¿Por qué decimos que la intencionalidad "tensa" el objeto?

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La intentio no es "tendere-a", sino "tendere-in".
No hay que tender todavía a la cosa pues el "en" significa "ya".

Por eso podemos hablar de intensidad.
Poseemos más o menos intensamente (intencionalmente) la realidad.
El conocimiento no es una flecha, o si lo es es una flecha que "ya" ha logrado la diana.

La luz física es como una flecha velocísima (con la velocidad de la luz), que salva la distancia, eliminando el espacio.
Pero la flecha no puede vencer el tiempo, detectando los cambios que se producen en la diana. Si la diana cambia, hay que lanzar otra flecha.

El conocimiento sí que detiene el tiempo. Conoce lo que conoce, "ya". Y es capaz, al conocer la naturaleza cambiante de las cosas, de anticipar los cambios y conocer "ya" el fin.

Más que decir que la cosa es detenida o que el objeto se detiene, tendríamos que decir que es el conocimiento el que capta más o menos intensamente el objeto, en tensión tensa. Concentrando en él, más o menos, la realidad.

El objeto está más o menos formalmente concentrado por el conocimiento, que es como una flecha estante, no una flecha que recorre un trayecto, sino una flecha que ya ha dado, más o menos, en el blanco.

De esto habla Lluís Pifarré en su libro "Entender a Leonardo Polo", p. 70.5
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