Los sacramentos son signos eficaces de
la gracia santificante.
Y sostenemos que la gracia santificante es una “anticipación” de nuestra filiación eterna en el Cielo.
Gracias al bautismo podemos saber y amar con la Vida que tendremos en el Cielo.
Sin embargo, eso no quiere decir que tengamos ciencia infusa, porque la persona humana libremente debe “querer”. De ahí que sea necesaria la catequesis y la educación en las virtudes.
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