La
manifestación de la adoración.
El yo se
manifiesta como ver-yo y como querer-yo. Esa manifestación corre a cargo de la
sindéresis.
El
adorar-yo se manifiesta en el culto, cuyo valor simbólico es patente, sobre
todo en la liturgia o culto público.
De esto
habla Polo en Antropología trascendental I, p. 211, nota 15.
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