Los griegos saben que somos más libres en la medida en
que dominamos los medios que nos conducirán a la felicidad.
Si soy capaz de levantarme puntualmente soy más libre,
y feliz. La virtud nos hace más libres.
El fin es la felicidad.
Polo propone, sin embargo, una noción ulterior a la
felicidad. La llama "el destinar". Será un gozo mayor que el de la
felicidad, un canto al encuentro amoroso. Un crecimiento intrínseco sin
culminación. Llama o fuego.
Desde la intimidad de la persona (recordemos que
intimidad es el ser personal en tanto que creado para acompañar), desde la intimidad personal, insisto, entendemos que la felicidad griega,
la posesión del fin, no basta. No basta la satisfacción.
Si no encontramos
nuestra réplica, para cantar con ella, quedamos frustrados.
Vistas así las cosas, nuestra libertad se dilata con
la tarea de mi vida: el canto con el que sabré agradarLe.
La ampliación de la libertad es el destinarse al Amor.
Glosa
a Leonardo Polo. Tener y Dar. En "Sobre la existencia cristiana" p.
133.2
Etiqueta
5.11 la intimidad
etiqueta
1.8 la vida
Etiqueta
1.0 el amor
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