Coexistir con Dios.
Más precisamente, coexistir
en Dios.
Los hábitos superiores son jerárquicos: sindéresis,
hábito de los primeros principios, sabiduría y más arriba las aperturas
transcendentales, entre ellas la llamada inicial que podemos llamar gracia, y
que es distinta de la gracia santificante de los teólogos.
La gracia, que podemos llamar
"personificante" es la llamada inicial de Dios a existir en Él. Es Dios quien abre al
hombre a Dios desde Dios.
Más
allá de la apertura íntima (interior y hacia dentro), la persona escucha la
llamada en cada uno de los trascendentales.
Fruto
de esta llamada son las aperturas transcendentales (sí, trans-, que es más que
tras-):
gracia
en el co-ser,
esperanza
en la libertad,
fe en
el entender
y
caridad en el amar.
(a no
confundir con las virtudes teologales).
Bajemos
ahora a la realidad cotidiana: notemos cómo "repercuten" en nuestra
vida esas ventanas abiertas en Dios.
Y
viviremos una vida divina.
Pues
bien, el acto vital que anima la búsqueda en todos los niveles, es la libertad
trascendental.
Glosa
a Juan A. García González : Existencia personal y libertad. Anuario filosófico
nº 95. 2009, p. 344.4
Para
saber más:
Etiqueta
5.13.2 aperturas transcendentales
Etiqueta
1.9.2 hábitos superiores
.
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