El mito de Dionisos.
Los griegos idealizan el
equilibrio de Apolo, pero según Nietzsche es más importante su contraste con la
agitación de Dionisos.
Nietzsche trata de este
asunto en su obra juvenil "El origen de la tragedia".
Dionisos, que danza y cae
extenuado, al que destrozan y vuelven a componer.
Dionisos tiene que ver con
la embriaguez de la vida: danza y cae. Danza con excitación. El uso del vino
trata de inyectar vigor cuando la existencia no da nada más de sí. Es una
fuerza artificial. Al final acontece el estragamiento, la postración. El
borracho puede delirar durante un tiempo (sin vino no baila), pero el baile
termina siempre, porque el borracho se desploma, retornar a levantarse es lo
penoso del delirio báquico.
Este mito refleja la
rebeldía del hombre ante el sinsentido de la vida. ¿Qué hacer ante la
monotonía? La religiosidad (no olviden que es un asunto práctico) está cerrada al Dios personal.
La clave del mito de Dionisos
consiste en la idea de la composición y la recomposición. Dionisos es troceado
y de los trozos se hace otro Dionisos. Cada recomposición de Dionisos es otra
figura suya. Es el mito de la combinatoria: rompamos las estructuras y con sus
trozos hagamos otros. Es el deshacer para hacer (hoy se habla de destrucción
creativa), no al modo de Penélope, sino para encontrar nuevas constelaciones de
sentido, como al girar el caleidoscopio.
El mito de Dionisos viene a
ser el intento, formulado de un modo extraño, de evitar la repetición cuando
todo está sujeto a la repetición: si rompemos lo compuesto y somos capaces de
volver a componer, saldrá algo inédito. Este mito, evidentemente religioso (la
religión, insisto, es cosa práctica) es un proyecto dirigido contra la
monotonía.
Desde luego Nietzsche era
una inteligencia intuitiva y si le dio tanta importancia es porque gran parte
de su pensamiento va por ahí.
Pero la antítesis entre
Apolo, que es lo regular, y la vitalidad de Dionisos, no es suficientemente profunda
ni revela los grandes radicales de la cultura griega; menos aún los radicales
del hombre.
De esto habla Polo en el último capítulo de
"Quién es el hombre" p. 236-238
Les aconsejo ir a la página titulada "religión y libertad"
donde he intentado una síntesis de este último capítulo. Se accede a ella por
el enlace en letras rojas situado al inicio del blog.
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