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Muestra la existencia de Dios.
La muerte no es un término, sino un paso.
Es el desvelamiento de la libertad nativa.
Experimentar la libertad nativa es percibir que puedo
ser todas las cosas (el alma es, en cierto sentido, todas las cosas).
Pero ¿quién soy en realidad? Lo sabré al destinarme.
Cuando sepa lo que he elegido ser. Al experimentar mi libertad de destinación.
La libertad nativa se transforma en búsqueda (como los
pájaros se transforman en vuelo).
La muerte no es un término, sino un paso.
Heidegger pide que se acepte la muerte con valentía y
elegancia: si sabemos que vamos a morir, realicemos nuestra vida del modo más
noble posible.
Soy libre "hasta la muerte".
Pero si somos "realmente" libres, y no
sólo hasta la muerte, debo descifrar mi vida, mi cuerpo, la cultura, más
allá de la muerte.
Al morir conoceré mi destino (aunque en esta vida
empecemos ya a conocer al despertar).
Polo pone el ejemplo de Jesús que alcanza su destino
(Resurrección) al descifrar el sentido de su Pasión: convertir la muerte en un
sacrificio (para entenderlo debemos conocer el sentido que tenía para los
judíos el sacrificio).
En el último capítulo de ¿Quién es el hombre? Polo
comienza hablando de la muerte, pero para llegar a lo más importante : el
encuentro con mi verdad personal : ¿Quién soy en Dios?
Por eso dice, si la libertad existe (y no sólo
libertad de elegir cerveza o coca), Dios existe.
Polo no demuestra la existencia de Dios, sino que la muestra,
invitando a abandonar el límite mental, el horizonte cerrado que no deja
alcanzar la dualidad.
Cuando nuestro conocimiento consigue superar ese
límite, hemos empezado a ver a Dios.
Si somos libres, aunque muramos, Dios existe.
Dicho de otra manera: si Dios no existe, nunca seré
libre, pues soy esclavo de la muerte.
Existe una etiqueta sobre la libertad nativa y otra sobre la libertad de
destinación. Ambas comienzan por 5.5.4
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