Porque no saben ejercer la
libertad nativa.
El conocimiento sapiencial
de las preculturas, en definitiva, la revelación primera, se va perdiendo y
deformando en los mitos de las culturas agrícolas. Dios es confundido con la
necesidad ciega. Es imposible ser héroe ante el sinsentido de la monotonía del
tiempo.
El contrapunto del mito de
Dionisos tampoco es suficiente. En rigor, es un grito de desesperación. La
libertad está oscurecida.
Para ejercer la libertad
nativa hay que recibir un encargo y atisbar un destino. Por eso la libertad
radical muestra la existencia de un Dios personal, en lugar del Poder que
esclaviza, propio de las religiosidades antiguas.
En las religiosidades
antiguas el hombre no es libre, su personalidad es esclava y, coherentemente,
Dios es un Poder necesario y ciego.
El hombre no tiene arte ni
parte en su existencia, que es favorable o adversa sin saber por qué.
El hombre se encuentra
abandonado a la rutina, dueño tan solo de actos muy accidentales. Es un
desgraciado, poco libre.
El hombre ha sido siempre
religioso, pero muchas veces su religiosidad es extremadamente pesimista. El
Poder le aplasta. No hay libertad.
De esto habla Polo en el último capítulo de
"Quién es el hombre" p. 238.4
Para saber más sobre la libertad nativa ir a Etiqueta
5.5.4 libertad nativa. Vale la pena.
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