar ahora otras dos elevaciones que no tenemos de entrada: la santificación y la glorificación.
 
d) La santificación: para entenderla nos servirá volver al mito del ascensor acristalado: imaginemos en el interior del ascensor, una sala enorme, con pantallas en color, donde se pueden ver, por anticipado,  los misteriosos juegos eternos, que están más allá de la azotea.
Esas pantallas (cual un VAR) nos hacen gozar de una elevación sobrenatural que los teólogos suelen llamar "gracia santificante", anticipación de la vida eterna. (Tras la caída, la llamamos “nueva creación”).
 
e) La glorificación es el encuentro definitivo con Dios,  más allá de la azotea, en el que conoceremos cómo Dios nos conoce: como hijos que serán siempre "además", jugando y cantando eternamente.
 
x) Pero además de estas cinco elevaciones no debemos olvidar que "trascendentalmente" hubo una caída (que se corresponde con lo que la teología llama pecado original). No es otra cosa que la comunión con el maligno, con el don "nadie". Es la caída trascendental. La pandemia original. Un obscurecimiento del ascensor que dificulta la visión hacia afuera y hacia adentro. Las consecuencias de este apagón inicial son patentes. La principal, la ignorancia. Sin embargo, el ascensor no ha dejado de subir y la esperanza no cesa de renacer. La humanidad subsiste hacia su Destino.


¿Cómo es creciente el acto de ser de la persona humana?

 .


Silvia Martino ha tenido la amabilidad de enviarme la respuesta de nuestro profesor Juanfer Sellés en el coloquio de las Jornadas Universitarias sobre Leonardo Polo de este año 2023.

Deja muy claro que el acto de ser personal es constitutivamente creciente.

Si nos limitamos a “pensar” el acto de ser, lo detenemos y ya no le conocemos realmente.

Cada uno somos crecientes hacia Dios.

Cada uno somos únicos hacia Dios.

Dios eleva a la persona sin cesar, la abre a su Intimidad, para que entremos en ella siempre además.


¿Cuál es la clave del crecimiento de la persona humana?

 

La clave del crecimiento de la persona humana es la filiación.

 

Somos Hijos.

El carácter filial implica crecer. Y la clave de la filiación es el crecimiento.

 

Educar es ayudar a crecer.

Si cada uno es hijo, hijo en las tres dimensiones (natural, psíquica y personal), necesitamos que nos ayuden a crecer:

los padres, naturalmente;

los maestros, psíquicamente;

Dios, espiritualmente.

 

El profesor Sellés lo explica muy bien en la conferencia siguiente:

https://www.youtube.com/watch?v=7cwYL23_mFk&t=1960s

¿Para qué nos sirven las aperturas "hacia fuera" que Polo denomina "tipos" de co-existencia?

 .

La aperturas hacia fuera nos sirven para crecer. Vivir es crecer.

 

Polo llama tipos de "co-existencia", a la co-existencia de la persona humana "hacia fuera".

 

Otra cosa es la co-existencia "íntima" o trascendental. Es decir el acto de ser personal.

Cada persona es un “tipo” único, distinto.

 

La persona humana está, de entrada, abierta por dentro. La intimidad de la persona es su carácter de apertura. Es, en primer lugar, apertura “interior”, que se trueca en búsqueda al no encontrar réplica a la que acompañar en su interior.

 

Es la búsqueda de Quién me dirá quién soy.

Esta búsqueda la llamamos apertura "hacia adentro" y al carecer de término, pues seguimos sin tener "réplica" en nuestro interior,  deviene apertura trascendente o transcendental, apertura hacia Dios, hacia el Verbo en el que se encuentra la "réplica" irrestricta de cada persona humana.

 

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Sin embargo, ahora no nos referimos a ese “tipo” único que somos cada uno de nosotros.

Ahora nos referimos a la co-existencia "hacia fuera", que no es, como acabamos de decir, la apertura trascendental íntima de la persona (del co-ser que somos y seremos), sino la que proviene del abrirse hacia los semejantes y del abrirse hacia el universo material.

 

El "fuera" no es Dios (Dios es más íntimo que nuestra intimidad), el "fuera" es doble: el universo material y los semejantes.

 

Polo utiliza para esta co-existencia "hacia fuera" la denominación "tipos" de "co-existencia".

 

Primer tipo : la co-existencia "hacia el exterior" con el acto de ser del universo material, que consiste en el ejercicio del hábito de los primeros principios reales, pues gracias al hábito de los primeros principios podemos abrirnos a esos primeros principios reales, que son: el acto de ser del universo físico o persistencia, Dios como principio de Identidad, y la causalidad trascendental.

 

Polo llama "generosidad" de la persona, al ejercicio de este hábito, pues con él, la persona humana "deja ser" a los primeros principios.

 

Segundo tipo : la coexistencia “manifestativa o inherente”, con las demás personas, a través de su esencia (que manifiesta, dispone, ilumina y aporta).

 

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Gracias a estas apertura hacia fuera, gracias a  los tipos de co-existencia, la persona humana puede hacer crecer su esencia, su vida (la vida humana es la esencia de cada persona). 

 

En efecto, al co-existir con sus semejantes y con el acto de ser del universo material, el hombre puede abrir su esencia (su vida) a la esencia del universo y a las esencias de los demás: es el ámbito de las praxis técnico productiva y praxis ética respectivamente.

 

Vean ustedes cómo gracias a estas aperturas "hacia fuera", nos abrimos al cosmos (se esclarece así el sentido del trabajo y de la cultura) y nos abrimos a otras esencias humanas (se esclarece así la dimensión histórica y social del hombre).

 

El hombre es el perfeccionador perfectible en los dos ámbitos, pues están vinculados: el ámbito de la praxis técnico-productiva y el ámbito de la praxis ética.

 

Fruto de estas aperturas "hacia fuera" es el crecimiento de nuestra vida. El crecimiento del don que ofreceremos a Dios.

 

Ojalá lo reciba y nos diga: servidor bueno…

 

 

De esto habla Polo en Antropología Trascendental I, p. 206, 4 y ss.

 

Para saber más sobre:

la réplica……………………………………...…..etiqueta 5.4.2

la co-existencia trascendental…….…..etiqueta 5.5.1

el crecimiento…………………………………..etiqueta 8.2.0

la apertura hacia fuera……………..…….etiqueta 5.10.0

la apertura íntima……………………….…..etiqueta 5.11.0

la apertura transcendental……….………etiqueta 5.13.0

el hábito de los primeros principios...etiqueta 3.2.0

la búsqueda……………………………………….etiqueta 6.9.4

la ética……………………………………………...etiqueta 9.0.0

trabajo…………………………………………….. etiqueta 9.2.0

¿Cuál es el modo puro de ganar el tiempo, o no perderlo?

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Para un viviente, no perder el tiempo es crecer.

Al crecer usamos el tiempo a nuestro favor. El tiempo no nos desgasta, sino que nos viene muy bien.

Copio entero el párrafo segundo de la p. 110 de "Quién es el hombre": La ética es el modo de usar el propio tiempo según el cual el hombre crece como un ser completo, no sólo somáticamente.

El crecimiento orgánico acontece en gran parte en la embriogénesis, el período que abarca desde el zigoto fecundado hasta el nacimiento; es éste un período de crecimiento puro; en el seno de la madre el niño no hace otra cosa que ganar tiempo, se dedica a hacerse a sí mismo, orgánicamente.

Después del nacimiento se sigue creciendo, por ejemplo, al domesticar el propio cuerpo, es decir, al aprender a usarlo con la adquisición de los reflejos condicionados básicos.

Luego, a través de la vida, se adquieren más conocimientos, constituyendo los órganos –la imaginación, por ejemplo– cuya formación no es sólo embriogénica (la imaginación es una facultad que crece con su uso, sobre todo en la adolescencia).

El hombre aprovecha el tiempo creciendo: adquiriendo hábitos, desplegando libremente su vida como un don para su Creador.

El mayor crecimiento en esta vida se da en la medida en que el hombre encuentra el valor donal de su muerte, en la que la vida se consuma.

Y si Dios acepta el don, la persona sigue creciendo, según la metalógica de su libertad, jugando, cantando, explorando.

 .

¿Cómo crece la vida en tanto que actividad esencial?

 .

 

La vida crece en la medida en que depende más de Dios. (En la medida en que depende más de Cristo).

 

La vida, en tanto que actividad esencial, es más o menos intensa, según la dependencia del Amar.

(No hablamos aquí de la dimensión trascendental del crecimiento de la vida).

 

La vida crece.

El don esencial no está completo de un golpe.

La vida, en tanto que esencia, crece adquiriendo virtudes.

Cuanta más virtud, la vida es más alta.

La virtud más alta es la Caridad, que se identifica con el Don que Dios espera de nosotros.

 

En el caminar de la vida, nos encontramos en diversas situaciones, en el que aún no hemos podido ejercer la Caridad más alta. La estamos adquiriendo.

 

En el tiempo va creciendo la  virtud, de la que podemos disponer si queremos (a modo de virtud). Pero a veces no podemos ejercer la virtud, porque carecemos aún de ella (sin falta nuestra) o porque las condiciones temporales impiden su ejercicio.

 

En la otra Vida, cuando Dios acepte nuestro don (nuestra vida), ya estaremos incluidos en el ámbito de la máxima amplitud (pero sin el temor al pecado, que es el error peculiar de la libertad huérfana).

Entonces la Vida crece de otra manera, es un crecimiento intrínseco sin culminación, jugaremos con ella, cantando con los Ángeles o paseándonos con quien queramos (por el sendero sombreado que bien conozco).

 

Cuando Dios acepte nuestro don, la esencia deviene trascendental, traspasada por el Don de Dios, nuestro Destino.

 

Pueden ustedes encontrar en este blog una Página muy extensa sobre la vida. Basta pinchar aquí :

https://preguntaspolianas.blogspot.com/p/la-vida.html

 

Este artículo fue publicado en Miscelánea poliana en 2020 : https://www.leonardopolo.net/docs/MP69-F.pdf

¿Cómo se completa la tríada amorosa del amar personal humano?

 .


En el amar personal, la tríada amorosa de la persona humana (aceptar, dar y don) es también, de entrada, incompleta, pues el acto de ser humano (la persona humana en cuanto “amar personal”) no posee íntimamente su don: su aceptar y su dar carecen del don aceptable por Dios.
La persona es Don de Dios.
Su co-ser es Don de Dios.
Pero carece del don esencial que debe ofrecer a Dios.
 
Como en todo lo humano, las cosas no son sencillas, la persona humana es siempre dual.
El Don que es debe completarse con el Don-don(esencial).
 
Viene bien aquí recordar la propuesta de Solomiewicz sobre la doble estructura del amar personal humano.
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Llamaremos crecimiento de la dimensión esencial de la persona humana a la adquisición y donación temporal del don (al abrir los ojos en el ascensor acristalado). Ese don es nuestra vida en este mundo que debemos ofrecer a Dios.

 
Y crecimiento del acto de ser personal a la subida del ascensor, sólo desde Dios.
Insistimos, “sólo” no significa soledad, sino pureza: dos actos hacia la Unidad.
Nuestro aceptar trascendental es un acto que se une al Dar de Dios, al aceptar trascendentalmente nuestro acto de ser (que es el Don de Dios).
 
Pero atención, nuestro aceptar trascendental exige que esencialmente ofrezcamos nuestra vida esencial a Dios y que ésta sea aceptada por Dios. Don-don.
 
Dos actos divino-humanos. Se unen el cielo y la tierra. Subimos hacia Dios, desde Dios.
 
El crecimiento personal es, pues, un elevarse hacia la Unidad de Dios Trino.
 
El don es doble. La persona humana aporta también, libremente, su vida esencial.
 
El don que completa la tríada amorosa es, “manifestativamente”, la esencia humana, que crece libremente en esta vida  a medida que esencializamos nuestro mundo y las relaciones con los demás. En esta vida aprendemos a amar, otorgando dones.
 
Hemos dicho “manifestativamente”, porque en la vida eterna, cuando Dios acepta nuestro don esencial, deviene trascendental, y el don de la persona humana forma ya parte, “trascendentalmente” de su Réplica de Dios.
 
Es así como se completa la tríada amorosa del amar personal humano.
 
Gracias al mito del ascensor acristalado podemos entender el crecimiento de la persona humana. 


¿Por qué dice Polo que la jerarquía eclesiástica está en consonancia con la jerarquía sobrenatural?

 .


Don Leonardo gusta decir que la vida es jerárquica.
Esta jerarquía se nota muy bien en las distintas elevaciones trascendentales (unas son superiores a otras).
 
En efecto, la persona, por la llamada inicial, es elevada a ser capaz de Dios (unión de la materia con el alma espiritual).
 
Más arriba, el mantenimiento de a llamada la eleva a abrirse transcendentalmente a Dios por las virtudes infusas.
 
Más aún, por la nueva creación, las virtudes sobrenaturales infusas y los dones del Espíritu Santo la coronan y elevan a la intimidad de la Vida divina.
 
Pues bien, en consonancia con la jerarquía sobrenatural, existen en el Pueblo de Dios, distintas elevaciones jerárquicamente organizadas: diáconos, presbíteros, obispos.
 
Y por encima de todas, la elevación de María, cuerpo y alma en el Cielo.
 
Pero, atención, la "elevación" no supone mayor perfección, pues el crecimiento de la persona depende de su colaboración precisa.
 
Podemos subir en un ascensor con los ojos cerrados, sin ver nada.
 
María abre sus ojos, que son soles.
Un sacerdote con los ojos cerrados ve y ama menos que un cristiano corriente.
 
Un cristiano corriente, claro, con los ojos abiertos, de la mano de su Madre.
 
 
 
 
Ideas sacadas del libro de Polo "Epistemología, creación y divinidad". Capítulo 7, 3, p. 244 Distinción entre vida natural y sobrenatural
 
Para saber más ir a las etiquetas:
5.7.0 elevación (etapas trascendentales);
8.2.0 crecimiento;
12.10.0 María;
1.14.2 jerarquía

 


¿Es el co-ser intensivo?

 .


No.
El co-ser, como los otros trascendentales personales, no es más o menos intenso. Es siempre más, además, busca compañía.
 
El crecimiento de los trascendentales personales es un crecimiento intrínseco, sin culminación.
 
La intensidad pertenece a la esencia, a la apertura hacia afuera del co-ser.
 
Aunque no debemos olvidar, que esencia y existencia son inseparables. Distintas pero inseparables. De ahí que el adjetivo “intensivo”, aunque pertenece a la esencia, es manifestación de la existencia.


¿Qué es esencializar?

 .


Esencializar es, para el hombre, incorporar a la propia vida. Con otras palabras: hacer crecer su esencia añadiéndole nuevas dimensiones.
 
Es, en definitiva, el crecimiento de la persona humana en su dimensión esencial, crecimiento de su vida. Nunca se separa la persona de su manifestación, que es esencial.
 
Crecimiento de su manifestarse, de su disponer, de su iluminar, de su aportar.
 
Cada persona humana es un coexistente libre. Coexistencia.
 
Cada Coexistencia, cada persona, coexiste hacia adentro y hacia afuera.
Polo habla de los tipos de coexistencia.
 
Abrirse hacia adentro a Dios.
Abrirse hacia afuera (haciendo del universo físico su mundo y coexistiendo con las manifestaciones de las demás personas)
 
Cada persona es un tipo distinto (de acuerdo con sus aperturas hacia adentro y hacia afuera).
 
Esencializar es abrirse hacia afuera, interiorizar el mundo y las demás personas.
 
El hombre esencializa (se autoperfecciona) de acuerdo con su tipo.
 
Los tipos son modalizaciones de la especie. Cada persona humana es un tipo de la especie humana.
No hay dos hombres iguales. Cada hombre, cada mujer es un tipo distinto.
Cada persona humana se autodetermina según lo que libremente manifiesta, dispone, ilumina y aporta.
 
Desde la concepción, la persona esencializa (no voluntariamente, claro) su cuerpo pues “se manifiesta” en ese cuerpo que es el suyo, aunque no lo haga todavía libremente.
 
La naturaleza humana es esencializada por Dios (elevada a ser esencia humana), en el momento de la creación de cada persona: ya no es una sencilla naturaleza física sino la naturaleza (esencia) de una persona humana concreta, que Dios ha creado en esa naturaleza.
 
Libremente, la persona ira autoperfeccionándose, en la medida en que incorpora esencialmente a Dios, a los demás y a su mundo, creciendo, añadiendo y añadiéndose.


¿Son las buenas obras la causa del crecimiento natural y sobrenatural?

 .

No.
El Origen del crecimiento es siempre divino.

Dios hace crecer de modo gratuito y constante.
Subimos hacia Dios en un ascensor acristalado.

Las buenas obras, libres, no son otra cosa que mirar el panorama a través de los cristales del ascensor.
Siempre más. Si queremos.

Si cerramos los ojos, no vemos.
Y si, dentro del ascensor, miramos pantallas obscenas, veremos peor.

El ser personal no decrece nunca.
Lo que se pierde con el pecado es la conexión con Dios. (En ese sentido sí se puede hablar de un cierto achicamiento, como señala Polo).
Pero lo que en realidad se pierde es el “sentido” personal del crecimiento constante hacia Dios, cuando la persona se vuelve desordenadamente a las criaturas.
 
Dios eleva constantemente la dualidad radical que somos, pero esa elevación puede no manifestarse si la persona rechaza la actividad trascendental que “es”.
Al no mirar, no se ve.
Y la imaginación crea pesadillas. El infierno.
 
Sin embargo, el crecimiento personal, que Dios otorga incesantemente, permite actualizar la potencialidad (crecimiento natural) mediante nuestras obras libres (crecimiento esencial).
 
¿Y lo sobrenatural?
El crecimiento sobrenatural es una anticipación de lo que veremos y viviremos en el Cielo.
Es como una pantalla del VAR en la que vemos el futuro.
Por la gracia sobrenatural podemos descubrir el sentido eterno de lo que vivimos naturalmente, al ser elevados por Dios y abrir los ojos a la vida.
En lugar de obscenidades, vemos el Cielo.
Lo sobrenatural es anticipación de la Salvación.
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¿Son nuestras buenas obras el origen del crecimiento de la persona?

 .


Siendo la persona el ser conectado con Dios en libertad, crece siempre, por su conexión con Dios.

Se trata del crecimiento personal, que no depende de sus obras.

Sin embargo, al ser libertad, la manifestación de ese crecimiento (crecimiento esencial), depende de sus obras libres.

Si la persona rechaza, desconectándose, la actuosidad trascendental que “es”, aunque siga creciendo, su vida enloquece, como cuando se destruye la hélice posterior de un helicóptero.

¿Y la elevación sobrenatural? Es más conexión: una anticipación de su vida en el Cielo.

¿Qué es el ver y el mirar en el crecimiento personal?

 .


Al decir “ver”, pensamos en el miembro inferior de la sindéresis poliana: ver-yo.
Pero aquí se trata del “ver” sin yo.
Ese “ver” sin yo, es la dimensión personal del crecimiento.
Porque el crecimiento de la persona humana tiene dos dimensiones: el “ver” y el “mirar” (el mirar es el yo).
 
Gracias a la elevación constante e irrestricta, que eso es el crecimiento personal, podemos ver el mundo y la humanidad cada vez mejor, desde más altura, y ese poder “ver” es la dimensión sólo desde Dios, del crecimiento de la persona humana.
Pero, atención, “veremos”, si miramos. Y “veremos” según el modo como libremente miremos.
 
Porque también podemos cerrar los ojos, o desviar la mirada, o caer en las alucinaciones, o, desgraciadamente, malograr el ascensor.
El crecimiento personal debe ser servido por el crecimiento esencial. Los ojos deben abrirse y estar sanos.
Si el yo no dispone, si no otorga desde sus adentros, no habrá don de la persona, no habrá amor donal y la persona quedará inédita (aunque trascendentalmente siga creciendo).
De ahí que podamos decir que si no queremos, no crecemos.
 (El "querer" es manifestación, a nivel esencial, del otorgamiento trascendental, servido por el esencial).
Aunque Dios nos dé incesantemente el Don, elevándonos trascendentalmente (llamándonos, pues somos libres), no crecemos, faltos de "mi" respuesta (del don de mi vida que yo debo otorgar).
El Don queda frustrado, hasta que rectifiquemos.
 
Gracias al mito del ascensor acristalado podemos entender el crecimiento de la persona humana. Se trata de una Página del Blog a la que se accede desde este enlace : https://preguntaspolianas.blogspot.com/p/el-mito-del-ascensor-acristalado.html


¿Es el crecimiento personal un autotrascenderse?

 .

Adam Sołomiewicz tiene una propuesta sumamente aclaratoria al estudiar la dualidad radical de la persona humana.
 
Esta dualidad tiene dos miembros:
 ‘El miembro nativo de la dualidad radical humana es el nacer trascendental y el miembro destinativo de dicha dualidad es el destinarse trascendental’.
 
‘Nacer trascendental’ significa la relación humana nativa en Dios –su Origen personal– que se extiende a las dimensiones humanas inferiores personalizándolas o empapándolas con el valor trascendental.
 
Destinarse trascendental’ es sobrepasar lo nativo: es autotrascenderse como apertura a Dios, su Destinatario personal.
 
Entiendo que este autotrascenderse, es el crecimiento personal del que venimos hablando.
 





Gracias al mito del ascensor acristalado podemos entender el crecimiento de la persona humana. Se trata de una Página del Blog a la que se accede desde este enlace : https://preguntaspolianas.blogspot.com/p/el-mito-del-ascensor-acristalado.html


¿Cómo crecemos “hacia” Dios?

 .


El crecimiento de la persona humana es “hacia” Dios.
El hombre sin Dios es como un rabo sin perro.
Crecimiento irrestricto “en” Dios.
 
El crecimiento personal se extiende, desde Dios y en Dios, a cada trascendental personal.
 
Veamos cómo se encuentra en el Amar personal:
 
Sabemos que la tríada del Amar que somos, radical que se convierte con cada persona humana, está formada por su dar, su aceptar y por su don.
Los tres se dualizan con Dios.
 
El aceptar, con el Dar de Dios, y lo que Da es el Don del ser persona.
 
El dar, con el Aceptar de Dios, il lo que se da es el don de la vida (la esencia humana).
 
El don (la vida en cuanto esencia), con el Don que Da Dios, que al ser Aceptado por Dios, es elevado al nivel trascendental, siendo traspasado, para siempre, por su Réplica (su Ser en Dios). Y entonces tenemos el Don-don
 
Gracias al mito del ascensor acristalado podemos entender el crecimiento de la persona humana. Se trata de una Página del Blog a la que se accede desde este enlace : https://preguntaspolianas.blogspot.com/p/el-mito-del-ascensor-acristalado.html

 


¿Por qué el crecimiento personal es incesante e irrestricto?

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Tratemos de explicarlo.

Dios es Acto Puro. Dios es también Vida. (Crecimiento absoluto Originario).

 

Al ser Vida, es Distinción de Personas en la Unidad.

 

Las creaturas libres están destinadas a vivir en esa Vida, si quieren, y en la medida en que quieren.

 

Sin embargo, querámoslo o no, vamos eternamente hacia la Unidad. (Estamos en un ascensor).

De ahí que el crecimiento personal sea irrestricto e incesante.

Estamos en el ascensor acristalado y Dios nos eleva constantemente hacia la Unidad de su Vida. Su Voluntad se realiza siempre, contando con nuestra libertad.

 

Gracias al mito del ascensor acristalado podemos entender el crecimiento de la persona humana. Se trata de una Página del Blog a la que se accede desde este enlace : https://preguntaspolianas.blogspot.com/p/el-mito-del-ascensor-acristalado.html


¿Consigue el hombre su identidad haciendo crecer su esencia?

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Por mucho que el hombre crezca, por mucho que se perfeccione a lo largo de su vida en forma de hábitos, a pesar de todo, en el hombre siempre permanece la distinción entre la essentia y el esse; nunca el hombre puede llegar a ser "una" identidad.

Es decir, por grande que sea su crecimiento esencial, siempre su ser está por encima de él (o mejor dicho, por dentro de él).

Polo suele decir esto así: el hombre es un ser que carece de réplica en su esencia.

Nunca llegaremos a ser la persona que somos (que seremos, pues nuestro futuro es indesfuturizable).

Aunque nuestra esencia puede crecer, y nos hacemos más coherentes con el ser personal que somos, sin embargo, eso no tiene más que el carácter de una manifestación de mi persona.

La persona crece al crecer su esencia, se expresa mejor, según su esencia. Pero la persona es inagotable.

La esencia va hacia delante, pero nunca se agota.
Nunca se supera la distinción real entre esencia y ser personal.

Y cuando veamos a Dios cara a cara será nuestra esencia la que estará por encima de nuestro ser. Pues nuestra esencia será el Don de la persona que seremos. Siempre inidénticos. Siempre hijos. Futuro indesfuturizable.











Éste último párrafo lo aprendí en Pamplona, de Ignacio Falgueras, durante el Congreso sobre la libertad trascendental en septiembre 2012. Lo interpreto diciendo que en el Cielo es la esencia la que tirará para arriba de la persona que seremos, saciándola sin saciar.
Si quieren ustedes leer una síntesis de la distinción real esencia – acto de ser, vayan al principio de este blog, a la página (en rojo) ""Esencia – Ser. Su distinción"