El aborto es un atentado contra el hombre, porque es
la interrupción del crecimiento humano.
Un embrión no pierde el tiempo. Se dedica sin
interrupción a multiplicarse celularmente, diferenciándose: ¡magnífica
existencia la del embrión!
Todo lo que vaya contra el crecimiento humano es
simplemente malo.
Abortar es malo.
No educar a la gente, no darle la verdad según la cual
puede perfeccionarse, es malo.
También es malo reducir al hombre a la condición de
pieza de un sistema de montaje cuya misión es hacer coches; durante toda su
vida de trabajo, a ese obrero le resultará difícil mejorar como hombre. El
empresario que gerencia tal organización atenta contra el hombre: hace perder
el tiempo a sus empleados y lo pierde él.
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