La persona que seré,
trascendentalmente, en Dios.
No se trata aquí de la
verdad frívola del cesto de Caperucita.
Se trata de la noción, que
en otro contexto, Polo llama "mi réplica".
Cada uno tenemos nuestra
réplica en Dios.
El marco del último capítulo
de Quién es el hombre, es la dualidad propi a
de la libertad trascendental (no hablamos aquí de la libertad de escoger entre
cerveza o coca).
La libertad trascendental es
dual.
Su miembro inferior es
llamado por Polo "libertad nativa".
El miembro superior lo llama
"libertad de destinación".
(Digo de paso, para los que
se interesan en la esperanza, que la esperanza "trascendental" es la
apertura transcendente de la libertad, que hace coincidir, o se dualiza,
con la libertad de destinación. En efecto, nos abrimos al Destino,
"esperando" que nuestra vida sea aceptada).
Mi verdad va apareciendo en
el trayecto entre el Origen (nazco en la libertad de la llamada inicial de Dios)
y el Destino (somos libres de destinarnos, si queremos).
¿Y qué es la religión? : es
la actividad práctica para vérselas con el más allá.
¿Y quién es el beneficiario?
El Hijo.
Mi réplica está en el Hijo.
Mi réplica no soy yo. Es dual.
En el Hijo daremos gloria a
Dios.
De esto habla Polo en el último capítulo de
"Quién es el hombre" pueden ustedes encontrar una síntesis
explicativa en la página titulada "Religión y libertad" que se
encuentra al inicio de este blog.
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