Antes de responder distingamos entre las criaturas
intelectuales y las criaturas que no conocen intelectualmente.
La criatura que no conoce
(noten ustedes que me refiero al universo, que como acto de ser es llamado
persistencia) es verdadera en cuanto que
es conocida.
Su verdad está en Dios, y también en las criaturas
intelectuales que la conocen.
Las criaturas intelectuales,
sin embargo, son verdaderas por dos motivos: en cuanto que son conocidas y en cuanto se convierten con el conocer.
El inteligir personal es un trascendental que se
convierte con el ser personal (ser personal que al ser dual llamamos co-ser)
La verdad de la persona es portadora de verdades: las
que conoce.
Y en cuanto libre, abierta por su futuro
indesfuturizable, la criatura intelectual estará siempre abierta a más
verdades.
Es además.
Lo único que la obtura es la Mentira.
De
esto se habla en L. Polo. Antropología trascendental. Tomo I. La persona
humana. p. 71.4
.
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