¿Cómo se completa la tríada amorosa del amar personal humano?

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En el amar personal, la tríada amorosa de la persona humana (aceptar, dar y don) es también, de entrada, incompleta, pues el acto de ser humano (la persona humana en cuanto “amar personal”) no posee íntimamente su don: su aceptar y su dar carecen del don aceptable por Dios.
La persona es Don de Dios.
Su co-ser es Don de Dios.
Pero carece del don esencial que debe ofrecer a Dios.
 
Como en todo lo humano, las cosas no son sencillas, la persona humana es siempre dual.
El Don que es debe completarse con el Don-don(esencial).
 
Viene bien aquí recordar la propuesta de Solomiewicz sobre la doble estructura del amar personal humano.
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Llamaremos crecimiento de la dimensión esencial de la persona humana a la adquisición y donación temporal del don (al abrir los ojos en el ascensor acristalado). Ese don es nuestra vida en este mundo que debemos ofrecer a Dios.

 
Y crecimiento del acto de ser personal a la subida del ascensor, sólo desde Dios.
Insistimos, “sólo” no significa soledad, sino pureza: dos actos hacia la Unidad.
Nuestro aceptar trascendental es un acto que se une al Dar de Dios, al aceptar trascendentalmente nuestro acto de ser (que es el Don de Dios).
 
Pero atención, nuestro aceptar trascendental exige que esencialmente ofrezcamos nuestra vida esencial a Dios y que ésta sea aceptada por Dios. Don-don.
 
Dos actos divino-humanos. Se unen el cielo y la tierra. Subimos hacia Dios, desde Dios.
 
El crecimiento personal es, pues, un elevarse hacia la Unidad de Dios Trino.
 
El don es doble. La persona humana aporta también, libremente, su vida esencial.
 
El don que completa la tríada amorosa es, “manifestativamente”, la esencia humana, que crece libremente en esta vida  a medida que esencializamos nuestro mundo y las relaciones con los demás. En esta vida aprendemos a amar, otorgando dones.
 
Hemos dicho “manifestativamente”, porque en la vida eterna, cuando Dios acepta nuestro don esencial, deviene trascendental, y el don de la persona humana forma ya parte, “trascendentalmente” de su Réplica de Dios.
 
Es así como se completa la tríada amorosa del amar personal humano.
 
Gracias al mito del ascensor acristalado podemos entender el crecimiento de la persona humana. 


¿Se dualizan directamente el dar personal y el aceptar personal?

 

Los dos miembros del amar personal o donal no se dualizan entre sí directamente, sino que requieren de un tercer elemento, el don, que se encuentra en la esencia humana.

Existe una precariedad inaugural de la dualidad amorosa trascendental.

El amar humano es incompleto si se aísla de su esencia.

 

La estructura del dar es trina y no dual.

El hombre necesita del don para completar su estructura donal.

El hombre sólo puede dar a través de su esencia.

 

Y el dar personal es aceptado a través del don.

 

¿Cómo empapa el amar personal todos los niveles del ser humano?

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Polo dice que la persona desciende a su esencia (AT, I, p.251).
 
La persona humana extiende su actividad trascendental hacia abajo (la efusividad, la donalidad, el dar).
Es un “vehicular” (AT, I, p.253).
 
Gracias a la generosidad de la persona (hábito de los primeros principios reales) y su docilidad (sindéresis) se constituirá el don esencial.
Como no somos capaces de don personal, tenemos que extender el dar personal a través de nuestra esencia.
Así se constituye el don esencial.
Ese dar el yo dócilmente constituye el acto voluntario (sindéresis) y gracias a la sabiduría, se otorga el don esencial a Dios, buscando la Aceptación.
 
 
Como el dar es otorgante hacia Dios, gracias a la sabiduría, asciende el don constituido, esperando la Aceptación de Dios.
Si el hombre no da a Dios se frustra su libertad pues no alcanza la Réplica, su respuesta adecuada a Dios, su réplica de Dios, Aceptada por Dios.
 
El amar personal empapa todos los niveles del ser humano y vuelve hacia Dios, vehiculando hacia adentro el don constituido. 


¿Estudia Polo sistemáticamente el dolor?

 

No.

Polo, en sus escritos, no estudia sistemáticamente el dolor, pero hay en ellos pautas importantes para entender lo que es en sí incomprensible.

 

Es uno de los temas en los que necesita adoptar una perspectiva teológica.

 

Idea sacada del artículo de Juan José Sanguineti : “El sentido del dolor según Leonardo Polo”. Publicado en “Studia Poliana”, 2022 (24), pp. 65-83.

No debemos confundir el Dar trascendental divino con el dar personal humano

 

El “dar” en la Antropología poliana puede ser el Dar trascendental divino o el dar trascendental humano.

 

Llamamos Dar trascendental divino, al acto de ser supremo, o Dar puro. La Actividad más alta, que estudiamos principalmente en la etiqueta 1.0.2 dar trascendental.

 

El dar trascendental humano es uno de los miembros del radical "amar donal" o amar personal humano que estudiamos en la etiqueta 5.5.3.

 

En el amar personal humano, es una tríada amorosa. Distinguimos tres miembros:

- la persona como aceptar

- la persona como dar

- el don de la persona.

 

Sin embargo, los tres miembros se reparten en tres estructuras donales:

Estructura primera. Dios Da el acto de ser a la persona. La persona lo acepta. (Lo primero es aquí el aceptar. Y el Don de Dios es precisamente el acto de ser de la persona creada).
Estructura segunda. La persona da a Dios su vida, esperando que sea aceptada. El don es la vida humana o esencia, constituida por la persona.
Estructura tercera. La Salvación o Juicio final. Dios Acepta el don, incorporándolo a su Amor. Es lo que llamamos, desde entonces, Don-don.

 

Por otro lado, reservamos la noción de "Dar trascendental divino", a la actividad trascendental divina, acto puro, dar puro, de la que proceden todas las actividades.


¿Por qué prosigue el amar personal?

 

Llamamos amar personal a uno de los cuatro radicales de la persona. Es el también llamado amar donal.

 Los radicales (trascendentales personales) son co-ser, libertad, entender y amar.

Sabemos que se convierten entre sí, aunque no completamente, pues se distinguen.

 El radical más profundo es el amar personal.

 

Pues bien, la actividad inagotable que es el ser personal, nace al desdoblarse íntimamente con los hábitos superiores.

 

El entender se desdobla con el hábito de sabiduría y busca su réplica (su identidad). Enlaza así con el amar, que busca quién aceptará su don.

 

Por eso podemos decir que el amar personal "prosigue" atraído por otras personas.

 

Atraído, en último término, por el Verbo, que es su réplica en Dios.

 

Glosa a Juan A. García González : Existencia personal y libertad. Anuario filosófico nº 95. 2009, p. 340.2

¿Es personal el amor entre un hombre y una mujer?

 

 
Debería serlo.
Si se amaran como cosas se degradarían.
El amor se mide por la calidad de lo amado.
 
Pero aunque muchos se empeñen, un varón y una mujer no tienen suficiente entidad para que uno agote al otro. Uno no puede ser la réplica del otro pues el co-ser es inagotable y un hombre solo o una mujer sola se agotan inexorablemente.
 
No tiene sentido que un varón idolatre a una mu­jer, y viceversa. Porque ni el uno ni la otra dan para tanto.
 
Sin embargo, el amor que se tienen es personal, y eso es mucho más que amar una cosa.
 
Que un varón ame a una mujer como una cosa, en realidad no la ama: habría una falta de luci­dez y de verdad en el amor.
 
Amarse como personas es la comunión de personas, el ayudarse mutuamente a crecer en el conocimiento y amor  de la única Réplica, el Hijo.
 
  
Ideas inspiradas en las preguntas nº 23 y 24 de "ANALÍTICA DEL AMOR". Entrevista de Juan Cruz Cruz con Leonardo Polo, que pueden ustedes encontrar en el nº 33 de la revista Miscelánea poliana.
 
Para saber más vayan a las etiquetas de este blog:
18.1.1 analítica del amor;
1.13.0 familia y amor;
5.5.3 amar personal;
8.6.0 sexualidad
 
 
Pinchen aquí para acceder a la entrevista completa

¿Puede usted resumir lo que es el dolor?

 

El dolor nace en la sensibilidad, ante la privación de un bien que tiene que ver con la vida y sus funciones.

Cuando afecta a la persona de un modo grave e irremediable, aparece como incomprensible e insuperable.

Hegel pone el significado del dolor en la negatividad del espíritu. El dolor surge del carácter dialéctico del ser y así está instalado en Dios.

Leonardo Polo sostiene la ininteligibilidad del sufrimiento humano. La persona no sólo sufre, sino que su existencia misma es dolorosa. Su última raíz es el pecado.

Lo único que da sentido al sufrimiento humano es la Pasión de Cristo, en la que el dolor y el mal voluntario son vencidos por el amor.

 

 

Así resume su artículo Juan José Sanguineti : “El sentido del dolor según Leonardo Polo”. Publicado en “Studia Poliana”, 2022 (24), pp. 65-83.

¿Por qué dice Polo que cuando amamos a alguien lo estamos afirmando?

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Cuando amamos a alguien lo estamos afirmando porque al amar estamos añadiendo al ser del otro "nuestro querer que sea más".
 
El amor es la actividad culminante de la voluntad. Y la voluntad no es algo mecánico, que se desencadene sola, como cuando un perro encuentra un hueso, o un árbol.
 
Los actos de la voluntad deben ser constituidos por la persona, que se manifiesta aportando "su querer" y añadiéndose así al otro.
Aparece una novedad.
El yo se ha lanzado libremente hacia el otro. La persona comparece.
 
El amado, o la amada, resulta así afirmado o afirmada, por el amor, por el verdadear de la voluntad del amante
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Ideas inspiradas en las preguntas nº 1 y 2 de "ANALÍTICA DEL AMOR". Entrevista de Juan Cruz Cruz con Leonardo Polo, que pueden ustedes encontrar en el nº 33 de la revista Miscelánea poliana.
 
Pinchen aquí para acceder a la entrevista completa.
 
 
Para saber más vayan a las etiquetas de este blog:
18.1.1 analítica del amor;
1.2.2 amor ;


¿Cuál es el modo correcto de entender la omnipotencia?

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El modo correcto de entender la omnipotencia es en términos de donación.
 
Ser omnipotente es dar ad extra puramente, sin pérdidas ni condiciones limitantes.
 
No se trata de que Dios pueda hacer todo, sino que Dios es el Origen de todo.
 
"Todo es posible para Dios" Mt 19, 26
"Nada es imposible para Dios" Lc 1, 37
 
El hacer divino no está regido por la posibilidad, pero tampoco por la necesidad, ni por la contingencia lógicas.
 
"Lógicamente" intentamos comprender lo que sucede necesariamente (la piedra cae) o contingentemente (y me aplasta).
Es posible que una piedra me aplaste.
Y también es posible que no me aplaste.
 
El hacer de Dios está por encima de toda posibilidad.
Es un dar trascendental puro, que hace que las cosas sean posibles o imposibles.
 
Todo es posible: lo posible y su opuesto.
Nada es imposible: Dios es el que da el ser a lo imposible. El Origen de la imposibilidad es también Dios.

 

 Ideas inspiradas en el artículo "Aclaraciones sobre y desde el dar, de Falgueras, en Miscelánea poliana nº 9. p.57. Citamos las páginas según la recopilación titulada "Antropología y trascendencia" publicada por I. Falgueras y Juan A. García.

 


¿Qué es la operosidad del amor?

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La operosidad del amor es lo que el amar de una persona añade a sus obras.
 
¿Por qué el hombre puede trabajar? En primer lugar diremos que la capacidad de trabajar se resume en el hecho de que el hombre tiene manos. Gracias al “tener” podemos obrar.
 
Para actuar, para servir, debemos antes poseer: los materiales, los instrumentos, la técnica, la ciencia, la virtud. Necesitamos tener a todos los niveles.
 
Pues bien, al trabajar, cada quién se añade a sus obras, con un tipo de generosidad desligada del tener.
 
Es un otorgamiento íntimo  que acompaña, y antecede, al obrar.
 
Además de operar, el amor es "operoso".

 

 Glosa a Leonardo Polo. Tener y Dar. En "Sobre la existencia cristiana" p. 131.2

¿Tiene el canto nuevo un carácter "operoso"?

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La operosidad es lo que el amar de una persona añade a sus obras.

Polo califica de "operoso" el actuar humano, al advertir que la persona, que está en su origen, acompaña el obrar con su canto.

La persona canta cuando otorga su amor.

Desde su ápice divino, el don del amor es "operante"

Tomás de Aquino entiende la creación como la donación del ser.
La criatura no es una parte de Dios (Dios no tiene partes), sino realidad otorgada.

La filosofía cristiana descubre que el otorgamiento es tan radical como la realidad.

Crear de la nada no es fabricar o producir algo de una materia preexistente. Es innovar, dar el ser, pues no hay nada que presuponga la criatura.

Y bien, cada persona, al otorgarle Dios la capacidad de dar, acompaña, si quiere, sus obras con su canto.

Su actuar es, digámoslo así, operoso.

La operosidad es lo que el amar de una persona añade a sus obras.


Glosa a Leonardo Polo. Tener y Dar. En "Sobre la existencia cristiana" p. 131



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¿Cuándo se siente positivamente la vida?

 

La vida es sentida positivamente con el placer y la felicidad.

Y se siente negativamente con el dolor y el sufrimiento.

 

Estos sentimientos son como un termómetro del crecimiento o decrecimiento de la vida.

¿Por qué la Revelación, para ser verdadera, debe ser donal?

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El profesor Falgueras propone al menos 5 criterios de credendidad.

La revelación debe ser:
1. misteriosa;
2. inteligible;
3. incrementadora de la intelección (ser algo insospechado, que no podemos comprender por nosotros mismos;
4. donal;
5. amorosa

La Revelación debe estar por encima de lo que llamaríamos cierta necesidad del revelante.

Debe ser libre de la parte de Dios y de nuestra parte.
Si hubiera necesidad en algún sentido más que Revelación sería un despliegue o comunicación natural.

De ahí que digamos que para ser verdadera Revelación debe ser "donal".

Es un Misterio o iniciativa divina.


Ideas sacadas del libro de Polo "Epistemología, creación y divinidad". Capítulo 2, 2. Itinerario de la razón hacia la fe, p. 76

Para saber más ir a las etiquetas:
12.0.1 Revelación;
5.13.3 fe;
6.9.1 don;
1.18.0 necesidad

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¿Cuántos tipos de naturalezas hay?


  Hay tres tipos de naturalezas según el tipo de vida : 

naturalezas vegetativas, 
naturalezas sensitivas o animales,
naturalezas humanas. 

 La naturaleza es lo que un ser vivo es, de entrada, cuando aparece en el mundo. .

¿Cuáles son los hábitos innatos?38

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Los hábitos innatos son tres:

 El hábito de sabiduría, que alcanza el acto de ser personal.

 El hábito de los primeros principios, que advierte los actos de ser extramentales.

 La sindéresis, que suscita las operaciones racionales y constituye los actos de la voluntad.


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Veamos lo que dice Adam en su punto clave n.38:

 

 

38. Del intellectus ut co-actus nacen los hábitos innatos, que proceden de la persona a modo de actos libremente activos.

Son tres: el hábito de sabiduría, que alcanza el acto de ser personal; el hábito de los primeros principios, que advierte los actos de ser extramentales; y la sindéresis, que suscita las operaciones racionales y constituye los actos de la voluntad38.

 

38 «Es oportuno insistir en el orden de los hábitos innatos: [...] la sindéresis, el yo dual, se dualiza según su miembro superior con el hábito de los primeros principios; el cual, a su vez, se dualiza con el hábito de sabiduría». POLO, L., Epistemología, creación y divinidad, p. 211. Cfr. SOŁOMIEWICZ, A., “Los hábitos innatos del intelecto personal y su papel en el conocimiento racional según Leonardo Polo”, en Estudios Filosóficos Polianos,




¿Qué es el dolor?

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El dolor es la ausencia “vivida” del bien.

El sufrimiento es la ausencia de sentido abierta ante el ser humano.

El sufrimiento es lo oscuro que aparece ante la persona.
El sufrimiento es lo oscuro que aparece ante la apertura que la persona es.

El sufrimiento es un vacío ante el que la capacidad dialógica humana no encuentra ninguna palabra.

El sufrimiento es el enigma por antonomasia.



Hablamos del mal en la etiqueta 6.2.10
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¿Necesita la persona humana de su esencia para completar su estructura donal? 44

 .


Para entender la estructura donal de la persona humana, debemos tener en cuenta que el cuarto trascendental personal, el amar donal, es una tríada amorosa (aceptar, dar, don) que se resuelve en tres estructuras donales:

 

Estructura primera. Dios da el acto de ser a la persona. La persona lo acepta. El Don es precisamente su acto de ser.

Estructura segunda. La persona da a Dios su vida, esperando que sea aceptada. El don es la vida humana o esencia, constituida por la persona.

Estructura tercera. La Salvación o Juicio final. Dios acepta el don, incorporándolo a su Amor. Es lo que llamamos Don-don.

La clave para entender la importancia "esencial" de la esencia, se encuentra en la estructura segunda: la persona debe constituir su don. Dicho de otra manera, debe hacer crecer su vida.

La persona es dar. Y da también a Dios.

No puede dar su ser si no es a través de sus dones esenciales.

 

De ahí que afirmemos que necesita de su esencia para completar su estructura donal.

 

Acepta de Dios, constituye el don, da a Dios.


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Veamos lo que dice Adam en su punto clave n.44:

 

PP44. La persona humana no se limita a la actividad trascendental aceptante, a acoger dones. La persona humana es orientada a dar dones propios. El hombre da dones a su Creador (en tanto que Él es Aceptación divina) a través de las propias facultades esenciales: la persona necesita de su esencia para completar la estructura donal. La persona vehicula el dar personal a través de su esencia.

 

 

Cfr. POLO, L., Antropología trascendental, I, p. 251.


¿Pertenece el don humano al orden trascendental? 45

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El don de la persona humana es “esencial”.

 

La persona humana constituye su don como respuesta al Don (su ser trascendental) que Dios le otorga.

 

El don constituido es “esencial”, su esencia.

 

Don esencial que la persona ofrece a Dios, esperando Aceptación.

 

El don de la persona humana será trascendental cuando sea aceptado por Dios (en el Juicio).

 

¿Qué he de hacer para alcanzar la vida eterna?, pregunta el joven.

Cumple los mandamientos.

Este cumplir no es otra cosa que constituir el don esencial.

 


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Veamos lo que dice Adam en su punto clave n.45:

 

La segunda tesis acerca del amar donal es ésta: el don humano no pertenece al orden trascendental, sino que está en el nivel esencial.

Dar dones trascendentales significa crear, donar existencia, y lo hace sólo Dios.

La persona humana es capaz de dar dones esenciales, con lo que el dar humano tiene siempre sentido de devolución: la iniciativa donante primordial arranca de Dios, y al hombre corresponde devolvérsela de acuerdo con su ser y con su esencia45.


45  Cfr. POLO, L., Antropología trascendental, I, p. 250-251; 


SOŁOMIEWICZ, A., “La filosofía del dar divino ad intra y ad extra según Ignacio Falgueras”, en Contrastes. Revista Internacional de Filosofía, 26/1 (2021), pp. 123-137.


El cuerpo humano, ¿es intracósmico o extracósmico?


No somos entes o esencias intracósmicas: estrictamente no lo somos. 
 Parece que entonces problematizamos el sentido físico del cuerpo humano, como si nuestro cuerpo fuera sólo una idea, o un sueño, ajeno a la persona que somos. 
 Por eso debemos aclarar inmediatamente que el cuerpo humano no es estrictamente “independiente” del cosmos. 

 Para entender cómo el cuerpo humano es a la vez intracósmico y extracósmico debemos comprender bien la noción de naturaleza en sentido poliano. 

 Las naturalezas en sentido poliano son físicas, son tricausalidades.
Son propiamente intracósmicas, sin embargo, la naturaleza humana, siendo también física (pues recibimos un cuerpo físico de nuestros padres, capaz de imaginación, como los perros también imaginan), siendo también física, digo, la naturaleza humana, es personalmente esencializable (por eso es humana, si no, sería animal). 

La persona puede esencializar, hacer suya, la naturaleza física que es su cuerpo. 
Es un cuerpo "humano" porque es potencialmente esencializable

 Cada persona humana (que es extracósmica) puede hacer suya la naturaleza física humana en la que subsiste, la suya concreta, esencializándola, sacándola del universo e insertándola en su "mundo" humano. 

 Entendámonos. El cuerpo humano, el embrión humano o el cigoto humano, no empiezan a ser personas cuando aparece la inteligencia, sino que pertenecen, desde la concepción, a una persona humana concreta, y por eso son potencialmente esencializables

Son vida humana de una persona concreta, desde el momento de la concepción. 

 En definitiva, y para responder a la pregunta, el cuerpo humano es intracósmico en cuanto que es un ente físico y es extracósmico en cuanto que es el cuerpo esencializado de una persona humana libre.

La esencia de la persona humana. Notas sacadas de la conferencia dictada el 25-XI-1994 en el salón de grados Mª Zambrano de la facultad de filosofía y letras de la Universidad de Málaga. (Miscelánea poliana nº 4, p.36). Citamos las páginas según la recopilación titulada "Antropología y trascendencia" publicada por I. Falgueras y Juan A. García. .

¿Es la persona humana un dar puro? 47

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La naturaleza del hombre es limitada y siempre puede crecer (eso es precisamente su esencia).
De ahí que el dar humano da solamente lo que su naturaleza le permite. 

Aunque sean inseparables, la esencia siempre puede crecer más. La persona, en tanto que amar donal que es, da, pero no es solamente dar, da algo.
Ese algo limita el dar.
No podemos dar todos los bienes que podríamos dar.
Amar, amamos.
Amamos el Bien.
Pero no damos todo lo que podríamos dar.

 
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Veamos lo que dice Adam en su punto clave 47:
 
La persona humana no es un dar puro pues sería Dios.
El dar trascendental humano siempre es un dar con pérdidas.
Y tiene su coste a nivel de la naturaleza del hombre.
 
El amar donal siempre requiere en esta vida alguna renuncia: la renuncia de bienes inferiores para el Bien mayor.
 
De esto habla don Ignacio Falgueras en Studia Poliana 15, 69-108 “El dar, actividad plena de la libertad trascendental”.


¿Cuándo el dar personal humano es un dar “trascendental”? 48

 .




Veamos lo que dice Polo:

“Lo que el hombre otorga es insignificante. Pero la aceptación divina dota a la ofrenda humana de un valor superior al que de suyo tiene. Por eso, aceptar es el refrendo del don humano, sin el que no significaría apenas nada” (Antropología trascendental, I, p.251)

 

Y Adam Solomiewicz en el punto 48 de su comunicación alCongreso poliano de 2021 dice:

El dar personal humano es dar trascendental verdadero en virtud de su referente: el Dios personal que lo acepta.

El Aceptar divino otorga el valor trascendental al don humano según su infinita Bondad y Misericordia. La persona humana no es capaz de darse, pero se da en Dios.

 

Y yo añado:

El don de la persona humana es esencial.

Es “manifestación” de la persona que somos, otorgamiento de la parte de la persona que somos.

Pero si la Aceptación divina se suma, entonces es, al mismo tiempo, sin confusión y sin separación, trascendental.

Es un don-Don o un Don-don.