Es un intento de subida por
recomposición.
Como todo está sujeto a
repetición, el Poder de la monotonía será vencido por la vitalidad de Dionisos.
Es una forma de recabar la
libertad rompiendo las estructuras, eliminando la fijeza.
"La vida está hecha de
escaleras y columnas", dice en una frase magnífica. Escaleras y columnas
que se hacen y se vuelven a hacer. Penélope sería también dionisíaca si cada
vez tejiera un dibujo nuevo.
Sin embargo, con el mito de
la combinatoria, al eliminar la fijeza se cae en otra fijeza. Es como las
modas, que cambian agitadamente sin saber por qué. Es un tiempo privado de
alma.
El alma humana es la calma
del tiempo, de la existencia temporal, la paciencia de la innovación, del crecer.
Privada de alma, la
existencia de Nietzsche es revolucionariamente convulsa. Un proceder
reiterativo en el que la libertad se ejerce trivialmente.
Si ésta fuera la clave de la
vida, el hombre carecería de libertad. La vida sería un entretenimiento.
Estaríamos en una sala de espera, jugando con el teléfono, esclavos de un
tiempo que lleva a ninguna parte.
La religiosidad de Nietzsche
consiste en hacer crucigramas: matar el tiempo.
De esto habla Polo en el último capítulo de
"Quién es el hombre" p. 237-238
Les aconsejo ir a la página titulada "religión y libertad"
donde he intentado una síntesis de este último capítulo. Se accede a ella por
el enlace en letras rojas situado al inicio del blog.
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