La posibilidad de las criaturas espirituales es la
libertad trascendental en tanto que creada.
Y no es
otra cosa que la no desfuturización del futuro: siempre es posible, para la
criatura espiritual, ser más además.
Los seres
espirituales, para seguir siendo requieren el futuro, al igual que la zarza
ardiente que vio Moisés en el monte Horeb.
La
libertad creada es un acto de ser incoativo todavía más intenso que el acto de
ser del universo físico.
(Cuando
decimos "intenso" nos referimos precisamente a las posibilidades
esenciales de su despliegue o de su manifestación. El despliegue corresponde al
universo físico y la manifestación a la persona libre).
A la
libertad trascendental (libertad como ser o en tanto que ser, o persona) no le
falta el futuro, no sólo para no dejar de ser o persistir, sino para su
intrínseco crecimiento (que no es otra cosa que su esencia libre, su disponer).
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