¿Por qué la verdad no tiene sustituto útil?

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Porque la verdad es el valor supremo.
No se la puede sustituir por nada que sea instrumento para satisfacer necesidades.  Es el punto de llegada y de partida. El alfa y omega.
Cuando se trata de la verdad que nos enamora, ya no se trata de utilidades (coca o fanta, intercambiables para calmar la sed). Ahora se trata de cantarle. A ella.


La libertad no puede ser intensa (plena) no puede dirigirse a Dios cada vez con más intensidad, si no encuentra el camino de su verdad. Encontrar el Camino no es otra cosa que enamorarse de la Verdad, personal.


El acontecimiento inicial de la verdad es plural. Cada caminante sigue su camino. Para unos será de asfalto; para otros de tierra oscura y raíces. Pero todos nos añadimos a la misma fuente, al mismo fuego.

La verdad de verdad, la verdad profunda,  es la verdad personal. Mi réplica. Es ella la que, desde dentro del más adentro,  pone en marcha la libertad. Llamándola para que cante.

“La verdad os hará libres”, dice el Evangelio. La verdad siempre encomienda.

Así termina Polo, más o menos, el último capítulo de "Quién es el hombre"

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