El "dar sin reservas" de Dios es un misterio
oculto.
Pero su revelación por la palabra silente de la cruz
arroja una iluminación inesperada para la inteligencia humana en su
investigación de los trascendentales.
El “sin reservas” es la anulación en Dios del amor a
sí mismo.
Las criaturas no pueden dar “sin reservas”. Y no lo
pueden porque su “dar” es recibido. Sólo olvidándose de sí llegan a ser divinizadas
y entran en el dar interpersonal supremo.
Aquí, olvido de sí significa olvido de su yo. (Lo digo
porque cabe otra interpretación del olvido de sí, como introducción querida del
límite mental para actuar y servir).
Los trascendentales humanos son condicionales.
Dan si reciben. Y si nada en ellos se opone al dar.
Evitar esa oposición es la tarea que los cristianos llamamos lucha ascética: el
progresivo y constante olvido del yo.
Ideas inspiradas en el
artículo "Aclaraciones sobre y desde el dar, de Falgueras, en Miscelánea
poliana nº 9. p.62.2 Citamos las páginas según la recopilación titulada
"Antropología y trascendencia" publicada por I. Falgueras y Juan A.
García.
Para saber más:
Etiqueta 1.6.1 Ser creado
Etiqueta 1.0.2 Dar trascendental
Etiqueta 1.0.1 Dios
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