La esencia humana es el disponer propio a la
persona, su manifestar, el iluminar o el aportar de la persona.
La "disposición" es un disponer habitual.
La persona posee habitualmente una disposición.
En el caso de los hábitos intelectuales, por ejemplo,
la persona comprende el inglés, aunque un día, podría perder ese hábito, por
falta de uso.
En el caso de los hábitos que tienen que ver con la
voluntad, la disposición es menos estable porque la persona se compromete o
interviene con nueva responsabilidad en el acto voluntario. Hay más novedad,
depende más de la persona.
Las virtudes son más potenciales que los hábitos de la
potencia intelectual.
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