La persona es libertad.
La persona humana, nace y vive en una naturaleza que, de entrada, no es libre: somos lo que hemos recibido.
La persona, gracias a los hábitos que nacen de ella, eleva la naturaleza convirtiéndola en esencia (es decir, en manifestación, disposición, iluminación y aportación) de su ser personal.
Concretamente, es la sindéresis la que va haciendo suya, libremente, la naturaleza recibida, elevándola.
Por ejemplo, el cuerpo, el vestido, mi pluma y mi sangre son entonces cauce de mi libertad. Si quiero.
Glosa a Juan A. García González : Existencia personal y libertad. Anuario filosófico nº 95. 2009, nota 26, p. 338
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