El miembro superior de una
dualidad humana no se agota en una sola dualidad, no se detiene en su respecto
al miembro inferior, hacia abajo.
El miembro superior es
sobrante hacia dentro y su sobrar
redunda también en el miembro inferior.
El sobrar le viene de su
conexión con una dualidad superior, y es excitado porque el miembro inferior
inspira al superior, facilitando las expresiones inéditas.
Descubrimos
así algo propio de las dualidades
humanas: un sentido ascendente o jerárquico.
Dicha ascensión se debe a que uno de los dos miembros de cada dualidad es
superior al otro, por lo que no se agota en su respecto a ese otro, sino que se
abre a una dualidad nueva. Superior.
Imaginemos
una cadena. El eslabón superior está unido a otro eslabón más superior.
Repito,
entender las dualidades en sentido ascendente quiere decir que sus dos
miembros son distintos en tanto que uno de ellos es superior al otro, por lo
cual no se agota en ese respecto dual, sino que se abre a una nueva dualidad,
en la que es el miembro inferior.
Pues bien, la dualidad superior beneficia la inferior,
repercutiendo en ella.
La dualidad inferior depende de la superior pero al
mismo tiempo la inspira. Dicha inspiración repercutirá en la dualidad inferior,
beneficiándola.
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