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¿Es idéntica la criatura?

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No.
Sólo Dios es Idéntico.

En Dios no hay distinción real entre essentia y esse.
La esencia de Dios se reduce al ser.
Dios es Acto puro.
Identidad.

En la criatura no ocurre eso. Siendo también "acto de ser" como Dios, sin embargo, no es sólo "acto de ser", sino que hay esencia, una potencialidad peculiar que impide la identidad.

Decimos "peculiar" porque no se trata de la potencialidad aristotélica en el sentido de la dynamis. No llegamos a ser moviéndonos, cambiando, adquiriendo nuevas formas.
No tenemos en nosotros mismos "potencialmente" nuestra identidad.

Por naturaleza somos hombres o mujeres, pero no poseemos "en potencia" todo lo que podemos ser.
El ser, de cabo a rabo, es recibido de Dios.
El ser que nos hace y hará ser, es inagotable. Depende del Otro. Es un acto de ser que depende de Dios. Es inidéntico.




Y una vez aclarada la inidentidad clásica,  podemos acceder a una nueva profundización de la filosofía poliana, que ahonda en la inidentidad humana: la distinción más alta en el hombre no es entre esencia y acto de ser.

El acto de ser personal humano depende más de Dios que el universo como criatura, su dependencia es mayor, porque su riqueza interna exige "más cuidado" de la parte del Creador.
En efecto, el ser personal humano se desdobla, está abierto por dentro, según distintos trascendentales que se convierten entre sí.

Los trascendentales personales, descubiertos por Polo (co-ser, libertad trascendental, inteligir y amar personales) son duales. Y se convierten entre sí.

De ahí que la dependencia sea mayor, pues cada uno de los trascendentales depende a su manera de Dios.
Somos "además". Pero un además excesivamente poliédrico que refleja mejor que los diamantes el Fuego divino.
Somos inidénticos como el fuego.

Nuestra intimidad, las dualidades íntimas de nuestros radicales, se abren hacia Dios, de Él dependemos, libremente fuegos en el Fuego.

Sólo Dios es idéntico, y en El encontraremos nuestra identidad al destinarnos a nuestro destino.




Inspirado al leer la esencia de la persona humana. p.34.2. Se trata de unas notas sacadas de la conferencia dictada por Polo el 25-XI-1994 en el salón de grados Mª Zambrano de la facultad de filosofía y letras de la Universidad de Málaga. (Miscelánea poliana nº 4). Citamos las páginas según la recopilación titulada "Antropología y trascendencia" publicada por I. Falgueras y Juan A. García

Ver también : ser primero y ser segundo en la etiqueta 1.1.1

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¿Qué es la Identidad en Dios?

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Dios es la Identidad real. Fuera de Dios: inidentidad.

La Identidad de Dios es la completa y plena esencialización de su ser. Es lo que Es.

En otra ocasión defendí que propiamente no se puede hablar de esencia en Dios. Dios es realmente idéntico.

Cuando hay distinción entre esencia y existencia no se puede hablar de identidad.

En Dios no puede haber distinctio realis entre essentia y esse.

La esencia divina se identifica con el ser; la esencia es ser, simplemente ser; no hay propiamente esencia en Dios, sino ser.

El Misterio de Dios es su Identidad trina en Personas.




Me he inspirado de algunas ideas de Juan A. García, en su blog sobre Polo, del día 4 de abril 2010.

Ver a este propósito Miscelánea poliana nº 4, p.34.2, tal como aparece en  la recopilación titulada "Antropología y trascendencia" publicada por I. Falgueras y Juan A. García.


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¿Es Originaria la Identidad?

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Tiene razón Juan A. García cuando dice que la Identidad debe declararse Originaria.
 
¿Hay distinción en Dios. Sí, pero la distinción en el Origen no es la distinción entre el Ser de Dios y sus obras (Ser-Esencia), sino Distinción de Personas en la Identidad divina.
 
No hay resquicios en el Ser. Dios es Idéntico y  Dios no se degrada en su manifestación.
 
Ignacio Falgueras habla de la Identidad del Dar, del Aceptar y del Don supremos.
Dios es Identidad.
 
La Esencia de Dios no es su manifestación de tal modo que procediera a distinguirse con ella.
Dios no se esencializa a través de su acción, sino que su Esencia es su Ser. En Dios no hay distinción entre Ser y Esencia.
 
Nótese la diferencia con el planteamiento de Nietzsche que presenta el ser como un yo que se esencializa en sus actos voluntarios.
 
Si no hay resquicios en el Ser, las nuevas esencias (usted y yo, por ejemplo) deben ser creadas mirando a su inserción en el Don que es Dios.
La actividad de las nuevas esencias va dirigida "hacia" la posteridad. Y así se separan, distinguiéndose la esencia que son y el ser que serán (serán siempre en futuro al ser inidénticas).
Las criaturas seguiremos siendo futuro indesfuturizable, saciándonos sin ser nunca saciados.
 
En el planteamiento poliano la persona esencializa su mundo, añadiéndolo al Ser Originario, al ofrecerlo y ser aceptado.
Comprendan ustedes que no es el yo el que se esencializa con su acción. El yo es el ápice de la esencia humana.
Es la persona (siempre en futuro) la que se manifiesta gracias al yo.
En las criaturas hay siempre distinción entre esse  y su manifestación que es la essentia.
 
La Identidad debe declararse Originaria. La Identidad es Dios.

 

Si quieren ustedes leer una síntesis de la distinción real esencia – acto de ser, vayan al principio de este blog, a la página (en rojo) ""Esencia – Ser. Su distinción"


¿Es originaria la Identidad?

 . 

Tiene razón Juan A. García cuando dice que la Identidad debe declararse Originaria.

La distinción en el Origen no es la distinción Ser-Esencia, (Dios y sus obras), sino Distinción de Personas en la Identidad divina.
 
No hay resquicios en el Ser. Dios no se degrada en su manifestación.
 
Ignacio Falgueras habla de la Identidad del Dar, del Aceptar y del Don supremos.
Dios es Identidad.
 
La Esencia de Dios no es su manifestación. Dios no se esencializa a través de su acción, sino que su Esencia es su Ser.
 
Nótese la diferencia con el planteamiento de Nietzsche que presenta el ser como un yo que se esencializa en sus actos voluntarios.
 
Si no hay resquicios en el Ser, las nuevas esencias (usted y yo, por ejemplo) deben ser creadas mirando a su inserción en el Don que es Dios.
La actividad de las nuevas esencias va dirigida "hacia" la posteridad. Y así se separan, distinguiéndose la esencia que son y el ser que serán (serán siempre en futuro al ser inidénticas). Seguiremos siendo, las criaturas, futuro indesfuturizable, saciándonos sin ser nunca saciados.
 
En el planteamiento poliano la persona esencializa su mundo, añadiéndolo al Ser Originario, al ofrecerlo y ser aceptado.
Comprendan ustedes que no es el yo el que se esencializa con su acción. El yo es el ápice de la esencia humana.
Es la persona (siempre en futuro) la que se manifiesta gracias al yo.
En las criaturas hay siempre distinción entre esse  y essentia.
 
La Identidad debe declararse Originaria. La Identidad es Dios.
 
Si quieren ustedes leer una síntesis de la distinción real esencia – acto de ser, vayan al principio de este blog, a la página (en rojo) ""Esencia –Ser. Su distinción"

 


¿Se puede decir que el acto de ser personal posee la esencia o "tiene" la esencia?


No.
La esencia humana no se "posee" sino que es el manifestarse o el disponer de la persona humana.

O, como explica Juan A. García, la esencia humana es el sentido transversal del carácter de además.

Sigo ahora  en mi respuesta las apreciaciones de Juan Fernando Sellés en su libro sobre la persona humana, publicado en la universidad de la Sabana en 1998.

La más alta averiguación filosófica medieval es la distinción real entre esencia y acto de ser en la realidad creada.

Por esencia entienden el modo de ser de cada realidad, su forma de ser o su composición real.

Por acto de ser entienden el fundamento de toda realidad, aquel principio que hace ser a las realidades.

Las diversas realidades no se reducen al ser, sino que son tal o cual realidad, de tal o cual índole (la índole es la esencia).

En Dios Ser y Esencia se identifican.

En antropología, no obstante, hay que esclarecer mejor esta distinción.

¿Qué es en el hombre del ámbito de su esencia ?

¿Qué es en el hombre del ámbito de su ser ?

G. Marcel capta ahí una dualidad y la formula con sus nociones de « tener » y « ser ».
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La propuesta poliana en antropología, muy bien enseñada por Sellés es, sin embargo, tripartita pues distingue tres ámbitos.

1. El ámbito del tener « recibido » es la naturaleza humana (el cuerpo, las facultades, las tendencias, etc).

2. El ámbito del tener « adquirido » es la esencia humana (que es el perfeccionamiento de la naturaleza humana ; es el crecimiento de la naturaleza que la persona consigue libremente). 
O, como dice el profesor Juan A. García : cuando el además, al ser además, vuelve al límite.

La esencia del hombre es incrementable indefinidamente. Aquí están las nociones de  hábito y de virtud.

3. El ámbito del ser « recibido » es la persona.
Ser que no está clausurado, pues puede ser más. (Puede dar, es dar, aceptando). Es además.

No es la persona pues  la que "tiene".

Es el “yo” (ápice de la esencia humana) quien tiene según su naturaleza (y en tres niveles).
Ya Aristóteles caracterizó al hombre como el ser que “tiene”.

Es la naturaleza humana la que posibilita el tener y en la medida en que es perfeccionada :
a) según el cuerpo : es el tener práctico ;
b) según la razón ;
c) según los hábitos.

La aportación de la persona, el nuevo don libremente instaurado, es su esencia.

El acto de ser, la persona, dispone, manifiesta, ilumina, aporta, con la esencia, pero no dispone de la esencia.

La esencia es precisamente el disponer indisponible.



Estudiamos ahora la distinción entre esencia y acto de ser. Se trata este tema en la etiqueta 1.7.0 de este blog.

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Polo es el filósofo de la "distinción".

No tener en cuenta la distinción radical entre acto de ser y esencia aboca indefectiblemente en el monismo y, por tanto, en la imposibilidad del conocimiento de Dios.

De ahí el mérito de Tomás de Aquino al descubrir la distinción real entre acto de ser y esencia, y asentar así la necesidad de la creación.

Polo profundiza en esa distinción.

Distingue, como Tomás, esencia y acto de ser, pero la peculiaridad de su enfoque estriba en presentar la esencia como un ejercicio activo dirigido "hacia" la posteridad o hacia el futuro.

Quizá la mejor luz que ofrece Polo sobre la distinción esse-essentia, consiste en su propuesta de una cierta antecedencia de la esencia.

No es que niegue la prioridad del ser sobre la esencia, sino que la entiende con más realismo.
Ya que esa prioridad no es de carácter eficiente, sino final, finalidad pura.

La esencia del universo frena el despliegue del ser del universo físico, permitiendo que el mundo sea habitable, ésa es la finalidad del acto de ser del universo: que podamos "vivir", es decir, que podamos edificar nuestro don, cosa posible gracias a la lentitud introducida por la actividad de la esencia. En efecto, al tener que desplegarse tetracausalmente, la persona humana puede intervenir esencializando su mundo.

Por otro lado,  la esencia humana manifiesta libremente, (de ahí su antecedencia) el destino. El acto de ser personal rige en cuanto que pide a la esencia humana que disponga cada vez más libremente. La finalidad trascendental no es otra cosa que la libertad de los hijos de Dios.


Grandioso.

Pero hay más : El profesor Juan García lo explica en la Revista de estudios filosóficos polianos n. 10. Responde a la siguiente pregunta :

¿La vuelta del carácter de además al límite mental que es  su punto de partida, es posterior a dicho carácter de además? 

No, esa vuelta no se puede decir posterior al carácter de además.

 La esencia de la persona humana procede de esa vuelta.

Y lo que es curioso es que la esencia tiene una cierta antecedencia del ser personal humano.

 Podemos decir que el carácter de además se dota de su propio punto de partida. Diciéndolo de otro modo, el carácter de además y su vuelta son, digámoslo así, simultáneos.

 Polo a veces expresa dicha vuelta como el sentido transversal del carácter de además.


Gracias profesor, por esta indagación sobre la esencia 

humana.

 

Don Leonardo habla de esto en “los hábitos innatos”. Artículos y conferencias OC 31, 544




¿Se puede hablar de esencia en Dios?

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Propia y rigurosamente no se puede hablar de esencia en Dios.
O diciéndolo de modo más suave: su esencia es su ser.

Dios es realmente idéntico.

Si hubiera distinción entre esencia y existencia no se podría hablar entonces de identidad.

En Dios no puede haber distinctio realis entre essentia y esse.

La esencia divina se reduce al ser; la esencia es ser, simplemente ser; no hay propiamente esencia en Dios, sino ser.

El Misterio de Dios es su Identidad "trina" en Personas.

Sin embargo, me atrevo a decir que, del mismo modo que Dios crece, (crecimiento Originario), también podemos decir que la Esencia divina es su Espíritu. Santo.

La Esencia divina es el sentido Transversal del Ser Idéntico.
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La esencia de la persona humana. Notas sacadas de la conferencia dictada el 25-XI-1994 en el salón de grados Mª Zambrano de la facultad de filosofía y letras de la Universidad de Málaga. (Miscelánea poliana nº 4, p.34.2). Citamos las páginas según la recopilación titulada "Antropología y trascendencia" publicada por I. Falgueras y Juan A. García.




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¿Cómo distinguir entre esencia y acto de ser?

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La esencia no existe realmente sin el acto de ser.
Es, con el acto de ser, como la esencia existe, y es acabada.

Pero, atención, cuando digo acabada no estoy diciendo que ya no cambia, pues la esencia se despliega y crece.

Y es el acto de ser el que actualiza, mantiene, despliega y manifiesta su esencia. 

El acto de ser la comienza y la acaba, la hace perfecta. Aquí, perfección significa que ahora puede hacer más.
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Esencia y acto de ser se distinguen realmente.
Pero no se distinguen como una cosa y otra cosa, o como una persona y otra persona.
Tampoco es una distinción de razón, sino real, como la inteligencia se distingue realmente del alma.

Distinción real no quiere decir que la esencia pueda existir sola. Existe por el acto de ser.

En el universo físico hay sustancias, hay naturalezas, pero no están “acabadas”.

Esencia indica perfección.
Ni las sustancias ni las naturalezas físicas están acabadas. El acabamiento del universo físico es la unidad del orden de las cuatro causas, que se consigue gracias a la persistencia del acto de ser del universo.

También la esencia humana indica perfección. La persona humana crece al adquirir nuevos hábitos. Es más perfecta, puede hacer más.

De entrada, la esencia nativa de la persona humana son los hábitos innatos (sabiduría, hábito de los primeros principios y sindéresis).

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La distinción entre esencia humana (manifestación) y acto de ser personal (además) no es la misma que la distinción entre la esencia del universo físico (tetracausalidad) y el acto de ser del universo (persistencia)


Veamos primero que la esencia humana es distinta de la esencia del universo físico.

La esencia humana no es una "naturaleza" del universo físico.

La naturaleza humana es cuerpo + espíritu, es a la vez cósmica y extracósmica.

También se puede expresar lo mismo diciendo que la naturaleza humana es cuerpo y alma.

Del lado del cuerpo es vida recibida de los padres.
Del lado del alma es vida "añadida" por la persona humana.

Queda así clara la distinción entre la esencia del universo físico y la esencia humana que depende libremente de la persona.


Veamos ahora cómo se distinguen el acto de ser personal humano, y el acto de ser del universo.

El acto de ser personal no es “persistir” como el acto de ser del universo.
El acto de ser personal es “además”.

De un lado porque “sobra” y perfecciona la esencia. Y de otro lado porque es “adverbio” de Dios.


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¿Es el "esse" causa eficiente de la esencia?

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No.
Francisco Molina, intervino en julio del 2010 en el blog de Juan A. García, hablando de la distinción real, y empleó unas fórmulas que me parecen excelentes:

"Es claro que la esencia tiene prioridad en el ejercicio del existir: sólo a través de ella puede el ser hacerlo".

"No hablaría de eficiencia del ser sobre la esencia, aunque sea solamente como manera de decir: el ser es... según las posibilidades de su esencia. Pero no hay eficiencia".

"Por tanto, la esencia logra ser por la prioridad existencial del ser, que al existir ha de encauzarse a través de ella". 

Acto de ser y esencia son, pues, co-principios.


Polo, al abandonar el límite mental (al abandonar la "actualidad"), e ir más allá de la actualidad, entiende con más realismo la prioridad del ser sobre la esencia, y no en términos de eficiencia, como si el ser fuera un acto emergente, con una virtualidad o fecundidad "limitada" por la esencia.

Juan A. González ha llamado la atención sobre este punto.
La prioridad del ser, según Polo, es de otro orden, semejante a la finalidad.

Incluso llega a decir que el ser es finalidad pura, es decir, sin la composición que caracteriza a la finalidad física.

Polo concede así una cierta prioridad o antecedencia a la esencia, compatible con la prioridad del esse.

La esencia se activa yendo hacia adelante, hacia la posteridad.

La posteridad inagotable es el ser. El ser no es limitado.
Al contrario, la esencia se despliega o crece, según su ejercicio, que mira al futuro.
Se entiende así que acto de ser y esencia sean realmente distintos.

Y que la esencia sea "desde" el acto de ser.

El planteamiento poliano mantiene la distinción real clásica entre esse y essentia, pero al considerar la Identidad divina, en la que Esse y Essentia tienen la misma importancia, equilibra la distinción: el esse no es causa de la essentia, si no es al modo de finalidad, pero finalidad "pura".

Fíjense que sucede algo semejante al problema entre gracia y libertad. ¿Está el hombre predestinado o su destino depende de su voluntad?
Las dos cosas.
El destino se abre con la fuerza de nuestras pisadas.

Y en el caso del universo físico, es decir, del ser que no es libertad, la essentia es un despliegue de las cuatro causas según la "persistencia" de su esse.

En Dios Esse y Essentia se identifican, se compenetran de tal modo que no se pueden formular separadamente.

En las criaturas, sin embargo se distinguen realmente.

En la criatura física (universo material), la essentia marca un "antes" que retrasa el despliegue del esse.

En la criatura espiritual, la essentia crece libremente hacia su destino.

El esse, la persona que será, es futuro indesfuturizable, abierto desde Dios.

En definitiva, le acto personal de ser tiene un sentido transversal que, siguiendo la originalidad del método poliano, no es otra cosa que su esencia.
La esencia procede del acto de ser.
El abandono del límite mental alcanza el ser personal, pero como es "además", vuelve hacia el límite. En ese volver se manifiesta la esencia personal.




Si quieren ustedes leer una síntesis de la distinción real esencia – acto de ser, vayan al principio de este blog, a la página (en rojo) ""Esencia – Ser. Su distinción"


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¿Es inidéntica la persona humana?



Siempre seremos inidénticos.
La creación del hombre es una llamada.
Somos responsables de la respuesta. Nada está escrito.

Polo es realmente el filósofo de la distinción.
Más alta que la distinción acto de ser - esencia está la distinción entre ser creado e Increado.

Y la más alta distinción es la Distinción entre las Personas divinas.

El ser está abierto por dentro.

El ser personal humano está abierto porque es dual, según sus distintos radicales.
Y su radical más alto, el amar personal, ha sido llamado a responder, ofreciendo su don, su esencia.



¿Cómo ofrecemos a Dios la esencia del universo?

En tanto que creada, la esencia del universo se distingue del ser del universo según la persistencia. Sencillamente persiste. Pero la persona humana puede, trabajando, esencializársela, convirtiéndola en su mundo, como don.

Sin embargo, el don cabal no es el mundo, sino la esencia de la persona humana, que no es otra cosa que nuestra vida, compenetrada con nuestro mundo.

"Don", porque la esencia de la persona humana no es un despliegue de lo ya creado, sino que se presenta o manifiesta según la libertad personal, según la coexistencia, íntimamente, libremente.

Cuando la esencia "persiste" es sencillamente análisis. Esencia del universo.

Cuando la esencia "co-existe", es respuesta. Esencia de la persona humana.

No hay posibilidad de aburrimiento.
Verdaderamente es ventajoso ser Hijo. 

Somos futuro indesfuturizable.
Nuestro gozo es la insistencia en el océano de la máxima amplitud.
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¿Se dualiza el acto de ser personal con su esencia?

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No.

El acto de ser humano no se dualiza con su esencia.

La esencia humana es el "disponer".

La esencia humana depende del acto de ser personal (y por consiguiente se distingue realmente del acto de ser personal), pero no se distingue "tanto" para ser otro radical, o ser otra persona, o ser un mundo distinto.

Esta "dependencia" se puede formular diciendo que es el sentido "transversal" del "además". 
El acto de ser personal produce la esencia al volver hacia el límite mental.



Si quieren ustedes leer una síntesis de la distinción real esencia – acto de ser, vayan al principio de este blog, a la página (en rojo) ""Esencia – Ser. Su distinción"
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¿Es limitado el conocimiento humano?


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Obviamente lo es, ya que no es Originario. Sólo el Origen es la máxima amplitud.

Nuestro conocimiento aparece esporádicamente, luego "depende". 
Solo el Origen no depende.

Tal constatación en lugar de deprimirnos nos enardece, pues siempre podemos conocer más. Y podremos desvelar, si queremos, nuestra verdad personal.

A partir de la distinción radical entre lo que soy (esencia) y lo que seré (acto de ser personal) comprendo que el crecimiento de mi inteligencia es irrestricto. Agua viva.

Para empezar conozco lo que conozco, conozco "lo mismo" que conozco.

Al abandonar el límite voy creciendo, o explorando, o tal vez, jugando.

Inspirado en Notas y glosas sobre la creación y los trascendentales. Juan A. García González. Miscelánea poliana nº 11. Nota 1, p. 83. Citamos las páginas según la recopilación titulada "Antropología y trascendencia" publicada por I. Falgueras y Juan A. García.

Si quieren ustedes leer una síntesis de la distinción real esencia – acto de ser, vayan al principio de este blog, a la página (en rojo) ""Esencia – Ser. Su distinción"
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¿Cómo surge la filosofía poliana del límite mental?

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Surge de un replanteamiento de la doctrina tomista de la distinción real.

Polo es el filósofo de la distinción.

Tomás de Aquino encuentra una distinción radical: la que existe entre ser y esencia en cada criatura.

Un mosquito "es".
Lo suyo es ser mosquito.
Ésa es su esencia.

Pero el mosquito no es eterno. ¿De dónde le viene el ser?
Polo dirá que la distinción mayor es la distinción entre Dios y la criatura.

La filosofía clásica descubre en la criatura una distinción radical: esencia (mosquito) y ser del universo o acto de ser (lo que hace que el mosquito sea).

Pues bien, la filosofía poliana es un ejercicio mental rico, complejo y sabroso, para conocer mejor esa distinción y profundizar, hasta donde se pueda, en el conocimiento de la esencia y en el conocimiento del ser. Decimos "complejo" porque iremos descubriendo la riqueza de lo primero : descubriremos nuevas distinciones. Por ejemplo: no es lo mismo la esencia del universo que la esencia humana y no es lo mismo el acto de ser del universo que el ser de cada persona.

¿Qué método utilizar? Se le ocurre a Polo que, cuando pensamos objetos, pensamos lo que pensamos, es decir, nuestro conocimiento es limitado por lo pensado.

Pero si abandonamos ese límite, es decir, si abandonamos el objeto, podremos conocer mejor la realidad.

Conoceremos la riqueza del ser en su contenido trascendental : sus plurales y jerárquicas distinciones. El ser como Identidad. Y el ser personal humano, sus radicales. Y su Origen.

¿Abandonó Tomás de Aquino el límite mental? Seguramente. Pero no se le ocurrió formular el método.

Es lo que Polo ha hecho y con resultados sorprendentes pues explora nuevas y más altas distinciones partiendo de cuatro modos de abandonar el límite a los que llama las cuatro dimensiones del abandono del límite mental.

Su método es plural, recogiendo la distinción real de Tomás de Aquino la aplica a la antropología con resultados apasionantes.

Anímense ustedes.

Inspirado en Notas y glosas sobre la creación y los trascendentales. Juan A. García González. Miscelánea poliana nº 11. Nota 1, p. 83. Citamos las páginas según la recopilación titulada "Antropología y trascendencia" publicada por I. Falgueras y Juan A. García.

Para saber más:
Etiqueta 1.5.0   distinción
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¿Qué ventaja tiene en antropología el enfoque poliano sobre la distinción entre esse y essentia?

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Lo que caracteriza al enfoque poliano es el equilibrio entre esencia y acto de ser.
La prioridad del acto de ser no elimina, sino que respeta la naturaleza de la esencia.

Permitiendo a la vez distinguir con claridad la actividad del ser del universo de la actividad del ser personal.

En efecto, por un lado el esse del universo es mera persistencia sobre el tiempo: su seguir de antes a después. Mientras que su essentia es la tetracausalidad física, que se despliega gracias a ese "seguir" no contradictorio.

Noten cómo el freno de la esencia permite que el universo físico sea habitable

Y por otro lado el esse personal, actividad libre de la persona humana, es además, es el coexistir libre, que se manifiesta en el "disponer" que es la esencia humana.

Noten cómo así somos libres en el tiempo.



Me he inspirado de, y copiado, algunas ideas de Juan A. García, en su blog sobre Polo, del día 4 de abril 2010, donde hice varios comentarios.
Si quieren ustedes leer una síntesis de la distinción real esencia – acto de ser, vayan al principio de este blog, a la página (en rojo) ""Esencia – Ser. Su distinción"

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¿Qué diferencia existe entre alcanzarse en el futuro y persistir?

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La persona humana aspira a alcanzarse plenamente, como coexistente que es, en el futuro; y a seguir su coexistencia desde ahí.

Su referente, su réplica, es inagotable. De ahí que la persona humana sea “además”.

Alcanzarse en el futuro es mucho más que persistir, es un mayor dominio, una mayor superioridad sobre el tiempo, que la de simplemente mantenerse y seguir siendo.

El ser del universo es sencillamente, persistir.

La persona humana, coexiste con Dios.

Y  como coexistente está intrínsecamente abierta al futuro; pues aspira a alcanzarse más y más en él, y luego seguir dando siempre más.

Ideas inspiradas del “compendio” de Antropología “el hombre como persona” de Juan A. García González.
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