Primaria, estricta y propiamente, decimos bueno y malo
de lo que hacemos según las decisiones libres.
Bueno si nos mejora. Malo si nos empeora.
Si nos mejora respecto de la vida lograda o si nos
empeora respecto de la vida lograda.
La vida lograda es la que será aceptada por Aquél que
no puede morir. El bien y el mal se miden, en último término, según el grado de
Comunión (de Amor) que aseguran.
Originariamente, la alternativa bueno y malo es ética.
Aunque el animal percibe las situaciones de agrado o
inconveniencia con su estado biológico y los estima (con el sentido interno
denominado clásicamente "estimativa") como convenientes o
inconvenientes, es decir, como situación que le determinará a intentar alcanzar
o como algo a evitar, ese sentido de bueno y malo no es el sentido moral de lo bueno de y lo malo.
Es un sentido secundario, como cuando decimos buena
salud o mala salud. No tiene que ver con la libertad. No es una opción que esté
en mis manos.
Muchas veces nos encontramos en la vida en situaciones
que nos parecen malas, pero nos damos cuenta de que si esas situaciones no dependen
de nosotros, no son malas, aunque mucho nos perturben.
No son malas en el sentido primario de lo bueno y de
lo malo, que es el sentido moral, del que somos responsables.
Es bueno encontrar un tesoro, pero no es un bien que
se derive de una decisión libre.
De
esto habla Polo en "Ética". Hacia una versión moderna de los temas
clásicos. 2ª edición. Unión Editorial. p. 63.3-4
Para
saber más:
sobre
normas, bienes y virtudes, ver etiqueta 9.1.4
sobre
la ética, ver etiqueta 9.0.0
sobre
el arranque de la ética, ver etiqueta 9.1.0
sobre
la ley natural, ver etiqueta 6.2.0
sobre
la virtud, ver etiqueta 6.2.5
.
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